sábado, 20 de octubre de 2012

Nightnoise - Shadow of Time (1993)



En 1991, Billy Oskay tomó la decisión de abandonar Nightnoise tras tres discos como cuarteto y el inaugural de la banda a dúo con Míchéal Ó Domhnaill que comentamos en la última entrada. Se dijo que el motivo de su abandono fue el deseo del violinista de dedicarse plenamente a trabajar con su propio estudio de grabación de forma profesional, sueño que había ido madurando en los años anteriores y que no podía realizar formando parte de un grupo como Nightnoise, cada vez más popular y con un calendario de conciertos anual incompatible con la actividad a la que quería dedicarse en el futuro.

Lo cierto es que Nightnoise empezó como un dúo en el que las tareas se repartían al cincuenta por ciento entre ambos integrantes del grupo. Convertidos en cuarteto, la aportación de Oskay en el primer disco se redujo a tres temas propios más uno escrito a dúo con Míchéal, quien participa con ocho composiciones. A partir de ahí, es Tríona Ní Dhomhnaill quien lleva el peso del grupo, especialmente en el disco de 1990, “The Parting Tide” en el que la hermana de Míchéal escribe más de la mitad del disco. Antes de despedirse, Oskay participó en una última grabación de Nightnoise, la versión de la “Sicilienne” de Gabriel Faure incluida en el recopilatorio de Windham Hill dedicado a los músicos impresionistas franceses titulado, simplemente: “The Impressionists” y publicado en 1992.

Ante el abandono de Billy, surge el reto de encontrar un nuevo violinista para seguir adelante con el grupo y hay un buen número de candidatos que surgen a primera vista: El primer nombre que se nos ocurre es el de Kevin Burke. Al fin y al cabo, se trata de un violinista que coincidió con los hermanos Ó Domhnaill en la Bothy Band y que se entendía a la perfección con Míchéal como demostraban sus dos discos publicados como dúo y los conciertos que dieron juntos en esos años. En su contra jugaba el hecho de que la trayectoria de Kevin se había desarrollado casi de modo exclusivo dentro de la música celta más ortodoxa y Nightnoise era algo más que eso. Hubo un par de discos que también podían dar una pista al seguidor más dado a la especulación sobre el próximo violinista de la banda: El primero de ellos, “The Road North”, del teclista Paul Machlis y el violinista Alasdair Fraser, se grabó en 1987 en los Nightnoise Studios bajo la tutela del propio Billy Oskay y en él participa Míchéal Ó Domhnaill como guitarrista. Con la única ausencia de la flauta, se trataba de una grabación con una formación similar a la de Nightnoise y, además, Fraser era, al margen de un violinista excelso, un buen compositor. Otra pista la tenemos en el disco “An Ras” del percusionista Tommy Hayes, aparecido en 1991, pocos meses después del abandono de Oskay. En el disco aparecen varios instrumentistas invitados, combinados de distintas formas en cada uno de los cortes con la única presencia en todos ellos de quien firma el trabajo: Tommy Hayes. Nos llama la atención el tema titulado “Paddy Fahy’s Jig”, interpretado por el pianista Míchéal Ó Súilleabháin, Míchéal Ó Domhnaill a la guitarra, Brian Dunning en la flauta y Alasdair Fraser al violín. Suena casi como un ensayo general de un nuevo Nightnoise pero tampoco iba a ser Fraser el elegido. Hubo una entrevista en el programa “Diálogos 3” a mediados de los noventa en que Ramón Trecet preguntó a los miembros de Nightnoise su opinión sobre Alasdair Fraser. Hay que recalcar que los músicos de la banda nunca se distinguieron por ningún tipo de polémica ni descalificación y menos aún, hacia un colega. Sin embargo, en este caso su respuesta fue fría. Elogiaron (cómo no hacerlo) a Fraser como intérprete y músico pero, sin llegar a concretar, no se mostraron tan favorables hacia su faceta no profesional. El comentario no pasó de ahí pero nos hizo pensar que algo no fue bien entre ellos, lo que nos sorprende más si tenemos en cuenta que Míchéal y Alasdair colaboraron en varias ocasiones.

Descartado también Alasdair, nos queda un tercer nombre que, a la postre, sería el elegido: Johnny Cunningham. Como ya comentamos en la entrada anterior, Johnny formó parte del legendario grupo Silly Wizard y posteriormente de Relativity, junto con su hermano Phil y los hermanos Ó Domhnaill. La banda grabó dos discos justo en el tiempo que transcurrió entre el disco de Billy y Míchéal que abrió la trayectoria de Nightnoise y el primer disco ya bajo esa denominación y como cuarteto. La relación del violinista con el resto de miembros de Nightnoise era excelente y su incorporación al grupo se produjo de la forma más natural posible. De este modo, en los primeros días de 1993 entran en los White Horse Studios de Portland: Tríona Ní Dhomhnaill (voz, piano, acordeón, tin whistle, sintetizadores y armonio), Míchéal Ó Domhnaill (voz, guitarra, tin whistles, armonio, sintetizadores), Brian Dunning (flautas, tin whistle, voces, sintetizadores) y Johnny Cunningham (violines).


De izquierda a derecha: Míchéal Ó Domhnaill, Brian Dunning, Tríona Ní Dhomhnaill y Johnny Cunningham.



“One Little Nephew” – El comienzo de guitarra nos advierte de que Míchéal es, sin duda, el autor de una pieza en la que no tardamos en oir unos fondos de sintetizador y un oboe sampleado que actúan como introductores de la primera aparición del violín de Johnny Cunningham. Desde el primer momento queda patente la gran diferencia de estilo entre su predecesor Billy Oskay y él: tenemos una interpretación mucho más cálida, con trinos y adornos que delatan su pertenencia a la tradición celta. En un segundo repaso a la melodía inicial son ahora las flautas las que hacen la vez de instrumento solista trasladándonos hasta el final de la composición. Un tema magnífico dentro de un disco que pronto se revelará como soberbio.

“The March Air” – Segunda composición de Míchéal Ó Domhnaill en el disco. Se abre con una brillante introducción de órgano, casi ceremonial, tras la que el autor de la pieza rompe a tocar su guitarra con un irresistible ritmo de marcha. Se incorporan las flautas interpretando la melodía principal y enseguida son dobladas por el violín. Tras la introducción llegamos a una parte central mucho más pausada en la que Johnny Cunningham interpreta un aire tradicional de gran belleza que Mark Knopfler había popularizado unos años antes en su banda sonora de la película “Local Hero” y es justo con esa melodía con la que recuperamos algo que habíamos perdido tras la separación de la Bothy Band: a los dos hermanos Ó Domhnaill armonizando a la perfección sus voces para regalarnos una pequeña joya con la que se cierra el tema.



“Shadow of Time” – Tríona, ahora en solitario, es la encargada de interpretar la siguiente canción de su autoría en la que el piano sostiene a su voz en los primeros instantes hasta que la guitarra se suma a la melodía. La parte central se reserva para un breve interludio instrumental de violín y flautas de gran belleza antes de la despedida, de nuevo sólo con piano y voz.

“Silky Flanks” – Llegamos a otro de los grandes momentos del disco, obra de Brian Dunning. Comienza el tema con una veloz melodía de flauta que podría sonar celta en una primera escucha pero que tiene mucho de John Coltrane si nos la imaginamos interpretada al saxo. Míchéal hace una labor extraordinaria con la guitarra que hace que entendamos por qué en su momento se le tenía por el mejor guitarrista rítmico del universo celta. El piano se une a la desenfrenada melodía que cambia de ritmo completamente al llegar a la parte central en la que se transforma en una bellísima melodía de tintes clasicistas en un precioso diálogo con el violín, los tin whistles y, en segundo plano, con el acordeón. Como ocurre con muchos de los temas de Nightnoise, su esquema es cíclico y antes de la despedida volvemos al motivo inicial para cerrar la composición en su punto más alto.



“Water Falls” – Tras un tema rítmico toca uno más relajado y quién mejor para ello que Tríona, su voz y su piano. La introducción de la pieza es una preciosa melodía de inspiración clásica y con un cierto aire francés de finales del XIX. Tríona no posee una voz deslumbrante ni especialmente bella pero su forma de cantar se ajusta a sus limitaciones y cumple a la perfección con su cometido.

“Fionnghuala” – Los conciertos de la Bothy Band tenían un momento de gran emoción en el que Míchéal y Tríona interpretaban esta maravillosa pieza tradicional de “mouth music”. Existen varias grabaciones de esta pieza tanto en estudio como en directo pero ninguna de ellas tan sublime como ésta. Comienza con un profundo bordón vocal a cargo de Brian Dunning sobre el que los hermanos comienzan a cantar con el delicado acompañamiento de la guitarra y unas apagadas notas de sintetizador. El corte no llega a los dos minutos de duración pero será difícil encontrar otro momento de mayor emoción que éste.

“Night in that Land” – Llegamos a la única composición de Johnny Cunningham en el disco. Johnny no se destacó por ser un compositor muy prolífico pero en sus momentos de mayor inspiración, alcanzaba un nivel de excelencia máximo. Abren su aportación como compositor a “Shadow of Time” las flautas de Brian Dunning interpretando una melodía preciosa a dos voces. Tras ella, entra la guitarra y el violín de Johnny replicando las notas de la flauta y ejecutando una serie de variaciones sobre la melodía. Cuando los miembros de Nightnoise eran interrogados sobre el tipo de música que hacían y si era folk, jazz, new age o cualquier otra etiqueta disponible, siempre contestaban que hacían “música de Nightnoise”. No se nos ocurre mejor definición para esta maravillosa composición de Johnny Cunningham que esa: Música de Nightnoise.



“This Just In” – A partir de aquí, y de forma inevitable, el disco decae un poco sin que eso suponga que el resto se piezas sean malas. En esta composición de Tríona, por ejemplo, podemos escuchar a todos los miembros del grupo en estado de gracia interpretando una alegre pieza llena de ritmo en la que demuestran una compenetración total sonando cada intervención de uno como el perfecto complemento de su compañero. En cualquier otro disco de Nightnoise, éste habría sido uno de los temas más destacados pero en éste lo tiene realmente difícil.

“For You” – Casi lo mismo que acabamos de decir del corte anterior se podría aplicar a éste, escrito por Brian Dunning. Con un tono general más pausado, como ya hacía presagiar la introducción de órgano, transcurre una balada que nos sirve para recordar a los Nightnoise de Billy Oskay, más que a la nueva versión del grupo.

“Sauvie Island” – Como empezando a despedir ya el disco, la última composición de Míchéal presente en el disco, tiene un aire melancólico, también cercano al sonido de discos anteriores, al menos hasta la juguetona aparición del violín de Johnny Cunningham que no es capaz de disimular su entusiasmo vital, ni siquiera en las piezas más pausadas.

“The Rose of Tralee” – No son muy dados los miembros de Nightnoise a incorporar versiones de otros músicos en sus discos pero en esta ocasión hacen una excepción con esta popular canción del compositor y violinista inglés del S.XIX, Charles William Glover. La interpretación que de ella hace Tríona, casi en solitario, acompañada de su piano y sintetizadores (aparecen también el resto de miembros del grupo pero sin ellos el resultado habría sido muy similar) es magnífica y es que la canción tiene mucho en común con las composiciones habituales de la única integrante femenina de Nightnoise por lo que habría pasado por propia para cualquier oyente no avisado.

“Three Little Nieces” – Como para corroborar lo anteriormente dicho, cierra el disco otra composición de Tríona, casi como prolongación de la precedente, al menos en sus primeros momentos en los que el piano propone una melodía que enseguida es acompañada por el violín y la guitarra y que termina sin sobresaltos. Una despedida en un tono tranquilo para un disco memorable.

Con “Shadow of Time”, Nightnoise superaron con nota una dura prueba: superar la salida de uno de los miembros fundadores del grupo. El cambio en la formación trajo consigo un interesante giro estilístico: desde “Something of Time”, publicado en 1987, la música del grupo estaba experimentando un giro hacia la música tradicional celta. Con la sustitución de Oskay por Johnny Cunningham, el giro debería completarse y, en efecto, fue así pero no fue el único cambio. En los trabajos anteriores, los sintetizadores habían ido ganando en presencia hasta convertirse en elemento preponderante en el disco inmediatamente anterior, “The Parting Tide”. Esa tendencia remite en el nuevo disco: hay menos sintetizadores y están empleados con un sonido mucho más natural (órganos, samples de instrumentos clásicos o, incluso, percusiones), menos electrónico que en el disco precedente. El disco fue muy bien acogido, especialmente en España, por dónde giraban habitualmente y todo hacía presagiar que la nueva formación del grupo iba a darnos grandes discos en el futuro. Desgraciadamente, las cosas no fueron así por distintas circunstancias pero eso será materia de otras entradas en el futuro. Os dejamos ahora los habituales enlaces para adquirir “Shadow of Time”:


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