Revelamos hoy un pequeño secreto sobre
este blog y la forma en que son seleccionadas las músicas que en él
se tratan. En “La Voz de los Vientos” escuchamos música
continuamente, siempre que podemos, en casi cualquier circunstancia.
Todo tipo de música. Toda clase de artistas. A lo largo de esas
escuchas, vamos encontrando detalles que nos animan a poner un
trabajo concreto en la “lista de espera” del blog para ser
tratado con posterioridad (aunque suene extraño, en este momento
trabajamos con una lista de más de ochenta discos que esperan turno
para ir apareciendo aquí). Eso no quiere decir, en modo alguno, que
un disco que se incorpora a ella en un momento determinado pase a
ocupar el último puesto en la “cola”. Puede ocurrir eso pero
también puede ir directamente al grupo de los que apareceran en el
blog en un plazo relativamente corto. Una vez que le toca el turno a
un trabajo concreto, comenzamos una pequeña labor de documentación
con los detalles básicos del mismo, intérpretes, trayectorias,
anécdotas, repercusión, etc. La última fase llega con la escucha
atenta del disco en cuestión que es la que nos sirve para hacer los
comentarios más o menos detallados de cada una de las músicas
recogidas en el CD.
Hay discos que llevan en la lista de
espera muchos meses y la razón es que su importancia, su
profundidad, su carácter icónico, hacen que no sea sencillo
encontrar el momento adecuado para enfrentarse a ellos. Quizá el
trabajo que más tiempo lleva en ese cada vez mayor cajón de sastre
en el que nos movemos es “A Love Supreme”. Un disco cuyo carácter
de obra maestra unido a su extraordinaria complejidad y los miles y
miles de páginas (de las de papel y de las electrónicas) que sobre
él se han escrito hace del sólo hecho de enfrentarse a la redacción
de cualquier texto relativo, por humilde que sea, algo abrumador.
Tomamos la decisión hace unas semanas
de ponernos manos a la obra pero no hemos sido capaces de pasar de la
primera etapa que comentabamos más arriba. En el simple intento de
elaborar una pequeña introducción mínimamente documentada
encontramos decenas de artículos magníficos sobre el disco que nos
terminaron por convencer de lo prescindible que iba a ser en este
caso cualquier cosa que pudieramos decir sobre una de las cumbres de
la música de John Coltrane. La gota que colmó el vaso fue el
hallazgo de un excepcional texto que enlazaremos al final sobre este
disco que va mucho más allá de lo que podríamos haber pretendido
expresar, facilitando, además, una visión y una serie de
interpretaciones sobre “A Love Supreme” de tanta profundidad y
calado que no importa las veces que hayamos escuchado el disco
previamente: ya nunca nos sonará igual.
El disco fue grabado en diciembre de
1964, menos de tres años antes del fallecimiento de Coltrane a causa
de un cáncer. El saxofonista se encontraba en aquel entonces en un
momento de inspiración máxima, con las ideas más claras que nunca
y comenzaba con “A Love Supreme” a desarrollar ideas cuya
evolución quedó truncada por su muerte de modo que no sabemos hasta
dónde habría podido llegar, especialmente si tenemos en cuenta que
contaba con apenas 40 años cuando falleció. Aunque no fue ni mucho
menos su última grabación, sí que constituye una especie de
testamento musical de primera magnitud; una obra que más de 50 años
después de su publicación, aún admite nuevas interpretaciones y
descubrimientos en su partitura. Intervienen en su grabación: McCoy
Tyner (piano), Jimmy Garrison (contrabajo) y Elvin Jones (batería)
junto con el propio John Coltrane al saxo tenor.
“A Love Supreme” consta de cuatro
movimientos titulados respectivamente: “Acknowledgement”,
“Resolution”, “Pursuance” y “Psalm”. Recomendamos
encarecidamente la lectura del artículo aparecido años
atrás en Jot Down. Nada de lo que digamos podría mejorar ese texto
que firma Emilio de Gorgot.
No hay comentarios:
Publicar un comentario