En un músico de la categoría de David Bowie, sorprende comprobar la sequía creativa que sufrió a lo largo de casi toda la década de los ochenta. Cierto es que en esos años estuvo muy centrado en su carrera como actor interpretando algunos de sus papeles más recordados en películas como “Feliz Navidad, Mr.Lawrence”, “Principiantes”, “Dentro del Laberinto” o “La Última Tentación de Cristo” pero extraña que el cantante “desperdiciase” tanto tiempo desde el punto de vista musical.
Hay una excepción a todo esto y no es una excepción menor ya que hablamos de uno de los discos más vendidos de su autor y que contó, además, con varios “singles” que siguen estando hoy entre sus canciones más conocidas. Habían pasado tres años desde “Scary Monsters” y Bowie quería dar un giro en su carrera. La primera consecuencia fue inesperada. Después de trabajar con él durante muchos años y de preparar juntos el nuevo disco, al menos en sus primeras fases, el productor Toni Visconti dejó de recibir noticias de Bowie. Cuando llamó a “Coco” Schwab, la asistente personal del músico para ver qué pasaba, ésta le confirmó que el artista llevaba dos semanas trabajando en la grabación del disco con otro productor y que las cosas iban muy bien. Visconti y Bowie no volvieron a trabajar juntos hasta muchos años después de aquello.
El músico acababa de firmar por EMI tras terminar una larga relación con el sello RCA y eso le obligaba en cierta forma a entregar un primer disco que se vendiera bien lo que obligaba a incluir en él canciones “comerciales”. Ese hecho tuvo mucho que ver en la elección de Nile Rodgers como productor. El miembro de Chic había grabado varios discos clásicos de la música “disco” en los últimos años de los setenta y a partir de ahí comenzó a colaborar con otros artistas como Diana Ross, Robert Wyatt o Duran Duran. Hubo un momento en que todo lo que tocaba se convertía en oro y Bowie, una de cuyas mejores cualidades ha sido siempre la de reconocer fácilmente el talento ajeno, no dejó pasar la oportunidad de colaborar con él. Visconti no fue el único colaborador habitual de Bowie que desaparecería de los créditos en este disco. El guitarrista Carlos Alomar tampoco aparece ya que se le llamó apenas unos días antes de comenzar la grabación y ya tenía compromisos adquiridos. La guitarra la interpretaría en su lugar Stevie Ray Vaughan a quien acompañarían en la grabación del disco: Carmine Rojas (bajo), Omar Hakim y Tony Thompson (baterías) y Rob Sabino (teclados). Además, participa en la grabación una sección de metales muy interesante cuyos arreglos corrieron por cuenta de Nile Rodgers, guitarrista también en el disco. Bowie, por una vez, se limita a cantar y no toca ningún instrumento.
Bowie junto a Nile Rodgers durante la grabación del disco. |
“Modern Love” - El disco comienza fuerte y sin concesiones. Nos recibe con todo un “hit” lleno de atractivo. La batería marca un ritmo enérgico y el piano la acompaña dibujando el esqueleto de una canción memorable. A partir de ahí, los vientos y los coros acompañan a la perfección a un Bowie sobrio que firma un éxito que triunfó en las listas de medio mundo igual que lo hizo unos años después la versión que del mismo hizo Tina Turner.
“China Girl” - El que fue segundo “single” del disco era una versión de un tema que Bowie compuso junto a Iggy Pop para el disco de éste “The Idiot” (1977). Lo cierto es que la interpretación de David nos parece muy superior, volviendo a mostrar todas sus cualidades vocales, ocultas en el primer tema del trabajo bajo una ejecución “estándar”. Los arreglos son también extraordinarios, especialmente en cuanto al bajo, omnipresente en toda la pieza con una línea inolvidable. También los teclados están muy cuidados e incluso escuchamos un buen solo de guitarra en la parte final que nos devuelve al Bowie más rockero dentro de un tema como éste, eminentemente “pop”.
“Let's Dance” - El “single” de presentación del disco fue una exquisita mezcla de “funk” y rock. La más clara muestra del sentido que tenía la contratación de Nile Rodgers como co-productor del disco. Comienza con unos coros que recuerdan a los años inocentes del rock'n'roll que desembocan en un infeccioso ritmo funky subrayado por las guitarras de Rodgers, la sección de viento y una batería sincopada impecable. El final es magnífico y la parte que contiene el solo de guitarra la habría firmado el mismísimo Prince.
“Without You” - Cerrando la “cara a” del LP tenemos una canción algo más tranquila que las tres anteriores y quizá algo más floja aunque manteniendo un nivel alto. Escuchamos aquí al Bowie más vulnerable cantando en falsete la mayor parte del tiempo. Las guitarras, alejadas esta vez del “funk” recuerdan a producciones anteriores del músico con Brian Eno.
“Ricochet” - La canción más extraña del disco es la escogida para abrir la “cara b”. El esquema es poco convencional ya que no se ajusta a la secuencia clásica de estrofa-puente-estribillo. De hecho, casi se podría decir que carece de este último ya que toda ella se organiza a partir de una larga estrofa con apenas variaciones. Con todo, es un muy buen tema con cierto grado de experimentación en lo tocante a los arreglos los tratamientos electrónicos de la voz de Bowie y los coros. Hay también mucha influencia de otros artistas de la escena neoyorquina de aquellos años como los Talking Heads de la etapa con Brian Eno.
“Criminal World” - Una de las grandes joyas olvidadas en la discografía de Bowie es esta versión del éxito de Metro, la banda formada por Duncan Browne, Peter Godwin y Sean Lyons y que apareció en su disco homónimo de 1977. A partir de un suave ritmo cercano al reggae se desarrolla un bonito tema que desemboca en un estribillo memorable. Bowie hace suya la tema y la defiende con maestría consiguiendo, al igual que con “China Girl”, mejorar notablemente el original, considerablemente más lento y, nos atreveríamos a decir, descafeinado.
“Cat People (Putting Out Fire)” - Se incluye aquí una canción que Bowie escribió para la película del mismo título que se estrenó en 1982. De hecho, el cantante sólo hizo la letra ya que la música aparece firmada por el afamado productor Giorgio Moroder. La versión del disco nos agrada más que la que sonó en la película. Una vez más, Bowie le da un lavado de cara completo a un tema que en manos de Moroder sonaba artificial y sin fuerza y aquí lo hace transformado en una canción robusta y mucho más consistente.
“Shake It” - Cierra el trabajo otro tema rebosante de ritmo “funk” en el que se hace evidente el papel de Nile Rodgers. Casi podríamos considerarlo una anécdota dentro del alto nivel de un disco en el que lo más flojo mejora buena parte de los discos más destacados de la mayoría de artistas de aquel momento.
El disco se convirtió en un superventas (no ganó el Grammy al mejor disco del año porque en 1984 competía con “Thriller” de Michael Jackson) y convirtió de repente a Bowie en una estrella del “pop” más comercial, algo que, además de sorprenderle, le desconcertó mucho. No terminaba de entender el cambio generacional que había experimentado el núcleo de sus seguidores y se preguntaba cuántos de los que iban ahora a sus conciertos tendrían en su casa algún disco de, por ejemplo, The Velvet Underground.
Es cierto que “Let's Dance” era un disco muy distinto a lo que Bowie había hecho antes. Baste recordar que llegaba después de la “trilogía Berlinesa” y de “Scary Monsters” pero hay que reconocer que el giro hacia una música más “comercial” le salió mejor que la gran mayoría de compañeros de generación cuyo tránsito por los años ochenta fue, en general, desafortunado. Podríamos decir que Bowie tenía una especial habilidad para caer de pie en casi cualquier circunstancia pero no queremos olvidarnos de lo que pasó después y es que sus siguientes trabajos fueron, en general, muy flojos, hasta el punto de que el músico tomó la decisión de “abandonar” su carrera en solitario y formar una banda como Tin Machine para relanzarse.
En todo caso, “Let's Dance” es un disco recomendable al 100% y una inyección de optimismo y buenas vibraciones que siempre esta bien retomar de cuando en cuando.
Nos despedimos con un anuncio de Pepsi de 1985 con "Modern Love" como tema central y Tina Turner de estrella invitada:
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