Centramos nuestra
atención hoy en dos trabajos clásicos de Steve Reich fechados ambos a mediados
de los años ochenta. Al contrario que muchos de sus compañeros de generación,
el músico neoyorquino no es excesivamente prolífico aunque ya va completando un
repertorio notable en extensión. Su amor por los instrumentos de percusión
tiene en este disco uno de sus ejemplos más claros ya que son éstos los
dominantes a lo largo de las dos composiciones que integran el trabajo,
publicado en Nonesuch en 1986.
“Sextet” surge
como un encargo de la compañía “Laura Dern Dancers and Musicians” a medias con
el gobierno francés para un espectáculo de danza que tendría lugar en París en
1984. Lo cierto es que Reich no llegó a tiempo o no quedó satisfecho con el
resultado ya que la obra que se interpretó en el estreno fue remodelada y
ampliada poco después para su representación en Estados Unidos quedando ésta
última como la versión definitiva que aparece en la grabación. El título alude,
como es habitual en Reich, al número de intérpretes que toman parte en la
ejecución de la misma. En la grabación son los pianistas Edmund Niemann y Nurit
Tilles y los percusionistas Bob Becker, Russ Hartenberger, Garry Kvistad y Glen
Vélez que interpretan marimbas, vibráfonos, tambores, crótalos, tam-tams y todo
tipo de instrumentos de la familia. Recordaremos que la música de Reich suele
basarse en dos conceptos fundamentales como son el pulso y la fase, de los que
ya hemos hablado sobradamente. Los instrumentos de percusión aquí utilizados tienen
un problema al respecto y es que la duración de las notas es, por lo general,
breve. Reich utiliza un recurso sorprendente para conseguir “alargar” las notas
de los vibráfonos que, no sólo son golpeados con mazos como cabría esperar,
sino que también son “frotados” con arcos de contrabajo para extraer una
vibración interna prolongada en el tiempo y con una sonoridad realmente mágica.
“1st Movement” –
Los pianos ponen el ritmo en el comienzo de la pieza y los sintetizadores las
notas más largas que actúan como el aliento de los intérpretes en sus piezas
para vientos. A éstos últimos se une el fantasmagórico sonido de los vibráfonos
frotados con los arcos antes del comienzo de la secuencia de las marimbas. El
ritmo es vivo y constante y sólo cambia cuando se introduce una serie de tres
notas de vibráfono, interpretado, ahora sí, a la manera convencional, que
marcan cada una de las variaciones de la melodía central. Conforme avanzan los
minutos empezamos a caer presos del efecto hipnótico que contiene la música de
Reich, casi sin darnos cuenta.
“2nd Movement” – Tras
el primer y más extenso movimiento de la obra llegamos al segundo, más solemne
y lento. Piano y percusiones se encargan de dibujar una pequeña transición
antes de entrar en una lenta melodía a cargo de los teclados envueltos en la
sonoridad de los vibráfonos “frotados”. Estamos ante una especie de lenta
procesión con algo de inquietante por el extraño ambiente que logran éstos
últimos. Una pausa necesaria, en todo caso, antes de llegar al movimiento
central de la obra y el más breve de la misma.
Fantástica versión en directo de los dos primeros movimientos de la obra:
Fantástica versión en directo de los dos primeros movimientos de la obra:
“3rd Movement” – Los vibráfonos ejecutan la parte melódica y los pianos aportan el ritmo en una composición intensa y grave sobre la que pivota toda la obra en un sentido casi literal ya que, como es habitual, Reich organiza los cinco movimientos de “Sextet” con un esquema circular que hace que, a partir del movimiento central, tengamos que desandar lo andado en un retroceso hacia el comienzo.
“4th Movement” –
Son aquí los sonidos de órgano los que se entretejen con una presencia
constante de la percusión en segundo plano para construir una red de texturas y
sonidos realmente fascinante cuya misión es transportarnos hasta el movimiento
final de la obra.
“5th Movement” –
El ritmo se incrementa y las marimbas y vibráfonos reinan de modo absoluto en
el segmento más intenso de la pieza. Tras unos compases se unen a la fiesta los
pianos reforzando la exhibición de facultades en un movimiento sólido que
resume a la perfección las características de la música de su autor. La
velocidad se incrementa poco a poco según avanza el desarrollo de la obra
terminando en lo más alto.
La segunda pieza
del disco es “Six Marimbas”, trascripción para ese instrumento de una obra muy
anterior que llevaba el título de “Six Pianos”. Aquella pieza constaba
de una sección de ocho compases que eran interpretados por tres de los
pianistas repetidamente mientras que los tres restantes se incorporaban a la
serie a partir del tercer compás creando el efecto de “fase” característico de
la música del Reich inicial. Los intérpretes de la versión para marimbas son Bob Becker, Russ Hartenberger, Kory Grossman,
James Preiss, Bill Ruyle y William Trigg.
“Six Marimbas” – Reich escribió “Six Pianos” en 1973 por lo
que la versión para marimbas de la pieza de 1986 tiene el sabor de las primeras
obras de su autor, las que mejor encajan en la definición de “minimalismo” y
que consisten en una repetición continua de una serie de patrones que poco a
poco van variando de forma casi imperceptible para el oyente poco atento. Como
indicábamos antes, el particular recurso de “fase” ideado por Reich en su
momento es la base de las variaciones que se suceden durante algo más de un
cuarto de hora en la versión del disco.
Conforme pasan los años, la figura de Steve Reich se agranda
y no son pocos los que le consideran el gran músico surgido de la corriente
minimalista norteamericana de los años sesenta. No podemos ocultar aquí nuestra
admiración por Philip Glass pero no tenemos problema alguno en reconocer que cada
vez tenemos en mayor estima a Reich y sólo le ponemos un pero relativo al
escaso ritmo de su producción musical. Los interesados en adquirir el disco que
hoy hemos comentado lo podéis hacer en los siguientes enlaces:
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Como despedida os dejamos con "Six Marimbas", también en directo:
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