Tenemos la sensación de que un músico como el checo Miroslav Vitous no es tan conocido como debería ya que estamos ante un contrabajista que ha tocado con las mayores figuras del jazz y del jazz-fusión e incluso ha sido miembro fundador de una banda tan influyente como Weather Report. Miroslav empezó a llamar la atención desde niño y, todavía en su Checoslovaquia natal, ya compartió grupo con una futura estrella como Jan Hammer pero fue en Estados Unidos, adonde se trasladó para completar su formación en Berklee, donde empezaría a codearse con los mejores. Allí tocó con Cannonball Adderley, Fred Hubbard o Miles Davis consiguiendo hacerse un nombre al máximo nivel. De otra forma no se entendería que en su primer disco como solista participasen Joel Henderson, Herbie Hancock, Jack Dejohnnette y John McLaughlin. Una formación de ensueño. Tras una interesante etapa en Weather Report, abandonó la banda por diferencias creativas con Joe Zawinul (según el teclista, Vitous era un gran contrabajista pero no para tocar funk, algo necesario para la evolución que estaba teniendo la banda).
A partir de aquel momento, Vitous se tomó su carrera de forma más relajada, alejándose un tiempo de la música y tocando solo como invitado en discos de otros y esto fue así hasta que en 1978 formó un trío con Terje Rypdal y Jack Dejohnnette que le llevaría a firmar con el sello ECM entrando en su etapa más popular o, al menos, en la que nos hizo conocerle. El disco que queremos comentar hoy no es de esa etapa inicial sino bastante posterior y cuenta con la colaboración de nuestro admirado Jan Garbarek como artista invitado y co-autor de un par de temas. “Atmos” se publicó en 1993 y recoge una serie de dúos contrabajo/saxofón en los que podemos disfrutar de lo mejor de ambos artistas en un formato no demasiado explorado en el jazz pero en el que hay algunos discos notables.
“Pegasos” - El primer tema está lleno de misterio. Garbarek toca una melodía muy sencilla con Vitous rasgando las cuerdas del contrabajo como si fuera una guitarra. Luego éste se queda solo un instante antes de la segunda intervención del saxofonista. En determinados momentos, Vitous no se limita a pulsar las cuerdas sino que percute sobre la propia caja del instrumento, todo ello en tiempo real como deja bien claro en las notas del disco, resaltando que no hay post-producción de ningún tipo. Hay varios temas dentro de esta composición, marcados cada uno de ellos por una melodía diferente de saxo lo que termina por conformar una excelente introducción a un disco que, como todo lo que sale de ECM, requiere de una escucha atenta para no perder detalle.
“Goddess” - La siguiente parada tiene forma de diálogo en el que el contrabajo propone y el saxo responde intercalándose momentos de colaboración al unísono. Es fascinante la cantidad de sonidos diferentes que Vitous arranca de su instrumento haciendo que tan pronto estemos escuchando un contrabajo al uso como cambie a tesituras más propias de un bajo eléctrico sin trastes, por ejemplo. La “percusión” tiene aquí un gran protagonismo en la parte central, muy animada e ideal para el lucimiento de Garbarek.
“Forthcoming” - Vitous se encarga en solitario de toda la pieza combinando una interpretación “convencional” con el golpeo del instrumento. A priori, una pieza de contrabajo solo no resulta especialmente atractiva pero en esta ocasión esa afirmación no puede ser más gratuita. Vitous nos ofrece una composición intrigante y llena de tensión que merece la pena escuchar una y otra vez.
“Atmos” - Garbarek regresa para el tema que da título al disco y lo hace llevando todo el peso melódico, acaso para compensar su ausencia en la composición anterior. Su característico fraseo nos lleva por terrenos propios de discos como su “Twelve Moons”, que sería grabado poco después de éste.
“Time Out, Part I” - Llegamos a la única composición del disco que firman conjuntamente Vitous y Garbarek. En ella, aparte del saxo y el contrabajo, escuchamos sonidos orquestales procedentes de la “Miroslav Vitous Symphony Orchestra Sound Library”. El tono general nos recuerda mucho al del “Sketches of Spain” de Miles Davis, con melodías que parece que van a romper en una saeta en cualquier momento y rasgueos aflamencados por parte de Vitous. Muy sorprendente en el mejor de los sentidos.
“Direvision” - Como pasaba en “Forthcoming”, asistimos aquí a otro tema interpretado en su totalidad por Vitous. Construido a partir de breves conjuntos de dos notas que van alternándose, el bajista va sumando diferentes improvisaciones a lo largo de toda la composición. Para escuchar con la luz apagada.
“Time Out, Part II” - Segunda parte de “Time Out”. El aire español de la primera está aquí mucho más difuminado aunque seguimos escuchando la “orquesta” virtual de Vitous subrayando determinados pasajes. Por momentos Garbarek se acerca al “free jazz” de Ornette Coleman pero sin llegar a la locura que suele proponer aquel.
“Helikon” - Continuando con la tenue atmósfera flamenca, los ambientes de esta pieza nos recuerdan al “Siesta” de Miles Davis y Marcus Miller. Es, de nuevo, una pieza en solitario de Vitous pero con algún acompañamiento electrónico de su librería sonora. Muy evocador y nostálgico.
“Hippukrene” - Garbarek se reincorpora para la despedida en uno de los cortes más directos del trabajo. Una melodía muy clara, de tintes cinematográficos que va evolucionando hacia sonidos más folclóricos, especialmente en la parte final en la que Vitous comienza a marcar los ritmos tanto con las cuerdas como con las percusiones. Hipnótico y muy cercano a lo que Garbarek hacía por entonces.
Hasta donde sabemos, el dúo Vitous / Garbarek no volvió a colaborar como tal y es una pena porque aquí funciona realmente bien. Existe un disco anterior (“StAR”) grabado solo unos meses antes como trío con el batería Peter Erskine y mucho más coral en cuanto a su autoría ya que todos los músicos aportan piezas propias (no olvidemos que este “Atmos” es, en esencia, un disco de Miroslav Vitous). También un disco bastante posterior en el que el contrabajista reune a Garbarek con Chick Corea, John McLaughliny Jack Dejohnnette para formar un quinteto de fantasía pero tampoco ahí disfrutamos de las sutilezas del engarce entre saxofón y contrabajo que se dan en este “Atmos”. Por las propias características de la música, no es un disco para escuchar todos los días pero sí para volver a él periódicamente y seguir descubriendo matices nuevos.