Cada vez encontramos más casos como el
del músico que nos ocupa: artistas procedentes del mundo del
pop-rock que se atreven a dar el salto a músicas más “serias”
como la clásica. Lo cierto es que el panorama ha cambiado mucho
respecto a décadas anteriores. Hace años, sólo algunas figuras
consagradas de estos estilos decidían dar el paso y lo hacían,
habitualmente, sin la formación necesaria y apoyándose en
arreglistas y compositores más duchos en esos menesteres. La cosa,
como decimos, es ahora diferente. Mientras que en sus comienzos el
rock y los estilos de música populares eran la vía de expresión
escogida por muchachos cuyas habilidades y ambiciones iban poco más
allá de escribir bonitas canciones y tocar con cierta habilidad una
guitarra, de un tiempo a esta parte son un medio más a disposición
de artistas con una formación académica a la altura de cualquier
intérprete de sala de conciertos. Evidentemente estamos
simplificando una serie de situaciones pero no creemos alejarnos
demasiado de la realidad en este planteamiento.
Así, resulta que, hoy en día, los
integrantes de un buen número de bandas de rock de éxito son gente
con una sólida base musical y esto hace que sus inquietudes vaya más
allá y exporen caminos alternativos más cercanos a la música culta
consiguiendo integrarse en algunos de los sellos más representativos
de ese mundo cada vez menos hermético que es el de la clásica.
Vamos a Canadá, concretamente a
Montreal y a los primeros años de la década pasada. Allí
encontramos a Arcade Fire, una banda que casi antes de nacer, se
enfrentaba a su primera crisis importante. En ese momento se
incorpora a la formación Richard Reed Parry, multi-instrumentista
como la mayoría de miembros del grupo. Aquellos fueron años
turbulentos con entradas y salidas de personal, discusiones y la
grabación de un prometedor EP titulado igual que el grupo que supuso
la salida de la banda de varios de los músicos que lo habían
grabado. A pesar de las controversias, Arcade Fire salió adelante
publicando una serie de discos que les han granjeado los elogios de
la crítica, el cariño de un amplio público y la admiración de
muchos compañeros de profesión incluyendo a “vacas sagradas”
como el mismísimo David Bowie, quien colabora en el último disco de
la banda. El grupo mantiene una formación mucho más extensa de lo
habitual en el rock y ésta se amplía aún más en directo. Su
sonido es muy original, especialmente por la gran cantidad de
instrumentos poco habituales en estos estilos musicales como el ,
banjo, el xilófono, el acordeón, la celesta, el glockenspielm, el
sitar, clarinetes y demás hermanos de la familia de las maderas,
etc. Otra de las características de la banda es su forma de trabajar
coral en la que todos los miembros aportan su participación en la
composición de músicas y textos aunque parece ser que el rol
central lo juegan el matrimonio formado por Win Butler y Regine
Chassagne junto con nuestro protagonista hoy: Richard Reed Parry.
Paralelamente a su carrera con Arcade
Fire, Parry ha realizado una serie de colaboraciones con otros
artistas y también se ha introducido en el mundo de la composición
“clásica” junto con otros “compañeros de armas” de similar
trayectoria como Jonny Greenwood de Radiohead y los hermanos Dessner
de The National además del “enfant terrible” de la música
contemporánea, Nico Muhly.
Así, en 2014 llegó a nuestros oídos
el disco de debut de Parry, nada menos que con el sello Deutsche
Grammophone. Algo así tenía que llamar nuestra curiosidad y el
comprobar que entre los intérpretes se encontraban los miembros del
Kronos Quartet o los de yMusic, terminó por decidirnos a darle una
oportunidad al disco.
El trabajo reúne una serie de piezas
con un concepto en común que es la exploración de los ritmos
corporales de los propios intérpretes. De primeras, eso nos recordó
a los experimentos de Reich en los que la capacidad pulmonar de los
ejecutantes de los instrumentos de viento era la que determinaba la
duración de sus intervenciones. Entonces, los resultados eran muy
atractivos así que teníamos que comprobar si el efecto se
conservaba en esta nueva investigación sonora.
Explica el propio autor el concepto que
reside tras el disco:
“son una serie de composiciones que
usan los movimientos involuntarios de algunos órganos del cuerpo
(particularmente el corazón y los pulmones) como parámetros para la
interpretación. No existen indicaciones de “tempo”: éste está
marcado por los ritmos cardíacos o respiratorios de los ejecutantes.
Cada uno debe tocar, por ejemplo, en sincronía con su respiración
(o con la de otro de los músicos) acompasándose con el ritmo de
inspiración, de espiración o con ambos. Para conseguir la sincronía
con los ritmos cardíacos, cada músico está equipado con un
estetoscopio. El hecho de que los latidos de cada intérprete tengan
una cadencia diferente termina por crear una suerte de “puntillismo
musical” en el que las melodías se alinean y se salen de fase
constantemente”.
En esencia, estaríamos ante un proceso
afín a la creación de “fases” de Steve Reich pero gobernado por
los ritmos corporales y no por procesos matemáticos. Los efectos son
igualmente fascinantes.
Richard Reed Parry |
“Quartet fo Heart and Breath” - La
primera composición, a pesar del nombre de “cuarteto”, es, en
realidad un sexteto interpretado por los miembros de yMusic, Rob Moose
(violín), Nadia Sirota (viola), Clarice Jensen (violonchelo), Alex
Sopp (flauta), Bill Kalinkos (clarinete) y C.J.Camerieri (trompeta).
Es una pieza en la que las cuerdas y los vientos alternan los papeles
de modo que primero son aquellas las que se encargan de la parte
rítmica en pizzicato con los segundos en las tareas melódicas y
después justo al contrario. La música resultante tiene mucho en
común con alguna de las composiciones más experimentales de Wim
Mertens para grupo y es de una gran belleza y fragilidad.
“Heart and Breath Sextet” - Los miembros de yMusic reciben el refuerzo de Nico Muhly al piano para esta extensa pieza que se abre con una serie de lamentos encadenados de violín a los que se suman de forma progresiva el resto de instrumentos. La parte de piano actúa como una especie de argamasa que empasta a la perfección el conjunto. Por momentos se acerca al ambiente del “Concierto para Piano” de Gavin Bryars aunque las propias características conceptuales de la obra condicionan mucho un desarrollo coherente de todos los instrumentos que terminan funcionando como entidades individuales aunque no siempre. De hecho, el sector central de la composición es especialmente brillante en la linea del Michael Nyman romántico de alguna de sus bandas sonoras. En el último tramo se vuelve a crear esa tensión algo caótica del comienzo consiguiendo, en su conjunto, una obra muy interesante y atractiva.
“For Heart, Breath and Orchestra” -
Un grupo de catorce músicos entre los que repite Muhly quien además
del piano toca la celesta y dirige la orquesta se enfrenta a la
partitura de la siguiente obra del disco. También es la primera
pieza en la que el propio Parry aparece como intérprete de piano y
contrabajo. La música parece surgir a borbotones y encontramos en
ella grandes influencias de alguno de los nombres más celebrados del
pasado siglo como Olivier Messiaen aunque también de Ligeti. Sin
embargo, el resultado final es profundamente minimalista aunque sea
este un minimalismo “orgánico”, por así decirlo, nada mecánico
y dotado de un pulso propio.
“Interruptions I-VII” (Heart and
Breath Nonet)” - La obra más extensa del disco se compone, en
realidad, de siete pequeños movimientos ejecutados por los miembros
de yMusic con el refuerzo de Parry al contrabajo y los hermanos
Dessner a las guitarras. En la primera de las piezas el protagonismo
es para la viola, algo que se repite en el comienzo de la segunda
aunque doblado por el contrabajo y convenientemente acompañado por
el resto de cuerdas en momentos puntuales. El tercer movimiento se
centra en vientos y cuerdas alternandose. Particularmente interesante
nos resulta el cuarto movimiento con un ritmo constante construído a
partir de una amalgama indescifrable de instrumentos de entre los que
se destaca el cello con una extraordinaria melodía. El mismo
espíritu es compartido por las guitarras de los miembros de The
National que lideran la siguiente parte de la obra en su comienzo
siendo luego el principal soporte rítmico en apoyo de los vientos,
una vez más, en la tradición de Wim Mertens. Similar coñaboración
pero ahora entre guitaras y cuerdas es la que encontramos en el
penútimo movimiento de la obra para cerrar con el corte más
ambiental que, como indica su propio título, se basa en una serie de
“drones” de cuerda.
“Duet for Heart and Breath” - La primera obra que Parry escribió pensando en el concepto de la sincronía de la ejecución con los ritmos corporales del intérprete fue este dueto que aquí enfrenta al autor con la viola de Nadia Sirota. La pieza consiste en una serie de repeticiones al piano sobre las que la solista esboza breves trazos melódicos. Podría formar parte por derecho propio de cualquier catálogo de música minimalista de los últimos años aunque tampoco suena demasiado lejano a algunas obras de cámara de Arvo Pärt.
“Quartet for Heart and Breath (for
Kronos)” - Cerrando el disco, encontramos la versión para cuarteto
de cuerda de la pieza que abría el trabajo. La interpretación, a
cargo del Kronos Quartet, es impecable y cierra un trabajo muy
recomendable.
Dentro de la lista de obras de músicos
“pop” dentro de parámetros clásicos que hemos escuchado en los
últimos años, el disco de Parry nos parece de lo más original y
fresco. No se trata de un trabajo de imitación de otros artistas
sino de un verdadero esfuerzo por experimentar en el que, pese a que
las premisas puedan parecer similares a otras (ya hemos citado a
Reich), los resultados no lo son. Podemos disfrutar así de un disco
que a nuestro entender puede gustar mucho a lectores del blog afines
a la música de Mertens y al minimalismo en general pero también a
muchos otros. Si Parry continúa en el futuro con esta vertiente de
su trabajo, estamos seguros de que volverá a aparecer por al blog
aunque no es descartable que en algún momento nos fijemos también
en Arcade Fire. Tiempo al tiempo. Por ahora, su “Music for Heart
and Breath” está disponible en los siguientes enlaces:
deutschegrammophon.com
prestoclassical.co.uk
deutschegrammophon.com
prestoclassical.co.uk
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