No es la primera
vez que nos encontramos un caso similar al del disco de hoy y tampoco es un
tema nuevo en el blog. Nos referimos a los músicos que parecen haber llegado en
el momento menos adecuado a un mercado realmente complicado. El autor que hoy
tenemos aquí podría haber publicado sus discos en un sello como Windham Hill
sin ningún problema de haber nacido 25 o 30 años antes. Los ochenta fueron un
campo de cultivo fantástico para las músicas instrumentales que se dio en
agrupar bajo la insustancial denominación de “new age” y por todas partes
aparecían artistas de diverso talento que publicaban sus discos arropados bajo
esa nueva etiqueta. Como ocurre cuando la oferta musical de un determinado
género es abundante, pululaban en aquel tiempo artistas de muy limitado valor
musical que, a pesar de ello, disfrutaron de una carrera comercial de cierta
importancia.
Hoy la situación
es la contraria. Si todos los géneros musicales tienen que pelear a muerte para
hacerse un hueco en las estanterías de las cada vez más escasas tiendas de
discos, más complicado es aún el panorama para los artistas que cultivan
estilos minoritarios. Si hablamos de música instrumental, acústica y con un
escaso uso de sintetizadores y demás parafernalia electrónica el panorama que
se le presenta al músico es francamente desolador a la hora de abrirse hueco.
Una alternativa interesante para expresar todo eso que tienen dentro es la que
les ofrece el cine en su sentido más amplio que abarca tanto las grandes
producciones como cortometrajes más minoritarios o spots televisivos. No es
extraño encontrar músicos de un extraordinario talento dedicándose a este tipo
de música. Sin duda, algún lector pensará que eso ha ocurrido siempre, incluso
en los momentos de mayor éxito comercial de la “new age” y tendremos que darle
la razón pero no es menos cierto que en aquellos años no era tan difícil
publicar un disco de estas características y sólo hay que repasar nombres de
artistas españoles que publicaron música instrumental en los ochenta y los noventa
y, a continuación, hacer un ejercicio similar con los últimos años. El
desequilibrio entre ambas listas probablemente sea del orden de 10 a 1. Como
nos negamos a pensar que el talento ha muerto, sólo podemos concluir que la
agonizante situación del mercado musical es la que nos está privando de
disfrutar a un buen número de artistas que no consiguen el hueco que merecen en
los medios.
Jorge Granda,
músico ovetense, tomó contacto con la música desde muy pequeño aprendiendo de
su madre, pianista, los conceptos básicos del solfeo aunque no llegó a seguir
una enseñanza formal en el conservatorio. En la adolescencia se inclinó por la
guitarra y tocó en varios grupos de rock lo que no le hizo descuidar un
aprendizaje con músicos de la talla de Chema Vílchez, por poner sólo un
ejemplo. Aunque toca varios instrumentos, se identifica principalmente con la
guitarra y confiesa que los discos de Pat Metheny para ECM le cambiaron la
vida, musicalmente hablando. Granda es, además, un viajero vocacional y, a
juzgar por los títulos de muchos de los temas incluidos en sus discos, varios
de los lugares y situaciones en los que se ha encontrado a lo largo de esos
viajes, le han inspirado temas concretos, como comprobaremos en el disco que
hoy comentamos.
Aunque la carrera
de Granda acaba de comenzar, como quien dice, hace unos pocos años, ya ha
alcanzado algunos hitos muy reseñables. Hace menos de un mes, asistía en
calidad de nominado a la gala de los Hollywood Music in Media Awards (los
mismos que ya citamos en nuestra entrada anterior cuando hablamos de Jo
Blankenburg). La cita, al margen del premio en sí, supone una excelente
oportunidad para hacer contactos e introducirse poco a poco en un mundo como el
de la música para cine, complicado pero con infinitas posibilidades si se entra
con buen pie. La composición nominada abría el anterior disco del artista,
“Muzak” y llevaba el muy cinematográfico título de “La Buena Estrella”, algo
que esperamos que acompañe la carrera de Granda en el futuro. Simultáneamente a
la noticia de la nominación, el músico ultimaba los detalles de la publicación
del que ya es su nuevo disco, aparecido en CD hace unos pocos días y que ya
estaba disponible en otras plataformas desde hace algunas semanas. El disco
lleva por título “Filmworks” y, contrariamente a lo que podríamos pensar por el
título, no es una recopilación de trabajos para la pantalla al uso sino, en
palabras del propio autor “una banda sonora autoencargada”. Gran parte de la
inspiración para el mismo llegó durante una estancia de varios meses en las
Highlands escocesas, algo que podemos intuir en algunos de los títulos del
disco y que nos cuenta Jorge en los propios créditos del mismo.
Intervienen en el
disco, además de Jorge Granda (guitarras acústicas, sintetizadores, bajo,
xilofón y piano), Pablo Luis Pravia (batería, percusión), Javier Fernández
Domínguez (piano en tres de los temas) y Eduardo Suárez, también conocido como
Borealis Northfolk, (guitarra solista en “Costa Concordia”). Como técnico de
grabación cuenta con la presencia de Xel Pereda, miembro del legendario grupo
de folk asturiano Llan de Cubel.
Imagen de Jorge Granda. |
“The Roots” – Una
mezcla de guitarras y piano abre el disco de una forma muy dinámica. Con la
adición de la percusión y unos pequeños toques electrónicos tenemos completo el
cuadro que sirve de presentación. Poco a poco se va construyendo una melodía
realmente atractiva que se muestra al completo superado el ecuador del tema. Un
fantástico modo de abrir un disco prometedor que, como señalábamos al comienzo,
no tiene nada que envidiar a la mayoría de las composiciones que poblaban los
discos de nuestro admirado sello Windham Hill en los ochenta.
“Paradise” – Y es
precisamente a William Ackerman y a Michael Hedges, fundador y mayor exponente
de Windham Hill en sus primeros años a los que nos recuerda más el tratamiento
de esta composición. Una preciosa pieza centrada, como todo el disco, en la
guitarra y el piano. Sin duda es una de nuestras composiciones favoritas del
trabajo y en la que la sensibilidad de Granda se pone de manifiesto de un modo
más claro. Algunos detalles como las cuerdas sintéticas que suenan de fondo y
que nos recuerdan el sonido del clásico mellotron, nos muestran el cuidado
extremo con el que todo está grabado en “Filmworks”.
“Quarter of
Dollar” – Granda se atreve ahora con una incursión en los ritmos latinos de un
modo que nos hace acordarnos inmediatamente de Carlos Santana. No es Santana
uno de nuestros artistas favoritos precisamente pero ello no es óbice para que
la pieza de Granda nos parezca muy lograda a pesar de tocar estilos no muy en
sintonía con nuestros gustos particulares.
“Bossanova’s
Port” – Seguimos con aires latinos pero girando nuestra vista hacia tierras
brasileñas con una bossa nova algo acelerada con la que Granda hace su
particular homenaje a una música cuya riqueza hace necesaria aún una
exploración en profundidad. Brasil ha enamorado a músicos de todo tipo y es una
de las influencias principales de Pat Metheny por lo que no sería de extrañar
que venga de ahí el interés de Jorge por estos ritmos.
“The City of
Plymouth” – Una cadenciosa guitarra abre con sus suaves acordes otra
composición que, si bien en el comienzo nos vuelve a remitir a la obra de
William Ackerman, enseguida se transforma mediante la aparición de distintas
capas de sonidos electrónicos en algo mucho más complejos. Todo ello se
complementa con un recurso tan manido como el ruido de oleaje pero que aquí
está perfectamente integrado en la pieza (de hecho, el ritmo de las olas forma
parte de la pieza del modo más natural). Además, la Plymouth del título es uno
de los puertos más importantes del Reino Unido y el mar es, por tanto, un
elemento imprescindible. Sabiendo, además, que parte de la inspiración del
disco proviene de una estancia del músico en las tierras altas escocesas, no
sería aventurado suponer que Plymouth fue el punto de entrada de Granda en las
islas para ese viaje.
“Highlands” – Precisamente a las tierras altas está dedicado el siguiente corte del disco que es tambien uno de nuestros favoritos. Con algo tan simple como una guitarra, unos añadidos de percusión en la primera parte y unos sutiles sonidos electrónicos en la segunda, Granda construye una pieza sensacional, serena y de gran delicadeza.
“Crossing the Bosphorous” – Una nueva referencia geográfica
en el título nos lleva hasta Estambul aunque en ningún caso Granda utiliza la
excusa del lugar para valerse de formas musicales locales sino que todas las
composiciones tienen su sello propio. Apreciamos, eso sí, una cierta influencia
en cuanto al sonido de otro de los músicos admirados por Granda como es Yann
Tiersen.
“The Colour of the Sea” – Por un momento el autor aparca la
guitarra centrándose en el piano como medio de expresión principal para
regalarnos otra composición realmente inspirada, con un tratamiento minimalista
de la melodía muy acorde con estos tiempos en los que abundan los pianistas que
se acercan a este estilo para dar salida a sus ideas. erca del final de la
pieza, ésta experimenta un giro brusco transformándose en algo parecido a una
canción de cuna. Una miniatura realmente bella en la que queremos encontrar
alguna influencia lejana de otro músico admirado por el autor y que también
publicó en su momento en Windham Hill: Mark Isham.
“Algeciras” – Vuelve Granda a la guitarra en combinación con
el piano en la que es otra de nuestras piezas favoritas del disco. Preciosa
desde sus inicios, experimenta un cambio con la aparición de los sintetizadores
cerca de la mitad del tema que lo convierte en algo sublime. Si alguna de las
composiciones con referente geográfico en el título, toma prestado algún
elemento del lugar al que hace referencia es esta “Algeciras” con las palmas
que suenan en la parte central acompañadas de otras percusiones. En cualquier
caso, es otra composición soberbia que nos hace ver con optimismo el futuro de
su autor.
“Costa Concordia” – Cuenta Jorge que el tema fue compuesto durante una estancia en Grecia cuando contemplaba el gran crucero delante de él. Seguro que no imaginaba lo famoso que iba a hacerse el barco poco después por motivos nada agradables. La composición está protagonizada de modo casi absoluto por las guitarras y es una de las más rítmicas del disco. Como ocurre en líneas generales en todo el trabajo, la composición es un prodigio de equilibrio. Granda sabe emplear los elementos justos en cada momento sin caer en la tentación de saturarnos añadiendo instrumentos o sonidos efectistas pero que no aportarían nada a la pieza.
“Farewell” – El cierre es una pieza muy sorprendente comparándola con el resto del disco pero no tanto sabiendo que uno de los próximos proyectos del músico asturiano es grabar un álbum en clave ambient, con un mayor peso de la electrónica. De eso se trata en esta despedida: sintetizadores construyendo una ambientación y notas perdidas de piano esbozando una difusa melodía. Un cierre distinto y prometedor para uno de los mejores discos que hemos escuchado en el año que termina.
A lo largo del último año hemos reseñado decenas de discos
en el blog pero pocas nos han hecho tanta ilusión como esta de hoy y la del
disco de Neonymus semanas atrás por lo que tiene de emocionante escuchar
artistas distintos, nuevos en cierto modo (Granda ya ha publicado un puñado de
discos) y con mucho por decir aún. Podría sonar algo aventurado si decimos tras
escuchar un disco de la calidad de “Filmworks” que lo mejor está por venir pero
estamos convencidos de que es así y de que Jorge no tardará en mostrarnos más
frutos de un trabajo bien realizado. Mientras tanto, el disco ya se puede
adquirir en las principales tiendas online que solemos recomendar aquí:
amazon.es
fnac.es
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No queremos despedirnos sin agradecer profundamente a Jorge su
colaboración y amabilidad a la hora de respondernos a algunas cuestiones que le
planteamos sobre el disco en los últimos días y sin desearle, simplemente, que tenga
la suerte acorde con su talento. Con eso bastaría para edificar una carrera llena
de éxitos en la música de cine, que es el camino que ha escogido pera el futuro.
Podéis verle explicando éstas y otras cuestiones en el siguiente video:
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2 de enero de 2014:
Actualizamos la entrada con un regalo de reyes anticipado que nos hace el propio Jorge en forma de revisión de "El Color del Mar", uno de los temas del disco. Disfrutadla:
Muy buenas a todos. Os dejo en el enlace una "rareza" de FILMWORKS que he publicado hace pocos días. Si queréis escuchar más temas no os olvidéis de pasaros por la sección "Música" de mi página web para disfrutar de más piezas, algunas inéditas. https://soundcloud.com/jorgegranda/el-color-del-mar-the-colour-of
ResponderEliminarUn honor, Jorge, pero eso no vale. Has fichado a Metheny para que le añada guitarras a la pista y así cualquiera ;-)
ResponderEliminarYa en serio, magnífico arreglo. Lo añado a la entrada, con tu permiso.
Un saludo y feliz año.