domingo, 31 de agosto de 2014

Talvin Singh - OK (1998)



Las primeras muestras de lo que se dio en llamar “world music” solían ser, o bien trabajos de artistas occidentales que tomaban elementos procedentes de otras culturas para incorporarlos a sus propias creaciones o bien obras de músicos procedentes de ese “tercer mundo” musical (en un sentido nada peyorativo) que eran “apadrinados” por una figura del “primer mundo” y dados a conocer así a escala global.

Con el paso del tiempo, esa tendencia se disuelve. La emigración, especialmente en determinados países, hace que generaciones de descendientes de esos expatriados accedan a la música como miembros del “primer mundo” pero con el peso de la tradición familiar sobre sus espaldas, enriqueciendo notablemente la paleta de sonidos y formas de trabajar a su disposición. Ese sería el caso de Talvin Singh, músico londinense cuya familia procedía de la región del Punjab, compartida por Pakistán y la India. Como cualquier joven, Talvin escuchaba música electrónica, rock, etc. pero también se interesaba en sus raíces y adquiría con cierta regularidad discos de música hindú y bhangra. Este interés le llevó a viajar a la India a aprender a tocar la tabla, instrumento en el que adquirió gran maestría lo que, a su regreso a Londres, le permitió integrarse en todo tipo de grupos, moviéndose con soltura en la cultura de los clubes, la música de baile y la fusión con otros estilos. Tanto fue así, que Bjork recurrió a él para hacer los arreglos de su primer disco, momento a partir del cual, Talvin llegó a la “primera división” de la música colaborando en la segunda mitad de los años noventa con figuras de la talla de Sun Ra o Future Sound of London o girando como telonero de Massive Attack. Eran tiempos en los que Talvin regentaba uno de los clubes más populares de la capital británica lo que granjeó la posibilidad de establecer contactos de todo tipo.

Dada esta línea argumental, a nadie debía extrañar que Talvin decidiera grabar su propia música, algo que sucedería en 1998 cuando apareció “OK”, su disco de debut, en el que participaba un importante elenco de artistas de renombre en la escena musical hindú-londinense pero también figuras de la talla de Bill Laswell o Ryuichi Sakamoto. Los créditos completos del disco incluyen a las voces de Cleveland Watkiss, Shankan Mahadevan, Bhairvi, Ajay Naidu, Nenes y Suchitra Pillai. Ustad Sultan Khan (sarangi), Madhukar T Dhumai (shenai), la Madras Philharmonic Orchestra, Chandrashekar (violín eléctrico), Chintoo Singh (rabab), Byron Wallace (trompeta), Devi (veena), Jon Klein (guitarra), Aziz Abrahim (guitarra), Dhiren Raichura (guitarra MIDI), Bill Laswell (bajo), Guy Sigsworth (teclados), Heat China (sanshin), Rakesh Churasia (flautas), Naveen (flautas) y Ryuichi Sakamoto (flauta MIDI). Talvin Singh toca tabla, batería, teclados, piano, percusiones y gong además de hacer las programaciones electrónicas y cantar.

Talvin Singh en directo en el festival de Montreux


“Traveller” – Una serie de sonidos electrónicos, “pads” atmosféricos y demás parafernalia, algo trillada ya en aquel entonces, todo sea dicho, nos da la bienvenida al disco mientras suenan notas sueltas de piano y comenzamos a intuir lo que pronto será un torbellino de ritmos de baile que configuran la base del corte más largo de todo el trabajo. Escuchamos en él una especie de compendio de todo lo que vendrá después: fragmentos muy reposados de música tradicional con flautas, instrumentos de la familia del sitar e incluso una orquesta tradicional combinados con la energía de los sintetizadores y las cajas de ritmo en clave de “trip hop”.

“Butterfly” – Tras la introducción entramos en materia con un vertiginoso ritmo electrónico sobre el que suenan las flautas creando un ambiente fantástico que se completa poco después con un espectacular solo de veena acompañado de la tabla del propio Singh. Un tema fantástico que justifica que cualquier oyente dirija su atención hacia este trabajo.



“Sutrix” – La voz de Suchita Pillai protagoniza la siguiente pieza que, por lo demás, continúa con la pirotecnia rítmica del corte anterior aunque reduciendo la aparición de instrumentos tradicionales a la tabla de Talvin, intensa como siempre. Esa ausencia la cubre con creces el elemento electrónico, del que el músico londinense extrae los sonidos justos para cada momento.

“Mombasstic” – Tras una serie de sonidos ambientales escuchamos un ritmo de origen celta que arropa al cálido sonido de la trompeta de Byron Wallace. Estamos ante uno de los temas más interesantes del trabajo y la aportación del bajista Bill Laswell no es menor a la hora de construir una atmósfera especial, muy cercana a la de muchos de sus trabajos con Brian Eno.

“Decca” – Un breve recitado acompañado de sonidos electrónicos ocupa la primera parte del corte más breve del disco  que se desliza después por una pendiente de “trip hop” desatado. Sin tiempo para desarrollarse como quizá debería, el tema finaliza de modo abrupto.

“Eclipse” – Una larga lista de vocalistas, mencionados arriba se junta en esta pieza de raíz tradicional que queda difuminada ante la exuberante demostración tecnológica a cargo de Singh, que no se olvida de la tabla a la hora de crear ritmos de gran complejidad que no nos permiten despegar la atención ni un segundo del desarrollo del tema.

“OK” – El tema que da título al disco es también el que se parecería más a un posible single. La aportación de las voces femeninas es realmente interesante y su estructura se asemeja mucho a la de una canción “radiable”. Ryuchi Sakamoto hace aquí su única aparición en el trabajo aunque no destaca especialmente. Los amantes de los ritmos electrónicos con un toque étnico encontrarán en “OK” una composición más que notable.



“Light” – Algo menos interesante, por la sensación de ser algo que hemos escuchado muchas veces antes es este corte en el que las flautas de Rakesh Churasia comparten espacio con la electrónica y la tabla de Talvin. Una pieza flojita digna de recopilatorios de escasa altura y terracitas de verano en Ibiza.

“Disser / Point.Mento.B” – Vuelta a los terrenos del “ambient” en una pieza que se diría creada para el lucimiento del violinista Chandrasekar pero que en ningún momento requiere demasiadas cualidades como virtuoso del mismo por lo que acaba pasando desapercibida.

“Soni” – Como ocurría con “OK”, la aparición del coro femenino aporta un color distinto al tema que, a pesar de moverse por terrenos completamente diferentes de los que pisaba aquel, resulta igualmente atractivo. Lo que escuchamos aquí es una especie de balada tradicional, muy envolvente, casi hipnótica, a la altura de lo mejor de todo el disco.

“Vikram the Vampire” – El cierre del trabajo lo pone el único tema del mismo en el que Talvin Singh se encarga de la totalidad de los instrumentos y voces. Lo cierto es que a lo largo de toda la pieza escuchamos una sucesión de efectos electrónicos que no terminan de dirigirse a ninguna parte. Quedaría bien como parte de algo un poco más complejo pero nos deja con la sensación de que podría haberse hecho algo más con esa base.


Con su disco de debut, Talvin Singh obtuvo un importante reconocimiento entre la crítica así como algún prestigioso premio. Llama la atención, por tanto, que su carrera musical no haya tenido la continuidad que habría cabido esperar. Unos años después de “OK” llegá “Ha” y, desde entonces, sólo un disco en más de diez años. En este tiempo, sin embargo, el músico se ha dedicado a muchas otras actividades artísticas, entre ellas, instalaciones para alguna importante galería londinense o música para obras teatrales. Los amantes de los ritmos electrónicos y de la fusión de éstos con otras músicas, no encontrarán muchos discos más interesantes que “OK” en los últimos años. Se puede adquirir en los siguientes enlaces:

amazon.es

play.com

Nos despedimos con una curiosa versión de "Big Time Sensuality" de Bjork con Talvin Singh a la tabla.

1 comentario:

  1. ¡Cuánta producción, por Dios!.
    Sólo con la nube de etiquetas, ya tenía tarea hasta para llevar al hogar del jubilado -cuando toque ir-; sin duda, aquí he llegado tarde.
    Por ello, tal vez me haya perdido si en algún post hay alguna información acerca de quien hay detrás de "la voz de los vientos". Cómo se ha llegado a poder ofrecer esta minuciosa y singular información sobre unas músicas no aptas para demasiados audiófilos.

    Otra cosa, tengo en la sintonía del móvil un tema que apareció por aquí y que no me apetecía comprar todo el CD en Amazon.
    Puse la URL del YouTube en "Dirpy" y la traspasé al telefonillo.
    No sé si he debido contarlo....

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