No es casual que
las veces que Michael Manring ha aparecido en el blog lo haya hecho como músico
de apoyo de otros artistas o como miembro de una banda de efímera duración. La
trayectoria del bajista norteamericano propicia esta situación ya que, a pesar
de formarse en las mejores escuelas (incluyendo el Berklee College of Music,
aunque no llegó a graduarse), la mayoría de los discos en los que ha
participado son de otros.
A pesar de no
conseguir la titulación en una de las más prestigiosas instituciones musicales
del planeta, Manring completó su formación de la mano de Jaco Pastorius, lo
cual, bien podría convalidar cualquier título académico cuando hablamos de un
instrumento como el bajo.
Su carrera
discográfica tuvo su inicio en Windham Hill acompañando a su gran amigo Michael
Hedges y a partir de ahí se convirtió en uno de los músicos cuyo nombre aparece
en más discos del sello, desde los del “jefe” William Ackerman hasta los de
Philip Aaberg o Alex de Grassi aunque colaboró con otras estrellas de la “new
age” ajenas al sello como Suzanne Ciani o Paul Machlis. Tardó bastante en
grabar sus propias ideas, algo que hizo primero como miembro del grupo Montreux
junto con Darol Anger, Mike Marshall y Barbara Higbie y poco después ya en
solitario. Manring es un bajista espectacular capaz de arrancar sonidos
insospechados a sus instrumentos, la mayoría de los cuales están constridos por
Zon Guitars, empresa que comenzó con una tienda en Nueva York regentada por Joe
Zon, bajista y luthier que ha llevado a su pequeño negocio a ser una de las
compañías más prestigiosas en el terreno del bajo. La colaboración entre
Manring y Zon llevó a la creación de algunos modelos realmente innovadores de
bajo, dentro de los que destaca el “hyperbass”, bajo sin trastes que permite cambiar
la afinación de las cuerdas mientras se toca. Manring es un maestro en el bajo
sin trastes como buen discípulo de Pastorius y a partir de él ha elaborado un
mundo sonoro realmente particular.
El disco que hoy
traemos aquí fue el tercero de los que publicó en solitario y, precisamente,
aquel en el que “debutaba” el “hyperbass”. A pesar de que Manring toca varios
instrumentos, redujo el número de ellos frente a discos anteriores cediendo
parte del protagonismo a otros músicos, la mayoría habituales del sello Windham
Hill. La lista la integran Paul McCandless (todo tipo de maderas y
sintetizadores de viento), Clifford Carter (piano), Mark Walker (batería y
percusiones), Tom Miller (glockenspiel y percusiones), el bajista del Pat
Metheny Group, Steve Rodby (sintetizadores y bajo) y Fred Simon
(sintetizadores). Otra novedad es la utilización de tres composiciones ajenas,
tres clásicos de otros artistas muy diferentes entre sí pero capitales, cada
uno en su estilo.
Michael Manring. |
“Spirits in the Material World” – Comienza el disco, nada
menos que con una versión de un tema de otro bajista, Sting, quien compuso la
canción para el cuarto disco de The Police, “Ghosts in the Machine”. La versión
en sí no es gran cosa en cuanto a arreglos o interpretación y es una más de
esas adaptaciones que se limitan a sustituir la parte vocal por otro instrumento
(en este caso el bajo) sin mayor variación. La ejecución, por otra parte, es
notable, algo lógico cuando hablamos músicos del nivel de los participantes en
el disco.
“Hopeful” – Cambia la cosa con el segundo corte en el que
escuchamos ya a Manring en plan virtuoso a dúo con un excepcional Paul
McCandless. El tema es una balada lenta de delicada factura en la que la
expresividad de nuestro artista con los distintos tipos de bajo es realmente
difícil de igualar. Los arreglos son muy ajustados y se limitan a resaltar la
melodía principal que con el único apoyo de las percusiones y algún teclado tiene
la ayuda necesaria para sonar casi perfecta.
“Red Right Returning” – No faltan en el disco los solos de bajo y éste es el primer ejemplo. Manring utiliza varios bajos diferentes pero se centra en el “hyperbass” explotando su particular sonido. Se trata de una pieza lenta en la que escuchamos todo tipo de técnicas, incluyendo el “tapping”, tan característico del guitarrista Michael Hedges pero menos habitual en bajistas. Un gran tema en el que, a pesar de ser un virtuoso del instrumento, Manring no se pierde en exhibiciones vacías en beneficio de una mayor musicalidad.
“Gizmo” – Volvemos a escuchar a la banda al completo con
McCandless ejecutando las principales líneas melódicas y Manring en el papel de
acompañante destacado. Muy correcta la percusión durante toda la pieza en la
que destacamos un solo muy jazzistico a cargo del bajista en la parte final que
nos recuerda a Metheny en muchas cosas. Quizá haya que señalar aquí que Steve
Rodby no sólo toca en algunos temas sino que es el productor del disco y eso
termina notándose.
“Oyasumi Nasai” – El sonido del bajo, casi irreconocible
para quienes estén acostumbrados a escucharlo como mero acompañamiento abre una
pieza llena de inspiración y sensibilidad a la que Paul McCandless le da el
toque perfecto y es que, si Manring es uno de esos artistas que marcaron los
años dorados del sello Windham Hill, la forma de tocar de Paul a los saxos, al
oboe o al clarinete, define como pocos el sonido característico del sello de
William Ackerman.
“Purple Haze” – La segunda versión que aparece en el disco
es la más impresionante de todas ya que Manring se atreve con un clásico, nada
menos que de Jimi Hendrix. Además, lo hace interpretando la pieza en riguroso
directo y sin ningún tipo de arreglo posterior en estudio. Si alguien duda de
la categoría de Manring como intérprete, debería dar una escucha a esta pieza.
“Deja Voodoo” – Llegamos a una de nuestras piezas favoritas del disco, con una inyección de energía a cargo de la batería que transforma el que podría ser un tema más del disco en un precioso corte de jazz-fusión que entronca con algunos de los mejores temas de los dos primeros discos de Manring en solitario. Continuos cambios de ritmo, melodías inspiradas e interpretaciones impecables conforman una pieza magistral que nos recuerda que la faceta como compositor de Manring, siempre empequeñecida por la de intérprete, no es nada desdeñable.
“Watson & Crick” – De nuevo escuchamos al músico en
solitario y sin aportes posteriores en una pieza grabada en una sola toma en la
que se revela como un maestro del “tapping”, técnica mediante la que el intérprete
consigue arrancar sonidos extraordinarios a la guitarra o el bajo pulsando las
cuerdas con los dedos de ambas manos sobre el mástil del instrumento. Una auténtica
clase de interpretación en apenas cinco minutos a cargo de Manring.
“Wide Asleep” – Llegamos a la parte más amable del disco.
Aquella que cualquier oyente relacionaría enseguida con la mayoría de los
lanzamientos de Windham Hill en la época, algo de lo que, una vez más, podemos
considerar como principal responsable a Paul McCandless. Es esta una pieza
vitalista, alegre y esperanzadora, de esas que son capaces de levantar el ánimo
de cualquiera.
“500 Miles High” – El último tema compuesto por otro músico del disco es esta pieza de Chick Corea a la que Manring despoja de buena parte del toque latino que tenía en el original pero conservando gran parte de sus virtudes. A pesar de que la traslación de una pieza de piano al bajo se antoja mucho más complicada que la de una de guitarra como podía ser la anterior “Purple Haze”, creemos que Manring supera la prueba con nota y que, en muchos aspectos, la versión supera al original, aunque suponemos que en esto no será fácil que muchos lectores estén de acuerdo.
“When Last We Spoke” – Cerrando el disco escuchamos una
pieza más cercana al jazz en la que encontramos paralelismos con el ya citado
Pat Metheny lo cual, dicho sea de paso, no puede ser sino un elogio para
Manring ya que consideramos al guitarrista como uno de los grandes de las últimas
décadas.
Con “Drastic Measures”, Manring logra su disco más
equilibrado hasta la fecha mediante una combinación perfecta de temas propios y
versiones, de piezas interpretadas en solitario y con toda la banda y de frágiles
baladas y animados cortes de jazz-fusión. Aunque el intérprete optó por
derroteros muy diferentes en las siguientes años, lo que, por otra parte, hace
que sea tremendamente injusto colgarle la etiqueta de “músico new age”, estos
primeros trabajos nos parecen muy interesantes y recomendables. La trayectoria
posterior del músico giró hacia territorios cercanos al rock progresivo e,
incluso, al metal progresivo pero manteniendo un cierto espíritu jazzístico y
de fusión muy presente en todo momento. Hablamos en su momento del primer disco
de Attention Deficit, que sería un buen ejemplo de esto pero hay muchos más que
con el tiempo irán apareciendo por aquí. Según la propia web de Manring, sus
tres primeros discos para Windham Hill, entre los que figura “Drastic Measures”
están descatalogados pero aún es posible encontrarlos en alguna tienda on-line.
amazon.es
play.com
amazon.es
play.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario