Cuando se
recuerdan determinadas fechas importantes, una de las preguntas más habituales
que suelen surgir es ¿qué hacías tú cuando...? En el caso de Steve Reich,
creemos que no le será difícil recordar la visita de su hijo, la esposa de éste
y su nieto a su apartamento neoyorquino situado a cuatro manzanas del World
Trade Center la mañana del 11 de septiembre de 2001. “Aunque en aquel entonces
vivíamos en Vermont, ese día estábamos en mi apartamento de New York. Estuvimos
seis horas colgados del teléfono hasta que nuestro vecino pudo sacarnos de allí
junto con su familia. Para nosotros, el 11-S no fue un evento mediático”.
El ataque contra
las Torres Gemelas tocó muy de cerca al músico quien, sin embargo, dejó pasar
mucho tiempo antes de plantearse la composición de una obra relacionada con los
atentados de aquella fecha y cuando lo hizo, fue como resultado de un encargo
conjunto de dos universidades, dos fundaciones y un par de teatros. El estreno
corrió a cargo del Kronos Quartet, quienes llevaban un tiempo insistiendo a
Steve Reich con la idea de que escribiera una pieza para cuarteto y cinta
magnetofónica. La idea fue cobrando forma en la cabeza del compositor quien
decidió que las grabaciones procederían del archivo del NORAD, de las
conversaciones del Departamento de Bomberos de la ciudad de Nueva York y de
entrevistas a vecinos y amigos del músico que vivían en aquella época en
Manhattan. Inmediatamente nos viene a la cabeza una obra como “Different
Trains” cuyo esquema es similar: grabaciones magnetofónicas y el Kronos Quartet
dando la réplica a cada una de las frases registradas en las cintas. No anda
desencaminado el lector si piensa así ya que, estilísticamente, ambas obras son
muy similares. Las iniciales del título de la pieza no se refieren sólo a
lo que todos pensamos de inmediato al verlas: WTC = World Trade Center sino
que, además, son las de World To Come: el mundo por llegar. La visión de Reich
de un mundo que, esta vez sí, nunca volverá a ser el que era antes del 11-S.
La duración de la pieza central del disco es de apenas un
cuarto de hora por lo que era obligado que viniera acompañada, en este caso por
otras dos composiciones recientes de las que hablaremos en su momento. Integran
el Kronos Quartet en la grabación, David Harrington y John Sherba (violines),
Hank Dutt (viola) y Jeffrey Zeigler (chelo).
WTC 9/11
“9/11” – Los textos del primer movimiento proceden de
grabaciones del NORAD, como indicamos, y del Departamento de incendios. En los
extractos se escuchan frases sueltas: “venía de Boston”, “hacia Los Ángeles”,
“giraron hacia el Sur”, “la ruta es erronea”, “no hay contacto con el piloto”,
“acaba de chocar un avión contra el World Trade Center”, “...todas las
ambulancias disponibles...”, “el avión se precipitó contra el edificio”, “ha
habido un gran derrumbe”, “mayday, mayday, Liberty y West, estoy atrapado”, “un
segundo avión”, “no puedo respirar más”, “se ha derrumbado la otra torre”. Con
unas pocas frases, Reich crea una atmósfera angustiosa que se ve enormemente
reforzada por su música en la que una nota se repite constantemente a modo de
pulso a cargo de los violines mientras escuchamos las frases y sus
correspondientes transcripciones musicales casi literales, al igual que ocurría
en “Different Trains”. Las grabaciones no sólo incluyen las voces sino también
el sonido ambiente del momento con lo que el efecto es aterrador.
“2010” – El segundo movimiento recoge grabaciones de vecinos
de la zona, un miembro del cuerpo de bomberos y del conductor de la primera
ambulancia en llegar a la zona del desastre: “estaba en clase”, “a cuatro
manzanas de la zona cero”, “llevaba a mis hijos a clase”, “el primer avión paso
justo sobre nuestras cabezas y se estrelló contra el edificio”, “lo ojos se me
cerraron instantaneamente”, “llamas”, “una de las torres en llamas”, “todos
pensamos que era un accidente”, “sabía que aquello no era un accidente”, “todo
el mundo corría y gritaba”, “entonces impactó el segundo avión”, “no era un
accidente”, “gente”, “gente saltando desde el edificio”, “la primera ambulancia
en llegar”, “era el caos”, “nadie sabía qué hacer”, “el suelo empezó a
temblar”, “podía sentirse”, “el edificio se desplomó”, “corred por vuestra
vida”, “de repente, todo estaba oscuro”, “no podías ver a un palmo de tus
narices”, “el humo lo envolvía todo”, “todo el mundo pensaba que estabamos
muertos”, “silencio absoluto”, “sólo polvo en las calles”, “3000 personas
asesinadas”, “¿qué va a pasar ahora?”. La música que acompaña el segundo
movimiento no pierde ni un punto de dramatismo pero se ajusta mucho más que la
del segmento anterior a las cadencias de las voces de los protagonistas,
dejando menos espacio a la creatividad de Reich aunque, claro está, él es quien
escoge y combina los fragmentos de las voces buscando la musicalidad que éstos
contienen por lo que no hay que considerar esta pieza como una simple
transposición de voces en notas sino algo mucho más complejo.
“WTC” – El tercer movimiento de la obra es, quizá, el más
sobrecogedor. Una tradición judía, la “shmira” obliga a que un cadáver sea
velado hasta el momento de su entierro por los familiares que permanecen
sentados junto a los restos mortales de la persona recitando salmos y pasajes
bíblicos hasta que el cuerpo sea enterrado. El reconocimiento de los cadáveres
del 11-S llevó hasta siete meses en algunos casos, a lo largo de los cuales,
hubo mujeres que permanecieron todo el tiempo guardando la “shmira” y
relevándose las veinticuatro horas del sin interrupción. Las voces de dos de
ellas narrando aquellos momentos y la de un chelista que también siguió el
ritual son las protagonistas absolutas del último movimiento de la pieza. “los
cuerpos fueron llevados a grandes naves en el East Side”, “fuí allí y recité
salmos toda la noche”, “sentados, simplemente”, “el Eterno cuidará tu partida y
tu llegada desde ahora hasta el fin de los tiempos”, “el mundo por venir”, “no
sé realmente qué significa”, “entonces, enviaré un ángel que te escoltará en tu
camino y te traerá al lugar que he dispuesto para ti”, “y hay todo un mundo
aquí al lado”. La pieza de Reich se torna aquí más “musical”. Junto con las
réplicas de las inflexiones de las voces, escuchamos momentos más melódicos que
corresponden con transcripciones de los salmos recitados por los protagonistas
de las grabaciones confiriendo al movimiento un carácter particularmente
sobrecogedor con el que se despide esta profunda obra, más conmovedora, si
cabe, cuando uno se mete de lleno en los textos que la conforman y se pone en
la piel de sus protagonistas.
La segunda obra contenida en el disco es “Mallet Quartet”, compuesta en 2009 para dos vibráfonos y dos marimbas, instrumentos ambos fundamentales en la música de Reich y se divide en tres movimientos, marcados sólo como “lento” o “rápido” según la particular notación de su autor. Los intérpretes son los miembros del grupo So Percussion, Eric Beach y Jason Treuting (vibráfonos) y Josh Quillen y Adam Sliwinski (marimbas):
“Fast” – En la más pura tradición de la música de Reich se
desarrolla esta pieza que es un festín de ritmo, cuyas variaciones se producen
siempre tras la orden que da un fuerte golpe de marimba. Cualquier admirador de
la trayectoria de Reich disfrutará enormemente de un movimiento que desborda
optimismo y luminosidad.
“Slow” – El segundo movimiento es mucho más estático de la
habitual en la música de su autor pero también es breve por lo que lo tomamos
como una suerte de pausa ambiental antes del desenlace.
“Fast” – Volvemos antes de poner fin a la pieza al Reich más
robusto y contundente demostrando que no es necesaria una orquesta de 60
músicos para conseguir una música poderosa y emocionante. Como ocurría con el
primer movimiento de la obra, el nervio y la firmeza de su autor resultan
tremendamente convincentes y sirven para mostrarnos cómo, a estas alturas de la
película, la de Steve Reich sigue siendo una voz fundamental en la música de
nuestro tiempo.
Cerrando el disco tenemos la pieza más breve del mismo,
escrita en 2002 y titulada “Dance Patterns”. Con un sexteto formado por James
Preiss y Thad Wheeler (vibráfonos), Frank Cassara y Garry Kvistad (xilófonos) y
Edmund Niemann y Nurit Tilles (pianos) tenemos una versión reducida del Steve
Reich Ensemble que acompañaba al músico en los sesenta y setenta. La obra tiene
su origen en una película de Thierry de Mey que ilustra la figura de la
coreógrafa Anne Teresa de Keersmaeker. Reich fue uno de los músicos encargados
de componer una breve pieza (apenas seis minutos) que acompañaría una de las
secciones de la película.
Los atentados de las Torres Gemelas fueron un acontecimiento
tan doloroso que han tardado mucho en tener reflejo en el mundo del arte. Las
primeras películas importantes al respecto no se hicieron con la rapidez con
que responde Holywood a otros sucesos y no son demasiadas las obras musicales
de cierta entidad cuya inspiración surja de la catástrofe neoyorquina (apenas
nos viene a la memoria una obra de John Adams que quizá aparezca por aquí más
adelante). A pesar de publicar el disco casi diez años después, el propio Reich
tuvo problemas con la portada inicial, que pretendía mostrar la imagen del
primer avión dirigiéndose hacia las torres hasta tal punto que fue sustituida
por una foto de la densa humareda que invadió la zona tras el desplome de los
dos colosos.
Portada inicialmente planeada para el lanzamiento. |
Tenemos que reconocer que, tras las primeras escuchas de
“WTC 9-11” nos sentimos un poco decepcionados por la repetición de la fórmula
de “Different Trains” para ilustrar, además, otra tragedia de gran
trascendencia. Sin embargo, sucesivas escuchas han hecho que la obra gane
muchos enteros. Eso y las dos piezas que la acompañan en el disco, nos animan a
recomendarlo fervientemente. Si os decidís a darle una oportunidad, el disco, que incluye un DVD con una interpretación del "Mallet Quartet", está, entre otros sitios, aquí:
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