Ya hemos hablado
aquí en varias ocasiones del Kronos Quartet como una de las formaciones más
interesantes dentro de la música contemporánea por su labor interpretativa y
por su impulso a la creación de nuevas obras de los compositores más
prestigiosos con continuos encargos que han contribuido de un modo muy
importante a la creación de un repertorio camerístico actual vigoroso y de un
gran valor.
El disco que hoy
comentamos no está centrado en el cuarteto, aunque toma su nombre de la pieza
en la que ellos participan, sino en la música de Steve Reich con cuatro obras
que ilustran a la perfección cuatro etapas diferentes de su trayectoria
reuniendo composiciones de “fases”, contrapuntísticas, para grupo y para
formación de cámara.
Comenzamos con el
“Triple Quartet” que, como sugiere su título, se trata de una obra para tres
cuartetos de cuerda y que responde al encargo arriba mencionado del Kronos
Quartet. La particularidad de la obra, dividida en tres movimientos, radica en
que dos de los tres cuartetos no existen como tales sino que se trata de
grabaciones en cinta. El terceto y principal, en este caso, interpreta la
partitura acompañando a la reproducción de la música grabada previamente por
los otros dos y esto funciona así tanto en las eventuales interpretaciones en
directo como en la recogida en el disco. Con el tiempo, Reich diseñó otras dos
formas de interpretar la obra: la primera para tres cuartetos reales y la
segunda para una sección de cuerda de 36 músicos. El propio Reich habla de la
inspiración a la hora de componer la pieza y habla del último movimiento del
“Cuarteto de Cuerda No.4” de Bela Bartok como un punto de partida. Mientras
trabajaba en la obra, escuchó también los cuartetos de Alfred Schnittke y la
obra “Yo Shakespeare” de Michael Gordon acabando todas esas composiciones por
filtrarse de algún modo en el propio cuarteto de Reich que terminó
convirtiendose en algo “considerablemente más disonante y expresionista de los
que yo mismo esperaba” en palabras de su autor. Interpretan “Triple Quartet”
los integrantes del Kronos en el momento de la grabación, a saber: David
Harrington (violin), John Sherba (violin), Hank Dutt (viola) y Jennifer Culp
(violonchelo).
Imagen del Kronos Quartet con la formación que aparece en el disco. |
“Fast” – Los violines suenan con una cadencia frenética que
nos recuerda los inmortales acordes de Bernard Hermann para la inmortal escena
de la ducha de “Psicosis” en un comienzo lleno de tensión. Tardamos en
reconocer el personal sello de Reich aunque termina apareciendo, especialmente
en los cambios de ritmo que se suceden casi continuamente. Hay un elemento
melódico al que el músico no nos tiene demasiado acostumbrados, introducido por
la viola y secundado más tarde por los violines, se repite en distintas
ocasiones en una especie de contrapunto. Un movimiento, éste, brillante, vivaz
e intenso que podemos escuchar a continuación por parte del cuarteto de cuerda de la Sinfonietta Riga sobre la grabación de los otros dos cuartetos a cargo del Kronos Quartet.
“Slow” – Reich nos propone un cambio radical en el segundo movimiento en el que escuchamos una lenta melodía a cargo de la viola en la que quizá se adivine la influencia de Bartok que resalta el propio autor. De fondo, detrás del contrapunto continuo que escuchamos en primer plano, se desarrolla toda una tupida red de melodías de gran densidad que hace de este movimiento nuestro favorito de toda la pieza.
“Fast” – No dura demasiado la pausa en el “Triple Quartet”
ya que para el último movimiento, Reich nos vuelve a enfrentar al vértigo y la
incertidumbre en una pieza que recupera las sensaciones del segmento inicial de
la obra centrándose en los registros más graves del cuarteto hasta conformar un
sugerente cierre de una pieza magnífica en la que su autor se enfrenta a una
formación instrumental clásica, algo no muy habitual en su música, sabiendo
explotar su potencial a la perfección.
La segunda obra del disco es una revisión de una de las
primeras composiciones del músico norteamericano en la que exploraba la técnica
de “fase”, concretamente de “Violin Phase” de 1967. Reich arregla aquella obra
inicial adaptándola para guitarra eléctrica y cinta magnetofónica (también para
cuatro guitarras eléctricas) en 2001. En el disco, el encargado de interpretar
la pieza es el guitarrista Dominic Frasca.
“Electric Guitar Phase” – No es la primera vez que
explicamos en qué consiste la técnica de “fase” en la música de Reich: el
solista (el guitarrista en esta ocasión), interpreta una breve secuencia de
notas que se repite una y otra vez. En una versión en directo, esas primeras
repeticiones se graban y comienzan a reproducirse formando un bucle y es
entonces cuando el intérprete comienza a salirse de fase con respecto a la
cinta, “desplazando” su melodía de forma que cada vez pierde un poco más de
sincronía frente a la principal. Esto se repite y se va incrementando la
distancia entre ambas líneas creando un efecto sonoro realmente interesante en
el que la melodía se desdobla, se forman nuevas variaciones y juegos armónicos,
aparecen nuevos ritmos y la pieza adquiere un cierto carácter hipnótico incluso
en los momentos en los que lo que suena se parece más a una cacofonía que a una
pieza musical organizada. La versión para guitarra eléctrica presenta la novedad
propia del instrumento pero no se diferencia conceptualmente en gran cosa de la
original para violín.
Continúa el disco con una actualización de la obra de 1978
“Music for a Large Ensemble” y surgió a partir de otras dos obras previas:
“Music for Mallet Instruments, Voices and Organ” y “Music for 18 Musicians”. La
actualización de la obra nos muestra una formación ampliada de músicos en la
que se añaden dos violines y se dejan las partes vocales y las de saxofón al
criterio de cada director a la hora de interpretarlas o no. Es Alan Pierson, el
director de las dos formaciones que interpretan la obra (Alarm Will Sound y the
Ossia Ensemble) el encargado de la reescritura con la autorización del
compositor.
“Music for a Large Ensemble” – Clásica pieza de su autor en
la que la música va creciendo a partir de unas minúsculas células melódicas a
las que se añaden nuevos elementos cada determinado número de repeticiones y
cuya melodía cambia a golpe de metalófono. Ya tratamos la pieza en una reseña
anterior y en comparación, encontramos ésta revisión muy interesante,
precisamente por la aportación de los violines que destacan poderosamente de
entre la amalgama de percusiones, vientos y teclados que conforman la pieza
original. Magnífica versión, sin duda, de una de las obras más interesantes de
su autor.
Cerrando el disco tenemos otra revisión de una obra previa,
en este caso de “Vermont Counterpoint” que pasa de ser una composición para
flautas a otra para marimbas y dotada, en palabras del propio Reich de “una gran
dosis de sentido del humor”. Imaginamos que debido a la procedencia de la
intérprete de la obra, Mika Yoshida, el autor rebautiza la pieza como “Tokio /
Vermont Counterpoint”.
“Tokio / Vermont Counterpoint” – Hay una gran diferencia
entre escuchar esta pieza en su versión para flautas y hacerlo en la que aquí
suena para marimbas (o para marimbas MIDI, como es el caso). Esta nueva
concepción de la obra tiene tintes absolutamente nuevos, cercanos a la música
electrónica, en especial, a algunas obras de Ray Lynch por el rico tapiz de
sonidos que se crea repetición tras repetición, amplificado si cabe por los
ecos y delays que la electrónica ayuda a construir. “Tokio / Vermont
Counterpoint se convierte en este disco en una pieza fascinante que creemos muy
adecuada para que aquellos oyentes no familiarizados con la música de Steve
Reich puedan acercarse a la misma por ser igualmente asequible y representativa
de su autor.
El disco fue publicado en 2001 por el sello Nonesuch y tenía
la particularidad en su momento de ser la primera grabación con música nueva de
Steve Reich en cinco años. Como valor añadido, el resto de obras que lo
integraban aparecían en versiones muy diferentes de las originales por lo que
todo seguidor del compositor norteamericano encontraría buenas razones para
hacerse con el trabajo. Además de eso, nosotros añadiríamos que “Triple
Quartet” es una de las mejores composiciones del Reich más reciente por lo que
no dejamos de recomendar el disco a todos vosotros. Se puede encontrar en los
enlaces habituales.
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