Si uno echa un vistazo a los
créditos de los discos de Génesis y a los títulos que mejor
valoración suelen obtener por parte de aficionados y crítica en
general, puede llegar a la conclusión de que “Trespass”, el
segundo álbum de la banda, fue un trabajo fallido más, sobre todo si
se atiende al hecho de su poca repercusión comercial en el momento
de su lanzamiento y a que dos de los tres miembros de la banda
dejaron su puesto a otros músicos tras la publicación del disco.
Si a esto añadimos el hecho
de que con la llegada de esos dos nombres, Genesis entró en una
etapa absolutamente fantástica en la que lanzaron sus discos más
representativos con la alineación que hoy todos consideramos
clásica, resulta difícil imaginar que “Trespass” fuera un gran
disco y, sin embargo, lo es. La banda debutó un poco antes con un
disco de canciones cortas aún carente de personalidad propia hasta
el punto de que se llegó a decir que eran una especie de “aspirantes
a Moody Blues”. Aquel trabajo, titulado “From Genesis to
Revelation” fue el único que la banda grabó para Decca, firmando
poco después con el sello Charisma, fundado poco antes por el
periodista Tony Stratton-Smith, quien fuera también manager de la
banda junto con otras formaciones como The Nice o Van Der Graaf
Generator, así como de los Monty Python.
Tras el que fue el disco de
debut de la banda, Genesis comenzó un periodo en el que se daban
conciertos casi a diario presentando gran cantidad de material nuevo.
De hecho, a la hora de grabar “Trespass” había canciones para
completar varios discos. En alguna ocasión se ha dicho que algunos
de los títulos descartados fueron la razón principal del abandono
de Anthony Phillips justo después de la aparición del disco aunque
lo cierto es que fueron problemas de salud y un cierto miedo escénico
del músico. Algo extraño por cuanto en los comienzos del grupo
Anthony era uno de los más entusiastas a la hora de tocar en
directo. Fue al ver la dimensión que comenzaba a adquirir Genesis
cuando tomó la decisión de no continuar. Con la perspectiva del
tiempo, algunos miembros de la banda consideran “Trespass” como
el disco en el que más funcionaron como tal, siendo todas las
canciones firmadas por los cuatro miembros (John Mayhew no aparece
acreditado en ninguna) y habiendo en todas ellas aportaciones
significativas de la banda en su totalidad.
En el momento de la
grabación, Genesis eran: Tony Banks (órgano, piano acústico y
eléctrico, Mellotron, guitarra y coros), Peter Gabriel (voz, flauta,
acordeón y percusiones), John Mayhew (batería, percusión y coros),
Anthony Phillips (guitarras, dulcimer y coros) y Mike Rutherford
(bajo, guitarras, violonchelo y coros).
Imagen de la banda con los integrantes que participan en "Trespass" |
“Looking for Someone” -
Sin introducciones de ningún tipo, la voz de Gabriel aparece desde
el primer segundo de la canción como argumento principal de la
misma. Sólo los teclados de Tony Banks le hacen sombra al comienzo
antes de la entrada de la banda al completo. Se suceden pasajes
intensos con otros más relajados en los que el piano y las guitarras
acústicas pasan al primer plano aunque estos son de muy corta
duración. Hacia el ecuador de la pieza aparece un enérgico pasaje
instrumental abortado por la flauta del propio Gabriel que ejecuta
una serie de aires de tono folclórico como preludio al espectacular
cierre que recoge las principales señas de identidad del en aquel
entonces incipiente rock progresivo junto con referencias de todo
tipo (creemos vislumbrar una breve cita del “Moondance” de Van
Morrison, aparecido meses antes). En todo caso, estamos ante una
carta de presentación excelente para el disco.
“White Mountain” - El
siguiente corte comienza con una introducción muy bucólica a base
de guitarras y teclados que desemboca en una primera ráfaga vocal a
cargo de Gabriel con la sección rítmica a todo gas. Un breve receso
con la flauta como protagonista nos lleva a la repetición del
estribillo que acusa una cierta monotonía en los patrones de la
batería. Un nuevo segmento de aire pastoril nos lleva a la parte
final donde las flautas dibujan paisajes idílicos a la vez que la
batería marca un ritmo procesional durante unos instantes. Los
últimos instantes están ocupados por una nueva repetición del tema
central y otro fragmento instrumental que se diluye entre silbidos y
un fondo de órgano que preludian a una preciosa sección final a
base de arpegios de guitarra y un brillante coro a modo de coda.
“Visions of Angels” - El
piano da la señal de comienzo con un breve tema que da paso a los
primeros versos a cargo de Gabriel. Los teclados van ganando en
densidad y presencia en un primer clímax guiado por la batería.
Empezamos a apreciar ya un esquema en las canciones de la banda
cuando comprobamos la alternancia de delicados momentos
instrumentales con potentes fragmentos en los que, de la mano del
vocalista, la batería se viene arriba antes de regresar a sonidos
más placenteros.
“Stagnation” - Llegamos
a la que, en nuestra opinión, es una de las canciones más
elaboradas del trabajo, con un desarrollo impecable, un Anthony
Phillips magistral en las guitarras y un Tony Banks sublime con los
teclados, escogiendo los sonidos adecuados para cada momento y
dejando el espacio justo al resto de instrumentos. Todo en esta
canción está equilibrado, especialmente en el sublime segmento
central el el que el mellotron, la flauta, los coros y el piano
eléctrico se combinan de forma magistral con la voz de Gabriel
durante unos compases extraordinariamente bellos. En ese momento
empieza a construirse una secuencia de órgano que se desplegará
poco después acompañada de toda la fuerza de la banda a pleno
rendimiento.
“Dusk” - El tema más breve del disco es una verdadera joya. Gabriel comienza a cantar de una forma muy comedida arropado por unos coros delicadísimos y una selección de instrumentos muy cuidada. Phillips toca la guitarra con una suavidad exquisita y el mellotron suena maravillosamente bien en combinación con ellas y con las voces que pocas veces han sonado tan bien en la discografía de Genesis.
“The Knife” - La gran sorpresa llega al final y es que nada en lo que había sonado hasta ahora hacía presagiar una canción como ésta, un derroche de energía rock que contrasta tremendamente con el aire bucólico general del disco. Parece ser que esta canción se añadió a última hora al disco con la portada del mismo ya terminada. En ella se reflejaba un bello paisaje campestre contemplado por una pareja desde la ventana de una suntuosa estancia. Al incorporar “The Knife” al “tracklist” final del disco se sugirió a Paul Whitehead, autor de la pintura, el retocar la misma ya que el tono general del trabajo con la incorporación de este último corte cambiaba sustancialmente. Al parecer, Paul no se mostró conforme por lo que le sugirieron que rasgase el lienzo con un cuchillo como un modo de incorporar el tema a la portada sin cambiar el concepto. Así se hizo, apareciendo el propio cuchillo al final del desgarro, ya en la contraportada del vinilo.
Apenas unos meses antes de
la publicación de “Trespass” había aparecido “In the Court of
the Crimson King” de King Crimson, la que podemos considerar como
obra fundacional del rock progresivo. El segundo disco de Genesis iba
a incorporarse a la lista de discos pertenecientes a esa etapa inicial
de un género que iba a alumbrar muchos de los discos más
interesantes de la década de los setenta dentro de la música rock.
Genesis estaban llamados a ser uno de los grupos capitales dentro de
esa corriente y no defraudaron esa expectativa en modo alguno. En el
futuro tendremos que hablar de esos discos que hicieron de la banda
uno de los tres o cuatro nombres capitales de la escena progresiva
pero hasta entonces, recomendamos la escucha de “Trespass” por
ser un magnífico anticipo de lo que vendría después.
Como despedida, os dejamos esta versión en directo de "The Knife", ya con la formación clásica de la banda con Phil Collins a la batería y Steve Hackett a las guitarras,
Coincido con tu comentario sobre este disco. Aunque mis trabajos preferidos de Genesis son los que van de "Foxtrot" a "Wind & Wuthering" (incluiría "Duke", aunque en segundo plano y en una línea más "comercial"), "Trespass" me resulta más satisfactorio de escuchar que "Nursery cryme", al que considero que sigue siendo un trabajo de transición hacia el sonido progresivo clásico del grupo (por mucho que Hackett y Collins ya estuvieran presentes). También coincido en la apreciación del tremendo contraste que supone "The knife" con respecto al resto del disco: ¡vaya trallazo de adrenalina de principio a fin! (¡y cómo sonaría en 1970!)
ResponderEliminarUn saludo desde Canarias.