Robert McDuffie
pasa por ser uno de los más reputados violinistas del momento, aunque suele
situarse fuera de los focos de las grandes discográficas de la clásica y no
parece mostrar un gran interés en las grabaciones de sus interpretaciones,
centrandose mucho más en los conciertos y en su “Center for Strings”, una
especie de academia en la que se enseña a un total de 26 estudiantes destacados
de violín, viola, chelo y contrabajo que se encuentra en su Georgia natal.
Su pasión por la
música se pone de manifiesto no sólo en su labor con los estudiantes sino en
historias como la siguiente: En 1996 nuestro hombre supo que se encontraba a la
venta un Guarneri del Gesu de 1735, concretamente el conocido como Ladenburg.
Aunque a nivel general, son los Stradivarius los instrumentos más legendarios,
para un entendido un Guarneri puede situarse al mismo nivel o incluso a uno
superior, poseyendo cualidades que para el intérprete son preferibles como la
capacidad de estos instrumentos para sonar con fuerza, incluso cuando se
enfrentan a una orquesta. Otro punto a favor de los Guarneri del Gesu es que
hoy en día existen unos 100 violines con la firma de Giuseppe Guarneri frente a
los más de 700 fabricados por Antonio Stradivari. Pues bien, tenemos a McDuffie
ante la posibilidad de tocar ese intrumento, algo que para un violinista debe
ser algo así como para Gollum acceder al anillo único. Nuestro hombre lo prueba
y queda enamorado perdidamente del instrumento encontrándose con una única
pega: el precio del instrumento es de 3.5 millones de dólares.
A partir de ese
momento, McDuffie comenzó a buscar formas para financiar de algún modo su
adquisición, algo que consiguió con una imaginativa fórmula según la cual el
violín sería comprado por un grupo de dieciséis inversores (entre los que se
encontraba el propio McDuffie o su amigo de la infancia Mike Mills, bajista de
R.E.M.) quienes lo cederían a nuestro hombre que, por su parte, quedaría
obligado a tocarlo regularmente (a fín de que conserve su valor) y a costear el
mantenimiento y el seguro del mismo (estimado en unos 18.000$ anuales). La
cesión del instrumento duraría 25 años y a su término, regresaría a manos del
grupo de inversores quienes lo podrían de nuevo a la venta (según los expertos,
en 2025 su precio podría superar fácilmente los 10 millones de dólares con lo
que la inversión habría sido redonda).
Esta anécdota nos
da una idea de la categoría del personaje y su devoción absoluta hacia su
profesión y nos sirve para centrarnos en el disco que hoy comentaremos, publicado
por el sello Telarc y previo a la adquisición del Guarneri del Gesu por parte
de McDuffie (aunque suponemos que buena parte de los beneficios que recibió el
violinista por la grabación acabarían invertidos en el instrumento). El disco
recoge dos conciertos para violín de autores contemporáneos bien conocidos para
los seguidores del blog: John Adams y Philip Glass.
Robert McDuffie. |
Ya hablamos en su
momento del Concierto para Violín de Adams con ocasión del comentario a una
grabación del mismo en el sello Naxos posterior a la que hoy nos ocupa. El
mismo nació como encargo de tres instituciones: la Minnesota Orchestra, la
London Symphony Orchestra y el New York
City Ballet y este hecho condicionó mucho a su autor a la hora de escribir la
música ya que no se trataba simplemente de una pieza orquestal destinada a
interpretarse en concierto sino que podría ser utilizada como soporte musical
para una coreografía con lo que, en palabras de Adams, siempre tuvo presente
esa posibilidad buena parte de la obra tenía un desarrollo casi visual en la
mente de su autor. El concierto se divide en tres movimientos, uno inicial (el
más largo) en el que disfrutamos de un Adams alejándose por primera vez de su
raíz minimalista y evolucionando hacia una propuesta más contemporánea (recordemos
que la obra data de 1993); un segundo movimiento lento (una chacona) en el que
el violín alcanza los momentos de mayor expresividad y una última parte,
toccata, mucho más rápida e intensa que es la que supone el reto más difícil
para el violinista y en la que aparecen algunos elementos que nos recuerdan a determinadas
obras de Michael Nyman.
La segunda obra
del programa guarda bastantes paralelismos con la primera. Hoy estamos
familiarizados con la música de Philip Glass para orquesta o para formaciones
más o menos convencionales pero en 1987 su “Violin Concerto” fue la primera
obra de esas características de su repertorio. Surgió como un encargo de la
American Composers Orchestra dirigida por el gran amigo del músico Dennis
Russell Davies y el estreno se produjo en 1987 con Paul Zukovsky como solista
(el mismo que hizo ese papel en “Einstein on the Beach”. El concierto sigue un
esquema clásico con un primer movimiento rápido en el que podemos escuchar al
Glass rítmico y vivaz más reconocible, un segundo más lento y un tercero que se
acerca a los esquemas del primero. Queremos hacer aquí una mención especial al
segundo movimiento que, en nuestra opinión, contiene parte de la música más
bella que ha compuesto Glass en toda su carrera con el violín dibujando una
melodía preciosa que evoluciona continuamente en perfecta comunión con el resto
de la orquesta. En cierto modo nos recuerda a otra de las obras maestras de
Glass, la sensacional “Façades” del disco “Glassworks” y, al igual que aquella,
permanece en nuestro hipotético “ranking” entre las mejores composiciones de
Glass.
Hemos escuchado
varias versiones de estos dos conciertos en los últimos años y podemos afirmar
que las realizadas por McDuffie nos parecen impecables (y compite en el caso
del de Glass con un maestro indiscutible como Gidon Kremer de quien hemos
escuchado dos interpretaciones absolutamente diferentes entre sí de la obra,
ambas soberbias). De hecho, para la primera grabación del segundo concierto para violín de Glass en su propio sello, el compositor recurrió a McDuffie como ya comentamos aquí. La razón de recomendar este disco hoy es que nos parece una
gran oportunidad para tener ambos conciertos juntos en una sola grabación.
Merece la pena. Acompañan a McDuffie en el disco los integrantes de la Houston
Symphony dirigidos por Christoph Eschenbach. Los interesados podéis adquirir el
disco en los siguientes enlaces:
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