domingo, 6 de julio de 2014

Michael Manring - Drastic Measures (1991)



No es casual que las veces que Michael Manring ha aparecido en el blog lo haya hecho como músico de apoyo de otros artistas o como miembro de una banda de efímera duración. La trayectoria del bajista norteamericano propicia esta situación ya que, a pesar de formarse en las mejores escuelas (incluyendo el Berklee College of Music, aunque no llegó a graduarse), la mayoría de los discos en los que ha participado son de otros.

A pesar de no conseguir la titulación en una de las más prestigiosas instituciones musicales del planeta, Manring completó su formación de la mano de Jaco Pastorius, lo cual, bien podría convalidar cualquier título académico cuando hablamos de un instrumento como el bajo.

Su carrera discográfica tuvo su inicio en Windham Hill acompañando a su gran amigo Michael Hedges y a partir de ahí se convirtió en uno de los músicos cuyo nombre aparece en más discos del sello, desde los del “jefe” William Ackerman hasta los de Philip Aaberg o Alex de Grassi aunque colaboró con otras estrellas de la “new age” ajenas al sello como Suzanne Ciani o Paul Machlis. Tardó bastante en grabar sus propias ideas, algo que hizo primero como miembro del grupo Montreux junto con Darol Anger, Mike Marshall y Barbara Higbie y poco después ya en solitario. Manring es un bajista espectacular capaz de arrancar sonidos insospechados a sus instrumentos, la mayoría de los cuales están constridos por Zon Guitars, empresa que comenzó con una tienda en Nueva York regentada por Joe Zon, bajista y luthier que ha llevado a su pequeño negocio a ser una de las compañías más prestigiosas en el terreno del bajo. La colaboración entre Manring y Zon llevó a la creación de algunos modelos realmente innovadores de bajo, dentro de los que destaca el “hyperbass”, bajo sin trastes que permite cambiar la afinación de las cuerdas mientras se toca. Manring es un maestro en el bajo sin trastes como buen discípulo de Pastorius y a partir de él ha elaborado un mundo sonoro realmente particular.

El disco que hoy traemos aquí fue el tercero de los que publicó en solitario y, precisamente, aquel en el que “debutaba” el “hyperbass”. A pesar de que Manring toca varios instrumentos, redujo el número de ellos frente a discos anteriores cediendo parte del protagonismo a otros músicos, la mayoría habituales del sello Windham Hill. La lista la integran Paul McCandless (todo tipo de maderas y sintetizadores de viento), Clifford Carter (piano), Mark Walker (batería y percusiones), Tom Miller (glockenspiel y percusiones), el bajista del Pat Metheny Group, Steve Rodby (sintetizadores y bajo) y Fred Simon (sintetizadores). Otra novedad es la utilización de tres composiciones ajenas, tres clásicos de otros artistas muy diferentes entre sí pero capitales, cada uno en su estilo.

Michael Manring.


“Spirits in the Material World” – Comienza el disco, nada menos que con una versión de un tema de otro bajista, Sting, quien compuso la canción para el cuarto disco de The Police, “Ghosts in the Machine”. La versión en sí no es gran cosa en cuanto a arreglos o interpretación y es una más de esas adaptaciones que se limitan a sustituir la parte vocal por otro instrumento (en este caso el bajo) sin mayor variación. La ejecución, por otra parte, es notable, algo lógico cuando hablamos músicos del nivel de los participantes en el disco.

“Hopeful” – Cambia la cosa con el segundo corte en el que escuchamos ya a Manring en plan virtuoso a dúo con un excepcional Paul McCandless. El tema es una balada lenta de delicada factura en la que la expresividad de nuestro artista con los distintos tipos de bajo es realmente difícil de igualar. Los arreglos son muy ajustados y se limitan a resaltar la melodía principal que con el único apoyo de las percusiones y algún teclado tiene la ayuda necesaria para sonar casi perfecta.



“Red Right Returning” – No faltan en el disco los solos de bajo y éste es el primer ejemplo. Manring utiliza varios bajos diferentes pero se centra en el “hyperbass” explotando su particular sonido. Se trata de una pieza lenta en la que escuchamos todo tipo de técnicas, incluyendo el “tapping”, tan característico del guitarrista Michael Hedges pero menos habitual en bajistas. Un gran tema en el que, a pesar de ser un virtuoso del instrumento, Manring no se pierde en exhibiciones vacías en beneficio de una mayor musicalidad.

“Gizmo” – Volvemos a escuchar a la banda al completo con McCandless ejecutando las principales líneas melódicas y Manring en el papel de acompañante destacado. Muy correcta la percusión durante toda la pieza en la que destacamos un solo muy jazzistico a cargo del bajista en la parte final que nos recuerda a Metheny en muchas cosas. Quizá haya que señalar aquí que Steve Rodby no sólo toca en algunos temas sino que es el productor del disco y eso termina notándose.

“Oyasumi Nasai” – El sonido del bajo, casi irreconocible para quienes estén acostumbrados a escucharlo como mero acompañamiento abre una pieza llena de inspiración y sensibilidad a la que Paul McCandless le da el toque perfecto y es que, si Manring es uno de esos artistas que marcaron los años dorados del sello Windham Hill, la forma de tocar de Paul a los saxos, al oboe o al clarinete, define como pocos el sonido característico del sello de William Ackerman.

“Purple Haze” – La segunda versión que aparece en el disco es la más impresionante de todas ya que Manring se atreve con un clásico, nada menos que de Jimi Hendrix. Además, lo hace interpretando la pieza en riguroso directo y sin ningún tipo de arreglo posterior en estudio. Si alguien duda de la categoría de Manring como intérprete, debería dar una escucha a esta pieza.



“Deja Voodoo” – Llegamos a una de nuestras piezas favoritas del disco, con una inyección de energía a cargo de la batería que transforma el  que podría ser un tema más del disco en un precioso corte de jazz-fusión que entronca con algunos de los mejores temas de los dos primeros discos de Manring en solitario. Continuos cambios de ritmo, melodías inspiradas e interpretaciones impecables conforman una pieza magistral que nos recuerda que la faceta como compositor de Manring, siempre empequeñecida por la de intérprete, no es nada desdeñable.

“Watson & Crick” – De nuevo escuchamos al músico en solitario y sin aportes posteriores en una pieza grabada en una sola toma en la que se revela como un maestro del “tapping”, técnica mediante la que el intérprete consigue arrancar sonidos extraordinarios a la guitarra o el bajo pulsando las cuerdas con los dedos de ambas manos sobre el mástil del instrumento. Una auténtica clase de interpretación en apenas cinco minutos a cargo de Manring.

“Wide Asleep” – Llegamos a la parte más amable del disco. Aquella que cualquier oyente relacionaría enseguida con la mayoría de los lanzamientos de Windham Hill en la época, algo de lo que, una vez más, podemos considerar como principal responsable a Paul McCandless. Es esta una pieza vitalista, alegre y esperanzadora, de esas que son capaces de levantar el ánimo de cualquiera.



“500 Miles High” – El último tema compuesto por otro músico del disco es esta pieza de Chick Corea a la que Manring despoja de buena parte del toque latino que tenía en el original pero conservando gran parte de sus virtudes. A pesar de que la traslación de una pieza de piano al bajo se antoja mucho más complicada que la de una de guitarra como podía ser la anterior “Purple Haze”, creemos que Manring supera la prueba con nota y que, en muchos aspectos, la versión supera al original, aunque suponemos que en esto no será fácil que muchos lectores estén de acuerdo.

“When Last We Spoke” – Cerrando el disco escuchamos una pieza más cercana al jazz en la que encontramos paralelismos con el ya citado Pat Metheny lo cual, dicho sea de paso, no puede ser sino un elogio para Manring ya que consideramos al guitarrista como uno de los grandes de las últimas décadas.


Con “Drastic Measures”, Manring logra su disco más equilibrado hasta la fecha mediante una combinación perfecta de temas propios y versiones, de piezas interpretadas en solitario y con toda la banda y de frágiles baladas y animados cortes de jazz-fusión. Aunque el intérprete optó por derroteros muy diferentes en las siguientes años, lo que, por otra parte, hace que sea tremendamente injusto colgarle la etiqueta de “músico new age”, estos primeros trabajos nos parecen muy interesantes y recomendables. La trayectoria posterior del músico giró hacia territorios cercanos al rock progresivo e, incluso, al metal progresivo pero manteniendo un cierto espíritu jazzístico y de fusión muy presente en todo momento. Hablamos en su momento del primer disco de Attention Deficit, que sería un buen ejemplo de esto pero hay muchos más que con el tiempo irán apareciendo por aquí. Según la propia web de Manring, sus tres primeros discos para Windham Hill, entre los que figura “Drastic Measures” están descatalogados pero aún es posible encontrarlos en alguna tienda on-line.

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