Hace apenas unas
horas que regresamos de un espectáculo magnífico que tuvo lugar ayer en el
Teatro Arriaga de Bilbao. Una fantástica mezcla de música y literatura a cargo
de un viejo conocido, Wim Mertens, y un escritor de quien no teníamos
referencias anteriormente (culpa nuestra) y que, por lo poco que pudimos intuir
ayer, puede convertirse en una referencia a seguir en el futuro.
Hemos tenido la
oportunidad en varias ocasiones de ver a Mertens en directo pero en ninguna la
emoción fue tan intensa como en la tarde de ayer. Hacemos un poco de historia
de cómo se gestó un proyecto tan singular como éste:
Uribe es un escritor cuya trayectoria ha tocado campos muy
diferentes, desde la poesía hasta el ensayo o la literatura infantil que
publicó en 2012 su segunda novela: “Mussche”, traducida al castellano como “Lo
que mueve el mundo”. En ella, narra la historia de Carmen, una niña vasca
acogida en 1937 por el escritor belga Robert Mussche, una más de los “niños de
la guerra” que fueron enviados por sus padres al extranjero para evitarles las
penurias que les esperaban en una España que iba a afrontar sus años más
oscuros. Mussche cambió su vida con la llegada de la niña, fue reportero en el frente del Este durante la guerra civil
y se alistó en la resistencia en la Segunda Guerra mundial siendo capturado y
deportado al campo de concentración de Neuengamme. Nunca regresó a casa. Cuando
la historia llegó a oídos de Kirmen, se puso en contacto con Carmen, hija del
escritor cuyo nombre era un homenaje a la otra Carmen (Carmentxu) que llegó de
Bilbao un tiempo antes. A partir de esos elementos y uniendo ficción y hechos
históricos, el escritor construye la novela alrededor de la que gira el
concierto. Uribe había hecho ya varios espectáculos combinando poesía y música
con otros autores vascos y alguien le preguntó en una ocasión con quién le
gustaría colaborar para futuros recitales de ese tipo. El nombre de Wim Mertens
surgió de modo casi instantáneo. Como quiera que músico y escritor coincidieron
en un recital en Bilbao en 2012 y Kirmen habló a Wim sobre su novela sobre la
niña vasca y el escritor belga, a ambos les pareció lo más natural del mundo
preparar una colaboración que permitiera unir música y literatura en un
espectáculo único que tiende un nuevo puente entre Bélgica y Euskadi.
Así nace “Lo que mueve el mundo” en su versión como recital.
Mertens al piano y con su voz de contralto construye un fondo musical sobre el
que Uribe lee, en el euskera original, determinados fragmentos de la novela que
funcionan a la perfección como ocho pequeños cuentos que narran a través de
varias elipsis temporales una historia mayor que debe parecerse mucho a la
novela completa.
A pesar de que en la información relativa al concierto se
indicaba que la música estaba escrita especialmente para la obra, lo cierto es
que la gran mayoría de las piezas son adaptaciones para piano y voz de
composiciones pertenecientes a los últimos trabajo de Wim Mertens, ya comentados
aquí en su momento aunque también hubo algún fragmento que no terminamos de
reconocer. En el recital sonaron piezas como “Joy of Laughter”, “Cire Perdue”, “Slinging”,
“Affine Schemes” o “Ahead of Itself” del reciente “When Tool Met Wood” así como
“From a Nethermost Point of View”, “Contemporaneousness”, “At the Edge of the
Void”, “Given Without Giveness” o “The Scene of Two” del disco anterior, “A
Starry Wisdom” (no había información al respecto en el programa del concierto
por lo que nos podemos equivocar en algún título). Tampoco faltaron un par de
clásicos del repertorio del músico belga como “Humility” o “Not at Home” para
completar un espectáculo de hora y media que se hace tremendamente corto.
Conocíamos sobradamente las capacidades de Mertens en el
escenario así que lo que mas nos sorprendió fue el extraordinario desempeño de
Kirmen Uribe como narrador a pesar de la barrera idiomática (no tenemos la
fortuna de entender el euskera) fácilmente soslayada por la traducción
simultanea en forma de proyecciones. El texto sonaba fluido en todo momento e
integrado a la perfección con la música de Mertens. La intensidad de las
escenas escogidas de la novela y la inteligente organización de las mismas
sirvieron para que entre artistas y espectadores se forjase un lazo invisible
desde el comienzo hasta el final del recital que sólo la emoción de algunos
fragmentos podía amenazar con romper en momentos puntuales.
En un momento de la historia, se hace una referencia a la
fragilidad del grafito que compone la mina de los lápices y a cómo es
precisamente esa fragilidad la que hace posible que estos escriban y que los
testimonios que ayudan a reflejar perduren por siempre, como el indestructible
diamante con cuya composición comparte el carbono como elemento principal.
Conciertos como el de ayer pasan a formar parte de la memoria del oyente y
contribuyen a eternizar las historias que cuentan de un modo imborrable. Dice
un verso de Kirmen que “cada uno de nosotros guarda algo desconocido de las
vidas ajenas”. A partir de ayer, muchos de los asistentes guardaremos algo de
la vida de Mertens. De Uribe. De Mussche. De Carmentxu.
El espectáculo se estrenó en Madrid a finales de 2013 y hoy tiene su prolongación en San Sebastián, concluyendo esta etapa en Logroño el viernes 28. Si tenéis la oportunidad de asistir, no la dejéis pasar.
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