Un lugar donde hablar de música y compartir opiniones con el único ánimo de ampliar gustos musicales y, acaso, descubrir nuevos artistas al eventual lector.
En los últimos días del año 2014 se producía la disolución del Hilliard Ensemble, uno de los coros de cámara más renombrados de los últimos tiempos que cerraba así una brillante trayectoria de cuatro décadas. El punto y final lo pusieron con un concierto celebrado el 20 de diciembre en la histórica Sala Wigmore londinense. Poco antes, en octubre, se despidieron de sus colaboraciones con el saxofonista noruego Jan Garbarek en una actuación que tuvo lugar en una colegiata de la población suiza de Bellinzona. Pese al tiempo transcurrido no fue hasta el año pasado que pudimos disfrutar por fin de un registro de ese concierto editado, como no podía ser de otra forma, por el sello ECM.
The Hilliard Ensemble
El disco iba a llevar el apropiado título de “Remember Me, My Dear” y en el se iban a recoger piezas procedentes de los tres trabajos anteriores de Garbarek y el coro. Recuerda Gordon Jones en las notas del disco cómo fue el primer encuentro de Garbarek y el Hilliard Ensemble en el lejano 1993 y las primeras reacciones de todos ellos al escuchar la sorprendente mezcla entre las voces y el saxo de Jan. “Lo que nos chocó inmediatamente fue la calidad casi vocal del sonido que Garbarek sacaba de su saxofón. Era como tener un quinto cantante flotando alrededor, entrando y saliendo de nuestras tesituras”. Por las características de la música que el “ensemble” solía interpretar, el mundo de la improvisación les resultaba completamente nuevo pero eso suponía enfrentarse a un aprendizaje muy importante y enriquecedor del que disfrutaron mucho en palabras de Jones. La grabación, producida por Manfred Eicher como es habitual en los lanzamientos de ECM, cuenta con la participación de Garbarek al saxo soprano y los cuatro integrantes de la última formación del Hilliard Ensemble, a saber: el contratenor David James (único miembro fundador aún activo), los tenores Rogers Covey-Crump y Steven Harrold (la última incorporación y el único que no participó en “Officium”) y el barítono Gordon Jones. La misma alineación que se cerró en 1998 tras la salida de John Potter.
El primer trabajo de Garbarek y el coro se centraba en música antigua pero con los siguientes se fue abriendo hasta incorporar obras propias y también piezas de otros autores contemporáneos. Así, este disco de despedida se abre con “Ov Zarmanali” del compositor armenio de finales del S.XIX, Komitas, pieza incluida en su día en el disco “Officium Novum” (2010). Continúa con “Procurans Odium”, canción medieval bávara que no había aparecido en ningún disco anterior del proyecto. Seguimos con “Allting Finns”, composición propia de Garbarek que también aparecía en “Officium Novum” al igual que lo hacían las próximas dos composiciones: “Litany”, escrita por el compositor de principios del S.XX, Nikolai N. Kedrov y la canción anónima “Dostoino Est”. Curiosamente la primera vez que grabaron estas dos últimas piezas lo hicieron como parte de un solo corte más largo con la inclusión de una tercera que servía como unión entre ambas. El disco que lo empezó todo, “Officium” (1994) solo aparece representado por dos composiciones, ambas de autor desconocido: “Sanctus” y “Procedentum Sponsum”. Entre las dos se cuela el estonio Arvo Pärt, sobradamente conocido por los asiduos del blog, con “Most Holy Mother of God” ya aparecida en “Officium Novum”. Desde aquí hasta el final nos centramos en obras procedentes de “Mnemosyne” (1999) que van desde dos piezas del siglo XV como son el “Se Je Fayz Deuil” de Guillaume le Rouge y el “Agnus Dei” de Antonie Brumel hasta el cierre con la canción tradicional escocesa del XVI que da título al disco pasando por el “Alleluia Nativitas” de Perotin (S.XII) y el “O Ignis Spiritus” de Hildegard Von Bingen (S.XI). En medio de este último segmento se cuela “We Are the Stars”, composición de Jan Garbarek que pertenecía al disco “Officium Novum”.
El proyecto “Officium” es una de las aventuras musicales más inesperadas por lo satisfactorio del resultado. Combinar música antigua con improvisaciones jazzísticas como idea de partida parecía algo descabellado pero cuando Manfred Eicher lo propuso, lo hizo probablemente sabiendo que tenía al hombre adecuado para hacerlo y es que hay pocos artistas tan versátiles y con tanta capacidad de colaborar con gente tan diversa como Jan Garbarek.
“Remember Me, My Dear” es una doble despedida de dos historias fascinantes: la de la colaboración de Garbarek y el Hilliard Ensemble y también la del propio coro que escribió algunas de las páginas más bellas del libro del sello ECM. Por ello creemos que es un documento imprescindible para todo melómano que se precie.
Hubo un momento en que se puso de moda la mezcla de géneros, la “fusión” lo llamaron, entre estilos musicales sin ninguna relación aparente entre sí que dio resultados grotescos en muchos casos pero también un puñado de obras notables. Esto fue algo especialmente habitual en los últimos años de la década de los ochenta y toda la década siguiente y uno de los contenedores musicales en el que más se dio este tipo de experimentos fue la llamada “new age”.
En ese contexto aparecieron discos que mezclaban electrónica con cantos de los indios americanos, con oraciones tibetanas o con “samples” de remotas tribus africanas o sudamericanas. También hubo cruces entre música celta y africana, entre música clásica y rock, entre jazz y flamenco... así hasta completar casi cualquier combinación que se os pueda ocurrir.
Ninguna música quedó libre de esta tendencia, incluyendo los cantos gregorianos que batieron records de venta en formatos muy diferentes que van desde los insustanciales tratamientos electrónicos de Michel Cretu y su banalización de una música sublime hasta sus “secuelas” a cargo de Mike Oldfield o Era. Por el camino, discos de canto gregoriano “puro” se convirtieron en superventas y experimentos verdaderamente inspirados como el disco que hoy traemos aquí se elevaron a los primeros puestos de las listas en países como Alemania.
La historia del disco parte, como tantas otras veces, de una casualidad. Manfred Eicher, la cabeza pensante del sello ECM se encontraba en Islandia grabando un documental titulado “Holozän”. La música que llevaba en el coche durante sus recorridos por el país procedía de dos grabaciones: una del “Tenebrae Responsories” de Carlo Gesualdo y otra de Jan Garbarek. Por algún motivo, esa extraña combinación terminó por fundirse en su mente, sumándose pronto a la mezcla una obra que le había impresionado vivamente unos años antes cuando la escuchó en un concierto en Sevilla: el “Oficio de Difuntos” de Cristóbal de Morales. Tras terminar la película, Eicher se puso en contacto con Garbarek y le habló de su idea. Una vez que el saxofonista dio su visto bueno, ambos procedieron a la selección de la música a interpretar. Cabe recordar aquí que dos de los pilares sobre los que se construye el sello ECM son el jazz y la música antigua por lo que un proyecto como este, muy arriesgado a priori para cualquiera, tiene mucho más sentido en el ámbito de una discográfica así. El hecho de tener en plantilla a algunos de los mejores intérpretes de ambos géneros, para qué engañarnos, ayuda mucho también a que el resultado sea satisfactorio y riguroso.
El disco iba a consistir en una grabación en la que la Hilliard Ensemble cantaría una serie de piezas compuestas entre los siglos IX y XVI. Al mismo tiempo, Jan Garbarek ejecutaría una serie de improvisaciones al saxo soprano inspiradas por la música que en cada momento se esté cantando. El concepto parecería descabellado a primera vista y destinado, en el más optimista de los casos a un público muy reducido. No fue así en absoluto y la grabación fue directa al número 1 en las listas de música clásica en Alemania alcanzando unas ventas estimadas de cerca de un millón y medio de ejemplares convirtiéndose, de largo, en el disco más vendido de la historia de ECM como sello lo cual no es un éxito menor.
La selección musical del disco es impecable y, además del “Parce mihi domine” del citado “Oficio de Difuntos” de Cristobal de Morales (que aparece en tres ocasiones en la grabación, una de ellas sin el saxo de Garbarek), podemos escuchar obras de Pierre de la Rue, Perotin o Guillaume Dufay, además de varias piezas anónimas centroeuropeas e inglesas de los siglos XIV y XV.
Es este un disco delicioso del que podríamos caer en la tentación de decir que es también único en su género pero no es así ya que unos años más tarde, los mismos protagonistas grabaron una secuela titulada “Mnemosyne” y más recientemente otra de título “Officium Novum”.
Existe una interesante relación entre la música antigua, desde la polifonía medieval, la música renacentista e incluso el barroco y algunas tendencias contemporáneas. Son conocidas las declaraciones que hizo en su momento Steve Reich indicando que sólo tenía interés en la música de Johann Sebastian Bach y en la anterior a él por un lado y en producida del tramo final del siglo XIX hasta nuestros días.
No es el único en comparar períodos tan distintos. Otra figura, esta perteneciente al ámbito de la interpretación, como es Paul Hillier, también se dedica especialmente a esos periodos tan alejados en el tiempo. De hecho, fundó su Hilliard Ensemble con la intención de explorar el repertorio antiguo por un lado y de interpretar música compuesta expresamente para su agrupación por compositores contemporáneos, especialmente por Arvo Pärt.
La música de Pärt no es difícil de asimilar a la renacentista pero algo menos previsible es la aparición de un disco del Hilliard Ensemble dedicado a la música de John Cage. Como añadido, además, se suma la curiosidad de escuchar al invitado especial que se une en la grabación que hoy comentamos a la agrupación de Paul Hillier: nada menos que Terry Riley que aporta su voz en alguna de las composiciones del disco.
La relación de Hillier con la música de John Cage viene de lejos y, de hecho, uno de los primeros conciertos de su agrupación estuvo íntegramente dedicado a la música de éste compositor. Sin embargo, el disco que hoy tenemos aquí tardó más en llegar y fue propiciado por el contacto de Paul con Shabda Owens, compositor, músico, cantante y productor, especialista en música electrónica y en afinaciones diferentes de las habituales. Owens trabajaba habitualmente con Terry Riley y gracias a ello, a las pistas electrónicas que Shabda estaba realizando para ser utilizadas por la Hilliard Ensemble en sus conciertos, se pudo añadir la grabación de la voz de Riley ejecutando piezas del propio John Cage. Esa fue la base para la grabación que de la que hablamos hoy, publicada por Harmonia Mundi.
Paul Hillier
“Litany for the Whale” - Alan Bennett y Paul Elliott son los intérpretes de esta letanía que Cage escribió en 1980. Consiste realmente en la repetición constante de cinco notas separadas por un intervalo de tiempo variable. Conforme avanza la interpretación, se intercala una respuesta en cada intervalo de forma que entre los dos cantantes se establece una suerte de diálogo. El efecto es hipnótico y es muy probable que cualquier oyente que se enfrente a la obra desconociendo el nombre de su autor piense en una procedencia remota, quizá cercana al “canto llano” de la liturgia católica. Estamos ante una pieza que sorprenderá a todo aquel que se acerque a John Cage con los prejuicios habituales con que todos lo hemos hecho al principio. Su belleza está muy por encima de teorías musicales y fórmulas matemáticas.
“Aria No.2” - Interpretada por el propio Paul Hillier sobre una serie de sonidos grabados en cinta magnetofónica. Forma parte de los “Songbooks” de John Cage que fueron publicados en 1970 en los que aparece numerada como “Solo for Voice 52”. El “texto” consiste en una sucesión de vocales, consonantes y palabras sueltas procedentes de cinco idiomas diferentes. Sobre ruidos de truenos, efectos acuáticos y diferentes sonidos de diversa procedencia, Hillier canta una serie de melodías de lo más perturbador. En ciertos momentos encontramos similitudes entre esta pieza y algunas otras de George Crumb, contemporáneo de Cage.
“Five” - Las composiciones de título “numérico” de Cage suelen aludir a las partes que la integran y, en este caso, también al número de intérpretes que en la grabación son: Andrea Fullington, Allison Zelles, Alan Bennett, Paul Elliott y Shabda Owens. Cada una de las cinco partes contiene un determinado número de notas a cantar en un espacio de tiempo prefijado. En la práctica, lo que escuchamos son notas que nacen y van decayendo poco a poco consiguiendo un efecto verdaderamente singular.
“The Wonderful Widow of Eighteen Springs” - Paul Hillier cantando y Alan Bennett al piano (cerrado) son los ejecutantes de esta pieza basada en un fragmento de “Finnegans Wake”, de James Joyce. El piano es utilizado como instrumento de percusión golpeando sobre la caja. La melodía vocal consta exclusivamente de tres notas lo que hace de la interpretación algo muy similar a la conversación normal con las inflexiones propias de la misma.
“Solo for Voice 22” - Segunda pieza extraida de los “Songbooks”. Andrea Fullington y Paul Hillier son los intérpretes que actúan de nuevo sobre una grabación en cinta. Decimos “actúan” en lugar de “cantan” porque lo que hacen es combinar diferentes tipos de respiración de acuerdo a lo indicado por Cage en la partitura. En ella se señala cuándo han de respirar de modo regular, cuándo no, cuándo han de hacerlo por la nariz o por la boca, etc.
“Experiences No.2” - Escrita en 1948 para un ballet de Merce Cunningham, esta pieza para voz (ejecutada aquí por Andrea Fullington) es una de las más bellas del disco. La vocalista canta un texto de E.E. Cummings intercalándolo con pasajes tarareados. La melodía tiene un cierto aire tradicional, próximo al de folclores como el celta.
“36 Mesostics re and Not re Marcel Duchamp” - Paul Hillier canta una serie de “mesósticos” (versos en los que se forman palabras que pueden leerse de forma vertical tomando una letra del verso inicial y juntándola con las que se encuentran justo debajo de ella). Aquí, las dos palabras que forman son “Marcel” y “Duchamp” en distintas combinaciones. A una estrofa cantada por Hillier (con sólo tres notas, al igual que ocurría en una de las piezas ya comentadas) le sigue otra recitada por Terry Riley. La secuencia se repite a lo largo de toda la obra que también forma parte de los “Songbooks”.
“Aria” - Hillier considera esta composición de 1958 como una de las piezas fundamentales para cualquier cantante interesado en la música de nuestro tiempo puesto que en ella se repasan un gran número de estilos vocales diferentes. Tantos, que, a pesar de que la pieza se concibió para un cantante sólo, Hillier la adapta para las siete voces que aparecen en el disco. La “partitura” consiste en una serie de lineas ondulantes junto a las que se sitúa el texto a cantar. Cada linea está sombreada en un color diferente que indica el estilo (azul oscuro significa “en estilo jazzístico”, marrón significa “nasal”, violeta significa “al estilo de Marlene Dietrich” y así con muchos otros tonos).
“The Year Begins to Be Ripe” - Cerrando el disco encontramos una miniatura para voz y piano cerrado (como ya sucedía con “the Wonderful Widow of Eighteen Springs”) y adapta un texto de Henry David Thoreau. Pertenece también a los “Songbooks”.
Distintas publicaciones de prestigio se deshicieron en elogios con esta grabación que nos mostraba a un Cage diferente al más conocido, al de las obras para piano y piano preparado, al extravagante teórico que hace saltar por los aires cualquier límite establecido hasta aquel momento. La obra vocal del compositor norteamericano, aún teniendo su sello indeleble muy marcado, es, probablemente, la parte más accesible de su producción para el público menos familiarizado con las vanguardias. Conste aquí que nosotros estamos convencidos de que Cage es un músico más cercano de lo que nos han hecho creer y que, con un poco de interés, cualquier oyente puede disfrutar de muchas horas de música si se acerca a él dejando de un lado las ideas previas que puede haberse hecho al respecto. En ese sentido, esta grabación podría ser un buen comienzo.
La música
de Arvo Pärt se encuentra entre las más populares y también entre
las más interesantes de nuestro tiempo y buena parte del mérito se
la debemos al empeño de Manfred Eicher, fundador del sello ECM y una
de las personas que mayor interés se tomó en la difusión de la
obra del compositor estonio. En 1984, Eicher inauguraba la división
“ECM New Series” de su sello en la que iba a lanzar trabajos
relacionados con lo que podríamos llamar música culta, para
diferenciarse de la rama principal de la compañía, más centrada en
el “jazz” contemporáneo. El primer disco publicado en el nuevo
sub-sello fue “Tabula Rasa” de Arvo Pärt tras el cual Eicher y
el compositor asentaron una relación que llevó a que la mayor parte
de los estrenos de Pärt verían la luz en ECM, algo que se ha venido
manteniendo hasta nuestros días.
En 1996
apareció “Litany”, un disco que recogía tres obras recientes en
aquel momento (siendo estrictos, dos obras recientes y un arreglo de
otra pieza antigua). Participan en él la Hilliard Ensemble integrada
por David James (contratenor), Rogers Covey-Crump (tenor), John
Potter (tenor) y Gordon Jones (bajo), la Tallin Chamber Orchestra y
el Estonian Philharmonic Chamber Choir dirigidos ambos por Tönu
Kaljuste, interviniendo todos en la pieza central que dá título al
disco. Las dos obras e complemento son ejecutadas por la Lithuanian
Chamber Orchestra con Saulius Sondeckis a la batuta.
Arvo Pärt junto a Paul Hillier
“Litany”
- Encargo del Oregon Bach Festival, esta pieza para coro, orquesta de
cámara y solistas se estrenó en 1994 y ocupa la parte principal del
disco. Las voces comienzan a sonar surgiendo de lo más profundo y
nos remiten a Perotin o Tomás Luis de Victoria, referencias,
especialmente la primera, muy presentes en la música coral de Pärt.
Cuerdas y coro emergen también poco a poco y todo sucede de un modo
extremadamente pausado, algo que requiere del oyente toda la atención
posible para disfrutar de los matices de la partitura en su justa
medida. Sólo las campanas tubulares y los metales se salen en algún
instante de la línea de extrema pausa pero sólo para volver a
quedar ocultas poco después hasta que, con una breve fanfarria
asistimos al primer cambio importante de la obra que pasa a estar
dominada por la orquesta en pleno y los coros, mucho más potentes
ahora que en los minutos iniciales. El ecuador de la obra lo marcan
los timbales que presentan de nuevo al coro, ahora junto con las
cuerdas en un discurso muy contemporáneo que nos reconcilia con el
mejor Pärt. El resto de la obra es un precioso “in crescendo”
que nos recuerda la intensidad de su “Cantus” en recuerdo de
Benjamin Britten, una de las composiciones más emocionantes del
repertorio del compositor estonio.
“Psalom”
- Revisión de 1995 de la composición de 1984. Siempre nos ha
encantado la música del Pärt estrictamente instrumental y esta
breve composición sigue la tradición de piezas como “Summa” (en
su versión para cuerdas). Con un material muy escueto, el compositor
construye una obra de gran belleza en la que demuestra que muchas
veces, en música, menos es más.
“Trisagion”
- Cierra la colección esta pieza orquestal de 1992 revisada en 1995
de cara a esta grabación. Se trata de una obra con muchos puntos en
común con la anterior aunque su duración sea más o menos el doble.
Pärt maneja las cuerdas con templanza en la primera parte de la
composición para redoblar su intensidad en la segunda en la que
reconocemos al autor del “Collage über B-A-C-H”. Un magnífico
ejemplo de la obra de Pärt que, no en vano, ha sido incluido en la
reciente recopilación de lo mejor de su obra, aparecida en ECM bajo
el título de “Musica Selecta”.
No es fácil
para un compositor contemporáneo superar las barreras del círculo
de la música “culta” y hacer que su obra sea conocida por parte
de un público más general. Más complicado, si cabe, se nos antoja
cuando hablamos de un músico profundamente religioso y cuya obra
está muy relacionada con su fe. Sin embargo, Arvo Pärt lo ha
conseguido de forma notable y su música llega hasta nosotros en las
formas más diversas, incluida su presencia en multitud de bandas
sonoras de películas de todo tipo, desde “Las Invasiones Bárbaras”
hasta “Pozos de Ambición” pasando por auténticos “blockbusters”
como la última entrega de “Los Vengadores”. En el blog siempre
le guardaremos un lugar muy destacado entre nuestros compositores
predilectos y no dejaremos de recomendar su obra.
Os dejamos hoy otra colección de piezas de nuestro compositor estonio favorito. En "Arbos", publicado por ECM vamos a tener varias composiciones cortas, algunas instrumentales, otras corales y todas de temática variada para cerrar con otra de las grandes obras religiosas de Pärt: su "Stabat Mater".
Comenzamos con la breve pieza que dá título al disco, "Arbos", compuesta en 1977 y reescrita en 1986. En palabras del compositor, se trata de una partitura que trata de representar la imagen de un árbol genealógico en el que, cuanto más avanzamos, más lento es el movimiento a lo largo de sus ramas. Esta idea se representa con tres "capas" de sonido en forma de canon en donde cada una repite un mismo tema a distinto tempo. El resultado tiene una cierta apariencia de fanfarria y está interpretado por la sección de metales de la Staatscochester de Stuttgart dirigida por Dennis Russell Davies.
A continuación encontramos "An den Wassern zu Babel" basada en el salmo 137 y dedicada a Andres Mustonen. Se trata de una pieza coral compuesta en 1977 y revisada en 1984 e interpretada por la Hilliard Ensemble (Lynne Dawson, David James, John Potter y Paul Hillier) y Christopher Bowers-Broadbent al órgano.
La tercera obra es "Pari Intervallo", una especie de preludio para órgano, interpretada de nuevo por Bowers-Broadbent como es habitual en las grabaciones de Pärt para ECM. Continuamos con "De Profundis", de la que ya tuvimos otra interpretación en La Voz de los Vientos, concretamente en el disco "Beatus" y que ahora nos llega de la mano de Bowers-Broadbent, la percusión de Albert Bowen y la Hilliard Ensemble con el bajo David Bevan sustituyendo a la soprano Lynne Dawson con respecto a los intérpretes de la anterior pieza coral.
Prosigue el disco con "Es Sang vor Langen Jahren", obra de cámara de 1984 dedicada a Diether de la Motte, quien sugirió a diez compositores poner música al poema del mismo título de Clemens Brentano. La aportación de Pärt al proyecto la podemos escuchar aquí en la versión de Susan Bickley (alto), Gidon Kremer (violín) y Vladimir Mendelssohn (viola).
La siguiente pieza es "Summa", de 1977 basada en el "credo" católico. Pudimos escuchar anteriormente un arreglo para cuerdas de esta obra en el disco "Fratres". Ahora tenemos la versión original de la pieza para las voces de la Hilliard Ensemble, como viene siendo habitual. Como cierre del ciclo, se repite la pieza inicial, "Arbos" para dar paso al cierre del disco con la pieza más extensa de toda la grabación.
El "Stabat Mater" (1985) es, junto con su "Pasión según San Juan" y el "Miserere", ambas tratadas aquí ya, una de las más importantes obras religiosas del compositor. Se trata de una pieza de una intensidad y contención acordes con el tema y un ejemplo más del particular estilo compositivo de Pärt conocido como Tintinabulli. Aunque más recientemente se está representando la partitura interpretada por orquesta y coro, la concepción original de la pieza es la que encontramos aquí para doble trío de voces (Lynne Dawson, David James y Rogers Covey-Crump) y de cuerdas (Gidon Kremer, Vladimir Mendelssohn y el cello de Thomas Demenga.
Para haceros con el disco, os dejamos los habituales enlaces:
Tras hablar recientemente de la Pasión según San Juan de Arvo Pärt en el blog, encontramos que es buen momento para continuar explorando la faceta religiosa de la obra del compositor estonio. El disco que tratamos hoy fue publicado en el sello ECM en 1991 y contiene tres piezas de corte muy diferente.
La que abre el disco es el "Miserere", escrito en 1989, en el que Pärt continúa con sus obras litúrgicas tras la ya comentada Pasión y el "Stabat Mater" de 1985. La pieza, de algo más de media hora de duración combina pianissimos corales de extrema tranquilidad con intensos y breves pasajes instrumentales de gran fuerza emotiva.
La misma emotividad aparece con más intensidad si cabe en la breve "Festina Lente" para orquesta de 1988. Única pieza instrumental y no religiosa del disco. La particular visión del contrapunto de Pärt se nos muestra en uno de sus mejores ejemplos en la linea del "Cantus In Memory of Benjamin Britten" que ya apareció por aquí anteriormente. Las violas ejecutan la melodía principal que es imitada unos compases después por el primer y el segundo violín a un tempo dos veces más rápido y más tarde por los cellos y los contrabajos a la mitad de la velocidad inicial construyendo una intrincada red sonora absolutamente cautivadora.
Cierra el trabajo "Sarah Was Ninety Years Old", de 1977, titulada originalmente "Modus Due" obligado por los rígidos códigos soviéticos de la época que censuraban cualquier referencia religiosa. Conviene aclarar en este punto que la "Sarah" a la que se refiere el título "real" de la composición es la esposa de Abraham. Estamos nuevamente ante una pieza de larga duración (algo más de veinte minutos en la grabación) pero en un estilo totalmente distinto al habitual. Comienza con una percusión repitiendo unos golpes espaciados a lo largo de los primeros cinco minutos que solo se interrumpe para dar paso por un breve instante a las voces tras las que vuelve a reaparecer el insistente golpeo para continuar la pieza con otro breve fragmento vocal, regreso a la percusión y el cierre final con la intervención del órgano y la soprano, quien cierra la pieza en solitario.
"Miserere" está interpretado por la Hilliard Ensemble con Paul Hillier a la cabeza, el Western Wind Choir, Christopher Bowers-Broadbent al órgano, una pequeña sección de maderas y metales (oboe, clarinetes, fagot, trompeta y trombón), la guitarra eléctrica de Forbes Henderson, el bajo de James Woodrow y Glyn Matthews y Paul Parker a las percusiones. "Festina Lente" corre a cargo de la Orquesta del Beethovenhalle de Bonn dirigida por Dennis Russell Davies y, por último, "Sarah Was Ninety Years Old" interpetada por Sarah Leonard (soprano), Rogers Covey-Crump (tenor), John Potter (tenor), Christopher Bowers-Broadbent (órgano) y Pierre Favre (percusión).
Os dejamos un par de enlaces donde adquirir el disco:
Volvemos sobre Arvo Pärt un tiempo después de la última entrada que le dedicamos y lo hacemos en esta ocasión metiendonos de lleno en la que muchos consideran su obra maestra: "Passio". La versión del estonio de la pasión de Cristo según el Evangelio de San Juan.
Sobre el tema, poco hay que añadir puesto que es de todos conocido. En lo musical, estamos ante uno de los primeros ejemplos de "tintinabuli", que es la forma en que Pärt describe una particular forma de componer que recuerda el sonido de las campanas, con repeticiones de pequeñas células musicales simultaneas. En palabras del propio autor, "tintinabuli es una regla compositiva en la que la melodía y el acompañamiento son uno. Uno más uno, en este caso es igual a uno, no a dos. Ese es el secreto de esta técnica". Combinando esa técnica y con la afinidad del compositor por las formas de la música antigua, Pärt conforma una de sus obras más conocidas e intepretadas.
Como corresponde a un tema de la magnitud de la Pasión de Cristo, la obra es de gran formato y se extiende a lo largo de más de una hora. La interpretación del texto en latín corre por cuenta de la Hilliard Ensemble, formación especializada tanto en música antigua y renacentista como en repertorios contemporaneos como John Cage, Gavin Bryars o el propio Pärt. A los integrantes de la formación vocal: John Potter (tenor, Pilatos en la grabación), Lynne Dawson (soprano), David James (contratenor), Rogers Covey-Crump (tenor) y Gordon Jones (barítono), se une el bajo Michael George en el papel de Jesucristo y un pequeño apoyo instrumental a cargo de Elizabeth Layton (violin), Melinda Maxwell (oboe), Elisabeth Wilson (cello), Catherine Duckett (fagot) y Christopher Bowers-Broadbent (órgano) y el Western Wind Chamber Choir con la dirección de Paul Hillier.
Viendo la buena acogida que han tenido en La Voz de los Vientos anteriores obras de Pärt o de John Tavener, estamos seguros se que esta Pasión según San Juan será bien recibida por vosotros.
La obra, publicada por el prestigioso sello ECM en un sólo corte de 70 minutos, se puede encontrar sin mucha dificultad. Dejamos un par de sitios para adquirirla: