lunes, 20 de julio de 2020

Craig Chaquico - Acoustic Planet (1994)



Es imposible saber cómo se habría desarrollado la carrera de Craig Chaquico o incluso si habría tenido una carrera musical de no haber sufrido un grave accidente de tráfico con apenas 12 años de edad. Y es que si bién no empezó ahí la relación del pequeño Craig con la guitarra, sí fue donde se hizo más íntima y alcanzó un nivel de compenetración que difícilmente se habría dado de otro modo.

Rebobinamos la historia hasta llegar a la California de mediados de los años 50 en la que nace nuestro protagonista. Sus padres, músicos aficionados ambos, tenían ocupaciones comunes: él, tapicero, tenía un pequeño negocio en Sacramento. Ella era funcionaria. Todos los días después de cenar, el matrimonio tocaba música en casa durante un tiempo antes de ir a la cama de modo que el jovencito Craig creía que eso era lo que pasaba en todas las casas. A los 10 años recibió como regalo una guitarra que enseguida aprendió a tocar con gran entusiasmo pero el suceso clave ocurriría un par de años después. Mientras regresaba a casa con su padre en el coche, ambos fueron embestidos por un conductor borracho. Como resultado del accidente, Craig sufrió mútiples fracturas en ambos brazos y en una pierna. Su padre, músico aficionado, como decimos, recordó la historia de Les Paul, el legendario constructor de guitarras eléctricas quien durante la convalecencia de un accidente similar y ante la perspectiva de perder un brazo (algo que finalmente no sucedió) desarrolló una serie de técnicas de overdubbing, delays y ecos que le permitían extraer un montón de nuevos sonidos a su guitarra. Para recuperar la movilidad de las manos Craig practicó horas y horas con la guitarra hasta el punto en que se convirtió en un virtuoso que con apenas 14 años ya tocaba en bares y recintos del circuito rockero californiano donde comenzó a llamar la atención de muchas personas entre las que se encontraba Paul Kantner, guitarrista de Jefferson Airplane, una de las bandas fundamentales del rock psicodélico de la costa oeste norteamericana.

Cuando empezó a grabar con Kantner, Craig Chaquico era un joven de 17 años. En poco tiempo participó en varios conciertos y discos de estudio de distintos miembros de Jefferson Airplane además de compartir escenario con luminarias de la élite musical de su momento como Grateful Dead, Santana o Crosby, Stills and Nash. Nunca llegó a ser miembro oficial de Jefferson Airplane pero cuando dos de sus miembros abandonaron la banda y el resto decidió seguir tras cambiar el nombre por el de Jefferson Starship, Chaquico se incorporó al grupo en el que siguió durante todo su recorrido bajo ese nombre y, más tarde, solo como Starship.

En 1991 Craig Chaquico abandona la banda que se disuelve poco después e inicia una carrera en solitario en una linea completamente diferente que le convertiría en una de las estrellas de la “new age” americana de los noventa. Realmente su música no era “new age” en el sentido espiritual y místico del término sino sencillamente rock instrumental con toques de jazz o folk pero al publicar en el sello Higher Octave, uno de los más importantes del género, sus discos acababan inevitablemente en esa categoría en las tiendas en una época en la que las guitarras se habían hecho un hueco importante dentro de ella de la mano de gente como Ottmar Liebert y, algo después, Tino Izzo o Neal Schon.

Su primer disco en esta etapa en solitario fue un auténtico bombazo y quizá hablemos de él en el futuro. De momento hoy nos vamos a centrar en el segundo: “Acoustic Planet” publicado al año siguiente del que fue su debut. Como en aquel, casi todas las composiciones están firmadas por Chaquico y el teclista Ozzie Ahlers, quien además de sintetizadores, toca el bajo y la percusión aparte de alguna guitarra adicional en el disco. Aparecen también el batería Wade Olson en tres de los cortes del disco y el bajista Jim Reitzel en uno de ellos. Al igual que sucedía en su primer disco, Chaquico acompaña cada pieza con una serie de textos en forma de poemas en las notas del CD quee resultan muy ilustrativos.

Chaquico en su etapa como estrella rock


“Native Tongue (New At Two)” - El primer poema habla del esfuerzo por comunicarse con alguien en una lengua desconocida. Musicalmente es una pieza preciosa en la que el sonido cristalino de la guitarra de Chaquico se impone sobre todo lo demás. El resto, acompañamentos, ritmos, etc. son impecables pero realmente todo está en la guitarra. La segunda parte del tema incorpora algún solo de teclado notable que le da un toque jazzístico muy adecuado a una composición que ya desde el principio del disco nos deja muy clara la linea que va a seguir todo el trabajo.





“Winterflame” - El segundo tema habla de las noches de verano pasadas al raso junto a la hoguera y el contraste que se produce con las de invierno en parecidas circunstancias. Chaquico lo afronta con un toque de blues en el comienzo a dúo con el teclado de Ahlers que termina por convertirse en una balada muy resultona con los habituales destellos de virtuosismo que al guitarrista se la escapan casi sin darse cuenta.

“Find Your Way Back” - Continúa el trabajo con una pieza bastante más enérgica y llena de dinamismo, con toques country y un piano al estilo de Bruce Hornsby que le hace mucho bien a la composición. Un clásico instrumental inconfundiblemente americano que podría servir de sintonía de inicio a cualquier sit-com de sobremesa.




“Gathering of the Tribes” - El tema se plantea como un contraste entre la vida de los nativos americanos y la tecnología de los noventa, con edificios de cristal y el zumbido de los ordenadores en habitaciones en las que huele a sándalo e incienso. La melodía es directa con un difuso toque latino en los arreglos y nos regala grandes momentos como el interludio central con preciosas texturas de sintetizador acompañando a la guitarra. Nada especialmente revolucionario pero, con todo, un muy buen tema.

“The Graywolf Hunts Again” - Una historia de superación ante las adversidades que Chaquico plasma en un tema funk que es una auténtica lección de guitarra que llega a sonar en muchos momentos como un bajo que da la réplica al propio bajo. Una de nuestras piezas favoritas del disco por el optimismo que desprende en todo momento.

“Añejo de Cabo” - Chaquico quiere hacer aquí su propia pieza de aire mexicano aunque no estamos seguros de que el resultado sea demasiado convincente. En muchos momentos parece como si ritmos y melodías fueran cada uno por su lado, influjo quizá del tequila al que hace referencia el título.

“Just One World” - Una de las piezas centrales del disco con el estilo característico del músico, esto es, una melodía limpia salpicada de momentos de lucimiento y un acompañamiento de teclado y batería que va ganando en importancia conforme se acerca el final, convertido ya el corte en una pieza vertiginosa. La composición fue incluida dentro de una selección de grabaciones musicales que la NASA envió al espacio como parte del programa “Space Ark”.

“Center of Courage (E-Lizabeth's Song)” - Chaquico dedica esta dificilísima pieza en la que demuestra toda su capacidad como intérprete a la doctora (Elisabeth) que le trató tras su accidente y a sus padres que le hicieron emplear la guitarra como parte importante de su recuperación. El guitarrista hace aquí una portentosa exhibición de facultades en una composición de tintes barrocos en la que la influencia de J.S.Bach asoma por todas partes. Es la única pieza del disco interpretada por Chaquico en solitario.




“Acoustic Planet” - El broche lo pone esta larga pieza absolutamente representativa del estilo del músico californiano en esa frontera entre el rock instrumental, la “new age” y categorías tan resbaladizas como el “smooth jazz”. Un cierre que hará las delicias de cualquier oyente al que le gustase el primer disco de Chaquico, “Acoustic Highway” y, por extensión, todo lo anterior de este segundo.

Hubo un momento en la historia de la música “new age” en el que se convirtió en el refugio de artistas que venían rebotados del rock y otros estilos. Hubo decenas de nombres con un pasado glorioso que dedicaron buena parte de su tiempo en los ochenta y noventa a grabar música instrumental alejada de las corrientes mayoritarias. Y no solo estrellas, también hubo importantes secundarios que hicieron sus pinitos en este tipo de estilos. Entre los primeros, nombres como los de los integrantes de Yes, Jon Anderson, Rick Wakeman o Steve Howe tienen discos de música “new age”. Entre los segundos tenemos a artistas como Carlos Alomar (colaborador de David Bowie en muchos trabajos), Jerry Goodman (de la Mahavishnu Orchestra), Eddie Jobson (Roxy Music) o Patrick O'Hearn, músico de la banda de Frank Zappa.

Craig Chaquico fue uno de ellos pero, a diferencia de la mayoría, él sí se consolidó en este nuevo estilo y no sintió la necesidad de volver al rock. Entre 1993 y 2005 publicó discos con regularidad. En los últimos años su producción ha disminuido a la vez que se ha incrementado su perticipación en campañas benéficas y su colaboración con distintos hospitales en los que utiliza la música como parte de la terapia de recuperación de un buen número de lesiones.

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