viernes, 22 de octubre de 2021

Enrique Morente - Sueña la Alhambra (2005)




Nos asomamos poco al flamenco por aquí y cuando lo hemos hecho ha sido centrando nuestra mirada en proyectos alejados de la pureza del género. Hoy vamos a seguir en esa línea volviendo al genio de Enrique Morente y a un disco muy particular que ni siquiera nace como proyecto musical sino como una idea cinematográfica del director José Sánchez Montes. Se trataba de un documental en el que Morente recorrería distintas partes de la Alhambra de Granada actuando con diferentes artistas en cada una. Iba a ser una visión del monumento a través de la música en la que se producirían encuentros artísticos inesperados con la participación de músicos y cantantes que uno no esperaría ver en esta tesitura.


Pese a ser una banda sonora, el disco que finalmente vio la luz fue bastante diferente de lo que se escuchaba en el documental por lo que podemos hablar de una obra independiente musicalmente hablando. Así, estrellas como Khaled o Ute Lemper, que actúan en la película, no aparecen en el disco y del mismo modo, buena parte de la música del CD se compuso y grabó al margen del documental por lo que en cierta forma ambos trabajos se complementan entre sí.


La diversidad no solo se refleja en los músicos sino también en los textos y es que en “Sueña la Alhambra” se pone voz a poemas de María Zambrano o Luis Cernuda, a cartas de Cervantes y queda hueco para un tango, puro arrabal bonaerense, de Astor Piazzolla.

Morente y Metheny en un fragmento del documental.


El disco comienza con “Martinete”, un corte maravilloso en el que el cante de Morente lo es todo, desde la voz principal al ritmo que la sostiene, construido a base de samples vocales del propio cantaor. Acompaña una discreta percusión y palmas. El texto, en latín, es una letra popular, mientras que la música, profunda como pocas, es del propio Enrique. Estamos ante una verdadera preciosidad en todos los sentidos con una producción inmejorable.




Seguimos con "Generalife", una musicalización de un poema de María Zambrano entre sonidos acuáticos y palmas. La música es del propio Morente y de Pat Metheny quien se encarga también de las guitarras, las programaciones electrónicas, los teclados y el bajo. Participa también en los coros Estrella Morente. Sin perder la esencia del cante del artista granadino, el estilo de Metheny es aquí inconfundible y hasta las palmas recuerdan los ritmos brasileños que el guitarrista adoptó como suyos en varias etapas de su carrera. En el final escuchamos un breve solo de guitarra eléctrica que es puro Metheny por más que quiera acercase al flamenco. Precisamente la esencia más tradicional aparece en la “Seguirilla de los tiempos” en la que Morente solo se acompaña de guitarra y palmas. Poco que añadir cuando hablamos de uno de los más grandes artistas del género a lo largo de su historia. Mucho más elaborada en cuanto a arreglos es "Cristalina fuente", la siguiente canción, en la que Enrique Morente pone música a un poema de San Juan de la Cruz. Participan a la guitarra flamenca Juan Manuel Cañizares, a la guitarra clásica Vicente Cover y, para aportar un toque diferente, Intervienen el piano de Esteban Ocaña, el violín de Rubén Gallardo, el contrabajo de Manuel Francisco Martín (autor de los arreglos) y el violonchelo de Manuel Tomillo. En la segunda parte de la pieza escuchamos una gran intervención de Estrella Morente a la voz principal.




En lo que es uno de los grandes momentos del disco, Morente se atreve con un tango clásico de Astor Piazzolla con letra de Horacio Ferrer, "Chiquilin de Bachín". Para ello colabora con la Libertango Camerata pero lo cierto es que el cantaor se apropia hasta tal punto de la pieza que la despoja de casi todo su aroma tanguista que apenas sobrevive en el violín, para convertirla en una canción más de su repertorio. Entramos ahora en un segmento centrado en el flamenco más puro. Primero con la “Solea de la ciencia” en la que Morente canta junto a la guitarra de otra leyenda como Tomatito y a continuación con “La Alhambra lloraba” en la que volvemos a escuchar a Estrella cantar con su padre junto a la guitarra de Alfredo Lagos. Llega entonces “Donde habite el olvido”, la segunda participación de Metheny en el disco en una adaptación de un poema de Luis Cernuda con música de Isidro Muñoz, quien también toca la guitarra. Estrella vuelve a hacer coros y podemos escuchar la fantástica sección rítmica que forman Carles Benavent al bajo y Tino di Geraldo a la batería. El peso de Metheny es menor que en su anterior intervención pero deja su firma con su característica guitarra sintetizada.




Casi cerrando el trabajo, llegamos a "Taranto veneno" donde escuchamos la guitarra de Juan Habichuela dando la réplica al profundo “quejío” de Enrique, de nuevo en la más pura de las tradiciones. La conclusión del disco es una joya. En “La última carta” Morente recupera las formas del martinete con el que se abría el disco, con su voz haciendo los ritmos, pero el texto es en esta ocasión una carta de despedida firmada nada menos que por Miguel de Cervantes. Tan emocionante como la letra y la propia voz del artista granadino es el fondo de órgano que los acompaña. Nos resulta difícil imaginar un final mejor para un disco fantástico en el que se muestra la apertura de miras de un Morente capaz de mezclar tradición y modernidad como muy pocos.



Como hemos dicho en alguna ocasión, en este blog somos unos auténticos ignorantes en muchas cosas y lo que respecta al arte flamenco no es una excepción. Por ello no solemos comentar discos de este estilo salvo excepciones muy contadas y siempre con ejemplos que no se quedan en ese género sino que lo trascienden y lo fusionan con otros estilos diferentes. En ese sentido, en el disco que hoy hemos comentado (y aún más en el documental para el que se creó, que merece mucho la pena), hay ejemplos de todo tipo: desde el flamenco más ortodoxo hasta cortes muy alejados del mismo en los que sus trazas son apenas reconocibles. Dentro de esta estirpe de artistas que son respetados por los puristas pero no temen salirse de vez en cuando de la tradición, Enrique Morente fue uno de los más grandes sin lugar a dudas y, sin llegar a los niveles sublimes de su “Omega”, “Sueña la Alhambra” continúa por esa línea. Es un disco magnífico que unos cuantos años después de su publicación sigue provocando en nosotros las ganas de escucharlo con frecuencia y eso habla en favor de lo que este trabajo tiene de especial. Os dejamos con una de las intervenciones del documental que no tuvieron cabida en el disco: Morente y Khaled.





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