Na-qoy-qatsi: Del idioma Hopi. 1. Un tipo de vida que
sucede a otro 2. La guerra como forma de vida. 3. (interpretación libre) Violencia
civilizada.
Recientemente
dedicamos una entrada al segundo concierto para violonchelo de Philip Glass y
desde ese momento creemos que quedó algo coja sin una referencia más amplia a
la banda sonora de la que procedía aquella partitura que, al mismo tiempo, se trata de una de nuestras obras
favoritas de los últimos años de la producción del compositor norteamericano.
Lo cierto es que los movimientos del concierto calcaban las
partes de la banda sonora con su mismo título y sólo experimentaban una
reducción en su duración. Por ello, no nos extenderemos demasiado en esas
partes, quedando comentadas en la entrada correspondiente al concierto.
La tercera de las películas de la trilogia “-qatsi” dirigida
por Godfrey Reggio nos mostraba el brutal contraste entre la vida natural y
nuestra actual vida tecnológica. Mientras que la naturaleza es diversa y
sorprendente a cada paso, la humanidad ha terminado adoptando la tecnología
artificial como modo de homogeneización. La película gira sobre lo que debería
ser un medio para obtener un fin y que se ha convertido en un fin en sí mismo
sin mayores aplicaciones prácticas, sobre la tecnología como medio de vida y no
como herramienta. Es curioso el contraste puesto que en las dos primeras bandas
sonoras, Glass utilizaba sintetizadores por doquier y, precisamente ahora,
cuando se trata de ilustrar un mundo tecnificado hasta el extremo, opta por un
enfoque mucho más tradicional.
Para la interpretación de la música que sonaría acompañando
a las imágenes de Godfrey Reggio, Glass contó con una mezcla entre su Philip Glass
Ensemble y una orquesta convencional. Integraban la primera de las formaciones:
Lisa Bielawa (voz), Jon Gibson (saxo soprano), Richard Peck (saxo tenor),
Andrew Sterman (flautas, clarinete), y Michael Riesman (teclados). El solista
era, nada menos que Yo-Yo Ma, uno de los más prestigiosos y populares
violonchelistas del momento sin lugar a dudas.
“Naqoyqatsi” – La principal diferencia entre la versión de
la película y el concierto radica en las profundas voces graves del comienzo,
repitiendo una y otra vez el título del film, al igual que ocurría con sus
hermanos “Koyaanisqatsi” y “Powaqqatsi”. El resto es muy similar aunque en la
banda sonora escuchamos en muchos momentos un pulso electrónico simulando un
latido de corazón continuo.
“Primacy of Number” – Uno de los mejores temas de la banda
sonora quedó fuera del concierto, evidentemente por la poca presencia del chelo
en él. Escuchamos unas cuerdas llenas de dinamismo en un corte rítmico y vivaz
en el que el arpa de boca marca un ritmo frenético que es seguido por la
orquesta en pleno con la ayuda de las percusiones y los sintetizadores. Mediada
la pieza aparece el violonchelo acompañando al resto de instrumentos y sin
destacar en exceso dentro del conjunto.
“Massman” – Fragmento que fue adaptado como segundo movimiento del concierto y que no presenta diferencias sustanciales con aquel, salvo en la duración, reducida para la ocasión en el trabajo ya comentado.
“New World” – Como en los otros casos, apenas hay diferencia
entre este corte y el movimiento correspondiente del concierto, especialmente
si tenemos en cuenta que ambos son piezas escritas casi íntegramente para chelo
solo.
“Religion” – Con un protagonismo casi absoluto de las
percusiones (marimbas, vibráfonos y xilófonos) comienza otro de los movimientos
no incluidos en el concierto. Una lástima puesto que escuchamos aquí una de las
mejores y más complejas líneas melódicas de toda la obra con un Glass
ciertamente inspirado. Aparece entonces la orquesta en un pasaje sensacional
que termina regresando a la melodía central que comienza a experimentar
variaciones a cual más interesante combinándose una y otra vez con las
percusiones. Un corte excepcional cuya configuración instrumental, a buen
seguro, desaconsejó su adaptación al “Concierto Nº2 para cello y orquesta”.
“Media Weather” – Con una solemnidad casi ceremonial escuchamos los primeros compases de una pieza llena de majestad. El violonchelo dirige desde el principio y la orquesta se mece a su ritmo. La música pude recordarnos ligeramente en estos instantes a alguno de los cuartetos de cuerda del músico y lo cierto es que bien podría adaptarse a ese formato ya que sólo las cuerdas de la orquesta le dan réplica al solista durante buena parte de la misma. Aparecen después los metales prolongando el momento extático, acentuado puntualmente con las percusiones. Sin duda, una de las composiciones más delicadas de toda la obra y una de las más bellas de la discografía reciente del músico. Guarda algunos puntos en común, por qué no decirlo, con otra banda sonora en la que Glass participa parcialmente: la de “El Show de Truman”.
“Old World” – Entramos ahora en una secuencia de dos temas
que vieron alterado su orden en la transcripción al concierto para chelo. En la
banda sonora escuchamos primero el suave tema interpretado por Yo-Yo Ma con las
cuerdas como sutil acompañamiento. Como curiosidad, son precisamente “New World”
y “Old World” los únicos movimientos alargados por Glass en la conversión a
concierto, frente al resto que son sustancialmente recortados.
“Intensive Time” – La principal diferencia de este tema
frente al que ya comentamos del “Concierto para Cello” radica en la presencia
de Alessandra Montano, soprano que le da un aire diferente a la pieza,
dialogando en varios momentos con Yo-Yo Ma. El papel de la voz de la cantante pone
este tema en estrecha relación con obras previas del músico como “1000
Airplanes on the Roof” donde este recurso tenía un papel fundamental. En
cualquier caso, la calidad del movimiento es tal que aún sin este importante
elemento, esta composición es una de nuestras favoritas tanto de la banda
sonora como del concierto.
“Point Blank” – Siempre nos llamó la atención que fuera este
uno de los fragmentos de la banda sonora que Glass decidiera transcribir para
su concierto ya que, ni tiene una parte para violonchelo especialmente destacada
(de hecho, en el concierto es prácticamente nueva) ni nos parece la más
inspirada de las piezas posible. En la banda sonora es el corte más largo con
diferencia y fue severamente recortado en la reescritura ya comentada. Nos
quedamos con la parte final en la que aparece el coro como lo más interesante
de este segmento de la partitura para la película.
“The Vivid Unknown” – Contrariamente al anterior, este corte
tiene casi la forma de una suite para violonchelo con lo que su adaptación al
formato de concierto era casi natural. En sí mismo contiene realmente varios
movimientos distintos siendo un magnífico cierre para el concierto ya comentado
aunque no tenía reservada esa misma función en la banda sonora.
“Definition” – A modo de cierre, volvemos a escuchar ese
apagado latido que referíamos en los primeros instantes del disco mientras
Yo-Yo Ma recupera la melodía inicial para cuadrar el círculo con una versión
reducida del tema que abría la obra que se despide así, de modo similar a las
dos primeras partes de la trilogía, con la voz de Al de Ruiter declamando el título
de la película.
Pretendemos que esta entrada sea un complemento a la
recientemente dedicada al “Concierto para Violonchelo nº2” de Philip Glass,
adaptado de esta banda sonora. No tenemos nada claro cuál de los dos discos
recomendar al lector que se acerque ahora a esta obra pero, quizá por el cariño
que le tenemos, nos quedamos con la banda sonora hoy comentada. Está disponible
en los enlaces habituales.
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Como despedida os dejamos con el trailer de la película:
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