Para los menos familiarizados con la carrera de Jean Michel Jarre, éste es un artista de excesos, muy dado a la grandilocuencia y al espectáculo sin medida y esto es cierto pero sólo valdría como descripción de una etapa de su trayectoria muy localizada en la década de los ochenta. En aquellos años fue capaz de las mayores extravagancias en cuanto a conciertos se refiere alcanzando cifras de asistentes a los mismos realmente disparatadas. Sin embargo, si tuviéramos que hacer una descripcion de su carrera hoy en día, quizá se le ajustase más la definición de hombre de extremos. Jarre ha sido un artista capaz de vender millones de copias de muchos de sus discos pero también de grabar otro del que sólo salió a la venta un ejemplar. Mantuvo durante décadas un matrimonio modélico con Charlotte Rampling para, tras la ruptura, ser carne de la prensa del corazón con sucesivos romances llenos de escándalos en un corto espacio de tiempo. Con los conciertos pasa algo parecido. Durante años sus espectáculos fueron contados, a razón de uno o dos cada dos o tres años pero en los últimos tiempos ha hecho giras de cientos de conciertos. Tambíen pasó de defender a muerte los sintetizadores analógicos en 1997 (a raiz de la publicación de “Oxygene 7-13”) a afirmar sólo tres años después que con un software como ProTools casi le bastaba para hacer un disco.
Uno de esos contrastes tan extremos es el que nos lleva a la grabación que queremos comentar hoy. Pocos imaginaban que el hombre que entró hasta tres veces en el libro Guinness de los Records por las millonarias audiencias de sus shows en directo al aire libre pudiera ofrecer un concierto para apenas un centenar de personas en una sala de un palacio del S.XV. Sin embargo, eso ocurrió en abril de 2002 en el marco del festival “Printemps de Bourges” pero para entenderlo hay que darse cuenta de que, en aquel momento, Jarre estaba metido en una guerra con su vieja discográfica, Disques Dreyfus. El músico quería desvincularse de la misma y ellos no querían desprenderse sin más de su mayor activo. En esas circunstancias, Jarre pasó una época en la que llegó a formar un grupo que no grabó ningún disco o a componer una banda sonora que nunca fue publicada a la espera de obtener su libertad contractual. También en aquellos años Jarre preparó una actuación muy particular en la que no iba a tocar ningún tema cuyos derechos estuvieran en poder de Dreyfus y eso incluía música nueva pero también música compuesta con anterioridad al fichaje del artista por la discográfica.
Tras tortuosas negociaciones, Jarre quedó liberado de sus compromisos con Dreyfus entregando “Sessions 2000”, trabajo del que hablamos en su día. Posteriormente grabaría un disco titulado “Geometry of Love” con una distribución muy reducida antes de firmar con un nuevo contrato con Warner. Fruto del mismo aparecería en 2004 un recopilatorio del que quizá hablemos más adelante y que fue innecesariamente estirado en conciertos con sus correspondientes DVD's y CD's sin demasiado interés. Curiosamente, el lanzamiento más interesante de estos años no fue un trabajo nuevo y lo que era aún peor: no se produjo en un formato físico. Resulta que en 2006, Jean Michel Jarre decidió probar fortuna con las descargas de pago y editó, exclusivamente para la plataforma iTunes, el concierto de Bourges que mencionamos más arriba. La actuación del músico en aquel festival constaba de cuatro temas y no llegó a la hora de duración con lo que se ajustaba muy bien al formato de disco. El programa era extraordinariamente variado y contenía dos piezas completamente nuevas, un descarte de su disco “Metamorphoses” y un extracto de “AOR”, su casi mítica composición para ballet de 1971. Durante el concierto, Jarre estuvo acompañado por Francis Rimbert, su mano derecha en todo aquel periodo. Por algún motivo, aunque en la grabación publicada para iTunes se recoge el concierto completo, el orden de las piezas variaba con respecto al de su ejecución en el mismo.
Jarre en un momento del concierto. |
“Alive in Bourges” - La primera pieza del programa era una composición nueva de larga duración. El comienzo era muy atmosférico lleno de efectos sonoros, ruido blanco, etc. lo que se iba a prolongar durante unos minutos tras los cuales aparecen los ritmos programados y los sonidos más cercanos a la pista de baile. Los distintos elementos van apareciendo muy poco a poco y no tienen mucho que ver con la música habitual de Jarre. Si acaso, y una vez que entra la linea de bajo que le da un giro “dance” de la pieza, el resultado nos podría recordar a la música del proyecto “The ViZitors”, efímera formación que juntó a Jarre y su colaborador Francis Rimbert con el productor japonés Tetsuya Komuro y que no llegó a producir ningún resultado discográfico. Mediado el tema aparece una enérgica secuencia que es transformada en directo a lo largo de sucesivas repeticiones sólo para volver poco después a la música de baile más impersonal. En el último tramo escuchamos unos coros electrónicos muy característicos del Jarre de “Chronologie” pero que no llegan a desarrollarse demasiado. Estamos ante una de las piezas más raras de la carrera del compositor francés, prácticamente carente de melodía y entregada a los ritmos “dance” en toda su extensión. Uno de tantos intentos de Jarre en esos años por posicionarse dentro de ese campo y que, ciertamente, no consiguió su objetivo.
“Metallic Souvenir” - El segundo corte del disco es el más interesante desde el punto de vista arqueológico puesto que nos permite escuchar un fragmento del ballet “AOR”, compuesto por Jarre durante su etapa en el Groupe de Recherches Musicales de Pierre Schaeffer. La obra, inédita aún hoy, es una de las que más curiosidad despierta entre los seguidores un músico que no es muy dado a mantener sus composiciones ocultas al público. Lo que se escucha es pura experimentación sonora construida con los rudimentarios instrumentos de que disponían en la época en los estudios de la Radio Televisión Francesa. El seguidor de Jarre reconocerá algunos efectos sonoros que más tarde formaron parte de la banda sonora de “Les Granges Brulees” pero lo cierto es que muy poco de la propuesta musical del artista en los años posteriores podía intuirse a partir de lo que se escucha aquí.
“Body Language” - Cuando en el año 2000 apareció “Metamorphoses” ya se dijo que había varias composiciones que se habían quedado fuera del trabajo. Una de ellas fue utilizada en un anuncio de la compañía danesa de equipos de audio y vídeo de alta gama, Bang & Olufsen con la que Jarre tuvo mucha relación en aquellos años (uno de los singles de “C'Est la Vie” se distribuía exclusivamente en las tiendas de B&O e incluso el músico llegó a crear una obra titulada “Interior Music” para la marca). La misma pieza había sonado en el Global Tekno Festival de Avignon en 2000 como fondo musical de una vídeo-instalación. Se escribió en su momento que aquella música iba a ser publicada bajo el título de “Crazy Saturday” como “cara b” del single “Tout Est Bleu” (acompañada por otra llamada “Lonely Beat”). Descartada esa opción llegó a decirse que ambos temas aparecerían como descarga de pago con fines benéficos pero por motivos que desconocemos, finalmente no fue así. “Crazy Saturday”, sin embargo, iba a ser renombrada como “Body Language” y formaría parte del concierto de Bourges. En lo musical, la pieza es una verdadera locura formada por “samples” de todo tipo, ritmos desenfrenados y efectos sonoros. Una especie de versión desquiciada de “Moon Machine”, el extraño tema de 1986 que, aún hoy, es la única “cara b” de un disco de Jarre que no forma parte de ningún disco “grande” si excluímos la recopilación “Images”.
“Paris Bourges” - Cerrando el disco tenemos otro corte estrenado en Bourges. En él, Jarre toca el “theremin”, instrumento al que se aficionó allá por la época de su “Oxygene 7-13” y que formó parte habitualmente de sus conciertos en los años posteriores. Los sonidos del comienzo del tema le resultarán familiar hoy al seguidor del músico puesto que formarían parte poco después de su disco “Sessions 2000” como parte del tema “January 24”. Sobre esa base Jarre toca el “Theremin” durantes unos instantes antes de que entre súbitamente una frenética secuencia rítmica complementada por un insistente pitido que nos recuerda mucho al “Music: Response” de los Chemical Brothers. Entramos después en un breve interludio en el que suena una vez más el “theremin” antes de retomar de nuevo los ritmos de baile que nos llevan al final del trabajo.
Tantos años después de su publicación, el concierto de Jarre en Bourges en 2002 sigue siendo una importante rareza en su discografía. No tanto por no haber aparecido nunca en formato físico (el músico tiene algún que otro EP que sólo se ha publicado como descarga digital) sino por lo extraño de su repertorio. Del mismo nos quedamos sin dudarlo con el fragmento de “AOR” con la esperanza de poder escuchar algún día la obra completa. Por lo demás, no deja de ser un testimonio anecdótico de una etapa muy convulsa de la carrera de Jarre que culminaría algo después con un disco del que no tardaremos en hablar por aquí: “Teo & Tea”. Os dejamos con el concierto completo a través de la grabación de una de las asistentes al mismo.
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