Tras la trilogía berlinesa, Bowie se encontraba en una situación muy curiosa y que se repite con cierta frecuencia en la carrera de muchos músicos. Consiste en que una estrella, en cualquier estilo musical, decide en un momento determinado, arriesgarse y dar un giro innovador a sus creaciones. El resultado es en muchos casos el mismo. El disco o discos editados en ese periodo creativo son bien recibidos por la crítica pero no obtienen el mismo rédito comercial. Esta historia se repite una y otra vez con artistas de todo pelaje y tenemos ejemplos tan variados como los de U2 y “Zooropa”, Camarón y “La Leyenda del Tiempo”, Miles Davis y “Bitches Brew”, Bob Dylan y “Bringing it All Back Home” o Mike Oldfield con su “Amarok”.
Con David Bowie esto mismo ocurría en la etapa de la citada trilogía. “Low”, “Heroes” y “Lodger” tuvieron una gran aceptación crítica en general pero las ventas no fueron tan bien. Además, con la entrada de 1980, David se divorcia de su pareja de la época, Angela. En esta situación ¿cuál iba a ser el camino a emprender por el artista? Continuar por el nuevo camino de los últimos años o volver a hacer las cosas como las había hecho hasta “Station to Station” parecían las dos opciones más factibles pero existía una tercera vía.
“Scary Monsters” no iba a ser un disco continuista. Para empezar, ya no estaba Brian Eno en el proyecto pero tampoco iba a ser una ruptura total con la etapa berlinesa y alguno de los músicos que participaron en esos discos seguían presentes, especialmente, Robert Fripp. Bowie iba a hacer un disco de pop-rock sin pretensiones en el que todas las canciones eran suyas con la excepción de un cover de Tom Verlaine. La gran diferencia con los trabajos anteriores es que para “Scary Monsters”, Bowie pasó la mayor parte del tiempo componiendo y escribiendo las canciones, entrando al estudio sólo en el momento de la grabación. En los discos anteriores, muchas de las canciones surgieron de improvisaciones instrumentales para las que más tarde se escribieron los textos. A pesar de lo comentado, algunas de las canciones recuperan ideas antiguas de Bowie en una especie de versión 2.0 o de evolución de las mismas. No hablamos de versiones o secuelas stricto sensu pero sí que hay muchos elementos comunes entre ellas. El papel innovador en el campo sonoro que había desempeñado Brian Eno en los discos anteriores iba a correr por cuenta ahora de Chuck Hammer, especialista en guitarras sintetizadas, sintetizadores de guitarra o como queramos llamarlos. Bowie se puso en contacto con él tras escuchar su trabajo junto a Lou Reed en los años anteriores. En cualquier caso, la participación de Hammer se limitó a dos de las canciones del disco. Los acompañantes de David Bowie en el disco fueron los habituales Dennis Davis (percusión), George Murray (bajo) y Carlos Alomar (guitarras) en la que fue la última colaboración del cuarteto, aunque Alomar volvería a trabajar con Bowie años después. Al margen de la banda que toca en todos los temas, hay colaboraciones individuales que iremos desgranando en las breves reseñas de las canciones.
Bowie caracterizado para las sesiones de fotos del disco. |
“It’s No Game (part 1)” – Abre el disco una especie de rock marciano con la voz de Michi Hirota recitando textos en japonés y Bowie desgañitándose a voz en grito. Curiosamente la canción no es el desastre que cabía pensar por la descripción inicial. En la parte instrumental, la guitarra de Robert Fripp reina a lo largo de todo el tema de tal forma que incluso deben ordenarla que se calle en varias ocasiones al final de la pieza.
“Up the Hill Backwards” – En una linea completamente distinta a la del tema inicial, Bowie afronta una letra que muchos han querido relacionar con el reciente divorcio por el que acababa de pasar el artista. La canción tiene un aire casi colegial, sólo alterado por la guitarra ácida de Fripp. Destacamos la aportación del pianista habitual de Bruce Springsteen en aquellos años, Roy Bittan y la participación de Tony Visconti acompañando a Bowie en los coros.
“Scary Monsters (and Super Creeps)” – El tema central del disco es una trepidante historia que no deja un solo instante de respiro, con una batería francotiradora a medio camino entre el fusil de repetición y la ametralladora repartiendo ráfagas por doquier. Fripp por su parte nos deja alguno de sus mejores solos del disco.
“Ashes to Ashes” – La mejor canción del disco, a nuestro juicio, recupera un viejo personaje del cancionero de Bowie: el Major Tom de “Space Oddity”, quien aparece ahora como un yonki, en lugar del astronauta hippie de la canción de 1969. Algún fragmento de la letra ha sido leído en clave biográfica queriendo ver en la metamorphosis del Mayor Tom un paralelismo con la trayectoria del propio Bowie hasta la época de la trilogía berlinesa, surgida tras el punto más bajo del artista en relación con sus adicciones. El verso “Major Tom is a junkie, strung out in heaven’s high, hitting an all-time low” encerraría todo el trayecto de Bowie hasta su caída a los infiernos antes de grabar, precisamente, “Low”. En lo musical, destaca tremendamente el sonido de Chuck Hammer a quien hicimos referencia más arriba, junto con los sintetizadores de Andy Clark.
“Fashion” – Otro de nuestros temas favoritos del disco servía para cerrar la cara A del vinilo. Se trata de una canción con elementos de “new wave” pero también de “funk”. Nuevamente Robert Fripp tiene una importancia capital en buena parte de la canción con sus “riffs” incendiarios que rescatan al tema de una cierta linealidad, nunca monótona.
“Teenage Wildlife” – “Fashion” tenía algo que no dejaba de recordar al “Golden Years” del propio autor. En la misma senda, la canción que abre la cara B del disco nos recuerda de modo más claro a “Heroes”, otra de las grandes canciones del Bowie más reciente. Se trata del segundo y último tema del disco con participación de Chuck Hammer aunque ésta no es tan destacada como la de “Ashes to Ashes”. Por el contrario, es el corte en el que la aportación de Roy Bittan es más apreciable.
“Scream Like a Baby” – Si en temas anteriores, era Robert Fripp el instrumentista más destacado, podemos afirmar que en éste es el teclista Andy Clark. Como curiosidad, podemos señalar que la melodía del estribillo es muy similar a la de la canción “We Didn’t Start the Fire” que Billy Joel escribió un tiempo después aunque no nos consta que hubiera ningún tipo de polémica al respecto.
“Kingdom Come” – La única canción ajena del disco es esta versión del vocalista de la banda Television, Tom Verlaine, quien la incluyó en su disco de debut de un año antes. No nos parece la mejor canción del disco ni mucho menos pero se deja escuchar.
“Because You’re Young” – Acercandonos al final del disco encontramos la colaboración del guitarrista de The Who, Pete Townsend en un tema de rock clásico con una importante carga de teclados y sonidos de órgano.
“It’s No Game (part 2)” – Para cerrar el disco, Bowie escoge una versión más calmada del tema que lo abrió 45 minutos antes. No tenemos ya la voz en japonés ni los gritos del cantante, quien escoge un registro más calmado. Muchos críticos lo han interpretado como una forma de decir: “Las cosas siguen estando tan mal como al principio pero me lo tomo mejor” y no andan desencaminados puesto que la letra de la canción, a pesar de enfrentarnos con la misma situación, lo hace de un modo más reposado pero igualmente crítico.
“Scary Monsters (and Super Creeps)” fue el último de los discos grabados por Bowie para la RCA, tras el cual iba a hacer un paréntesis discográfico de varios años, tiempo en el que se dedicaría a su faceta de actor, tanto en teatro como en cine, con alguna excepción puntual como su participación junto con Queen en el popular single “Under Pressure”. A partir de aquí, Bowie dio un nuevo giro (y ya hemos perdido la cuenta de los que ha dado) y su carrera en los ochenta iba a ser más exitosa si cabe a nivel comercial, de lo que lo había sido en las décadas anteriores. Seguramente más adelante encontraremos tiempo para hablar de esos años del artista.
Por ahora, os dejamos con un enlaces para haceros con el disco que hoy hemos comentado por si a alguno de vosotros os interesa adquirirlo. El precio es tan ridículo que no hemos querido buscar más: