Mucho tiempo ha
pasado ya desde la primera y única aparición de Capercaillie en el blog por lo
que creemos oportuno que vuelvan a protagonizar una entrada para lo cual hemos
escogido el disco que les lanzó a la fama en 1991.
La historia de la
banda escocesa es muy similar a la de cientos de grupos de folk que comienzan
tocando juntos viejos temas tradicionales, que poco a poco se atreven con
composiciones propias, dan un concierto aquí, otro allá y por fin, un buen día,
graban un disco. Muchas veces es ahí donde empieza el verdadero reto; cuando la
banda se enfrenta al desafío de construir algo diferente, de evolucionar paso a
paso hasta edificar una carrera coherente y digna de ser recordada. La rica
tradición escocesa proporcionaba una sólida base sobre la que construir la
primera parte del edificio, algo mucho más sencillo cuando se cuenta con
mimbres de la calidad de los integrantes de la banda a la hora de interpretar.
La capacidad del acordeonista Donald Shaw está fuera de toda duda como también
la del flautista Marc Duff, miembros de Capercaillie desde sus comienzos pero
el elemento que distinguiría para siempre al grupo de cualquier otro iba a ser
la voz de Karen Matheson, poseedora de “una garganta tocada por la mano de
Dios”, en palabras de otro escocés ilustre como es Sean Connery.
A pesar de todo,
es probable que Capercaillie se hubieran quedado en una banda más de cierto
éxito local como tantas otras de su misma época si no se hubiese producido ese
paso clave, esa evolución que llevase su sonido un poco más allá. Cuando los
escoceses se ponen en plan tradicional, nadie les gana a la hora de interpretar
desenfrenados “reels” y “jigs” pero la gran diferencia fue su capacidad para
ampliar la clásica paleta de sonidos del folk con instrumentos modernos
asimilando, de paso, otros estilos más cercanos al pop con arreglos que no
hacían ascos a la electrónica cuando era necesaria y a la fusión con otras
tradiciones más adelante. “Sidewaulk”, el disco inmediatamente anterior a éste,
ya apuntaba en esa dirección pero no fue hasta “Delirium” que la banda
consiguió encajar todas las piezas y dar el salto convirtiéndose en un grupo
conocido a nivel popular y no sólo en los círculos del folk.
En el mencionado
disco anterior se establece la que sería la formación clásica de la banda en
sus años de mayor éxito. Estaba integrada por el matimonio formado por Donald
Shaw (acordeón y teclados) y Karen Matheson (voz), Marc Duff (flautas,
percusión, sintetizadores), Charlie McKerron (violín), John Saich (guitarra,
bajo) y, sobre todo, Manus Lunny (bouzouki, guitarra y voces). Manus es hermano
de Donal Lunny, auténtica leyenda del folk irlandés y su llegada a la banda
coincidió con la mayor evolución en el sonido de Capercaillie. Como músicos
invitados, participan en “Delirium” Ronnie Goodman (percusión y batería) y Noel
Bridgeman (batería).
Karen Matheson con su marido, Donald Shaw, en segundo plano. |
“Rann Na Móna” – El
disco da comienzo con una fantástica canción de Manus Lunny cantada en gaélico.
Se abre con una preciosa tonada a cargo de Karen con el acompañamiento vocal de
Manus Lunny y algunas notas de violín de McKerron. Inmediatamente se transforma
en una canción pop en cuyos primeros instantes destaca especialmetne el bajo de
John Saich. La fórmula que hará triunfar a Capercaillie se pone de manifiesto
en este corte en toda su plenitud: un pop alegre con elementos folk que no
suenan impostados sino, por el contrario, perfectamente integrados en la canción.
Suena fácil pero no lo es en absoluto y ejemplos hay para el que sepa
buscarlos.
“Waiting for the Wheel to Turn” – Una sección rítmica
tremendamente adictiva nos da la bienvenida a la siguiente canción, obra de
Donald Shaw. Canta Karen Matheson un texto en inglés que refleja otra faceta
clave en la música de Capercaillie: la combatividad. Habla la canción de “The
Clearances”, un proceso que llevó más de un siglo y que comenzó en el XVIII
mediante el cual se llegó a la práctica destrucción de la cultura celta en las Highlands
mediante la expulsión de sus habitantes de sus granjas individuales y el
confinamiento en poblados que supuso el abandono de las viejas costumbres y el
comienzo de otra forma de vida basada en el pastoreo. La principal consecuencia
fue la despoblación de las tierras altas en favor, primero de las costas y más
tarde de la migración a los Estados Unidos. A partir de esa idea, los miembros
de Capercaillie construyen una canción memorable que se convirtió en uno de sus
mayores emblemas.
“Aodann Srath Bhàin” – Con la llegada del primer tema
tradicional del disco asistimos a un cambio de estilo. Una introducción de
piano nos prepara para una demostración de las cualidades vocales de Karen
cantando en su gaélico natal. Es ésta una preciosa balada en la que hay poco
espacio para el virtuosismo instrumental lo que hace más importante aún el
saber tratar adecuadamente los arreglos para evitar sobrecargarla. En este
sentido, la banda logra ese objetivo de un modo admirable. No sobra nada y lo
que hay está perfectamente integrado en la canción.
“Cape Breton Song” – Otro tema tradicional nos muestra el
gran salto en términos de sonido que da la música de la banda en este disco. Un
juego percusivo maravilloso abre una pieza mientras el bajo, con toques funk,
las flautas con sus aires celtas, el violín en un tono cercano a la improvisación
jazzistica y la batería, siempre en su lugar completan una combinación
imbatible. Si a eso le sumamos a Karen Matheson en estado de gracia, el
resultado no puede merecer sino el mejor de los calificativos.
“You Will Rise Again” – John Saich hace su primera aportación
como autor al disco con una balada pop de gran belleza. No se salen en ningún
momento de los esquemas clásicos del género aunque no puede faltar la impronta
del folk en algunos arreglos de la parte final de la canción.
“Kenny MacDonald’s Jigs” – No puede faltar en un disco de la
banda un “set” de melodías tradicionales (aunque en este caso tienen autor
conocido: Norman MacDonald). Violín y flauta son los principales protagonistas
de las distintas jigas que aparecen aquí enlazadas con un extraordinario
arreglo de bajo y batería que multiplica las cualidades rítmicas que la música
ya poseía por sí misma. Una excelente muestra de lo que son capaces los
instrumentistas de la banda cuando se enfrentan a la cara más folclórica de su
música. La segunda parte de la pieza incorpora una melodía más de orígen, ahora
sí, tradicional.
“Dean Sàor An Spiórad” – Segunda canción de Donald Shaw en
el disco. En esta ocasión, combinando textos en inglés con otros fragmentos en
gaélico. Se trata de un tiempo medio que explota la combinación de pop y folk
una vez más con gran acierto aunque no creemos que se encuentre entre las
piezas más destacadas del disco.
“Coisich, A Rùin” – No podemos decir lo mismo de la
siguiente pieza. Escuchamos aquí la canción que catapultó al éxito en el Reino
Unido a la banda convirtiéndose en uno de los pocos temas cantados en gaélico
que han llegado a lo más alto de las listas. La canción concentra su fuerza en
un estribillo tremendamente pegadizo y repetitivo que se combina con un ritmo
infeccioso ejecutado a la perfección por la banda y esporádicos “flashes” de
teclados que aportan un elemento sorpresa muy interesante.
“Dr.MacPhail’s Reel” – Volvemos a los instrumentales tradicionales con una excepcional pieza en la que lo que más destaca es el tratamiento, casi “ambient” que consigue darle la banda. La melodía es excepcional pero son los teclados atmosféricos junto con unas guitarras que parecen tratadas por el mismísimo Brian Eno las que crean una atmósfera envolvente realmente maravillosa. Con este fondo tan soberbio, el trabajo de flauta y violín casi parece sencillo. En un disco posterior, la banda retomó el tema dando un giro más al mismo pero hablaremos de eso en su momento.
“Heart of
the Highland ” – Última canción de John Saich en
el disco. Se trata de una hermosa ensoñación acerca de un viaje de
regreso a la tierra de los ancestros, atraído por el latido de la misma. Se
trata de un grandísimo tema que para muchos otros grupos habría sido un hito y
que dentro de este disco pasa por uno más, lo que habla de la grandeza de la
banda.
“Breisleach” – En sus inicios, la música de Capercaillie fue
comparada en muchas ocasiones con la de sus colegas irlandeses de Clannad.
Ciertamente la forma de cantar de Karen Matheson en esta pieza y los arreglos
de sintetizador pueden recordar a algunas de las canciones más famosas de la
banda de los hermanos Brennan. Sin embargo, lo excepcional de la voz de
Karen, que nunca nos cansaremos de destacar, hacen que cualquiera salga
perdiendo en la comparación. El bellísimo lamento compuesto por Aonghas
MacNeacall nunca sonó mejor que aquí.
“Islay Ranter’s Reel” – Cerca del final del disco encontramos el segundo “set” de danzas tradicionales combinadas con otra tonada a cargo de Charlie McKerron. Poco podemos añadir a lo ya dicho sobre las virtudes como instrumentistas de los miembros de la banda pero aprovechamos para destacar aquí el virtuosismo de Donald Shaw al acordeón, aunque nunca reclame para sí el protagonismo de la pieza.
“Servant to the Slave” – Cerrando el disco encontramos otra
de las canciones que se han convertido por derecho propio en estandartes de la
banda. La emigración ha marcado al pueblo escocés a lo largo de los siglos como
a pocos otros y eso se refleja en esta desgarrada balada en la que hablan de lo
incierto del viaje hacia los Estados Unidos. La angustia del viaje y la llegada
se recoge en la estrofa que narra la llegada a la isla Ellis, islote situado en
el puerto de Nueva York por el que pasaban todos los inmigrantes que llegaban
de Europa: “No smiles awaits on Ellis / fears of the unknown / only tired
hearts of the countless / people taken from their homes”.
El disco fue el primero de la banda en el sello Survival
tras dejar Green Linnet, quizá el sello más importante de música celta en los
años ochenta y noventa. El cambio les sirvió para obtener distribución
internacional por parte de BMG y eso repercutió en cuanto a promoción y ventas.
Hablaremos más adelante de otros discos de Capercaillie, especialmente ahora
que han vuelto a publicar un CD, algo que ya no esperábamos ya que, como
dijimos en la anterior entrada dedicada a los escoceses, creíamos que la banda
ya no ejercía como tal a pesar de mantener cierta actividad en directo. Si queréis
acercaros a este grupo, no encontraréis un disco más adecuado para hacerlo que
este que hoy hemos comentado (lo que no quiere decir que sea el mejor). Está
disponible para su adquisición en los enlaces de costumbre:
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