Alexander
Balanescu es un músico rumano que ha aparecido por aquí en alguna ocasión
relacionado con artistas tan dispares como Michael Nyman y los Pet Shop Boys y
casi siempre al frente de su propio cuarteto. El violinista destacó desde muy
joven en su Rumanía natal lo que le llevó a formar parte durante tres años del
prestigioso cuarteto Arditti en calidad de segundo violín. Poco después y a
raíz de su intervención en un disco ya comentado aquí con música de Michael
Nyman (“And Do they Do / Zoo Caprices”) terminó por integrarse en la Michael
Nyman Band simultaneando su participación en ella con la Gavin Bryars Ensemble.
No tardó en formar su propio cuarteto acompañado de la violinista Clare
Connors, el intérprete de viola Bill Hawkes y la violonchelista Caroline Dale
aunque todas estas formaciones estaban tan relacionadas entre sí que los dos
primeros formaron parte en algún momento de la banda de Nyman y, en el caso de
Connors, también de la de Bryars.
Con el Balanescu
Quartet, Alexander no sólo se dedica a tocar música de un repertorio
contemporáneo más o menos clasicista sino que también ha acompañado a grupos
electrónicos y de pop como los mencionados Pet Shop Boys pero el disco que hoy
nos ocupa va un paso más allá y es que en él, Balanescu, con la ayuda de Clare
Connors, responsable de los arreglos, afronta el reto de transcribir al
cuarteto de cuerda varias de las composiciones más populares de una formación
como Kraftwerk, bandera del tecno-pop y de la música electrónica. El
experimento, que se completaba con tres composiciones propias de Alexander y
otra versión, en este caso de David Byrne.
Aunque es
evidente que las revisiones de Kraftwerk son la bandera de enganche que el
cuarteto utiliza para hacer más atractivo el disco, éstas sólo ocupan la mitad
su duración con lo que tampoco debemos enfocar este trabajo centrándonos en
ellas si bien parece claro, desde la misma tipografía de la portada, claro
homenaje al disco “The Man Machine”, que el trabajo gira alrededor de estos
arreglos. Como curiosidad, a pesar de que estamos hablando de un cuarteto de
cuerda, el disco no fue publicado por ninguna compañía clásica sino por el
sello de música electrónica Mute.
Alexander Balanescu con su característico sombrero |
“Robots” –
Comienza el disco con la revisión del clásico “The Robots” del disco “The Man
Machine”. La transcripción de Clare Connors imita, incluso, los efectos
electrónicos del comienzo del tema por lo que no se limita sólo a las partes
más melódicas. Un ritmo fuertemente sincopado es dueño y señor de la pieza y
junto a él fluyen, sorprendentemente bien los diversos temas musicales escritos
por el cuarteto de Düsseldorf. El cello interpreta las bases rítmicas
acompañado por uno de los violines, que es quien realmente lleva la citada
síncopa. Sólo en la parte final escuchamos una percusión como elemento ajeno al
propio cuarteto aunque bien podría proceder del golpeo de la caja de alguno de
los instrumentos del grupo ya que no aparece acreditado el uso de ningún otro
artefacto en la pieza.
“Model” –
Continuando con “The Man Machine”, Balanescu y compañía afrontan ahora la
revisión de “The Model”, la canción más convencional si lo miramos desde los
estándares del pop de todo el repertorio de Kraftwerk. Es muy sorprendente
compbrobar con qué naturalidad funciona un himno electrónico como es este
trasplantado a un medio tan ajeno en principio como es el cuarteto de cuerda.
El esquema, en el fondo, es el mismo que en la pieza inicial, con uno de los
violines marcando el ritmo junto a la viola, el chelo encargándose de lo que
serían las líneas de bajo en el original y el otro violín interpretando la
melodía principal con cierta distorsión intencionada que encaja muy bien con el
tono de la pieza.
“Autobahn” –
Cambio de disco y de estilo. Se trata de de revisar el inmortal “Autobahn” y
encontramos aquí un arreglo algo más complejo que los anteriores como
corresponde a una pieza con raíces en las corrientes vanguardistas de los
sesenta, especialmente en el minimalismo norteamericano, en lugar de en el pop
como era el caso de las anteriores. Nos llama por ello más la atención,
teniendo en cuenta la procedencia estilística de Alexander Balanescu, que en su
versión, obvie las partes más decididamente avanzadas de la extensa pieza
original dejando sólo un limitado espacio de poco más de dos minutos en los
instantes finales del tema, cuando sería una música ideal para que el cuarteto
pudiera dar lo mejor de sí mismo.
“Computer Love” –
El primero de los dos cortes extraídos del disco “Computer World” nos parece la
revisión más acertada de todo el disco y es que Clare Connors convierte los
primeros instantes de la pieza en una composición minimalista con todas las de
la ley. Más tarde el arreglo se acerca más al de los dos primeros temas del
disco en especial en cuanto al tratamiento del ritmo. En la parte central del
tema retomamos la esencia minimalista y los miembros del cuarteto se permiten
alguna licencia interpretativa que funciona realmente bien.
“Pocket Calculator” – A pesar de que en la versión de Kraftwerk, todos los temas escogidos tenían letra, sólo es en éste en el que el cuarteto Balanescu respeta esa condición con el propio Alexander haciendo las voces de la pieza adaptandose fielmente a la entonación del original. Una vez más, tenemos una versión magnífica que nos hace olvidarnos de las evidentes diferencias entre la instrumentación del disco de 1981 y este.
“Possessed” –
Cerrada la parte dedicada a Kraftwerk, entramos en el terreno de las
composiciones propias de Alexander Balanescu y lo hacemos con la pieza más
extensa de todo el trabajo en la que se incorpora al grupo el batería y
percusionista Steve Arguelles. Tenemos que reconocer que nos movía la
curiosidad por comprobar cuál sería el estilo como compositor de un músico al
que siempre habíamos escuchado interpretando piezas ajenas y lo cierto es que la
música de Balanescu nos causa una gran impresión. Un oyente atento, forzando un
poco la comparación, encontraría influencias de Michael Nyman pero nunca en un
grado tan importante como para desmerecer la labor del músico rumano. En la
parte central de la composición, encontramos un extenso fragmento que podría
pertenecer a cualquier obra del autor de “The Draughtsman Contract” pero es una
influencia que podemos escuchar en otros artistas como Yann Tiersen y nunca le
acusaríamos de copiar. Sea como fuere, “Possessed” nos parece una composición
notable que dice mucho de su autor y nos fuerza a tomarlo en cuenta como algo
más que un intérprete.
“Want Me” – A
Steve Arguelles se unen otras invitadas como son el trío vocal Miranda Sex
Warning (Katharine Blake, Kelly McCusker y Jocelyn West) quienes aportan una
gran cantidad de matices a la pieza. Las similitudes con la obra de Nyman
(imposible no mencionarlas) son aquí algo más evidentes que en la pieza
anterior y se ven acentuadas, precisamente, por la parte vocal que nos hace
recordar fragmentos de “Prospero’s Books” o “The Cook, the Thief, His Wife and
Her Lover”.
“No Time Before
Time” – Cerrando la serie de piezas propias, Alexander Balanescu, prescinde
ahora de invitados limitando al cuarteto su paleta de sonidos y acercándose más
que nunca a Michael Nyman. Estamos convencidos de que cualquier oyente
medianamente familiarizado con la obra del compositor británico le atribuiría
la autoría de esta composición sin apenas dudarlo, sin necesidad de escuchar
más allá de cuatro o cinco compases. Incluso la estructura, combinando
diferentes temas y pasando de uno a otro de forma brusca, sin transición ni
advertencia alguna es clara deudora de Nyman. Habiendo sido colaboradores tan
estrechos durante tanto tiempo, nos vemos impulsados a perdonar estos guiños
estilísticos al bueno de Alexander.
“Hanging Upside Down” – Para cerrar el disco, escoge Balanescu un arreglo de Clare Connors de esta canción de David Byrne aparecida en su disco “Uh-Oh”, de publicación reciente en el momento en que apareció “Possessed”. El tema, una animadísima canción, optimista y pegadiza a más no poder, toma un inesperado color africano en la trascripción de Clare, que quizá estuviera presente en el original pero que, de ser así, nos había pasado claramente desapercibido. El cierre del disco se produce, de este modo, con uno de sus mejores momentos.
No suelen salir
del todo bien este tipo de experimentos en los que un músico se propone
introducirse en estilos ajenos al suyo y adaptar un tipo de composiciones a un
medio tan distinto a aquel para el que fueron concebidas. La buena noticia es
que, muy de vez en cuando, estas adaptaciones no sólo salen airosas del envite
sino que consiguen atraparnos casi tanto como los originales. Pocos habrían
imaginado que la música de Kraftwerk podría adaptarse a un cuarteto de cuerda
pero el tiempo ha demostrado que funciona perfectamente en formatos incluso más
insospechados (existe un disco de cumbias, cha-cha-chas y demás arreglos
latinos sobre música de los alemanes que algún día tendremos que tratar aquí).
La otra parte del disco, dedicada a la música propia de Alexander Balanescu nos
resulta igualmente interesante por cuanto nos presenta la obra de un músico al
que habíamos oído en multitud de grabaciones pero siempre interpretando obras
ajenas y la experiencia es muy satisfactoria. Os animamos a acercaros a este
disco, ya sea como aficionados a Kraftwerk, a la música de Michael Nyman, a la
música contemporánea para cuarteto de cuerda o, simplemente a los experimentos
más curiosos. Lo podéis encontrar, como siempre, en los siguientes enlaces:
amazon.es
play.com
Nos despedimos con una combinación realmente marciana: El Balanescu Quartet, interpretando "The Model" de Kraftwerk con David Byrne como cantante, una thereminista, batería electrónica y sintetizadores. Glorioso.
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Nos despedimos con una combinación realmente marciana: El Balanescu Quartet, interpretando "The Model" de Kraftwerk con David Byrne como cantante, una thereminista, batería electrónica y sintetizadores. Glorioso.
En mi opinión, una selección de temas excelente,la duda que me queda es la autoría de possesed y de lumnitza, en mi opinión enormes!
ResponderEliminargracias por mantener este excelente blog!