lunes, 23 de octubre de 2023

Brad Mehldau - Your Mother Should Know (2023)



Hay un tipo de discos que desde hace un tiempo proliferan en las estanterías de las pocas tiendas que aún quedan por ahí y que nos provocan un rechazo casi inmediato. Se trata de grabaciones con versiones de obras de artistas consagrados en estilos absolutamente ajenos al original. Aquí hay de todo. Desde versiones jazz de Mozart hasta revisiones en clave de swing de AC/DC o inenarrables adaptaciones chill-out de Radiohead. Dentro de esta categoría de lanzamientos, los Beatles tienen una verdadera colección de “tributos” de todo tipo: adaptaciones barrocas, , con ritmo de salsa, bossa nova, infantiles...


La cosa cambia, claro está, cuando el artista que realiza las versiones es alguien igualmente consagrado y mucho más aún si se trata de alguien en cuyo repertorio es habitual escuchar adaptaciones de lo más diverso de músicos de todos los géneros posibles. Pese a todo, la idea de escuchar un disco más de versiones de los Beatles no nos resultaba especialmente atractiva, ni siquiera cuando el encargado de hacerlo era nada menos que Brad Mehldau.




No es la primera vez que el pianista se acerca a la obra del cuarteto de Liverpool. Ya en su primer volumen de “The Art of the Trio”, casi su debut discográfico, Mehldau nos dejaba un exquisito “Blackbird” y en otros trabajos nos ha ofrecido interpretaciones de “Dear Prudence”, “Martha, My Dear” o “And I Love Her”. Es por ello que no sorprende del todo que en el momento en que Brad decide dedicar un disco (casi) en su integridad a material ajeno, la elección sean los Beatles aunque conociendo al pianista, seguro que Radiohead habrían sido unos buenos candidatos también. El disco se grabó en París en septiembre de 2020 en directo pero no fue hasta comienzos de este 2023 que apareció publicado. El repertorio no incluye ninguna de las canciones de los Beatles que el artista había grabado anteriormente y parece escoger de forma intencionada piezas que no están, en su mayoría, entre las más populares del cuarteto con lo que el programa termina siendo mucho más interesante.




Abre el disco “I Am the Walrus”, del “Magical Mystery Tour” (1967) que, en la versión de Mehldau suena tremendamente próxima al original en el inicio, con una particular alegría en el ritmo y énfasis en los pasajes más repetitivos. Es en las diferentes variaciones donde el pianista se suelta un poco y explora terrenos puramente jazzísticos con un final apoteósico. Sin solución de continuidad enlazamos con “Your Mother Should Know”, del mismo disco, que aquí suena con un aire ragtime como sacado de cualquier salón de juego. “I Saw Her Standing There”, del “Please, Please Me” (1963) es convertida por Brad en un divertido boogie sin más complicaciones. La segunda parte del disco comienza con “For No One”, del disco “Revolver” (1966) en la que tras apuntar el tema central, en pianista desarrolla una serie de improvisaciones a gran altura. “Baby's in Black”, sacada de “For Sale” (1964) es convertida por Mehldau en una suerte de himno gospel que funciona sorprendentemente bien. Es una de las piezas en las que el músico se recrea durante más tiempo exprimiendo todas las melodías de la canción original. “Revolver” es el disco más representado en un trabajo que continúa ahora con dos canciones de ese LP: “She Said She Said”, en cuya interpretación las armonías son las propias de Mehldau por lo que el seguidor habitual del pianista enseguida se sentirá familiarizado con el tema y “Here, There and Everywhere” que suena aquí como una lenta balada absolutamente deliciosa, con nuestro músico recreándose en cada pausa. Esto  nos lleva a la única pieza de las escogidas que no firman Lennon y McCartney (al margen de la sorpresa final de la que ya hablaremos cuando lleguemos allí): “If I Needed Someone”, compuesta por George Harrison para “Rubber Soul” (1965). Mehldau hace una versión misteriosa y repetitiva verdaderamente interesante tras la que llegamos al cierre del set con dos canciones de “Abbey Road” (1969). La primera es “Maxwell Silver Hammer” que pasa de ser una divertida composición en el original a una mezcla de blues y gospel aquí, ganando en seriedad con el cambio antes de llegar a “Golden Slumbers”, más jazzy en su tratamiento y que pone un bonito cierre al tramo de los Beatles, que no al disco ya que Mehldau decide que sea David Bowie el encargado de ello con su “Life on Mars?”, pieza de la que el pianista se declara enamorado desde la primera vez que la escuchó, especialmente gracias al trabajo al piano de Rick Wakeman. Quizá por eso, ésta es la composición del trabajo más cercana al original salvo en el espectacular final que se marca Mehldau para acabar en todo lo alto.




Nos encantan los Beatles y siempre hemos admirado a Brad Mehldau pero eso no es garantía de que la mezcla de los dos ingredientes funcione y ejemplos similares los hay a montones. Sin embargo este no es el caso y la música de los Beatles fluye con una naturalidad sorprendente a través de los dedos de Mehldau que insufla nuevos aires a melodías que, pese a no ser las más trilladas del repertorio del cuarteto de Liverpool, o quizá por eso mismo, suenan aquí exquisitamente frescas. Intuimos que es este un disco que tiene una recepción más natural por parte de los seguidores del pianista que por los fans de Lennon y McCartney pero, en todo caso, es un buen trabajo que cualquier melómano puede disfrutar sin esfuerzo.

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