En 1997, en medio de una investigación para la composición de una obra en la que estaba trabajando en aquel entonces, Michael Nyman descubrió el libro de David King, “The Commissar Vanishes” en el que se hablaba de la falsificación fotográfica que tuvo lugar en la Unión Soviética de Stalin con el objeto de eliminar a determinadas personas que habían caído en desgracia para el régimen, de las fotos en las que aparecían junto a importantes personalidades del estado. Este borrado sistemático se hizo con profusión y en él llegaron a participar artistas tan notables como el fotógrafo Aleksandr Rodchenko. La inspiración fue casi inmediata y decidió componer una obra a partir del libro.
Como el tema de la obra de King era la eliminación de personajes de fotografías históricas, Nyman tuvo una idea conceptualmente similar. En 1989 había compuesto una obra para un ballet de Frederic Flamand titulado “The Fall of Icarus”. Algunas partes de la misma se mantuvieron durante un tiempo en el repertorio de los directos de la Michael Nyman Band pero el músico buscaba adaptarlas para utilizarlas en obras nuevas. En aquel momento tenía un par de proyectos entre manos, uno de los cuales fue el que le llevó al libro de King. Nyman estaba pensando en poner música a las fotografías del citado más arriba Aleksandr Rodchenko pero cambió de idea al descubrir el trabajo de David. Aquella historia fascinó al compositor que decidió adaptar su “The Fall of Icarus” en una nueva obra titulada como el libro: “The Commissar Vanishes”. Ya que el tema de aquel era la manipulación de las fotos para hacer desaparecer a algunos de los que en ellas, Nyman decidió hacer algo parecido con la música del ballet haciendo desaparecer algunas partes “incómodas” o que no cuadraban bien con el tema.
Fue en 1999 cuando el sello Venture, dependiente de Virgin y que había publicado ya buena parte de los discos anteriores de Nyman, decidió lanzar un CD doble incluyendo ambas “versiones” de la obra: “The Commissar Vanishes” en el primer disco y “The Fall of Icarus” en el segundo. Los intérpretes de las dos obras fueron los miembros de la Michael Nyman Band en una versión reducida integrada por: Alexander Balanescu (violín), Elizabeth Perry (violín), Anthony Hinnigan (violonchelo), Martin Elliott (bajo), John Harle (saxos), David Roach (saxos), Andrew Findon (saxos y flautas), Nigel Barr (trombón) y el propio Michael Nyman al piano.
THE COMMISSAR VANISHES
“Earth in Turmoil” - El comienzo es típicamente “Nymanesco” con una corta melodía repetida en ostinato replicada después por cada grupo de instrumentos con diferentes ritmos. Enérgico como lo suele ser Nyman cuando no está condicionado por un director que le pide algo más asequible para su película, toda la pieza tiene una vibración subterránea que amenaza con desatarse en cualquier momento.
“Jealousy and Revenge” - El segundo corte es oscuro y ominoso, con una atmósfera opresiva interrumpida de cuando en cuando por una estridente melodía de saxos. En la segunda parte escuchamos otro tipo de desarrollo, lento, como el que a veces utilizaba el músico en sus bandas sonoras para Greenaway, particularmente en “Drowning By Numbers” y abandona un poco el tenebrismo, especialmente ya en el segmento que viene a continuación, sin llegar a ser alegre, sí que es mucho más animado. Para el final, sin embargo, regresamos al motivo del inicio cerrando así una estructura circular habitual en su autor.
“Look for an Enemy” - En contraste con la pieza anterior, esta es una composición mucho más alegre (alegre al modo de Nyman, que no tiene por qué coincidir con el nuestro). Dinámica y repetitiva, en ella cada grupo de instrumentos ejecuta motivos completamente diferentes (alguno incluso ya escuchado en el corte precedente) pero que encajan sorprendentemente bien. Este aparente caos desaparece de golpe al entrar en un tramo mucho más melódico y con un ritmo constante muy atractivo a la altura del mejor Nyman. No olvidemos que la obra se origina en su momento de mayor creatividad aunque tardase un tiempo en ver la luz.
“Ordinary Citizens” - Nyman es amigo de los esquemas circulares y quizá por eso escuchamos aquí una especie de revisión de “Jealousy and Revenge” en la que las partes más oscuras permanecen casi idénticas pero las melódicas están más trabajadas, teniendo aquí más protagonismo las flautas y los violines de forma que queda un conjunto mucho más amable y delicado. En todo caso, cuando la banda se desata, y a fe nuestra que aquí lo hacen, es una verdadera gozada a la altura de los momentos más arrolladores de “The Essential Michael Nyman Band” o “MGV”, gloriosos ejemplos de ritmo y energía a cargo de esa locomotora que puede llegar a ser la formación de Nyman.
“A Swift Exit” - La última pieza de la obra comienza en un tono tranquilo que nos recuerda mucho a la banda sonora de “El Piano” con algún giro melódico bastante similar pero enseguida gira hace territorios más personales, cercanos al Nyman clásico de “The Draughtsman Contract” aunque sin abandonar del todo esa cara más amable de la vertiente más popular de su obra para el cine. Se cierra, no con una referencia al motivo inicial, sino al más oscuro que hemos escuchado unas cuantas veces en la obra recordándonos lo truculento del hecho que dio lugar a toda la composición.
Como ya hemos dicho, “The Commissar Vanishes” es una versión retocada de “The Fall of Icarus” así que cada uno de sus cinco movimientos se corresponde con otro de la obra original que se recoge en el segundo CD. Los títulos de éste son: “Disaster”, “Wings”, “Walls”, “Water” y “Utopia” y las diferencias son tan poco relevantes que no merece la pena repetir el análisis de la obra completa. Quizá la mayor diferencia sea tan sutil como el propio paso del tiempo y los arreglos de “The Fall of Icarus” estén más cercanos al Nyman que trabajó con Greenaway mientras que los de la revisión de 1999 dejan entrever al autor que conoció el éxito masivo con “El Piano”, “Carrington” o “Gattaca”. Sorprende un poco, eso sí, que este disco pasara tan desapercibido en su día cuando, musicalmente, está a la altura del mejor Nyman en muchos momentos. Sirva esta entrada no solo como reseña sino también como reivindicación de esta obra. Nos despedimos con "Wings" para hacernos una idea de los arreglos originales de la obra:
Desde luego, uno de los mejores trabajos de esa época de Nyman, la energía, lirismo y fuerza de la pieza es apabullante.
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