Cualquier intento
de describir a Laurie Anderson en una sola palabra se queda corto ya que sus
actividades artísticas abarcan prácticamente todos los campos incluso
contribuyendo a crear otros nuevos. Ignoramos su coeficiente intelectual pero
hay motivos para sospechar que debe ser bastante elevado (creemos recordar
haber leído en algún sitio que era de 149). Desde el principio destacó en todo
lo que se propuso obteniendo las mejores calificaciones y graduándose en
Historia del Arte con “magna cum laude” en el Barnard College. No hablamos de
algo anecdótico. Se trata de una institución exclusivamente femenina que
presume se ser más selectiva en su categoría a la hora de admitir nuevas
alumnas.
Allí Laurie se
dedicó a la escultura e hizo sus primeras “performances”, dibujó comics,
ilustró libros infantiles y trabajó como crítico de arte en revistas como
Artforum, que sigue publicándose hoy, más de 50 años después de su primer
número. A finales de los sesenta y comienzos de los setenta se centró en la
música aunque siempre integrada en otras formas de expresión (teatro,
instalaciones, recitales de poesía etc). Se integró con facilidad en las
vanguardias neoyorquinas tomando contacto con algunos de los exponentes más
relevantes de todos los campos, desde John Giorno hasta Frank Zappa, pasando
por Philip Glass, John Cage, William Burroughs o Timothy Leary.
Evidentemente, la
faceta que más nos interesa aquí de Laurie es la musical, que es aquella por la
que ha obtenido mayor fama a pesar de una mostrar una cierta desgana a la hora
de grabar material que ha hecho que en los más de 35 años que han pasado desde
el primer registro discográfico en el que apareció su nombre (la recopilación
“New Music for Electronic and Recorded Media”) sólo haya publicado siete discos
de estudio. En este terreno, la de Laurie Anderson es una voz única. No existe
ningún artista similar y sus espectáculos mezclan el arte conceptual y
elementos sacados de las más modernas instalaciones de los museos más
vanguardistas hasta convertirse en verdaderas experiencias interactivas desde
años en los que el término no se utilizaba con la asiduidad de hoy en día. Su
música es ecléctica a más no poder, utilizando la electrónica más vanguardista
mezclada con instrumentos tan dispares como las gaitas, por poner un ejemplo.
Además, se trata de una innovadora en el campo de los instrumentos habiendo
llegado a fabricar aparatos fascinantes como su popular violín en el que las
cuerdas del arco son sustituidas por cinta magnetofónica.
En esta primera
entrada que le dedicamos, vamos a comenzar por el final hablando de su último
disco, no porque “Homeland” sea su mejor trabajo sino porque nos parece un
disco completamente actual y con alguna canción que describe con una claridad
meridiana el mundo de hoy en día. Es, además, un disco conceptual sobre los
Estados Unidos que la propia artista describe en el libreto del CD:
“el disco ha sido escrito en la carretera. Buscaba
la espontaneidad y la diversión de los espectáculos en directo ya que me
encuentro muy sola haciendo discos en un estudio delante de los archivos del
“Pro Tools”. Así, “Homeland” comenzó construyendo una serie de historias y
canciones sobre América que evolucionaban continuamente, sin ninguna presión
por concluirlas. Se trataba, sencillamente de salir de gira y tocar. He
trabajado con músicos tan diferentes como cantantes de Tuva, músicos de jazz,
artistas experimentales y orquestas sinfónicas y he llevado el espectáculo por
sórdidos clubes de jazz y antiguos teatros griegos, se ha interpretado en español,
italiano o francés de modo que el disco ha tenido muchas vidas antes de ser
plasmado en CD. Lo complicado ha sido poner todas estas experiencias juntas y
conseguir que la grabación refleje el espíritu del proceso de creación. Si he
sido capaz de terminar el disco, ha sido gracias a mi marido, Lou Reed, que ha
sido quien ha llevado el peso de la última etapa del proyecto”.
Y es que, como de
todos es sabido, Laurie era la esposa del recientemente fallecido Lou Reed
desde 2008 aunque eran pareja desde mucho tiempo atrás. Ambos se implicaron en
la carrera del otro pero manteniendo sus respectivos estilos en sus trabajos a
pesar de la marcada personalidad musical de cada uno de ellos.
En la grabación
de “Homeland” intervienen: Laurie Anderson (voz, teclados, percusión, violín,
efectos de radio), Peter Scherer (teclados), Rob Burger (teclados, orchestron,
acordeón, marxophone), Eyvind Kang (viola), Lou Reed (percusión, guitarra),
Shahzad Ismaily (percusión), Kieran Hebden (teclados), Omar Hakim (bateria),
Skuli Sverrisson (bajo, guitarra), Ben Witman (percusión, batería), John Zorn
(saxo), Lolabelle (piano), Joey Baron (batería) y Mario McNulty (percusión)
además de distintos vocalistas o los integrantes del coro de Tuva, Chirgilchin.
Cartel de uno de los conciertos de la Gira |
“Transitory Life”
– Con sonidos étnicos y electrónicos nos recibe el primer tema del disco.
Escuchamos la inconfundible voz de Laurie entonces con un texto lleno de frases
como puñaladas: “es un gran momento para los banqueros” es la primera frase
sólo para añadir algo después que “un ratón tarda un buen rato en darse cuenta
de que ha caído en una trampa pero una vez que lo hace, ya nunca deja de
temblar”. Certera como siempre en un texto perfectamente integrado en un
ambiente lleno de rasgos orientales muy acertados y que conforman una gran
canción para abrir el trabajo.
“My Right Eye” –
Suena ahora la voz de la artista distorsionada por esos efectos electrónicos
que la acompañan desde el ya lejano “Big Science” su primer disco de estudio. La
canción reúne los patrones clásicos de la artista, pudiendo ser calificada de
“spoken music” ya que Laurie recita más que canta un texto en el que juega con
el adagio clásico “rocks and stones may broke my bones, but words will never
hurt me” pero centrandose sólo en la primera parte: rocas y piedras y huesos
rotos. La esperanza enterrada, por tanto.
“Thinking of You” – Uno de los pocos momentos en los que Laurie se permite algo de optimismo aunque siempre con un toque amargo, recogido en la estrofa final: “estaba pensando en ti, pensando en ti y pensando en ti una vez más cuando de repente dejé de pensar en ti para siempre. En lo musical escuchamos una melodía minimalista de violín y viola combinada con algunos rasgos étnicos y un acordeón de fondo en uno d elos temas más melódicos del disco.
“Strange
Perfumes” – Una de nuestras canciones favoritas del disco, dirigida por la voz
electrónica de Laurie transformada en un extraño coro robótico que destaca por
encima de ritmos electrónicos que nuca acaban de despegar y sonidos antiguos
que recuerdan al psalterio y que proceden del exótico marxófono.
“Only an Expert”
– Llegamos a un estallido tecno de música bailable que encaja a la perfección
con un texto brutal en el que Laurie explica en unos cuantos versos uno de los
problemas principales de la América actual y, por extensión, del mundo. ¿Las
claves de la crisis en una simple canción? Probablemente no llegue a tanto pero
sí que pinta un retrato muy clarificador de la situación. No podemos
resistirnos a transcribir la letra completa de toda la canción incluyendo
algunos párrafos no incluidos en el disco pero que que si formaban parte del tema
en su interpretación en directo:
“Hoy, sólo un
experto puede hacer frente a un problema
porque
identificar el problema es la mitad de la solución
y sólo un experto
puede encargarse de ello.
Sólo un experto
puede afrontar un problema
Así que, si no
hay un experto encargándose del problema
tenemos realmente
dos problemas
si sólo un
experto puede encargase del problema,
sólo un experto
puede encargarse del problema.
En América nos
gustan las soluciones
nos gusta tener
soluciones a los problemas
por eso hay
compañías que ofrecen soluciones
compañías con
nombres como “la solución para las mascotas”,
“la solución para
el cabello”, “la solución para tus deudas”, “la solución mundial”, “la solución
para el sushi”
Compañías con
expertos preparados para resolver tus problemas
porque sólo un
experto puede ver que hay un problema
y sólo un experto
puede encargarse de ello.
Sólo un experto
puede afrontar un problema
Digamos que te
invitan al programa de Oprah
y no tienes
ningún problema
pero quieres ir,
así que necesitas algo que contar
y te inventas un
problema.
Pero si no eres
un experto
probablemente no
inventes una historia verosimil
y probablemente
te pillarán
y quedarás en
evidencia
y tendrás que
avergonzarte y pedir disculpas
y suplicar el
perdón público
porque sólo un
experto puede ver que hay un problema
y sólo un experto
puede encargarse de ello.
Sólo un experto
puede afrontar un problema.
En esos
programas, aquellos que intentan solucionar tus problemas
se centran en la
cuestión de cómo tomar el control de la situación
¿cómo me hago con
el control?
Pero no hay que
olvidar que esa es una cuestión para el espectador medio
el espectador que
se deja ir
el espectador que
ve programas sobre gente con problemas
el espectador que
pertenece al 60% de la población americana
un espectador que
vive al día, que paga sus deudas para evitar quedarse en la calle.
En otras
palabras: un tipo con problemas.
Entonces, el
experto dice: vayamos a la raíz del problema.
Tomemos las
riendas del problema
Porque si tomas
el control del problema, puedes solucionar el problema.
Lo malo es que no
suele funcionar porque la situación está completamente fuera de control
porque sólo un
experto puede ver que hay un problema
y sólo un experto
puede encargarse de ello.
Sólo un experto
puede afrontar un problema.
Pero ¿quiénes son
estos expertos?
Normalmente son
ellos los que se califican como tales pero también son cargos electos
o gente entrenada
en técnicas de venta, también autodidactas
que se centran en
aquello que puede ser visto como un problema.
Sucede que, a
veces, esas cosas no son problemas en absoluto
pero el experto es alguien que estudia esos problemas
y trata de resolverlos.
El experto es alguien asegurado contra las malas prácticas
Porque a menudo la solución se convierte en el problema
porque sólo un
experto puede ver que hay un problema
y sólo un experto
puede encargarse de ello.
Sólo un experto
puede afrontar un problema.
A veces un experto
te presta dinero.
A veces, incluso,
mucho dinero.
Y, a veces,
cuando las hipotecas subprime se vienen abajo
y hay bancos que
quiebran y negocios que cierran
y la crisis se
extiende por el mundo,
algunos expertos
dicen:
sólo porque los
mercados quiebren
no significa
necesariamente que sea algo malo.
Y otros expertos
dicen: solo porque hayan echado a tus amigos del trabajo
y tu familia esté
en bancarrota y no lo vimos venir
no significa que
no tengamos razón ahora.
Y sólo porque te
hayas quedado sin trabajo y sin casa
y porque hayas
perdido todos tus ahorros, no quiere decir que no debas pagar el rescate
de los
intermediarios, los bancos y los especuladores.
Porque sólo un
experto puede diseñar un rescate
y sólo un experto
podía esperar un rescate
porque sólo un
experto puede ver que hay un problema
y sólo un experto
puede encargarse de ello.
Sólo un experto
puede afrontar un problema.
A veces un experto busca armas
y, a veces, mira en todas partes en busca de esas armas
y, a veces, cuando no las ha encontrado
otro experto dice: el hecho de que no las encontremos
no quiere decir que esas armas no existan.
Así, otros expertos encuentras cosas como productos de
limpieza,
o piezas de nevera, o pequeños imanes y dicen:
para ti, esto pueden ser objetos comunes
pero, en nuestra opinión, pueden ser armas
o pueden usarse para construir armas
o para transportar armas
o para almacenar armas.
Sólo un experto puede ver que pueden convertirse en armas
y sólo un experto puede ver que pueden ser un problema
porque sólo un
experto puede ver que hay un problema
y sólo un experto
puede encargarse de ello.
Sólo un experto
puede afrontar un problema.
A veces hace
mucho mucho mucho calor
y parece julio
aunque estemos en enero
y no nieva, y hay
olas que inundan las ciudades
y huracanes en
sitios en los que no los había
y todos pensamos
que hay un problema.
Pero algunos
expertos dicen que no lo hay
y otros aseguran
que no lo hay
o explican por
qué eso no es un problema.
Entonces,
simplemente, no existe el problema.
Pero cuando un
experto dice que eso sí es un problema
y hace una peli y
gana un Oscar con el problema
es cuando el resto de expertos están de acuerdo en que,
quizá, haya un problema
porque sólo un
experto puede ver que hay un problema
y sólo un experto
puede encargarse de ello.
Sólo un experto
puede afrontar un problema.
Incluso un país
puede invadir otro país
y aplastarlo y
arruinarlo y crear el caos y arrastrar a ese país a una guerra civil.
Si los expertos
dicen que eso no es un problema
y todos estamos
de acuerdo en que los expertos son buenos a la hora de reconocer los problemas,
entonces, invadir
ese país no supone un problema.
Y si ese país
tortura a su gente
y encierra a
ciudadanos sin motivo, sin juicio o los enfrenta a tribunales militares
tampoco es un
problema
a menos que un
experto diga que puede ser el comienzo de un problema
porque sólo un
experto puede ver que hay un problema
y sólo un experto
puede encargarse de ello.
Sólo un experto
puede afrontar un problema”.
“Falling” – Llegamos a la única canción del disco con un texto ajeno a Laurie y que es obra del escritor, ensayista y crítico del New Yorker, George W.S. Trow. Se trata de un poema breve que la artista recita con la habitual distorsión en la voz un tenue acompañamiento electrónico que nos recuerda algunas cosas de Brian Eno con quien la propia Laurie trabajó en un disco anterior.
“Another Day in America” – Llega el turno en el disco para la intervención de Fenway Bergamot, alter ego de Laurie (bautizado por el propio Lou Reed) que adopta la forma de una voz masculina merced a la distorsión electrónica de su propia voz. La artista la llama la “voz de la autoridad” y utiliza esa caracterización como portada del propio disco. La canción es una larga pieza de “spoken music” en la que Laurie se plantea un sonoro “¿ahora qué?” resumido en la primera estrofa: “finalmente aquí estamos, en el comienzo de una nueva era / el comienzo de un mundo nuevo... y ¿ahora qué? ¿por dónde empezamos? / ¿cómo volvemos al principio?”. Una pieza devastadora y que nos deja con una gran sensación de vacío. Como anécdota, en la parte final escuchamos la característica voz de Anthony, cantante y líder de Anthony and the Johnsons.
“Bodies in Motion” – Otro de los grandes temas del disco que adopta la forma de una lenta canción electrónica y que cuenta con la inestimable y muy particular aportación de John Zorn al saxo en lo que parece la devolución de la colaboración de Laurie en el disco “Femina” de éste un año antes.
“Dark Time in the Revolution” – Nos plantea ahora Laurie un ¿futuro? distópico controlado por los mercados y las máquinas. Es otra pieza recitada más que cantada con la voz robótica de la artista en la que se plantea una interesante cuestión tomando una obra de Tom Paine, considerado uno de los padres fundadores de los Estados Unidos. En su libro “Sentido Común” se preguntaba: “¿tiene sentido que una isla gobierne un continente?” refiriéndose al dominio británico de Norteamérica y planteando la necesidad de la independencia. Laurie Anderson va mas lejos y se pregunta: “¿tiene sentido que un país gobierne el mundo?”. La conclusión es que la respuesta no tiene importancia. Tampoco lo que piense el oyente. Tampoco lo que haya votado.
“The Lake” – Una de las piezas más enigmáticas del disco y
cuyo significado nos es desconocido. Una historia de fantasmas en la que el espíritu
de su padre guía al personaje principal en su camino. En lo musical asistimos a
un tratamiento muy interesante y cercano a los planteamientos ambientales de un
Brian Eno mezclados con un estribillo más convencional y una melodía que nos
recuerda alguna otra y que probablemente se trate de algún tipo de himno o
canción popular americana.
“The Beginning of Memory” – Laurie nos cuenta ahora una
historia mitológica acerca del mundo cuando no existía aún el mundo. No había
tierra, ni mar. Sólo aire y pájaros. Muchos pájaros que no tenían dónde
posarse. Un día el padre de uno de ellos, una alondra, murió y ésta se encontró
con el problema del entierro. ¿dónde enterrar un cadáver cuando no hay tierra
en la que hacerlo?. Decidió “enterrarlo” en la parte posterior de su propia
cabeza dando lugar así al nacimiento de la memoria. Hasta ese momento, sólo se
volaba en círculos.
“Flow” – Cerrando el disco, encontramos el único tema
instrumental a cargo de la propia Laurie al violín. Una breve y escueta
composición que pone fin con delicadeza a un disco muy interesante con un
puñado de letras directas a la conciencia del oyente.
Hemos tardado mucho en hablar aquí de Laurie Anderson
siendo, como es, una de nuestras artistas predilectas. Esa tardanza tiene una
ventaja incuestionable como es el hecho de que, habiendo publicado ya más de
400 entradas, aún nos quedan discografías imprescindibles por presentar lo que
asegura que tengamos todavía mucho material por delante para seguir presentando
nombres nuevos con cierta regularidad. Aunque la obra grabada de Laurie no es
muy amplia habida cuenta de los años que lleva en esto, cada uno de sus discos
da para reflexiones y comentarios amplios. La gran actualidad de este “Homeland”,
tres años después de su publicación, nos ha hecho inclinarnos por su último
trabajo para presentar aquí a la artista pero habrá hueco para el resto de su
obra en un futuro. Mientras tanto, si queréis haceros con el disco, está
disponible en los enlaces acostumbrados:
amazon.es
fnac.es
Nos despedimos con un fragmento del DVD que acompaña al CD en el que Laurie y otros músicos explican el proceso de creación del trabajo:amazon.es
fnac.es
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