Uno de los sellos por los que siempre hemos sentido un gran cariño es Windham Hill. La discográfica fundada por el guitarrista William Ackerman fue sinónimo de calidad y buen gusto durante las décadas de los ochenta y noventa y eso se consiguió, entre otras cosas, porque la mayoría de los artistas se comportaban como una familia, colaborando unos con otros y participando sin problemas en los trabajos del resto cuando eran invitados. Muchas de esas asociaciones nacieron en el seno de Windham Hill aunque otras venían ya de antes.
Hoy vamos a hablar de un grupo paradigmático del sello y también de esta forma de funcionamiento que decimos aunque el disco que comentaremos no pertenece, al menos nominalmente, a ese grupo. Todo comienza muy lejos de la California de Ackerman: en París. Allí fue donde Darol Anger (violinista) y Barbara Higbie (pianista) se conocieron y empezaron a tocar juntos. A finales de los setenta, Anger publicaría su disco “Fiddlistics”, que hizo que Ackerman se fijase en él y le ofreciera firmar por su nuevo sello. En ese disco participaron otros músicos que tendrán su protagonismo en nuestra historia algo más tarde, como el mandolinista Mike Marshall o el contrabajista Todd Phillips. Anger y Higbie grabaron su primer disco como dúo para Windham Hill en 1982 y poco después ampliaron la banda a quinteto con las adiciones de Marshall y Phillips además del percusionista Andy Narell. Rebautizados como The Darol Anger / Barbaria Higbie Quintet, la banda tocó en el festival de Montreux y, a partir de ahí, adoptaron el nombre de la localidad suiza como identificativo de la formación aunque el disco surgido del concierto aparecía con el nombre de “The Montreux Band”. La primera grabación de estudio de Montreux como grupo aún iba a tardar un poco en llegar y seguramente hablaremos de ella en el blog más adelante porque ahora nos quedamos en 1985, año en el que aparece “Chiaroscuro”, segundo trabajo de Darol Anger con Mike Marshall (habían grabado otro antes fuera de Windham Hill) pero en el que participaban todos los miembros de Montreux. Aquí hacemos un pequeño inciso ya que, aunque solo hay dos discos publicados con el nombre de Montreux (más un recopilatorio), para mucha gente, tanto el inicial de Anger con Higbie como el directo en Suiza o este “Chiaroscuro” forman parte de la discografía de la banda.
Como decíamos hace un momento, la formación que iba a grabar “Chiaroscuro” estaba integrada por Darol Anger (violín, viola, violonchelo, mandolina y teclados) y Mike Marshall (guitarras, mandolinas, mandolonchelo, teclados y percusión) con la participación de Todd Phillips (contrabajo), Andy Narell (steel drums) y Barbara Higbie (sintetizadores). A ellos se une el extraordinario Michael Manring que más adelante sustituiría a Phillips en Montreux. El título se debe a la admiración de Anger y Marshall por Italia y, en particular, por el arte de ese país lo que se refleja en alguno de los nombres de las distintas piezas del trabajo.
“Dolphins” - Abre el disco una composición de Marshall introducida por una bonita melodía de mandolina con acompañamiento de guitarras. El violín de Anger entra después replicando el tema inicial y nos lleva a la parte central, reposada y con aires folk en la línea acústica de las producciones de la época. Nos gusta especialmente el dúo de violín y contrabajo que podemos escuchar en este segmento y que da paso a la conclusión en la que se recicla el tema central.
“Saurians' Farewell” - El siguiente corte está escrito a dúo por los dos firmantes del disco y es muy diferente, con un pulso muy vivo y protagonismo absoluto del bajo de Michael Manring. Es una pieza nerviosa, con ritmos funkies y fantásticos solos a cargo de Marshall, Anger y el propio Manring revelando una extraordinaria química entre ellos.
“Beneath the Surface” - La segunda pieza de Marshall parte de una preciosa melodía de aire oriental que aparece primero a la mandolina pero de la que enseguida se apropia el violín. Los sintetizadores y las percusiones se hacen notar en segundo plano hasta la entrada de Andy Narell aportando ese toque tan particular de los steel drums.
“Spring Gesture” - La primera composición en solitario de Anger es un espectáculo. Propulsada por las guitarras y un magnífico Manring, parece que en cualquier momento va a despegar en un estallido de bluegrass desenfrenado pero, en lugar de eso, nos ofrece una gran melodía de violín que va derivando en variaciones de corte jazzístico.
“Bach Prelude” - Una cosa que tenían en común muchos de los artistas de Windham Hill era su admiración por los compositores clásicos hasta el punto de que el propio sello editó varios recopilatorios temáticos dedicados a Bach, a los compositores impresionistas o a los románticos. En este trabajo escuchamos hasta dos adaptaciones del citado Bach a cargo del dúo. Esta es la primera de ellas.
“Piacenza” - Escuchamos ahora dos temas escritos por Anger y Marshall. El primero de ellos es una maravilla en la que mezclan el clásico sonido del grupo con ritmos mediterráneos que no terminamos de relacionar directamente con Italia pero en los que queda clara la intención de homenaje.
“Coming Back” - El segundo es bastante diferente y tiene más que ver con la música bluegrass y el jazz con algún toque psicodélico en forma de ecos y reverberación añadidos a la mandolina en momentos puntuales. Lo mejor, en todo caso, el violín de Anger y su mezcla con un Manring que comenzaba a demostrar por qué era el músico más solicitado por sus compañeros para acompañarles en sus grabaciones.
“Dardanelles” - La última pieza de Marshall para el disco es un tema lento que combina jazz con una leve influencia oriental en la primera parte con un final mucho más animado en el que aparecen hasta unas congas para aportar ritmo. No es nuestro favorito del disco pero tiene algún solo notable.
“Bach Bourée” - Volvemos a Bach con una de sus obras más famosas, extraida de sus “Suites Francesas”. Como ocurría en la anterior, el enfoque del grupo es sumamente respetuoso con el original salvando la dificultad de transcribir una pieza para clave a un conjunto de guitarras y mandolinas fundamentalmente.
“Beloved Infidel” - El cierre lo pone una larga pieza escrita por Darol Anger que es el encargado de dibujar los primeros compases con su violín para dar paso enseguida a las guitarras y mandolinas de Marshall. Entra entonces la melodía principal, una de las más reconocibles del disco, y a partir de ahí entramos en una sucesión de variaciones y solos a cargo de todos los miembros de la banda. Un buen cierre para un disco que hay que degustar con tiempo.
Darol Anger y Mike Marshall contribuyeron como pocos a dar forma al sonido de Windham Hill como sello. Ambos participaron en montones de grabaciones de otros artistas de la discográfica (especialmente Anger que grabó para William Ackerman, Alex de Grassi o Philip Aaberg) además de impregnarlo todo con Montreux primero y con sus respectivos grupos algo después ya que ambos montaron sus propias formaciones tras la disolución de la banda: Marshall, el Modern Mandolin Quartet, más centrado en versiones clásicas, y Anger el Turtle Island String Quartet. En todo caso, ambos músicos en todas sus combinaciones han participado en discos que ayudaron a definir la música de toda una época y es que en los ochenta y noventa, la música “new age” (a la que se les asigna, más por su pertenencia a Windham Hill que por otra cosa) en su vertiente acústica gozó de una popularidad que es difícil de entender hoy en día si no se ha vivido aquella época. Tanto si es por nostalgia como por deseo de conocer una música que no escuchásteis en su día, es buen momento para darle una oportunidad a este “Chiaroscuro”.
Necesitaba curación.
ResponderEliminarOído en la radio una descripción de los últimos reguetones, lo del conejo loco incluído; la música -es un decir-, por un lado, y las letras pseudo-pornográficas por el otro, -chicas feministas ¿cómo os puede gustar eso?-.
¿Y cómo puedo anular las arcadas que ello me ha provocado?.
A ver que sugieren en La Voz de los Vientos...
Narada, Putamayo o Windham Hill, sin duda.
Mira tú, ¡pero si tengo un disco de Bárbara y Darol solos!.
Luego, medio recuperado, barrunto ¿A dónde va la música contemporánea?. ¿Se puede interactuar con ella desconectando
la parte del cerebro responsable de la emotividad?.