Cuando eres aficionado a escuchar músicas distintas a las que habitualmente suenan en la radio o en la televisión, una pregunta que escuchas a menudo por parte de aquellos conocidos con más inquietudes es: ¿qué discos me recomendarías para empezar a escuchar a tal autor? O bien: ¿cuáles son las obras más representativas de ese tipo de música?
Para responder a esa cuestión, pensareis, las discográficas inventaron hace ya mucho tiempo los discos recopilatorios. Sin embargo, conforme nos vamos alejando de los estilos mayoritarios, la cantidad de compilaciones disponibles centradas en un determinado género se acerca peligrosamente a cero. Hoy hablaremos de una serie de grabaciones que, sin ser un recopilatorio al uso (no se trata de versiones originales sino de nuevas interpretaciones), sirven perfectamente como puerta de entrada en un género tan árido en principio como es la música minimalista.
El protagonista de las grabaciones incluidas en la caja que hoy nos ocupa es el pianista holandés Jeroen Van Veen. Tras completar su formación y tocar junto a algunas de las más destacadas orquestas así como en recitales puramente pianísticos, comenzó a centrar su repertorio en la música contemporánea con especial incidencia en aquellos compositores más cercanos a lo que hoy conocemos como minimalismo (aunque no es exclusiva su dedicación a este estilo, por ejemplo, su grabación de “Les Noces” de Stravinsky fue considerada por algunos críticos como la mejor jamás registrada de la obra). Quizá el gran hito de su carrera fuera el descubrimiento de la música del también holandés, Simeon Ten Holt, cuyas obras ha grabado en varias ocasiones llegando a completar y editar la integral de su obra para múltiples pianos.
En el año 2006, Van Veen edita en el sello Brilliant Classics una caja de nueve discos titulada “Minimal Piano Collection” a un precio extraordinariamente asequible que, desde entonces, es nuestra principal recomendación para aquellos que nos formulan cualquiera de las preguntas con las que abríamos la entrada unos párrafos más arriba. La elección de los artistas aparecidos en la caja es algo desconcertante en un principio tanto por algunas presencias (Eric Satie, John Cage o, atención, el filósofo alemán Friedich Nietzsche en su poco conocida faceta de compositor) como por algunas ausencias (Steve Reich o LaMonte Young). También llama la atención, a primera vista, lo descompensada que está la aportación de los distintos compositores, siendo Philip Glass el más representado al ocupar hasta un tercio de la duración de la caja. Todo ello tiene su explicación: Van Veen es pianista y, con una sola excepción, todas las piezas de la colección están escritas para piano sólo. Esto limita la presencia de compositores cuya producción se ha centrado en otras formaciones instrumentales y tiene, por fuerza, que potenciar la aparición de aquellos cuyo repertorio pianístico es más amplio. La incidencia en el término “piano sólo” no es anecdótica ya que el propio Van Veen ampliaría en el futuro esta caja con un segundo volumen centrado en obras para múltiples pianos y que, seguramente, terminará apareciendo por aquí más adelante.
EL pianista Jeroen Van Veen |
En los créditos de la caja, se indica que todos los discos fueron grabados en la Iglesia de Santa Bárbara, en Culemborg entre el 23 y el 28 de octubre de 2006. Esto es importante porque el contenido del primer CD es exactamente el mismo que apareció en 1999 en otro disco de Van Veen titulado “Minimal Piano Works”, dedicado a la música de Philip Glass. Entendemos que, aunque esto sea así, lo aparecido en la caja son todas nuevas versiones. Contiene ese primer disco parte de la música más popular del compositor norteamericano para piano sólo, incluyendo sus cinco “Metamorphosis”, “Mad Rush”, “Wichita Vortex Sutra” y dos versiones del “Opening” de “Glassworks”, una fiel a la original y otra con arreglos propios de Jeroen. Casi todos los discos que hemos escuchado a cargo de distintos pianistas acercándose a la música de Philip Glass incorporan una selección muy similar de músicas que, por otra parte, casi calca el contenido del disco “Solo Piano” publicado por Glass en 1989. Las versiones de Van Veen se cuentan entre nuestras favoritas de todas las que hemos podido disfrutar en estos años (y en el caso de alguna de las piezas en concreto, superan la decena). En el video podeis ver a Jeroen interpretando "Mad Rush":
El segundo volumen contiene una amplia selección de temas de la adaptación al piano que Michael Riesman hizo de la música escrita por Glass para la banda sonora de la película “Las Horas” y se completa con uno de los temas que el compositor realizó para “El Show de Truman” y otra versión del “Opening” de “Glassworks” para cerrar con la adaptación de la fanfarria que Glass compuso en 1984 para el encendido del pebetero de los JJ.OO. de Los Ángeles’84.
El tercer disco dedicado a Glass se abre con una miniatura del músico titulada “Modern Love Waltz”, seguida por la versión para piano de “How Now”, la composición más puramente minimalista de todas las incluidas en la caja a cargo del músico de Baltimore. Tiene, además, el atractivo de ser la primera grabación de la pieza para piano sólo ya que la otra disponible recoge la versión original para grupo. Como colofón del disco, se incluye la “Trilogy Sonata”, que algunos nombran como la Sonata No.1 para piano de Glass, aunque, en realidad, es una adaptación hecha por el también pianista Paul Barnes de tres movimientos extraídos, respectivamente, de las óperas “Einstein on the Beach”, “Satyagraha” y “Akhnaten”. La sonata cuenta con el beneplácito de Glass y son varios los pianistas que han dejado constancia grabada de sus propias interpretaciones.
En 2002, Jeroen Van Veen publicó un segundo volumen de “Minimal Piano Works” con obras de Arvo Pärt, John Cage, Erik Satie, etc. Éste cuarto CD de la caja que hoy comentamos se parece mucho a aquel aunque, insistimos, siempre se trataría de nuevas grabaciones. Abre el disco “China Gates” de John Adams, pieza que no aparecía en el citado CD, para continuar con dos ejemplos del escaso repertorio para piano de Arvo Pärt: “Für Alina” y las “Variationen zur Gesundung von Arinuschka”. “In a Landscape” de John Cage, “Solodevilsdance” de Simeon Ten Holt, “Das Fragment Von Sich” de Friedrich Nietzsche y “Vexations” de Erik Satie repiten con respecto al “Minimal Piano Works Vol.II” y se añade para cerrar el disco “Avatara” del también holandés John Borstlap. Resulta de particular interés este disco concreto dentro de la caja puesto que muchos de los compositores tendrían un difícil encaje a priori en la definición de minimalismo. Por razones meramente generacionales, es evidente que Nietzsche, quien no llegó a conocer siquiera el siglo XX, no tendría nada que ver con esa corriente. Satie, en cambio, sí que es citado en ocasiones como uno de los precursores del estilo. La obra aquí incluida, sus “vejaciones”, estaba escrita para que la ejecución de su partitura se repitiese 840 veces en cada representación lo que, a su modo, tendría mucho en común con algunas de las piezas seminales del minimalismo. John Cage, quien no necesita presentación alguna en este blog, pone alguno de los ladrillos sin los que el edificio minimalista jamás habría podido elevarse hasta la altura actual. Las piezas de Pärt del disco suenan minimalistas sin serlo en absoluto, lo cual no deja de ser una paradoja y la de John Adams lo hace intentando no serlo con lo que resulta especialmente irónica su inclusión en la colección.
Tras el repaso a algunas músicas proto minimalistas y filo minimalistas del disco anterior, el quinto volumen nos muestra dos autores y dos obras que podríamos llamar post minimalistas: Yann Tiersen y Michael Nyman, centrándose pero no de modo exclusivo en dos de sus bandas sonoras más populares: “Amelie” en el caso del francés y “The Piano” en el del británico. En su mayoría, la música de “Amelie” estaba sacada de trabajos anteriores de Tiersen con lo que el hecho de que aquí se vea complementada por cortes de esos trabajos, especialmente de “Rue Des Cascades” no debe sorprender a nadie. El minimalismo de Tiersen tiene mucho que ver con la escuela europea de Wim Mertens, por ejemplo, que con la original norteamericana y su escucha es fácil y placentera. Otro tanto podemos afirmar de Nyman (otra clara influencia de Tiersen, por otra parte) y de su música para “El Piano”, de la que aquí se adaptan cuatro fragmentos (dos de ellos por duplicado). Otras de sus bandas sonoras con representación en la recopilación son “A Zed and Two Noughts”, “Drowning By Numbers” o la inédita “Enemy Zero”. A continuación, Van Veen tocando el tema principal de "Amelie":
Los dos siguientes volúmenes se centran en la propia obra de Jeroen Van Veen, concretamente en los 24 preludios que integran sus dos primeros libros dedicados a este tipo de composición. Queremos detenernos un poco en estos dos discos como homenaje al intérprete en su faceta de compositor. ¿A qué suena Van Veen cuando toma la pluma y escribe su propia música? Pues encontramos retazos de todos los artistas a los que interpreta aquí pero también una interesante voz propia. El preludio nº 2, por ejemplo, tiene un inconfundible aroma glassiano, el nº 4 recuerda por momentos a Michael Nyman y también a Ludovico Einaudi, el nº 6 podría firmarlo Yann Tiersen y la estructura rítmica del nº 8 trae inmediatamente a nuestra mente “Piano Phase” de Steve Reich. La frenética secuencia de notas del inicio del nº 13 tiene todas las características del “Soloduiveldans” de Simeon Ten Holt. Pero como es lógico, no todo son similitudes y encontramos piezas realmente bellas como el preludio nº 5, el nº 14 o el nº 18. A grandes rasgos, podemos señalar que la música de Van Veen se acerca a un minimalismo europeo mucho más amable y fácil de escuchar que el americano de los primeros años del género. Podeis escuchar el "Prelude No.6" a continuación:
El octavo disco de la caja se centra en “An Hour for Piano” del compositor norteamericano residente en París, Tom Johnson, quizá el músico que mejor se adapta a la etiqueta minimalista, por propio convencimiento. Sus procesos compositivos son rígidos y estrictos con pocas concesiones a la inspiración. Por el contrario, su rigor matemático termina por construir armazones de gran solidez como esta hora para piano. A título anecdótico, señalaremos que sus títulos acostumbran a ser descripciones exactas de lo que vamos a escuchar. Imaginaos cómo sonará su “Ópera de cuatro notas” o su “Órgano y silencio”. Junto a su tremenda hora para piano, escuchamos en el disco el clásico “Struggle for Pleasure” de Wim Mertens, viejo conocido del blog y “Postnuclear Winterscenario No.1” de Jacob ter Veldhuis, ecléctico músico holandés que proviene del mundo del rock aunque con formación clásica cuya producción abarca campos como la electrónica (especialmente el mundo del sampler), el rock y la música de cámara.
Cierra la colección, como no podía ser de otro modo la que para muchos es la obra fundacional de todo el movimiento minimalista: “In C” de Terry Riley, única pieza de la caja en la que Van Veen utiliza otros instrumentos (sintetizadores, principalmente) además del piano. No nos parece la mejor de las versiones de la obra que hemos oído pero no podía faltar. Junto a ella, completan el disco dos piezas de Klaas de Vries, compositor holandés seguidor confeso de Steve Reich: “Toccata Americana” y “Echo” y los “Three Minimal Preludes” de Carlos Michans, argentino nacionalizado también holandés.
Hay un cierto sesgo hacia lo holandés, lógico al ser ésta la nacionalidad del intérprete de los discos, lo que no empaña en modo alguno nuestra valoración general de la caja. Los principales baluartes del minimalismo, con las excepciones que indicamos al principio, se encuentran bien representados y la aparición de autores menos conocidos no hace sino aumentar la paleta sonora dándonos una visión más amplia de un género que cada día nos parece más vivo y que está impregnando a músicas y estilos muy distintos a cada momento. Os dejamos un par de enlaces en los que adquirir la caja de 9 discos:
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