domingo, 21 de noviembre de 2021

Fernando Curiel - Escenasonica (2021)



En alguna ocasión hemos hablado de pasada sobre la “música concreta”, corriente nacida en Francia de la mano de Pierre Schäffer que despojaba a la música de algunos de sus conceptos fundamentales como la melodía y la armonía para centrarse en el sonido en sí mismo utilizando para ello fuentes ajenas a los instrumentos convencionales. La “música concreta” partía de sonidos de todo tipo que eran grabados en cinta magnetofónica y procesados por distintos medios. Entre algunos de los discípulos de Schäffer se acuñó otro término de similares principios como era la “música acusmática”. Etimológicamente sería algo así como la música cuyo origen no puede verse por parte del espectador. Esto es: sonidos de distintas procedencias alterados por medios electrónicos que es grabada y reproducida a través de altavoces de modo que el oyente no puede “ver” al intérprete generando los sonidos.


La corriente, que dio sus primeros pasos a mediados del siglo pasado sigue teniendo adeptos que trabajan siguiendo esos principios y consiguiendo resultados no tan diferentes de otros tipos de música y que no renuncian necesariamente al componente melódico por más que este resulte menos evidente que en otras corrientes con las que estamos más familiarizados.


Dentro de la “música acusmática” es donde podemos catalogar el disco que comentamos hoy, obra del compositor e intérprete argentino Fernando Curiel. “Escenasonica” es una nueva entrega del netlabel Fortín Artesonoro cuyas obras aparecen con regularidad en el blog. Curiel nos ofrece una recopilación de cinco obras creadas en los últimos ocho años, todas ellas basadas en el procesado de sonidos de las fuentes más diversas.


“Pájaros plateados” - La primera pieza es de 2018 y tiene como base el canto de diferentes pájaros, convenientemente tratado y rodeado de diversas fuentes sonoras. La parte aviar es evidente en muchos momentos pero la inmersión sonora a la que nos arrastra va mucho más allá de la curiosidad ornitológica. De repente un trino se convierte en una nota con textura puramente electrónica y crecen una serie de “drones” de fondo salpicados de pulsos eléctricos que llegan como fogonazos. Se escuchan percusiones que se disuelven en su propio eco, notas suspendidas y todo en medio de un ambiente único que nos demuestra que hasta las piezas más experimentales tienen mucho interés cuando se les da una oportunidad.


“Hipermontaje 2” - La segunda obra data de 2014 y formalmente tendría más similitud con las composiciones de los pioneros de la Escuela de Berlín en sus primeros años, por poner una referencia con la que los seguidores del blog se puedan familiarizar. Distintos fondos electrónicos van desarrollándose de fondo mientras en primer plano se suceden golpes de objetos, el chirriar de un engranaje mal engrasado e incluso trémulos fragmentos de voces rescatadas de vaya usted a saber dónde. Un conjunto inquietante e hipnótico que se diría sacado de un mal sueño.


“La voz de M4R2L” - El origen del artista asoma en esta pieza de 2016, en la que, entre rítmicos fragmentos sonoros y efectos electrónicos de todo tipo, se filtra la voz de un intérprete de tango. Mucho más dinámica y cargada de ritmo que las anteriores, mantiene el nivel de experimentación sonora con un uso extremo de “loops” de corta duración y un punto caótico que no estaba presente en el disco hasta ahora. Aparecen trazas de melodía que no llegan a concretarse y que, en general, nos dejan con una sensación extraña.


“Escapando por la tangente” - La siguiente composición es de 2017 y en su mayoría está construida a partir de objetos cotidianos de los que hay en cualquier hogar. El punto de partida sería el mismo del proyecto de Pink Floyd, “Household Objects” que finalmente no vio la luz, al menos en su versión completa aunque, evidentemente, lo que hace aquí Fernando Curiel no creemos que tenga ningún punto de comparación con lo que pergeñó la banda inglesa en su día. Salvo por alguna interrupción brusca en forma de nota electrónica, fragmento de emisión radiofónica o golpe de percusión, el desarrollo de la pieza es parecido al de las dos primeras del disco. Un viaje sensorial que requiere de toda la atención del oyente para ser disfrutado en su totalidad.


“Escenasonica” - Llegamos al final con la pieza más reciente del trabajo (es de 2020) y que sirve para dar título al mismo. Es un tema mucho más ambiental que el resto, con fragmentos casi inaudibles y que solo en el tramo final, en el que escuchamos una secuencia repetida en varias ocasiones, nos muestra alguna estructura reconocible. Es una composición tenue, absorbente y llena de matices que nos parece de lo mejor de un trabajo, por otro lado muy homogéneo y absolutamente fascinante.


Como todos los discos de Fortín Artesonoro, está disponible para su descarga en la web del sello por lo que lo recomendable es que os hagáis con él y le deis las escuchas necesarias. “Escenasonica”, de Fernando Curiel, no es un disco fácil pero eso nunca nos ha echado para atrás en el blog como ya sabréis los más habituales. En todo caso, dentro de este tipo de propuestas más arriesgadas y minoritarias, este trabajo es uno de los que más nos ha interesado y creemos también que tiene muchas posibilidades de ser disfrutado por seguidores de los primeros Tangerine Dream, como ya dijimos o de propuestas más actuales como Bass Communion y otros artistas de “dark ambient” o “drone music”, corrientes con las que podría haber puntos en común.

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