Cuando David Bedford realizó la
transcripción para orquesta de “Tubular Bells” que fue publicada
en 1975, no se limitó a esa obra ya que también se encargó de
adaptar el segundo disco de Mike Oldfield, “Hergest Ridge”. Ambas
obras fueron interpretadas en directo en varias ocasiones en la época
con Steve Hillage o Andy Summers a la guitarra pero sólo la primera
de ellas conoció una versión el disco.
Los motivos pueden ser muchos pero
entre ellos no se encuentra la calidad de la adaptación ya que a
nuestro juicio (y es la opinión común por parte de los aficionados
al músico en la red) lade “Hergest Ridge” era mucho más
acertada e interesante que la anterior. Probablemente en el ánimo de
los directivos de Virgin (eufemismo para decir Richard Branson)
influyó la floja acogida de “The Orchestral Tubular Bells” para
decidir dejar en el cajón las grabaciones de “Hergest Ridge”
interpretado por una orquesta sinfónica. Durante mucho tiempo se
llegó incluso a dudar de la existencia de esa obra pero con el
tiempo, y gracias a internet, aquella música se hizo accesible,
primero en forma de disco pirata y después como descarga “irregular”
en decenas de webs.
En pocas ocasiones hemos comentado aquí
discos “piratas” o, como es el caso, grabaciones radiofónicas
pero la relevancia del autor y, ¿por qué no? la calidad de la
adaptación nos ha animado a hacer una pequeña reseña del “disco”
al que llamaremos así sólo a efectos prácticos.
Las dos obras orquestales fueron
interpretadas en diciembre de 1974 en el Royal Albert Hall londinense
con la Royal Philharmonic Orchestra dirigida por David Bedford siendo
retransmitida por la BBC la velada de estreno de ambas. De esa
emisión salieron varias copias pirata que circulan por ahí pero hay
una segunda retransmisión de 1976 con algo más de calidad
procedente de un concierto en Glasgow con la Scottish National
Orchestra de la que se dice que Virgin adquirió los derechos con
vistas a una posible publicación que nunca se llevó a cabo aunque
es cierto que hay quien afirma disponer de casettes originales de la
época con el disco en lo que sería una tirada muy reducida de cuya
existencia no hemos encontrado ninguna confirmación verosímil. Sí
que hay un CD pirata de 1999 en el que aparece la obra imitando el
“artwork” de la edición oficial de Virgin de “The Orchestral
Tubular Bells” de un modo muy logrado.
David Bedford y Mike Oldfield |
El comienzo de la obra es
extremadamente fiel al original con algún ligero añadido de
percusión. El poderoso bajo que aparecía en los primeros instantes,
es sustituído con acierto por los metales siendo esta la principal
novedad de los primeros momentos del trabajo. Desde el comienzo queda
clara la diferencia entre esta adaptación y la de “Tubular Bells”
que va más allá de la existente entre los discos originales. En su
revisión del “Opus 1”, Bedford parece luchar todo el tiempo para
“domar” una partitura rebelde, muy difícil de sujetar en muchos
momentos y la transcripción acusa este hecho sonando en exceso
dulcificada. Ahora es muy diferente y se aprovecha mucho mejor la
propia estructura de la obra (“Hergest Ridge”, tomada en
conjunto, es mucho más coherente que su predecesora) para dar su
espacio a todas las secciones orquestales con gran naturalidad de
modo que no suenan artificiosas en ningún momento. Especialmente
brillantes nos parecen las secciones en las que brillan las maderas,
que ya destacaban mucho en el álbum original. Los últimos instantes
de la primera mitad de la obra renuncian ligeramente al aire
sinfónico con la inclusión de campanillas que ya se oían en el
disco de 1974 que nos remiten a un ambiente mucho más bucólico y
cercano a una tarde en el campo que a una estricta sala de
conciertos. Es ahí donde escuchamos la segunda intervención de
Hillage a la guitarra en un estilo que parece querer asemejarse al
del propio Oldfield, cosa que consigue a medias.
El segundo gran segmento de “Hergest
Ridge” nos muestra un excelente arreglo de cuerdas que realza la
belleza de un pasaje ya de por sí bello. La elección del
violonchelo para interpretar la línea melódica principal es
brillante y su relevo por parte de la flauta fluye con una
naturalidad apabullante. A continuación llega el turno del violín
que ejecuta una serie de arabescos muy inspirados que no tenían esa
presencia en el disco de Oldfield tras los cuales gana protagonismo
la orquesta. Llegamos así a la que probablemente sea la sección más
brillante de la obra original y que en su sinfónica no rebaja ni un
ápice esta calificación aunque, sin duda, acusa la práctica
imposibilidad de emular las sensaciones que provoca un buen montón
de guitarras y bajos eléctricos sonando al mismo tiempo como ocurría
en la obra genuina. Se reserva un par de buenos solos Steve Hillage
en esta sección que contribuyen a compensar el déficit de energía
con respecto a la pieza original mientras suena un poderoso coro que
subraya el dramatismo de la sección. Desde ahí hasta el final, un
poco brusco en nuestra opinión, todo transcurre con normalidad
cerrándose así un arreglo muy notable por parte de David Bedford que
quizá mereció la misma oportunidad que tuvo el el de “Tubular
Bells” aunque, de haber sido así, ¿dónde habría parado la
serie? ¿tendríamos un “Orchestral Ommadawn”? ¿un “Orchestral
Incantations”? Quién sabe...
A pesar de que nunca fue publicada de
forma oficial, parte de la adaptación orquestal de “Hergest Ridge”
apareció en la banda sonora de la película documental “The Space
Movie” dirigida por Tony Palmer y estrenada en 1980 para conmemorar
el décimo aniversario del alunizaje del “Apollo XI”. Hubo planes
para editar el “soundtrack” en disco pero quedaron en nada. En
él, además de algún fragmento de “The Orchestral Hergest Ridge”,
sonaba su homólogo de “Tubular Bells”, algún extracto de
“Ommadawn” o “Incantations” y el single “Portsmouth”.
Si tenéis la suerte de encontrar
alguno de los CD piratas que existen con la grabación, es posible
que esté acompañada de otra interpretación en directo de un
extracto de “The Orchestral Tubular Bells” tal y como sonó en
las representaciones que de las dos obras se hicieron en la época. A
pesar de no tener carácter oficial, no creemos que ningún fan de
Oldfield quede decepcionado si escucha la obra que hoy hemos
reseñado.
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