De vez en
cuando traemos por el blog discos con música de diversos autores a
los que hemos llegado llamados por el atractivo concreto de alguno de
ellos, desconociendo en buena parte otros nombres que aparecen en el
disco. El método, errático en apariencia, nos ha llevado en los
últimos años a descubrir la obra de artistas verdaderamente
interesantes a los que difícilmente habíamos accedido por otros
medios. El disco que hoy comentamos llegó a nuestro conocimiento por
ese medio.
Hace un
tiempo comentamos aquí un disco del violonchelista Jeffrey Zeigler
movidos, principalmente, por el estreno de una pieza para ese
instrumento de Philip Glass y animados por la presencia de John Zorn
en el listado de compositores del CD. El “descubrimiento” que nos
tenía reservado el disco de Zeigler estaba en la pista que abría el
disco, obra del compositor mexicano Felipe Pérez Santiago. Formado
en las mejores instituciones musicales de su país y de Europa, ha
sido compositor residente de algunos de los centros de investigación
musical más relevantes del viejo continente, incluyendo el Center of
Musical Creation Iannis Xenakis parisino, el Center for Electronic
Music de Amsterdam, la Universidad Pompeu Fabre de Barcelona, el
Staatstheater de Munich o el Studio for Electro-Instrumental Music en
Amsterdam. La lista de premios y becas logradas a lo largo de su
trayectoria sería demasiado larga para exponerla aquí y las
formaciones con las que ha trabajado se encuentran entre las más
prestigiosas de la música contemporánea. Además de esto, Felipe es
el fundador de Mal'Akh, formación que interpreta música de los más
diversos estilos, desde el free-jazz a la electrónica, incorporando
elementos de la música de cámara o el rock.
Sus
primeras obras eran puramente musicales, sin relación con ningún
otro formato artístico pero ya en 1999 compuso música para ballet y
un año más tarde sus primeras bandas sonoras. Ambos campos han
tenido un papel importante en su obra acompañados siempre de la
composición independiente. No parece tener predilección por ningún
tipo de formación concreta a la hora de componer ya que tiene piezas
de todo tipo, desde orquestales hasta camerísticas, electrónicas e
incluso para combinaciones de instrumentos poco comunes como
conjuntos de flautas, grupo de gamelanes, etc.
El disco
que hoy traemos aquí, lleva el título de “Mantis” y es una
recopilación de trabajos creados entre 1999 y 2013 y proceden de
distintas etapas de sus estancias en distintas instituciones,
europeas en su mayoría. Es una producción del Centro Mexicano para
la Música y las Artes Sonoras.
Felipe Pérez Santiago |
“Jingle
Hell!” - Abre el disco una pieza de 1999 encargada por una emisora
de radio holandesa como sintonía de una serie de programas dedicados
a las nuevas músicas. Es una de las cuatro obras del disco creadas
en el Estudio de Música Electrónica del Conservatorio de Rotterdam.
En realidad es una brevísima fanfarria adornada con efectos
electrónicos que cumple perfectamente su labor como “jingle”.
“Post-War”
- Como la anterior, es otra creación del periodo del músico en
Holanda. En esta ocasión, del año 2001. Además de la electrónica
interviene el violinista Konstantin Tchakarov. Es ese instrumento el
que lleva el peso del tema ayudado por el tamiz electrónico de
Felipe Pérez Santiago que transforma el sonido del instrumento y lo
rodea de timbres y efectos que consiguen crear en el oyente una
sensación de profundo desasosiego. El violín parece retorcerse y
ser exprimido hasta obtener las notas más inalcanzables consiguiendo
momentos de gran tensión. En la parte final aparece un agresivo
sonido electrónico para crear un ritmo inquietante con el que
concluye la composición. La pieza pertenece a “Battlefeels”,
encargo de la Universidad Erasmo de Rotterdam para un festival de
cine.
“Area 17”
- El disco no sigue un orden cronológico así que saltamos a 2006 y
a Barcelona donde Felipe escribe esta pieza electrónica con ocasión
del 250º aniversario del nacimiento de Mozart. Estamos ante una de
nuestras obras favoritas del disco que toma la forma de una caja de
música sacada de algún futuro post apocalíptico. Una melodía de
tinte clásico ejecutada con una electrónica tremendamente
distorsionada hasta conseguir un efecto verdaderamente perturbador.
Mozart y Aphex Twin juntos en una improbable colaboración que fue la
primera pieza de Felipe que nos impresionó cuando comenzamos a
buscar obras suyas tras escuchar su participación en “Something of
Life” de Jeffrey Zeigler.
“Cicatrice” - En 2008, de vuelta en Holanda (esta vez al Studio for Electroinstrumental Music de Amsterdam, el compositor escribe esta obra para cuarteto vocal y electrónica por encargo del Egidius Quartet. Comienza con una profunda introducción electrónica de gran fuerza a la que se incorporan paulatinamente las voces, primero de forma individual y más tarde interactuando entre ellas hasta crear un coro de gran belleza, siempre con un punto de tensión importante, algo que es una característica muy destacada de la música de Felipe. Hay puntos en común con algunas de las obras más inquietantes de músicos como Ligeti (pensamos en piezas corales pero también en las instrumentales como “Volumina”) y otros compositores de nuestro tiempo. La superposición de capas sonoras, los loops vocales y las texturas electrónicas, siempre evolucionando, convierten a “Cicatrice” en otra de nuestras piezas predilectas.
“Danza de
Ángeles” - Una de las piezas más antiguas del disco (data de
1999) creada en la etapa del autor en Rotterdam, es este extracto de
“Engelberg”, encargo electrónico para la Rotterdam Dance
Academy. Distintos ritmos se combinan en el inicio, desde unos pasos
hasta un latido de corazón, mezclados ambos con un un zumbido
constante, para crear el fondo sonoro en el que escuchamos, muy en
segundo plano, un coro angelical. Aparecen entonces loops y ritmos
industriales, “samples” vocales de todo tipo, campanas casi
inaudibles, etc. Un tapiz sonoro personalísimo y fascinante. Nos
comenta el autor en un correo electrónico su admiración, entre
muchos otros músicos, por Steven Wilson y lo cierto es que esta obra
bien podría encajar en la filosofía del proyecto Bass Communion del
polifacético artista británico.
“Der
Nachtflug” - La última obra de este periodo incluida en el disco
es esta composición que ganó el premio del Institute of
Electroacoustic Music de Bourges como parte de “Ofaniel, ángel de
la Luna”, instalación audiovisual de gran formato. Comienza de un
modo más amable que las anteriores, aunque enseguida gira hacia los
ambientes más oscuros e industriales. Aparecen entonces una serie de
ritmos sintéticos que se mezclan con sirenas para crear una
sensación de caos de la que es muy difícil escapar. Salvando las
distancias, porque el resultado es muy distinto, hay algo del “On
the Run” de Pink Floyd en el esquema de esta parte de la pieza. En
el final volvemos a escuchar una serie de samples vocales formando
“loops” que dan paso a la última parte de la composición, muy
rítmica y experimental.
“Iftira”
- Avanzamos unos cuantos años hasta llegar a las dos obras más
recientes del disco, creadas ambas en México. La primera es una
comisión del Centro Mexicano de Música y Arte Sonoro, escrita para
quinteto de fagots y electrónica. Se estrenó en 2012 con los
integrantes del Dark in the Song Quintet como intérpretes. Nos
recuerda mucho a otras piezas en una linea similar de Jacob Ter
Veldhuis, especialmente a sus composiciones para “boombox” o
“ghettoblaster” e instrumentos de viento como “Pitch Black”.
Al margen de eso, “Iftira” es una obra magnífica en la que los
ritmos electrónicos se mezclan con los que crean los propios
fagotistas y sirven como base para diferentes desarrollos repetitivos
en la más pura tradición minimalista. Una maravilla.
“Red Antisocial” - De un año antes es esta pieza para flauta y electrónica con Alejandro Escuer como solista. El comienzo, con el instrumento sólo, nos muestra un tratamiento muy contemporáneo del mismo, algo que se mantiene durante toda la pieza aún cuando se suma la electrónica para dotarla de un entorno acústico muy diferente. Con todo, los efectos nunca llegan a eclipsar a la flauta. La segunda parte de la pieza evoluciona hacia conceptos más claros, tanto en las frases y melodías de Escuer como en los ritmos electrónicos, mucho más concretos y directos ahora, tanto que podrían encuadrarse en las corrientes más vanguardistas de la electrónica de baile actual.
“Frozen”
- Continuamos con dos piezas de 2003 cuya creación se hizo a caballo
entre Holanda, Los Ángeles y México. Ambas forman parte de música
para el ballet “Eppur Si Scende” y cuentan con Jeffrey Zeigler al
violonchelo dando la réplica a la electrónica de Felipe. La primera
composición se abre con un profundo sonido que se repite unas
cuantas veces más antes de que aparezca Zeigler para ejecutar una
melodía muy cadenciosa que se va mezclando con las capas de sonidos
sintéticos del compositor. Es en esta fase inicial este un corte muy
atmosférico y con momentos de gran sutileza en la relación entre
ambos instrumentistas. Se produce entonces un giro y el violonchelo
comienza a explorar terrenos muy diferentes creando un pasaje sonoro
lleno de tensión que desemboca en el final de la pieza, oscuro y
evocador como pocos.
“Phoetus”
- El segundo extracto de “Eppur Si Scende” se abre también con
sonidos electrónicos en forma de “drone” a los que se incorpora
el violonchelo ejecutando una serie de largas notas en la misma
línea. Un pulso sintético continuo aparece entonces acompañado de
una serie de voces fantasmagóricas con regusto a antiguo coro de
iglesia que se interrumpen abruptamente de vez en cuando, algo que
también ocurre con alguna de las secuencias de violonchelo en una
composición en la que la riqueza de las texturas sonoras es
abrumadora siendo complejo discernir cuántas capas de sonido
escuchamos en cada momento.
“Círculo” - La única obra del periodo parisino de Felipe que aparece en el disco es esta pieza electrónica de 2002 concebida para acompañar un montaje de video-ballet de Eef de Graaf titulado “Círculos Cuadrados”. Tras un comienzo cercano al ambient, una serie de percusiones pulsantes comienzan a sobrevolar la pieza a gran velocidad atrapando nuestra atención para terminar entre ritmos frenéticos que no avasalladores.
“Ladrones”
- El cierre del disco lo pone una muestra de la obra del compositor
para el cine, concretamente para el corto de 2003 “Ladrones” de
la directora argentina Mariana Rondón. Es un broche tranquilo, una
pieza pianística de breve duración que sirve para concluir un viaje
fascinante como pocos.
Nuestro
desconocimiento de la escena musical mexicana es casi absoluto y se
limita a las obras del fallecido Jorge Reyes en los años ochenta y
noventa y de Fernando Corona, alias Murcof, en la actualidad. El
nombre de Felipe Pérez Santiago se incorpora sin duda alguna a
nuestra lista y se convierte en una referencia a seguir a partir de
ahora, especialmente sabiendo que entre sus próximos proyectos se
encuentra una nueva colaboración con el Kronos Quartet con el exilio
como tema central. Se prolonga así una colaboración que comenzó
años atrás, cuando el compositor fue el segundo ganador de la
convocatoria “Kronos Under 30”. Se trata de una especie de
concurso organizado sin una periodicidad concreta por el cuarteto
norteamericano. El ganador recibe el encargo de escribir una obra
para el cuarteto y Felipe fue el escogido en la segunda edición en
2004 dando como fruto la obra “Camposanto”. Algo más tarde, el
compositor mexicano escribió un segundo encargo para el cuarteto
bajo el título de “Encandilado”.
Antes de
despedirnos, queremos agradecer a Felipe su excelente disposición
para aclararnos algunas dudas sobre su trabajo así como su
amabilidad y cordialidad a la hora de responder nuestros correos.
Estaremos muy pendientes de las próximas noticias sobre su música
que tendrán siempre un hueco en el blog, habida cuenta de la la
extraordinaria calidad de sus propuestas.
Como cierre, os dejamos con "Purpurascens", una de las últimas creaciones del músico interpretada en directo con su banda Mal'Akh y la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México. Una verdadera maravilla:
Como cierre, os dejamos con "Purpurascens", una de las últimas creaciones del músico interpretada en directo con su banda Mal'Akh y la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México. Una verdadera maravilla:
El músico mexicano Felipe Pérez Santiago y fundador del Vórtice Ensamble ha sido señalado de violencia física y psicológica contra las mujeres. Su ex esposa Sandra Valdés de Anda huyó del domicilio donde este hombre la mantuvo encerrada viviendo todo tipo de violencias. He leído el testimonio de otra pareja que también sufrió violencia. He leído los comentarios de personas que suman su conocimiento del caso a los testimonios. Y ante esto, encuentro muy grave que hombres violentos como este se promuevan como ejemplos para la sociedad, las familias, los estudiantes. ¿Les parece correcto promover su música si está señalado como un golpeador de mujeres?
ResponderEliminarLa petición con los testimonios se encuentra en la página web de Change.org con el nombre #NiUnaMas Basta de promover a agresores de mujeres en el medio cultural y artístico, o pueden firmarla directamente en este enlace:
https://chng.it/Xbvcpz9t
Es muy preocupante que sigan respaldando a agresores en un México que vive una emergencia por la violencia contra mujeres y niñas.