A mediados del
siglo XIX, Adolphe Sax patentaba un invento que pretendía combinar la potencia
y capacidad sonora de los instrumentos clásicos de viento-metal con la
versatilidad y expresividad de las maderas. Sax, hijo de un propietario de una
tienda de instrumentos musicales contó con todo el material y las ideas
necesarias a su disposición desde muy pequeño y fruto de ellas fue un
instrumento que no tardó en hacerse popular y en introducirse, primero en las
bandas callejeras y militares y más tarde en la propia orquesta clásica
convirtiéndose, además en uno de los instrumentos más reconocidos de todo un
género como es el jazz.
Poco a poco, el
saxofón fue incorporándose a la orquesta y varios compositores le hicieron un
hueco en sus partituras. Ravel, Bizet, Debussy, Glazunov, Milhaud o Hindemith
escribieron obras con protagonismo del nuevo instrumento. También los grandes
de la música rusa encontraron un sitio para el saxofón y hablamos de Prokofiev,
Rachmaninoff o Shostakovich, pero donde podemos afirmar que el invento de
Adolphe Sax ha tenido un papel casi imprescindible en el ámbito de la música
clásica es en todos los movimientos que surgieron alrededor del llamado
minimalismo el los años sesenta. Prácticamente todos los grandes representantes
del género utilizaron saxofones a destajo y en sus respectivas bandas había
varios intérpretes de esos instrumentos. Precisamente a estos músicos es a los
que quiso dedicar Chris Caldwell la primera grabación publicada por su grupo,
el Delta Saxophone Quartet, y el fruto de ese trabajo es el disco que hoy os
comentamos. Integran el cuarteto Stephen Cottrell (saxo soprano y alto), Peter
Whyman (saxo alto y barítono), Gareth Brady (saxo tenor y soprano) y Chris
Caldwell (saxo barítono).
Con el paso de
los años, el saxofón se ha ido perfeccionando y ha evolucionado en distintas
variantes con sus tesituras particulares llegando a surgir una formación más o
menos común como es el cuarteto de saxofones, a imagen de los clásicos
cuartetos de cuerda aunque con una variación. Si el cuarteto de cuerda
convencional consta de dos violines, una viola y un violonchelo, el de
saxofones está normalmente integrado por cuatro instrumentos distintos, el saxo
soprano, el alto, el barítono y el tenor. En 1984, el citado Caldwell formó su
propio cuarteto de saxofones con el que comenzó a tocar el escaso repertorio
disponible primero y a encargar más tarde obras específicas para su formato a
diferentes compositores de modo que colaboraron estrechamente con nombres como
los de Gavin Bryars, Graham Fitkin o Terry Riley. Tras mucho tiempo tocando
este tipo de repertorio, en 1998, el cuarteto grabó su primer disco. Como les
ocurre a muchos de los músicos encuadrados bajo la denominación de
“minimalismo”, tampoco Caldwell se encontraba cómodo trabajando con es
calificación pero, entendiendo que era un nombre que había hecho fortuna a
nivel popular, no dudó en utilizarlo con ciertos matices para el título del disco,
que en lugar de “música minimalista” o algo similar, fue “tendencias
minimalistas”. El repertorio: varias obras de algunos de los artistas más
representativos de dicha corriente.
Imagen de los integrantes del Delta Saxophone Quartet. |
Abriendo el disco
tenemos “New York Counterpoint” de Steve Reich, una pieza en tres movimientos
escrita inicialmente para clarinete (que debía ser doblado hasta en diez pistas
más con la ayuda de cintas magnetofónicas) y forma parte de una serie de obras
para instrumento solista y cinta cuyo denominador común es la palabra “contrapunto”
en el título y fue escrita en 1985. El arreglo para cuarteto de saxos fue
realizado con la supervisión del compositor. Como en muchas otras piezas de la
época, los movimientos de la pieza se alternan entre “rápido”, “lento” y
“rápido”. El primero de ellos nos muestra al cuarteto como una masa coral que
interpreta una música oscilante e hipnótica con algunos momentos de
protagonismo de uno de los saxos como solista. El segundo movimiento nos
recuerda a un péndulo que va y viene con un ritmo lento y constante mientras
que el tercero es el más jazzistico de los tres y tiene un ritmo alegre muy
pegadizo.
Tras Reich llega
Philip Glass. A pesar de haber escrito alguna que otra obra específicamente
para cuarteto de saxofones, el Delta Saxophone Quartet escoge una composición
distinta para el disco. En 1983, Glass compone una de sus bandas sonoras más
conocidas para la película “Mishima”. En aquella partitura había varios
fragmentos interpretados por el Kronos Quartet que un tiempo después fueron
reescritos por el autor conformando el que se conoce como su Cuarteto de Cuerda
No.3. Esa versión es la que se toma como base para la trascripción de la
partitura que escuchamos aquí. A pesar de lo complicado que resulta comparar
versiones tan diferentes, creemos que la música de Mishima tiene una
interesante nueva lectura a través del Delta Saxophone Quartet con alguno de
los movimientos (particularmente el segundo, mucho más lento que el original)
que ganan en expresividad y otros como el tercero que se dirían escritos para
este formato por el ritmo casi jazzistico que lo domina.
El tercer compositor incluido en la colección es el británico Gavin Bryars, uno de los primeros compositores con los que colaboró el cuarteto, antiguo miembro de la banda de Steve Reich. “Alaric I or II” fue encargada específicamente por el cuarteto a Bryars. Comenta Stephen Cottrell, miembro de la formación, que pasaron mucho tiempo con Gavin hablando sobre el saxofón y sobre qué tipo de música no se adaptaba bien al cuarteto y cuál, en cambio, lo hacía mejor. A la hora de escribir la pieza, Bryars se quedó sólo con música del primer grupo. Bromas aparte, la partitura rompe la formación tradicional del cuarteto de saxos utilizando dos saxos sopranos, uno alto y uno barítono (prescindiendo del saxo tenor y asemejándose más a la configuración de un cuarteto de cuerda). Con todo, la pieza, técnicamente muy difícil en palabras de Cottrell, es una buena muestra de la escritura de su autor. El título denota el gran sentido del humor del músico británico ya que está dedicado al monte Alarico, en Francia, llamado así en honor del rey visigodo. Como fueron dos los monarcas con ese nombre y se desconoce a cual de los dos corresponde el honor de verse representado por el monte, Bryars optó por titular la obra “Alarico I o II”.
El tercer compositor incluido en la colección es el británico Gavin Bryars, uno de los primeros compositores con los que colaboró el cuarteto, antiguo miembro de la banda de Steve Reich. “Alaric I or II” fue encargada específicamente por el cuarteto a Bryars. Comenta Stephen Cottrell, miembro de la formación, que pasaron mucho tiempo con Gavin hablando sobre el saxofón y sobre qué tipo de música no se adaptaba bien al cuarteto y cuál, en cambio, lo hacía mejor. A la hora de escribir la pieza, Bryars se quedó sólo con música del primer grupo. Bromas aparte, la partitura rompe la formación tradicional del cuarteto de saxos utilizando dos saxos sopranos, uno alto y uno barítono (prescindiendo del saxo tenor y asemejándose más a la configuración de un cuarteto de cuerda). Con todo, la pieza, técnicamente muy difícil en palabras de Cottrell, es una buena muestra de la escritura de su autor. El título denota el gran sentido del humor del músico británico ya que está dedicado al monte Alarico, en Francia, llamado así en honor del rey visigodo. Como fueron dos los monarcas con ese nombre y se desconoce a cual de los dos corresponde el honor de verse representado por el monte, Bryars optó por titular la obra “Alarico I o II”.
Michael Nyman tiene su sitio en el disco por medio de sus “Songs for Tony”. Explica el propio músico que en la Nochebuena de 1992 comenzó a escribir un cuarteto para saxofones y cómo unos días después recibió la noticia de la muerte del que fue su manager Tony Simmons tras una larga lucha con el cáncer. En aquel momento decidió romper todos los bocetos del cuarteto y escribir una serie de canciones en memoria de su amigo. Cada una de ellas tendría un “aria” interpretada por una de las voces del cuarteto mientras que las otras servirían de acompañamiento. La primera de las canciones fue una adaptación de otra recientemente escrita que llevaba el título de “Mozart on Mortality” y que giraba alrededor de un texto del propio Mozart que decía “puede que no llegue a ver otro día” que a Nyman le pareció completamente apropiado para la ocasión. La segunda de las canciones era otra adaptación, en este caso de una de las melodías de la banda sonora de “El Piano”, el último gran contrato cinematográfico que Simmons consiguió para su protegido. La tercera canción de la serie, era una composición inédita que Nyman guardaba para una ocasión especial mientras que la cuarta, la más lúgubre de todas fue compuesta especialmente para la ocasión a modo de canto fúnebre aunque tenía una luminosidad especial en algunos instantes, lo que la convertía en el colofón perfecto para la obra.
Cerrando la
colección tenemos a un músico que no podía faltar en una selección de “tendencias
minimalistas”: Terry Riley”. La pieza escogida data de 1964 y fue concebida
para un pequeño grupo de músicos de número indeterminado. En la grabación del
disco, los miembros del Delta Saxophone Quartet se toman la libertad de doblar
sus pistas convirtiéndose, de hecho, en un octeto, lo que encaja perfectamente
con la libertad interpretativa que lleva implícita toda obra de Riley por
expreso deseo de su creador. Si somos estrictos con la cronología del movimiento
minimalista, ésta sería la única obra del disco propiamente perteneciente a la época
fundacional de ese estilo. Tenemos así un cierre muy adecuado para recordarnos
de dónde viene todo.
Consideramos este “Minimal Tendencies” que hoy hemos comentado como un disco muy interesante para introducirse en un género nada fácil de asimilar en un primer momento. Por un lado nos presenta obras de una escucha amable como las de Nyman o Glass que permitirán un acercamiento menos traumático al minimalismo y por otra parte, los familiarizados con el género podrán disfrutar de versiones bastante diferentes en cuanto a formato de las que habrán escuchado anteriormente. Por todo ello, recomendamos la adquisición del disco, algo que se puede hacer en los enlaces acostumbrados:
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