Sally Patricia O. es una artista irlandesa nacida en el seno de una familia católica con la que pronto se trasladó a la localidad inglesa de Reading estableciéndose allí junto con sus hermanos Michael Gordon y Terence. En principio sus intereses se centraron en la danza en la que destacó hasta el punto de ganar varios premios. Estudió también piano y canto lo que iba a servirle de mucho en su carrera posterior. Su formación se completa con estudios de literatura inglesa y filosofía, algo que parecía que iba a dirigir sus pasos en los próximos años pero durante su etapa escolar hizo amistad con Marianne Faithful, lo cual iba a ser de gran importancia. Marianne, perteneciente a una influyente familia inglesa, fue conocida por su faceta de cantautora en los años sesenta y setenta pero, quizá más aún, lo fue por sus relaciones con distintas estrellas del rock, especialmente con Mick Jagger.
Gracias a
esa relación, Sally pudo asistir a distintas sesiones de grabación
de los más importantes artistas de la época estableciendo contactos
que le permitieron grabar algunas maquetas hasta llegar al disco que
comentamos hoy: un dúo con su hermano Michael, de apenas 15 años
entonces, en el que contaron con la ayuda de músicos de Pentangle,
la banda de folk liderada por John Renbourn.
A pesar de
las ilustres compañías que frecuentaba Sally, el disco de
Sallyangie, que es el nombre que adoptó el dúo, estaba compuesto en
su integridad por los dos hermanos. Se trataba de una colección de
canciones de aire “folkie”, con tintes “hippies” que se
reflejaban también en la forma de vestir de ambos artistas,
especialmente de la hermana mayor. El trabajo llevó el título de
“Children of the Sun” y pasó desapercibido en su momento, algo
comprensible porque su interés, tomado por sí solo, es bastante
limitado. Con el tiempo, el disco fue reeditado con una importante
novedad que consistía en varias “demos” grabadas por el joven
Michael a la guitarra acompañadas por algunos singles del propio
disco. Junto a los hermanos, que cantan y tocan la guitarra,
intervienen en “Children of the Sun” el miembro de Pentangle,
Terry Cox (percusión) y el músico de sesiones del sello
Transatlantic, Ray Warleigh (flauta). David Palmer, quien años más
tarde sería miembro de Jethro Tull, se encarga de los arreglos de
cuerda que suenan en algunas piezas.
The Sallyangie. ¿Reconocéis a alguien? |
El disco
comienza con la inocencia extrema de “Strangers” en la que la voz
de Sally, aún temblorosa es la protagonista de una pieza brevísima
sin mucha trascendencia. En “Lady Mary”, el pequeño Michael
tiene más presencia cantando tanto como su hermana y no limitándose
a los coros como en la pieza anterior. Llega inmediatamente el corte
que da título al álbum, “Childen of the Sun”, más interesante
que los dos anteriores por la interprtación de Michael a la guitarra
y por una Sally que añade a su voz algunos matices que no aparecían
en los cortes precedentes. El dúo vocal entre ambos hermanos es
bastante inspirado y curiosamente, aunque la que hizo carrera
posterior como vocalista fue ella, creemos que Michael muestra una
técnica mucho más afinada en toda la pieza. “A Lover for All
Seasons” es la siguiente pieza del disco. Comienza de forma muy
enérgica antes de volver a las armonías vocales que siguen sonando
bien en algunos momentos y tremendamente primerizas en otros. La
forma de tocar la guitarra de Michael deja entrever una rabia que
afloraría también más tarde en su carrera en solitario. Seguimos
con “River Song”, una de las mejores melodías del disco en la
que se despliega una fuerza que no está muy presente en el resto del
trabajo.
“Banquet on the Water” vuelve a los aires bucólicos y
pastoriles. Un tema de corte claramente infantil es lo siguiente que
suena en el disco bajo el título de “Balloons”. Una canción con
aire de cajita de música, recurso que unos años más tarde
recuperaría Michael en uno de sus trabajos más recordados. En los
instantes finales, al herencia celta de los hermanos se deja entrever
en un pasaje a base de cantos onomatopéyicos que precede a una
improvisación del joven Michael a la guitarra sobre un tema de
Johann Sebastian Bach. Algo más atrás, hacia el medievo, retroceden
nuestros artistas en “Midsummer Night's Happening” tema en el que
juegan con temas de aire renacentista y juegos contrapuntísticos de
gran belleza. “Love on Ice Crystals” vuelve a las baladas
“folkies”, tan abundantes en el disco. Algunos efectos de estudio
sobre la voz de Sally son de lo poco destacable de una pieza correcta
pero sin demasiada profundidad. Michael toma algunos riesgos en el
boceto de apenas unos segundos que es “Changing Colours” antes de
pasar a “Chameleon”, otra bonita canción en la que lo más
interesante es el dúo vocal de ambos hermanos. “Milk Bottle” es
otra anécdota en clave de “blues” que no sobrepasa los 30
segundos de duración y nos lleva a “The Murder of the Children of
San Francisco”, una de las mejores canciones del trabajo, con
reminiscencias de The Animals o, más remotamente, de Cream. Aparecen
ahora en la reedición en CD dos cortes que no formaban parte del LP
original: “Twilight Song” y “The Song of the Healer” antes de
cerrar el trabajo como lo hacía el disco de 1969, con un “reprise”
de “Strangers”.
Comentábamos anteriormente que lo más interesante del disco aparecía en las reediciones modernas del mismo en forma de CD doble. Como extras podemos encontrar en ellas una serie de temas de los que hablaremos a continuación. Hasta ahora, no parece que se trate de un disco de especial relevancia pero podemos entender mejor su aparición en el blog centrándonos en la figura del pequeño Michael, la mitad masculina del dúo. Para la mayoría de los lectores, no existirá ninguna sorpresa con respecto a su identidad pero puede que quede algún despistado que no relacione los nombres de Sally Patricia, Michael Gordon y Terence, el tercer hermano que citábamos al principio aunque no participase en el disco, con ningún apellido conocido. De haberlo hecho, muchos habrían reparado en la coincidencia con los “nom-de-guerre” de los miembros de una célebre familia musical de apellido Oldfield.
En el CD
adicional que acompaña a las reediciones modernas de “The Children
of the Sun” encontramos versiones alternativas a las del disco como
“Children of the Sun (minus intro)”, un par de singles de aire
pop aparecidos tiempo después (“Colours of the World” / “Two
Ships” en 1970 y “Child of Allah” / “Lady Go Lightly” en
1973) y tres demos interpretadas por Mike Oldfield a la guitarra.
Tres improvisaciones grabadas por un músico de 15 años en las que
podemos escuchar ideas y conceptos que años más tarde aparecerían
en algunos de los discos más innovadores que hemos escuchado nunca.
Y ya estaban aquí, en 1968, interpretadas por un adolescente:
“Mrs.Moon
and the Thatched Shop” - La primera pieza, interpretada como todas
las que aquí aparecen a la guitarra acústica, nos muestra a un
músico muy diestro ya en el uso del instrumento y capaz de crear
texturas y pasajes sonoros muy similares a los que escucharíamos
unos añitos después en “Tubular Bells” o “Ommadawn”. A lo
largo de los seis minutos que dura el tema asistimos a la exposición
de diferentes motivos melódicos, cambios bruscos de ritmo y una
complejidad en cuanto a la estructura poco habitual en una joven de
esa edad que, además, está improvisando.
“Branches”
- De las tres “demos” que aquí aparecen, esta es sin duda la que
más puede impresionar al seguidor habitual de Mike Oldfield por
cuanto hay en ella pasajes enteros que serían rescatados por el
artista en algunos discos clásicos muchos años después. Por
ejemplo, tras unos primeros instantes reconocemos al instante un par
de momentos fundamentales de esa obra maestra que se llamó “Amarok”
(1991). Poco después, tras unos minutos de frenético desempeño
volvemos a escuchar otro fragmento rescatado en el mismo trabajo. El
final transcurre entre retazos de “blues” y motivos
tradicionales.
“A Sad Song for Rosie” - La tercera y última “demo” comienza con una de las más recordadas melodías de “Ommadawn” (1975) demostrando que el nivel de inspiración del Oldfield quinceañaero iba muy por delante de sus posibilidades de plasmarlo convenientemente en aquellos momentos. Existen otras grabaciones de la época en las que Oldfiels anticipa momentos de otros trabajos como “Platinum” (1979) pero no se incluyen aquí.
Si sois seguidores de Mike Oldfield, este disco no debería faltar en vuestra discoteca, aunque sólo fuera por un interés “arqueológico”. De otro modo, quizá estemos hablando de un trabajo menor y sin demasiado interés. Nosotros estamos en el primer grupo por lo que no podemos dejar de recomendar este “Children of the Sun”.
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