El año pasado apareció en el sello Naxos el segundo volumen de los dedicados a los cuartetos de cuerda de Henryk Gorecki. Ya comentamos en su día, cuando reseñamos el primero, que esta colección podría tener la extensión que la discográfica desee ya que, si bien los cuartetos de cuerda publicados por el músico polaco fueron tres, existe alguno más sin número de catálogo y tanto en el primer disco como en este se incluyen piezas para otras formaciones de cámara integradas por intérpretes de cuerda por lo que no sería descartable algún otro lanzamiento en esta misma serie.
Al igual que en el disco anterior, los intérpretes son los miembros del Tippett Quartet, es decir, John Mills y Jeremy Isaac (violines), Lydia Lowndes-Northcott (viola) y Bozidar Vukotic (violonchelo). Las obras que integran la grabación son una pieza de juventud del compositor, su sonata para dos violones, y otra de madurez, el monumental cuarteto de cuerda número tres.
“Sonata for Two Violins, Op.10” - Compuesta en 1957, aún en su etapa como estudiante, esta obra está inspirada por sendas piezas de Bela Bartok y Serguei Prokofiev. El primer movimiento es vibrante, agil y afilado con los dos instrumentos jugando un juego casi acrobático en el inicio. Luego entramos en un tramo más relajado en el que uno de los violines subraya con un suave pizzicato la lenta melodía del otro. De ahí al final volvemos a escuchar un animado diálogo entre los dos instrumentos que gana en dinamismo poco a poco terminando de la misma forma que empezó. El segundo movimiento, mucho más breve, es más atmosférico, casi una transición, con un tono lleno de tensión dramática. La pieza se cierra con un movimiento que recuerda al primero por su actividad aunque es mucho más breve que aquel.
“String Quartet No.3, Op.67 (...Songs are Sung)” - Es este un extenso cuarteto dividido en cinco movimientos que Gorecki tardó una década en dar por terminado. La obra parecía estar acabada en 1995, aún en medio del maremoto causado por su tercera sinfonía y parece ser que eso tuvo mucho que ver en el retraso. La presión mediática, las expectativas por cualquier nueva obra del músico polaco y la falta de tiempo para la composición debida a la fama repentina hicieron que la versión terminada del cuarteto no se estrenase hasta 2005, por parte del Kronos Quartet, los grandes descubridores del músico para el público occidental. El cuarteto está dividido en cinco movimientos y ya desde el comienzo contrasta mucho con la sonata que escuchamos anteriormente. Escuchamos ahora largas exposiciones temáticas, lentas y pesarosas en un tono reflexivo que entronca con obras anteriores de Gorecki como su “Beatus Vir” o la tercera sinfonía. La tensión, sin embargo, va subiendo a lo largo de todo el movimiento llegando a un fuerte clímax en la parte final. El segundo movimiento es dramático de ese modo que resultará familiar a los conocedores de la obra del compositor polaco y termina con una melodía que recuerda a un himno religioso y el tercero, el más breve, es un ostinato veloz y hechizante de carácter obsesivo. Es uno de los momentos más interesantes del disco que apenas nos da una breve tregua muy cinematográfica en su parte central. Precisamente ese corto interludio es desarrollado con amplitud en el siguiente movimiento del cuarteto, lento y profundo a la manera de Gorecki y combinado con instantes más desafiantes en alguna ocasión. El cierre es magnífico. Un largo movimiento que comienza en con un tono lúgubre y que tras varias repeticiones comienza a crecer pacientemente recordandonos algunas de las mejores obras del polaco. Es una última parte sorprendente por el sostenido tono bajo y la fuerza emotiva de toda la composición.
Pese a la popularidad de la que llegó a gozar en su día, aún quedan muchas obras de Henryk Gorecki que no han sido publicadas en disco y el ritmo de aparición de grabaciones con su música no tiene nada que ver con el de otros contemporáneos suyos como Arvo Pärt. Es por ello que cuando vayan apareciendo nuevos discos con la calidad de éste van a tener siempre un hueco aquí. Esperemos no tardar en volver sobre la obra del compositor polaco porque será señal de que sigue interesando a las discográficas y de que no caerá en el olvido en el futuro.
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