Tras la
incorporación de John Cunningham al grupo en sustitución del miembro fundador
Billy Oskay, la primera reacción de los aficionados ante la salida de “Shadow
of Time” quizá fuera de curiosidad. Cuando años después se anunció la
publicación de “A Different Shore”, la curiosidad se había trocado en ávida
expectación, especialmente por las buenas sensaciones que había dejado el disco
anterior y por los breves apuntes que se iban deslizando en forma de temas
inéditos en diversas recopilaciones del sello Windham Hill, aunque éstos
siempre habían sido, en este periodo, versiones de clásicos (Faure, J.S.Bach y
Schubert) o piezas tradicionales.
No podemos decir
que el grupo hubiera ganado en complicidad y entendimiento en los conciertos
que siguieron al disco anterior puesto que todos sus miembros habían tenido un
pasado en común en múltiples combinaciones como miembros de varias bandas
distintas pero lo cierto es que, en muchos sentidos, “A Different Shore” iba a
ser la culminación del sonido de “Nightnoise”, el disco definitivo del grupo.
No el mejor; no el más inspirado, pero sí el más descriptivo de la que fue una
de las formaciones más relevantes del periodo de 13 años en el que estuvieron
en activo.
No hay detrás del
disco grandes historias, anécdotas de esas que dan para rellenar varios
párrafos y, de paso, hacer pasar al escritor por un experto erudito a ojos de
los lectores. No hay nada de eso. Sólo un grupo de cuatro músicos que son
también cuatro amigos que se juntan, ponen en común una serie de ideas,
ensayan, seleccionan, pulen, retocan y, finalmente, graban los que consideran
que son los mejores resultados de ese trabajo. ¿Qué obtiene el oyente de ellos?
Una selección de diez composiciones, perfectamente equilibradas y repartidas
entre los miembros del grupo. Tríona Ní Dhomhnaill toca piano, flautas,
acordeón, sintetizadores y canta. El resto del grupo hace algunos coros además
de encargarse de su parte instrumental: Mícheál Ó Domhnaill toca guitarra,
flautas y sintetizadores, Johnny Cunningham se encarga del violín y Brian
Dunning toca todo tipo de flautas y el acordeón.
“Call of the Child” – El inconfundible rasgueo de Mícheál a
la guitarra sirve para introducir la primera composición de Brian Dunning en el
disco. Un sutil fondo de teclados acompaña al ex-miembro de la Bothy Band antes
de que haga su intervención el propio Dunning con sus flautas interpretando una
melodía característica con esa mezcla entre música celta y jazz que desarrolla
habitualmente. El violín aparece después para entrar en diálogo con la propia
flauta hasta el final de la pieza, la parte más brillante de la misma con
Dunning y Cunningham ofreciendonos un precioso dúo.
“For Eamonn” – Abre el tema una preciosa melodía de teclados
a modo de marcha a la que se suman pronto los característicos “tin-whistles”.
El esquema de la composición es ya clásico en su autor, Mícheál Ó Domhnaill, quien
acostumbra a estos largos desarrollos que suelen desembocar, como es el caso,
en una melodía de guitarra a la que se incorporan finalmente el resto de instrumentos.
Los juegos que realizan entre sí las distintas flautas metálicas son una
preciosidad que nos acompaña hasta el tercio final del tema en el que éste gana
en ritmo tras una breve transición de órgano. Las similitudes de la pieza con
el clásico del grupo “Bring Me Back a Song” son evidentes pero esto, lejos de
ser un problema, es uno de los puntos fuertes del disco ya que aquella era una
de las mejores composiciones de la banda a lo largo de su historia.
“Falling Apples” – Es el turno de Tríona con una de sus clásicas canciones en las que se encarga prácticamente de todo: toca el piano y canta. Aunque el resto de miembros de Nightnoise tiene su participación, serían perfectamente prescindibles en este caso. La canción es exquisita y se adapta a la perfección a las cualidades vocales de Tríona quien, si bien no posee la voz más privilegiada de un mundo como el celta, lleno de cantantes excepcionales, es suficientemente expresiva como para sacarle todo el partido a la pieza.
“The Busker on the Bridge” – La segunda pieza de Brian
Dunning en el disco es una alegre danza que comienza con un sólido ritmo de
guitarra al que se incorporan enseguida el acordeón, con una tonada de clara
inspiración celta, y el violín asegurando una réplica perfecta. A partir de ahí
comienza la lección a cargo de Brian Dunning con la flauta travesera
improvisando al más puro estilo de un John Coltrane celta una serie de melodías
arrebatadoras. Suena entonces una gaita irlandesa que no aparece en los créditos
del disco, prolegómeno perfecto a la intervención de todo el grupo a las voces
en una de esas combinaciones mágicas que sólo ellos saben crear (recordemos su “Fionnghuala”
del anterior disco “Shadow of Time”). Una de las mejores composiciones de todo
el trabajo, lo cual es decir mucho.
“Morning in Madrid” – Se hace esperar la aparición de la
primera composición de John Cunningham pero cuando lo hace nos deja
maravillados. Unas suaves notas de piano abren una pieza en la que la magia se
desata instantes después cuando, acompañado por la guitarra de Mícheál, el
propio Johnny interpreta una melodía maravillosa de corte impresionista. Cuando
aparece la flauta de Brian Dunning y dibuja una serie de arabescos dignos de
cualquier compositor clásico de finales del XIX nos convence definitivamente de
que estamos escuchando a un grupo que se encuentra a otro nivel. Que trasciende
los campos del folk, la música celta y, por supuesto, la “new age”.
“Another Wee Niece” – El anterior trabajo del grupo se cerraba con una pieza titulada “Three Little Nieces” (tres sobrinitas). Es probable que en el tiempo transcurrido entre ambos, Tríona tuviese ocasión de celebrar el nacimiento de otra más ya que así lo sugiere el título de la pieza que firma la pianista. La composición sigue la linea de otras anteriores de la artista como la célebre “At the Races”, es decir, un maravilloso piano tocado a gran velocidad en combinación con el resto de instrumentos aunque dejando espacio para momentos más reposados y alguna intervención vocal en los últimos instantes.
“A Different Shore” – De nuevo Johnny Cunningham hace gala
de toda su sensibilidad para escribir una bellísima pieza que se presenta
interpretada por la flauta en un primer momento y que es, más tarde, replicada
por el violín. Siendo como es un violinsta incendiario cuando de interpretar “reels”
y “jigs” se trata, es en las piezas lentas en las que es capaz de emocionarnos
hasta la lágrima, como hace en la composición que sirve para titular el disco.
“Mind the Dresser” – Cuando escuchamos un piano como el que
abre la pieza, no nos cabe duda alguna de que es Tríona la que se encuentra
detrás de la misma. Una vez más es una composición alegre, llena de ritmo, y en
la que todos los miembros del grupo tienen su momento de protagonismo. En este
tipo de composiciones de la artista es donde más vivos se encuentran los lazos
que unen a los viejos Nightnoise de Billy Oskay con los nuevos de Phil
Cunningham, en nuestra opinión.
“Clouds Go By” – Dunning vuelve a darle un papel
protagonista al acordeón en la última de sus piezas en el álbum, un tiempo
medio de aire tradicional a ritmo de vals de agradable escucha que se disfruta
sin sobresaltos conforme nos vamos acercando al final del disco que llegará con
la siguiente pieza.
“Shuan” – Cerrando el disco, encontramos esta composición
llena de melancolía a cargo de Mícheál Ó Domhnaill. En la época en la que se
grabó el disco, los hermanos Ó Domhnaill estaban planeando volver a su Irlanda
natal tras un largo periodo de tiempo viviendo en Estados Unidos. Esa añoranza
marca en cierto modo el disco desde su propio título (una orilla diferente) y
especialmente el tema que lo cierra que es una fantástica composición,
evocadora, con algo de tristeza de fondo y perfectos juegos melódicos entre los
“tin-whistles” y el violín. El regreso a Irlanda se demoraría un poco más pero
antes de eso hubo otra grabación de la que hablaremos algún día.
El segundo disco de Nightnoise con Johnny Cunningham como
violinista supone un cierto regreso del grupo al sonido anterior a su llegada,
revirtiendo ligeramente el cambio hacia un estilo más cercano al folk celta que
se produjo con “Shadow of Time”. Con esta entrada de hoy, hemos comentado ya
aquí todos los discos de estudio del grupo (queda un directo que en algún
momento reseñaremos) por lo que los lectores habituales ya saben perfectamente
lo que se van a encontrar en “A Different Shore”. No hubo tiempo para que los
miembros de Nightnoise publicasen un disco flojo por lo que cualquiera de ellos
es recomendable por distintos motivos. Si decidís haceros con éste, está
disponible en los siguientes enlaces:
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Antes de nada debo felicitar al responsable del blog que, desde hace unos días de descubrirlo, me ha proporcionado horas de placentera lectura y obligado a reescuchar algunos discos de lo que fue llamado "nuevas músicas" que "atesoro" durante años, género al que me aficioné en mi época universitaria allá a principios de los 90 gracias al descubrimiento de "Diálogos 3" como muchos de vosotros, imagino. Toco casi todos los palos en cuestión de música, con ciertas salvedades claro, pero Nightnoise fue y es la excelencia y con este disco que se comenta no hicieron sino certificar un estado de gracia al alcance de muy pocos grupos. No tuve más remedio que mirar atrás y adquirir y maravillarme con Bothy Band, Silly Wizard, Relativity,... Fijáos que cuando me casé hice que en el momento de la entrada de la novia sonara la pasada que hicieron con el " Gott im Frühling" de Schubert para el sampler "The Romantics", no os digo ná (bueno, y al final de la ceremonia, en un bonito jardín, sonó el "Living in the Country" de George Winston, que lo vi apropiado, pero me entoy enrollando demasiado).
ResponderEliminar“A Different Shore” es un culmen de perfección, el único lugar al que tenían que llegar estos queridos músicos. Por circunstacias de la vida dejé el mundillo unos pocos años y cuando lo retomé me llevé un mazazo enorme, porque realmente los quería y los sigo queriendo, al saber de los fallecimientos de Mícheál y Johnny y a veces sueño y me gusta imaginar cómo habría sido su próximo trabajo y me hundo... En cualquier caso, el directo que apareció después erre que erre: maravilloso. Creo que se ventilan unas interpretaciones que dejan atrás las de estudio.
Compré "A different shore" en cuanto salió a la venta, 1995, y venía con un "salto" algo molesto en el último tema, "Shuan" (y tan molesto!), en el minuto 5.14. Es más o menos un segundo sin música pero que logra romper la magia del momento. Muchos años después, recordando esta incidencia, hice la prueba descargándome el cd de Emule y, curiosamente, volvía a aparecer el salto, por lo que entiendo que fue un problema de fábrica. Ignoro si en ediciones posteriores esto fue corregido.
Bueno. Siento la parrafada y animo al blogger a proseguir su estupenda labor. Un abrazo. Jose.-
Uf... poco que añadir a tu comentario. Cuando toque hablar del directo al que te refieres, contaré alguna anécdota con los miembros del grupo. Gente fantástica de verdad.
ResponderEliminarEl "salto" al que te refieres fue un fallo de fábrica de la edición española del disco. Lo digo porque en el momento en que salió, lo compró un amigo y tenía ese error. Yo compré mi copia un tiempo después en una feria discográfica y ya venía sin el "salto", afortunadamente.
Un saludo y gracias por comentar.