lunes, 27 de febrero de 2012

David Bowie - Scary Monsters (and Super Creeps) (1980)




Tras la trilogía berlinesa, Bowie se encontraba en una situación muy curiosa y que se repite con cierta frecuencia en la carrera de muchos músicos. Consiste en que una estrella, en cualquier estilo musical, decide en un momento determinado, arriesgarse y dar un giro innovador a sus creaciones. El resultado es en muchos casos el mismo. El disco o discos editados en ese periodo creativo son bien recibidos por la crítica pero no obtienen el mismo rédito comercial. Esta historia se repite una y otra vez con artistas de todo pelaje y tenemos ejemplos tan variados como los de U2 y “Zooropa”, Camarón y “La Leyenda del Tiempo”, Miles Davis y “Bitches Brew”, Bob Dylan y “Bringing it All Back Home” o Mike Oldfield con su “Amarok”.

Con David Bowie esto mismo ocurría en la etapa de la citada trilogía. “Low”, “Heroes” y “Lodger” tuvieron una gran aceptación crítica en general pero las ventas no fueron tan bien. Además, con la entrada de 1980, David se divorcia de su pareja de la época, Angela. En esta situación ¿cuál iba a ser el camino a emprender por el artista? Continuar por el nuevo camino de los últimos años o volver a hacer las cosas como las había hecho hasta “Station to Station” parecían las dos opciones más factibles pero existía una tercera vía.

“Scary Monsters” no iba a ser un disco continuista. Para empezar, ya no estaba Brian Eno en el proyecto pero tampoco iba a ser una ruptura total con la etapa berlinesa y alguno de los músicos que participaron en esos discos seguían presentes, especialmente, Robert Fripp. Bowie iba a hacer un disco de pop-rock sin pretensiones en el que todas las canciones eran suyas con la excepción de un cover de Tom Verlaine. La gran diferencia con los trabajos anteriores es que para “Scary Monsters”, Bowie pasó la mayor parte del tiempo componiendo y escribiendo las canciones, entrando al estudio sólo en el momento de la grabación. En los discos anteriores, muchas de las canciones surgieron de improvisaciones instrumentales para las que más tarde se escribieron los textos. A pesar de lo comentado, algunas de las canciones recuperan ideas antiguas de Bowie en una especie de versión 2.0 o de evolución de las mismas. No hablamos de versiones o secuelas stricto sensu pero sí que hay muchos elementos comunes entre ellas. El papel innovador en el campo sonoro que había desempeñado Brian Eno en los discos anteriores iba a correr por cuenta ahora de Chuck Hammer, especialista en guitarras sintetizadas, sintetizadores de guitarra o como queramos llamarlos. Bowie se puso en contacto con él tras escuchar su trabajo junto a Lou Reed en los años anteriores. En cualquier caso, la participación de Hammer se limitó a dos de las canciones del disco. Los acompañantes de David Bowie en el disco fueron los habituales Dennis Davis (percusión), George Murray (bajo) y Carlos Alomar (guitarras) en la que fue la última colaboración del cuarteto, aunque Alomar volvería a trabajar con Bowie años después. Al margen de la banda que toca en todos los temas, hay colaboraciones individuales que iremos desgranando en las breves reseñas de las canciones.


Bowie caracterizado para las sesiones de fotos del disco.

“It’s No Game (part 1)” – Abre el disco una especie de rock marciano con la voz de Michi Hirota recitando textos en japonés y Bowie desgañitándose a voz en grito. Curiosamente la canción no es el desastre que cabía pensar por la descripción inicial. En la parte instrumental, la guitarra de Robert Fripp reina a lo largo de todo el tema de tal forma que incluso deben ordenarla que se calle en varias ocasiones al final de la pieza.



“Up the Hill Backwards” – En una linea completamente distinta a la del tema inicial, Bowie afronta una letra que muchos han querido relacionar con el reciente divorcio por el que acababa de pasar el artista. La canción tiene un aire casi colegial, sólo alterado por la guitarra ácida de Fripp. Destacamos la aportación del pianista habitual de Bruce Springsteen en aquellos años, Roy Bittan y la participación de Tony Visconti acompañando a Bowie en los coros.

“Scary Monsters (and Super Creeps)” – El tema central del disco es una trepidante historia que no deja un solo instante de respiro, con una batería francotiradora a medio camino entre el fusil de repetición y la ametralladora repartiendo ráfagas por doquier. Fripp por su parte nos deja alguno de sus mejores solos del disco.

“Ashes to Ashes” – La mejor canción del disco, a nuestro juicio, recupera un viejo personaje del cancionero de Bowie: el Major Tom de “Space Oddity”, quien aparece ahora como un yonki, en lugar del astronauta hippie de la canción de 1969. Algún fragmento de la letra ha sido leído en clave biográfica queriendo ver en la metamorphosis del Mayor Tom un paralelismo con la trayectoria del propio Bowie hasta la época de la trilogía berlinesa, surgida tras el punto más bajo del artista en relación con sus adicciones. El verso “Major Tom is a junkie, strung out in heaven’s high, hitting an all-time low” encerraría todo el trayecto de Bowie hasta su caída a los infiernos antes de grabar, precisamente, “Low”. En lo musical, destaca tremendamente el sonido de Chuck Hammer a quien hicimos referencia más arriba, junto con los sintetizadores de Andy Clark.



“Fashion” – Otro de nuestros temas favoritos del disco servía para cerrar la cara A del vinilo. Se trata de una canción con elementos de “new wave” pero también de “funk”. Nuevamente Robert Fripp tiene una importancia capital en buena parte de la canción con sus “riffs” incendiarios que rescatan al tema de una cierta linealidad, nunca monótona.

“Teenage Wildlife” – “Fashion” tenía algo que no dejaba de recordar al “Golden Years” del propio autor. En la misma senda, la canción que abre la cara B del disco nos recuerda de modo más claro a “Heroes”, otra de las grandes canciones del Bowie más reciente. Se trata del segundo y último tema del disco con participación de Chuck Hammer aunque ésta no es tan destacada como la de “Ashes to Ashes”. Por el contrario, es el corte en el que la aportación de Roy Bittan es más apreciable.

“Scream Like a Baby” – Si en temas anteriores, era Robert Fripp el instrumentista más destacado, podemos afirmar que en éste es el teclista Andy Clark. Como curiosidad, podemos señalar que la melodía del estribillo es muy similar a la de la canción “We Didn’t Start the Fire” que Billy Joel escribió un tiempo después aunque no nos consta que hubiera ningún tipo de polémica al respecto.

“Kingdom Come” – La única canción ajena del disco es esta versión del vocalista de la banda Television, Tom Verlaine, quien la incluyó en su disco de debut de un año antes. No nos parece la mejor canción del disco ni mucho menos pero se deja escuchar.

“Because You’re Young” – Acercandonos al final del disco encontramos la colaboración del guitarrista de The Who, Pete Townsend en un tema de rock clásico con una importante carga de teclados y sonidos de órgano.

“It’s No Game (part 2)” – Para cerrar el disco, Bowie escoge una versión más calmada del tema que lo abrió 45 minutos antes. No tenemos ya la voz en japonés ni los gritos del cantante, quien escoge un registro más calmado. Muchos críticos lo han interpretado como una forma de decir: “Las cosas siguen estando tan mal como al principio pero me lo tomo mejor” y no andan desencaminados puesto que la letra de la canción, a pesar de enfrentarnos con la misma situación, lo hace de un modo más reposado pero igualmente crítico.

“Scary Monsters (and Super Creeps)” fue el último de los discos grabados por Bowie para la RCA, tras el cual iba a hacer un paréntesis discográfico de varios años, tiempo en el que se dedicaría a su faceta de actor, tanto en teatro como en cine, con alguna excepción puntual como su participación junto con Queen en el popular single “Under Pressure”. A partir de aquí, Bowie dio un nuevo giro (y ya hemos perdido la cuenta de los que ha dado) y su carrera en los ochenta iba a ser más exitosa si cabe a nivel comercial, de lo que lo había sido en las décadas anteriores. Seguramente más adelante encontraremos tiempo para hablar de esos años del artista.

Por ahora, os dejamos con un enlaces para haceros con el disco que hoy hemos comentado por si a alguno de vosotros os interesa adquirirlo. El precio es tan ridículo que no hemos querido buscar más:

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Bowie: "Scary Monsters" en directo

jueves, 23 de febrero de 2012

György Ligeti - Works (2010)



Como ya habreis apreciado, las músicas que tratamos en el blog no encuentran acomodo en ninguna clasificación ya que no se nos ocurre ninguna que pudiera englobar, no ya a todas ellas sino a una buena parte de las mismas (esto no es del todo cierto ya que un buen amigo suele referirse a La Voz de los Vientos con el calificativo de “el blog ese que sólo habla de boring music”, aunque esperamos que la mayoría de los lectores no comulguen con la definición, por hilarante que pueda ser).

Una de las vertientes que solemos explorar a título de aficionados es la llamada música culta contemporanea, de la que hemos tenido cumplidos ejemplos en las figuras de Arvo Pärt, John Tavener, Philip Glass o John Cage por citar unos pocos nombres. Hablaremos hoy de otro de los puntales de la música del siglo pasado: Gyorgy Ligeti.


Ligeti rodeado de metrónomos

Nacido en 1923 en la actual Rumanía, en una población transilvana que en aquel entonces pertenecía a Hungría y de familia judía, su vida estuvo marcada, como todos podemos intuir, por la Segunda Guerra Mundial. Su hermano menor fue llevado al campo de concentración de Mauthausen, sus padres a Bergen-Belsen y sus tíos a Auschwitz. El músico, en cambio, fue más afortunado y su destino fueron los trabajos forzados durante el controvertido régimen de Horthy. Escapó de los nazis y cayó en manos de los comunistas soviéticos. Escapó de ellos y consiguió volver a su hogar para descubrir que en él vivían unos extraños. Toda su familia salvo su madre había fallecido en los campos de concentración. De regreso en su tierra natal comprobó como los mismos torturadores que habían aterrorizado a la población durante la ocupación nazi, hacían ahora lo mismo bajo bandera comunista. Ligeti buscó su camino en la música y reanudó sus estudios musicales en Budapest especializandose en folklore rumano.

Harto del régimen, Ligeti huyó oculto entre las sacas de un tren correo con destino Viena dejando atrás la práctica totalidad de las obras que había compuesto hasta entonces, por lo que, en cierto modo, su carrera musical iba a empezar de cero. Al respecto llegó a declarar “considero mis primeras obras de un nulo interés… ¡en aquella época era dodecafonista!”.

“La vida en Hungría en aquellos años era insoportable. El telón de acero nos aisló de todo tipo de información del exterior. Viajar al extranjero era imposible, las radios occidentales estaban prohibidas y no era posible recibir o enviar libros o partituras al exterior. No sólo estabamos aislados de occidente sino que tampoco teníamos contacto entre los distintos países del bloque comunista”
Notas en el libreto de “Works”, editado por Sony Classical.

En su nueva etapa, Ligeti tomó contacto con las vanguardias electrónicas en Colonia, de la mano de Stockhausen, Kagel, etc. Durante algunas noches en Hungría, el músico había llegado a oir obras de Stockhausen en la radio de modo clandestino y se vio atraído por estos sonidos aunque no permaneció allí mucho tiempo porque pensaba que estos músicos se centraban más en ser los primeros en hacer algo que en hacer algo realmente interesante y perdían el tiempo en luchas conceptuales sin utilidad práctica. Al dejar atrás a Stockhausen, Ligeti llegó a John Cage. Es de esta época una de sus obras más extrañas, su “Poema Sinfónico para 100 metrónomos” (1962): ni más ni menos que lo que indica el título. Cien metrónomos en un escenario haciendo tic-tac. ¿absurdo? Quizá. Pero el efecto resultante es sospechosamente similar a muchos de los trabajos de Steve Reich de muchos años después (estamos pensando en “Pendulum Music”, por ejemplo).



La obra musical de Ligeti recorre varias etapas, desde el folclorismo cercano al de Bartok de sus primeros años o sus experimentos como la “Musica Ricercata” (el primer movimiento consta sólo de una nota “La” que se repite en distintas octavas. Sólo al final de la pieza aparece una segunda nota) pasando por su etapa más personal, ya en Colonia, de la que quedan obras como su popular “Lux Aeterna”, su “Requiem” y en la que explota las microtonalidades características de su estilo más característico. Con la llegada de los setenta, llega el abandono del cromatismo en beneficio de una mayor exploración rítmica, conoce los primeros trabajos de los minimalistas americanos (hasta dedica una pieza a Terry Riley y Steve Reich). La culminación de esta etapa sería la ópera de corte dadaísta, “Le Grand Macabre” (1978). En sus últimos años, la música de Ligeti refleja el resultado de sus estudios sobre los ritmos africanos y nos deja alguna de sus piezas más elaboradas en forma de conciertos, y sus libros de estudios para piano (1986-2001) con importantes influencias de jazzistas como Thelonius Monk o Bill Evans.



Las vanguardias del siglo XX habían llevado a la música a una encrucijada de difícil salida. El propio Ligeti afirmaba que se había llegado a un punto en que sólo quedaban dos caminos: continuar con la búsqueda de lo más original y moderno llegando a resultados cercanos a lo absurdo o bien, volver a lo anterior, a la tonalidad, a la melodía y reconocer la derrota. Ambas opciones eran inaceptables para el músico: “debemos encontrar un modo de ni volver ni continuar con la vanguardia. Estoy en una carcel: una pared es la vanguardia, la otra pared es el pasado, y quiero escapar”.
Alex Ross, El Ruido Eterno.



El propio Alex Ross nos cuenta la solución que Ligeti encontró para su huída: no decir “no” a nada. Aceptar las vanguardias, la tradición, el folclore, el jazz, todas las influencias en suma para conformar a partir de ellas un estilo propio.

Hay sin duda un momento clave en la popularidad del músico y es el estreno de la impresionante película de Stanley Kubrick, “2001, Una Odisea en el Espacio” en la que la música del Húngaro tiene una importancia capital en varias de las escenas claves. Sus obras “Atmospheres” (1961), “Requiem” (1963-65) y “Aventures” (1962) suenan en distintos momentos de la cinta pero es la anteriormente citada “Lux Aeterna” (1966) la que ilustra uno de los momentos más emocionantes del film alcanzando una cierta popularidad que hace que el nombre del músico trascienda los círculos más elitistas y llegue al gran público. Unos años después, el propio Kubrick volvería a utilizar música de Ligeti -su obra “Lontano” (1967)- para su película “El Resplandor”. Esta misma pieza, de fuerte carácter inquietante fue recobrada por Scorsese para su reciente “Shutter Island”. Y si alguno de vosotros, al contemplar la extraña ceremonia central de la película póstuma de Kubrick, “Eyes Wide Shut”, os preguntabais quién era el autor de las enigmáticas notas de piano que la adornaban, la respuesta no es otra que Ligeti en un fragmento de su “Musica Ricercata” (1951-53). Ligeti nunca fue consultado por Kubrick para utilizar su música en 2001 y el músico denunció el hecho, obteniendo una simbólica indemnización de un dólar, lo que no le impidió alabar el encaje de su música en las imágenes ante el que se mostró admirado.



Y ¿por dónde comenzar a escuchar a Ligeti? os preguntareis. Pues aprovechando la ocasión, os recomendamos una caja editada por Sony hace un par de años bajo el simple  título de “Works”. A lo largo de los nueve discos que incluye la misma podemos realizar un completo recorrido por buena parte de las obras del compositor dividido en grupos temáticos.

El primer CD está centrado en sus cuartetos de cuerda y en los duetos instrumentales, obras todas ellas de los años cincuenta salvo el segundo de los cuartetos, fechado en 1968. El segundo se ocupa de las obras corales, casi todas procedentes de la etapa inicial del músico en los años cuarenta y cincuenta con material basado en canciones tradicionales húngaras y rumanas. Es aquí también donde se incluye “Lux Aeterna” y un par de obras vocales de los ochenta. El tercer disco se centra en la obra para piano: sus tres libros de estudios de los últimos años del músico y su “Música Ricercata”. El cuarto volúmen de “Works” recoge la música vocal de los últimos años del compositor, con textos de sus admirados Lewis Carroll y Heinrich Hoffman, junto con adaptaciones de su ópera “Le Grand Macabre” y obras fundamentales del músico como sus “Aventures” y sus “Nouvelles Aventures”. Completan el disco pequeñas obras de los cincuenta para distintas formaciones vocales. La llamada música mecánica de Ligeti tiene su lugar en el quinto disco de la caja. En él se recogen distintas adaptaciones para organillo de distintas obras como la “Musica Ricercata” junto con el “Poema Sinfónico para 100 metrónomos” o adaptaciones para pianola de otras piezas. En el sexto disco nos encontramos con varias piezas para teclado, desde obras para piano a cuatro manos hasta piezas para clave o para órgano. Entre éstas últimas, encontramos dos obras fundamentales como son “Volumina” (1961-62) o “Ricercare” (1951). Un séptimo volúmen dedicado a la música de cámara del autor sirve de cierre de la caja antes de llegar a los dos últimos discos en los que se recoge la única ópera escrita por Ligeti, “Le Grand Macabre”.

Los intérpretes se cuentan entre lo más granado del género, destacando formaciones como el Arditti String Quartet, la Orquesta Filarmonía, los King's Singers o la London Sinfonietta, solistas como Pierre Laurent Aimard o directores de la talla de Esa Pekka Salonen.

Ligeti, junto con otros grandes nombres que ya han aparecido por aquí como el de Messiaen o John Cage son ya historia de la música al nivel que lo pueden ser Bach, Beethoven, Mozart o Wagner, cada uno en su tiempo. Merece la pena acercarse a ellos con tanto interés como el que prestamos a las vacas sagradas de los periodos barroco, clásico o romántico. Creemos que la caja de la que hoy hemos hablado es un buen acercamiento a Ligeti. Faltan en ella algunas obras importantes como el "Requiem" o sus conciertos para piano o violín que podemos encontrar en otras cajas retrospectivas de gran interés como "Clear or Cloudy", repaso en cuatro discos de todas las grabaciones de la música de Ligeti para Deutsche Grammophone (los conciertos) o los cinco volúmenes del "Ligeti Project" editados por Teldec (donde hallareis el Requiem). Quizá en un futuro volvamos sobre estas y otras grabaciones del húngaro. Sirva la actual entrada como humilde presentación de uno de los músicos fundamentales del convulso siglo XX.

La caja "Works" está disponible a un precio inmejorable aquí:

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Os dejamos con una espectacular interpretación de la sobrecogedora pieza para órgano "Volumina"

sábado, 18 de febrero de 2012

Danny Elfman - The Nightmare Before Christmas (1993)



Si preguntais a un aficionado a las bandas sonoras sobre las mejores de la historia del cine, es muy poco probable que llegue a acordarse de esta. Si circunscribimos la pregunta a la década de los noventa, estamos seguros de que seguiría sin venirle a la cabeza. Lo mismo ocurriría si le preguntasemos a un cinéfilo por los mejores musicales de los últimos años: Muy pocos citarían esta película. De hecho, su música no recibió ninguna nominación para los premios más importantes del año, Oscars incluídos.

Lo más curioso de la historia es que la película es magnífica y, además, no tendría ningún sentido o, por lo menos, no sería ni siquiera parecida a lo que es con otra música. No somos especialistas ni mucho menos en el campo de las bandas sonoras, territorio del que nos atraen algunos compositores puntuales que, en su mayoría, tienen en la música para el cine un recurso más con el que financiar otros proyectos pero no es su interés principal. Ya hemos hablado de artistas a los que esta definición les encaja como un guante como Michael Nyman, Philip Glass o Vangelis. El músico del que hablamos hoy, Danny Elfman, no pertenece a este grupo y se podría decir de él con propiedad que es un compositor, principalmente, de bandas sonoras.
Su carrera como músico de cine está íntimamente ligada a la de Tim Burton y, en menor medida, a la de Sam Raimi. También la televisión ha ocupado parte de su tiempo siendo obra suya las sintonías de series tan populares como los Simpsons o Mujeres Desesperadas.

La película sobre la que hablamos hoy es un proyecto que Tim Burton tenía en mente desde muchos años antes de llevarlo a cabo. La idea surgió de un viejo poema del director al que fue dando forma poco a poco en su época como animador en Disney aunque fue otro animador de la compañía, Henry Selick, más acostumbrado a la técnica de “stop motion”, el que dirigiría la cinta. Sin embargo, la popular figura de Burton ha eclipsado hasta tal punto la participación de otras personas en la obra que hoy en día, casi todo el mundo le atribuye la película al pintoresco director de Beetlejuice.

“Pesadilla antes de Navidad” es un espectáculo visual sorprendente y atractivo en todos los sentidos. Desde la temática realmente insólita hasta la ambientación, por momentos gótica, en otros instantes cercana al cine de Fritz Lang y con un romanticismo subyacente que amalgama todo el film hasta la música, todo se convierte en un espectáculo total en la linea de los más populares musicales de Broadway o del West End. La historia que se narra en la película entusiasmó a Elfman hasta tal punto que no sólo escribió la música y las letras de las canciones sino que, incluso, interpretó las voces del personaje principal en los pasajes cantados y las de algún otro secundario. Esto no estaba planeado de este modo pero sucedió que en la demo del trabajo que Elfman presentó al estudio, fue él mismo el intérprete de todas las voces del casting (salvo la de la protagonista femenina, Sally). La pasión que mostró en muchos de los pasajes en los que canta Jack Skellington, hicieron que se mantuviera a Elfman como intérprete de su voz.

"This is Halloween", otro de los momentos estelares del film

Sin embargo, no todo fue tan sencillo como podría parecer. Para empezar, la película no terminaba de encajar en la filosofía de los directivos de Disney, quienes la encontraban demasiado oscura para los niños y acabaron acomodando el film en uno de sus sellos menores. Este incertidumbre llegó a complicar tanto las cosas que Burton y Elfman discutieron seriamente hasta el punto en que el director prescinció del músico para “Ed Wood”, la película que estaba rodando en aquel momento y que se convertiría en una de las dos únicas obras de Burton en las que no participa Elfman (la otra, por razones obvias, fue Sweeney Todd).
En nuestra opinión, la música para “Pesadilla Antes de Navidad” es la gran obra maestra de Danny Elfman. Aquella en la que podemos apreciar en todo su esplendor sus señas de identidad: sus veloces diálogos entre los metales, las cuerdas, las percusiones… el acierto continuo con la melodía adecuada para cada momento, la forma en que se pasa de la más exuberante obertura a una danza macabra con rítmo de marcha combinando con total libertad elementos clásicos, ritmos festivos dignos del mardi gras, canciones en la tradición del vodevil más descarado, fondos de cajita de música, inquietantes pasajes de celesta o arpa, maderas entroncadas en el jazz clásico… una fusión de elementos, en definitiva, realmente notable por cuanto que, en ningún momento resulta forzada y suena absolutamente natural. Las enseñanzas de los grnades del género, son aprovechadas como sólo lo saben hacer los mejores alumnos. Esa forma de introducir poco a poco los elementos de la melodía principal de la película en “What’s This?”, por poner un ejemplo, nos recuerda al estilo del mejor John Williams y todo el tratamiento de la orquesta en el resto del tema sigue la misma linea trazada por el compositor predilecto de Spielberg. No se nos ocurre de qué otro modo podrían haber sido acompañadas las fascinantes imágenes de Selick para la historia de Burton de forma que la película mantuviese el mismo grado de excelencia.

Curiosamente, la música de “Pesadilla Antes de Navidad” pasó desapercibida en su momento y ni siquiera fue nominada para los Oscars en los que reinaba el compositor estrella de Disney Alan Menken. Esta comparación con Menken era muy habitual entre los críticos a la hora de evaluar la obra de Elfman, quien se llegó a sentir menospreciado por este hecho. Hay que hacer una puntualización sobre esta banda sonora y es que hay varias versiones disponibles y no todas tienen el mismo interés. La primera publicada salió a la venta poco después de la película (otro hecho indicativo del poco interés de Disney en esta obra ya que lo habitual es que las bandas sonoras estén a la venta para la fecha del estreno del film, cuando no lo están antes). Esa versión, aunque no contiene toda la música que suena en pantalla, es la más interesante. En 2006, Disney lanzó una edición de dos discos en la que el segundo carece de interés en nuestra opinión ya que incorpora una serie de versiones de algunas de las canciones de la obra a cargo de artistas como Marilyn Manson o Fiona Apple, realmente prescindibles. No contentos con esto, en 2008 volvieron a lanzar una versión revisada de la música que no deja de ser un auténtico desproposito en la que ni siquiera aparece la versión original de la película y buena parte de las canciones han sido regrabadas y sustituídas por interpretaciones de artistas de lo más dispar (desde, de nuevo, Marilyn Manson hasta Rodrigo y Gabriela, por poner dos ejemplos).

Mención aparte merece un espectacular box-set de 16 CDs más un DVD, más un pendrive con toda la música en mp3 y demás memorabilia, que apareció el año pasado con todas las colaboraciones entre Burton y Elfman por el módico precio de 500 dólares USA editado por Warner. En él sí que se encuentra toda la música de la película con multitud de “demos”, temas inéditos y demás extras que harán las delicias de los seguidores de la pareja que tengan el humor de invertir tal cantidad de dinero en el cofre. Los interesados en la caja podeis visitar la web en la que se vende aquí

Si alguien se anima, éste es el aspecto de la caja con la obra de Elfman para Burton

Extracto de la película disponible en Youtube con uno de nuestros temas favoritos: What's This?

lunes, 13 de febrero de 2012

Vangelis - Tegos Case (1998)



¿En qúe se parecen un cirujano y un seguidor de Vangelis?

Así enunciada, la frase podría ser el clásico comienzo de un chiste en el que nuestro interlocutor, probablemente, haría alguna alusión a los bisturíes y a las cuchillas del título de "Blade Runner", tras lo cual deberíamos soltar la graciosa frase final tras que la nos reiríamos comprobando la reacción de la otra persona. No es éste el caso ya que no tenemos ningún chiste oculto preparado.

La historia tiene su miga. Pongamonos en situación: es sabido que Vangelis hace mucho tiempo que vive al margen del negocio de la música (ojo, no decimos que vive al margen de la música). En una entrevista reciente a Al-Jazeera que se puede encontrar facilmente en youtube, concedida con motivo de un show celebrado en Doha, el músico dejaba claro que se encontraba completamente al margen del negocio y que no tenía ningún interés en publicar discos. Si surge algún proyecto interesante como el concierto Qatarí o el documental “Swiadectwo” sobre Juan Pablo II de 2008, por citar su última música nueva publicada, no tiene problema en componer algo para el evento o en aportar alguna de las piezas que tiene compuestas pero los tiempos de componer y grabar música específicamente para un disco parecen olvidados para el griego. Sin embargo, en la misma entrevista, Vangelis nos decía que compone música todos los días y que el público en general sólo conoce una parte ínfima de lo que ha escrito en toda su carrera. Es cierto que la lista de discos piratas con música nunca publicada del griego, procedente de bandas sonoras en su mayor parte, alcanza y quizá supera el número de lanzamientos oficiales del músico a lo largo de su carrera. Por ello, el hecho de que, de vez en cuando, aparezca alguna nueva grabación, no deja de ser una noticia más. Pero el tema que nos ocupa va más allá de ser una simple grabación. Continuamos con la historia y vamos desenredando la madeja.

Desde los años ochenta, Vangelis tiene una obsesión por trasladar, de la forma más rápida posible, la música que surge de su inspiración a un soporte grabado de algún tipo. Cabe recordar en este punto que el músico nunca recibió una educación musical formal y que desconoce los rudimentos del solfeo y de la notación musical lo que complica la tarea de conservar su música si no la graba de modo casi instantaneo. Para tratar de solventar ese escollo, Vangelis desarrolló un complejo sistema al que llamó “Direct” mediante el cual el griego puede registrar de modo casi automático cualquier música que se le vaya ocurriendo.
Parece ser que ese sistema de traducción directa de sus ideas a un soporte grabado, llamó la atención del cirujano griego Stergios Tegos quien le pidió a Vangelis una serie de piezas musicales para hacer más llevaderas las 12 horas de video que estaba preparando para publicarlas con fines educativos para los futuros neurocirujanos griegos. Vangelis accedió a la petición y le entregó la música solicitada al Doctor Tegos.

Durante mucho tiempo, la existencia de esta música era una especie de leyenda urbana en la comunidad de fans de Vangelis hasta que, recientemente, un aficionado anónimo contaba la siguiente increible historia en


Como si de una aventura de Indiana Jones se tratase, nuestro anónimo benefactor, conocedor de la existencia de esos videos comenzó su búsqueda. El primer nombre que pudo encontrar fue, precisamente, el del Doctor Tegos. Con esa mínima información, inició sus pesquisas con sus contactos en Grecia llegando a dar con el nombre completo del Doctor: Stergios Tegos. Cuenta esta fuente anónima que, siendo un gran fan de Vangelis desde muchos años atrás, llevaba mucho tiempo ahorrando dinero para asistir a un concierto del músico en la primera oportunidad que surgiera, ya que no pudo asistir al de Mythodea en 2001. En vista de que el deseado concierto no aparecía nunca en el horizonte, el pasado año 2011 decidió gastar el dinero ahorrado en un viaje, cómo no, a Grecia junto con su esposa.

Foto del interior del estuche con las cintas. Sacada junto con la de más arriba del foro EMPortal.info

Aprovechando la ocasión, nuestro hombre volvió a buscar información sobre los misteriosos videocasettes. Consiguió localizar la editorial que supuestamente los publicó pero por un lado, las cintas tenían un precio muy elevado y por otro no se hacía  mención a la participación de Vangelis en las mismas. Tampoco recibió respuesta a sus e-mails por parte del editor, aunque sí localizó una librería especializada en Atenas donde podrían tener la caja. Durante su estancia en la capital griega, encontró tiempo para acercarse al establecimiento, situado en una zona bastante alejada de las rutas turísticas. Ya en la librería, le dio un papelito con lo que buscaba a la depedienta. Ésta lo cogió, buscó en su ordenador y contestó: me temo que no lo tenemos… pero déjeme hacer una llamada… mientras hablaba con su interlocutor, garabateaba una dirección en una hoja de papel: ¡Era la dirección de otra librería en la que lo tenían! La dependienta le indicó que esa otra librería estaba bastante lejos de donde se encontraban en ese momento pero resultó estar practicamente al lado del hotel en el que se alojaba el matrimonio.

Una vez allí, y tras una tensa espera (el hombre declara que, pese a que toda la gente con la que trató en su visita a Grecia fue amable y de un trato exquisito, el dependiente de esta segunda librería fue todo lo contrario), por fín le entregaron la caja. Nervioso, procedió a examinarla y, al abrirla, se encontró con la siguiente inscripción:

"Every human being, animal, plant or mineral carries the imprint of the cycle of Creation.  Sound has always followed the sequences of change in this cycle, like a code carrying the function and dimension of the universe, being at the same time its generator.  Let us go deep into our memory (and remember), by doing this, we will be able to decode the code of the Creation of the universe and, therefore, our own.  What an extraordinary and divine key is music!" - Vangelis

Otra imagen de las cintas, de la misma procedencia.

Ignoramos si nuestro hombre gritó ¡Eureka! como, sin duda, merecería la ocasión pero por fín se encontraba delante de lo que tanto había buscado sintiendo que toda aquella búsqueda había merecido la pena. Por no cargar con la maleta con las cintas el resto de sus vacaciones, preguntó al “amable” dueño de la librería si habría alguna forma de que se la enviasen a los Estados Unidos, cosa que, como se temía, no fue posible así que la preciada carga videográfica acompañó al anónimo aventurero durante el resto de su odisea.
De regreso a los EE.UU. aprovechando las vacaciones navideñas, este aficionado dedicó su tiempo a extraer toda la música contenida en los videocasettes y recientemente decidió compartir su pequeño tesoro con todos los aficionados interesados. De este modo, más de nueve horas y media de música inédita de Vangelis aparecieron recientemente en la red a disposición de todo aquel melómano curioso. Nosotros tuvimos noticia de la existencia del material a través del blog tantas veces citado aquí “Otras Músicas, Otros Mundos” quien, a su vez, lo encontró en “The Growing Bin”, otra bitácora de referencia para melómanos.
Pero, ¿qué habia en los 35 archivos de música? Pues toda una muestra del Vangelis de finales de los noventa, con sonidos y melodías cercanos a los del disco “El Greco” de 1998 (no confundir con la banda sonora de la película del mismo título y autor aparecida en 2007) pero con referencias a otras obras del Vangelis más ambiental y atmosférico como determinados pasajes de “Blade Runner” o de discos algo más flojos como “Oceanic” (2006) o bandas sonoras nunca publicadas oficialmente como "Bitter Moon". Los aficionados que busquen el lado más popular del músico, con sus poderosas secuencias electrónicas y sus inolvidables estribillos no van a encontrar en la música compuesta para los videos del Doctor Tegos esa versión del compositor griego. Si, en cambio, se decantan más por la faceta más clasicista de la música de Vangelis, que es la que parece estar cultivando más en los últimos años, creemos que las composiciones contenidas en la “Tegos Case”, que es el nombre con el que parece que va a ser recordada esta monumental obra de cerca de diez horas de duración, proporcionarán a ese hipotético oyente muchos momentos de disfrute. El sonido extraído de los viejos VHS (en sterero) es realmente muy bueno y es que el soporte original parecía encontrarse en perfecto estado.

Intuímos que no será difícil encontrar enlaces en los que descargar las piezas. Si no sois de estómago delicado, hay en youtube algunas muestras de las cintas con las correspondientes interveciones quirúrgicas a las que acompañan. Esperemos que este curioso acontecimiento no sea sino el preludio de un mayor protagonismo de Vangelis, un músico voluntariamente apartado de los focos en los últimos años. A la anunciada edición de un DVD (y probablemente también un CD) con el concierto de Doha, una obra en la linea de su “Mythodea” con varios intérpretes clásicos de primera fila como Angela Gheorgiu o Roberto Alagna, se suma el reciente estreno de una de sus pocas obras en formato clásico como es su “Elegy for Cello and Strings” de la que también hay videos disponibles en la red.

Esperaremos noticias del maestro griego de quien, en cualquier caso, seguiremos hablando por aquí regularmente.

viernes, 10 de febrero de 2012

Depeche Mode - 101 (1989)



"101" era el número de la habitación en la que se encontraba "lo peor del mundo" en la novela "1984" de George Orwell. En ella, los prisioneros se enfrentaban a aquello que más temían como forma de tortura. "101" era el número también del último concierto de la gira "Tour of the Masses" de Depeche Mode en el Rose Bowl de Pasadena, California, recinto con capacidad para cerca de 70.000 espectadores que no se utilizaba para grandes conciertos desde los años 70. No sabemos si esta especie de pánico escénico ante un concierto que muchos auguraban que se celebraría con un estadio medio vacío tuvo algo que ver con la temida habitación "101" del clásico literarario, aunque no parece tener relación alguna.

A finales de la década de los ochenta, el estado de las cosas en el mundo del pop era más bien confuso. Los géneros que habían dominado la música popular en los años más recientes, lease tecno pop, heavy metal, disco, funk, etc. no parecían dar más de sí, especialmente para las grandes bandas. Con la perspectiva del tiempo, parece claro que, con algunas excepciones, aquella fue una década de solistas. No hay más que echar un vistazo a las listas de ventas para encontrar nombres como los de Madonna, Michael Jackson, Whitney Houston, Cincy Lauper, Lionel Richie, George Michael, Bruce Springsteen o Prince. No parece que fuera una gran época para las bandas con contadas excepciones como Dire Straits, algunos representantes del último coletazo del rock duro (Guns’n’Roses, Metallica…) y, por supuesto, U2.

En ese contexto, Depeche Mode, una banda de éxito hasta el momento pero que no parecía haber llegado a esos niveles, había publicado su último trabajo con un título que pretendía ser irónico y terminó por ser premonitorio: “Music for the Masses”. El disco, efectivamente, fue un gran éxito y llegó a donde nunca antes lo había hecho un disco de la banda convirtiendose en un anténtico hit en los Estados Unidos con lo que la proyección de Depeche Mode alcanzaba dimensiones planetarias.

Como consecuencia de lo narrado, la gira “Tour of the Masses” que, curiosamente, comenzó en Madrid, sumó hasta 37 fechas en territorio estadounidense. El concierto que cerró el tour, el que hacía el número 101, fue grabado y publicado posteriormente en video y como doble LP quedando como testimonio para la historia de lo mejor que Depeche Mode dejaron en directo a lo largo de su carrera y como un perfecto resúmen de sus discos anteriores. En un momento en que las bandas capaces de llenar estadios se contaban con los dedos de una mano, y sobraba alguno, los Gore, Wilder, Gahan y Fletcher se conviertieron en el único grupo electrónico que alcazó esa categoría, hasta el punto en que comenzaba a afirmarse que Depeche Mode había pasado de ser un grupo más de tecno-pop a ser considerados una banda de rock que usaba sintetizadores.



El grueso del repertorio de la gira pertenecía a los últimos tres discos de la banda, quedandose con apenas un puñado de canciones de los primeros, la tremendamente simple pero exitosa “Just Can’t Get Enough” escrita por Vince Clark para el disco de debut de la formación, “Speak and Spell” (1981), “Everything Counts” y “Pipeline” (ésta sólo en algunos conciertos) de “Construction Time Again” (1983). El segundo LP de la banda, “A Broken Frame” (1982) quedó sin representación alguna en la gira. En algunos conciertos, la banda incluyó un cover de la canción “Never Turn Your Back on Mother Earth” de The Sparks.

El doble LP que surgió de la gira y que convirtió a Depeche Mode en “La mayor banda enectrónica que el mundo ha conocido” según la revista “Q” se grabó, como ya indicamos anteriormente, en el Rose Bowl Stadium de Pasadena, California en el que fue el último concierto de la gira, el número 101, que fue el título con el que el disco pasó a la posteridad. La lista de temas que integraron la grabación fue la siguiente (entre paréntesis, el disco o single al que pertenece cada uno de ellos:

-         Pimpf................................... (Music for the Masses)
-         Behind the Wheel................. (Music for the Masses)
-         Strangelove.......................... (Music for the Masses)
-         Sacred................................. (Music for the Masses)
-         Something to Do................... (Some Great Reward)
-         Blasphemous Rumours.......... (Some Great Reward)
-         Stripped............................... (Black Celebration)
-         Somebody............................ (Some Great Reward)
-         Things You Said................... (Music for the Masses)
-         Black Celebration................. (Black Celebration)
-         Shake the Disease................ (Shake the Disease, single)
-         Nothing................................ (Music for the Masses)
-         Pleasure Little Treasure......... (Never Let Me Down Again, single)
-         People Are People................ (Some Great Reward)
-         A Question of Time............... (Black Celebration)
-         Never Let Me Down Again... (Music for the Masses)
-         A Question of Lust................ (Black Celebration)
-         Master and Servant............... (Some Great Reward)
-         Just Can’t Get Enough........... (Speak and Spell)
-         Everything Counts................. (Construction Time Again)

Hay un dato curioso y es que la idea inicial del concierto de Pasadena era la de grabar un documental acerca del día a día de una banda de rock durante una gira alejandose del típico video de concierto al uso. El lanzamiento del disco era algo secundario pero, como tantas veces ocurre, los fans reaccionaron de forma más entusiasta ante éste que ante la película, a pesar de la excelente factura de la misma y sin que esto signifique que el film tuviese una mala acogida, ni mucho menos.

Centrandonos en el disco, su mayor valor es la extraordinaria calidad de las versiones en él recogidas. Todas las canciones del trabajo sin excepción suenan mucho mejor que las originales grabadas en estudio, lo que se hace especialmente notorio en los temas procedentes de los primeros trabajos de la banda cuyo sonido original adolecía de fuerza de modo que las canciones se limitaban a un bonito ejercicio de tecno-pop falto de “punch”. El cambio que experimentan estas canciones en “101” las rescata en cierto modo del cajón de sastre en que se convirtió el pop electrónico de principios de los ochenta, del que poco material sustancioso quedó para la posteridad. El valor doble de "101" permite considerarlo como una magnífica versión del grupo en directo, con las mejores versiones de sus temas y, por otro lado, tomarlo como una excelente recopilación de la trayectoria de la banda en sus primeros discos siendo tan válido para los aficionados al grupo como para aquellos que aún no conocen a Depeche Mode y buscan una buena introducción a la banda.



La formación de Depeche Mode para la grabación la integraban, Dave Gahan (voz), Martin Gore (sintetizadores, voces, percusiones, guitarra), Alan Wilder (sintetizadores, guitarra, voces) y Andy Fletcher (sintetizadores, percusión, voces).




Podeis acceder a varios clips de video del concierto en el siguiente enlace a la página oficial de la banda:

depechemode.com

Para haceros con el doble CD, os dejamos un par de sitios:

amazon.es

fnac.es

lunes, 6 de febrero de 2012

Blackfield - Blackfield II (2007)



Cerramos hoy el repaso que hemos hecho desde hace unos meses a la discografía de Blackfield con el disco titulado, simplemente, “Blackfield II” aparecido en 2007. Tras el lanzamiento del primer disco de la banda en 2004, tanto Geffen como Wilson, principales motores del grupo, se centraron en sus proyectos personales hasta que a principios de 2006, Steven encontró tiempo para desplazarse Israel y trabajar con Geffen en lo que sería el segundo lanzamiento de la banda y, a nuestro juicio, el mejor de los que han grabado hasta hoy. Como ya hemos indicado en alguna ocasión anterior hablando del grupo, Blackfield es otro de los muchos proyectos de Steven Wilson al margen de Porcupine Tree aunque sería injusto quedarnos con esa idea ya que el peso de la mayor parte de las composiciones de la formación lo lleva el otro componente principal de la banda, Aviv Geffen. Sin más dilación, entramos en los comentarios de todas las canciones del disco.

“Once” (Wilson) – Abre el disco una enérgica introducción de batería, sóla al principio y acompañada del bajo poco después en lo que arranca como una canción pop sin demasiadas pretensiones en la que se nos cuenta la típica historia de amor fugaz que tantas veces hemos oído antes. Sin embargo, hay un giro algo más duro con un guitarreo muy “noventero” si se nos permite la expresión, antes de llegar al estribillo. Con todo, la canción no termina de tener nada de especial salvo su perfecta factura marca de la casa aunque y no llega a cubrir las expectativas que una canción de Steven Wilson suele despertar. Tiene momentos que no dejan de recordar a bandas como Radiohead.

“1000 People” – Nueva versión con letra en inglés adaptada por Wilson de una canción incluída en el disco de 2006 “With the Time” de Aviv Geffen. En ella nos habla de la soledad y la incomprensión que muchas veces sufre una persona, sólo a causa de su timidez a pesar (o precisamente por eso) de su popularidad. En lo musical, ya sabemos cómo se las gasta el compositor hebreo y esta canción es un ejemplo más. Un precioso tempo medio introducido por una cadencia de piano y con una fuerte presencia de teclados que junto a las cuerdas de la orquesta le dan una gran consistencia a la canción. Sin duda, Geffen es un talento a seguir, aunque suene raro hablar en estos términos de un atrista que lleva más de una decena de discos publicados. El tema cuenta con la participación de varios músicos invitados de la órbita de Geffen: Ofer Meiri (teclados), Harel Ben-Ami (guitarras) e Itamar Leshem (french horn).

“Miss U” – Casi sin solución de continuidad nos encontramos metidos en la siguiente canción en la que afrontamos un tema recurrente en los textos de Geffen (también en los de Wilson, por otra parte) como es el de la separación. En este caso, el protagonista cuenta su desolación al conocer que su antigua pareja tiene otra relación y lo que le cuesta asumir la nueva situación. Musicalmente la canción parece continuación de la anterior por cuanto que se repiten los mismos esquemas casi punto por punto.

“Christenings” – La siguiente canción es obra de Steven Wilson y fue escrita para el disco “Deadwing” de Porcupine Tree en 2005 siendo finalmente descartada del mismo. Aunque Wilson es una estrella, son varias las canciones que ha escrito sobre el tema en las que la visión que da de la fama es poco halagüeña. En “Christenings” nos habla de una de esas estrellas en decadencia a la que se encuentra en no muy buen estado visitando una tienda de discos. La habilidad de Wilson con las letras nos pone en situación con un simple párrafo con el que abre la canción “I met you in a record store, you had slept in the clothes you wore but I knew I’d seen you somewhere before”. La introducción de la canción tiene un aire que nos recuerda poderosamente a clásicos del género progresivo y nos viene a la cabeza “I Talk to the Wind” de King Crimson. A pesar de todo, el aire pop de la canción lo aleja del género y explica que el tema fuera reservado por Wilson para otro proyecto distinto del de Porcupine Tree que en aquella época estaba moviendose en unos registros más cercanos al metal progresivo. Con todo, la canción nos sirve para comprobar cómo su autor se mueve con toda naturalidad en géneros más ligeros. Como leímos en una ocasión, aunque no recordamos quién lo escribió, puede ser más difícil hacer una buena canción pop que una progresiva. En todo caso, éste es un ejemplo del primero de los casos. Al ser un tema procedente de las sesiones de “Deadwing”, aparecen como intérpretes los componentes de Porcupine Tree Richard Barbieri (piano eléctrico y stylophone) y Gavin Harrison (batería).

“This Killer” – Una nueva canción introspectiva de Geffen sobre esa personalidad oculta que todos tenemos y que aparece en determinados momentos en que perdemos el control. El tema tiene un aire mucho más oscuro que los anteriores escritos por Geffen. El piano no aparece hasta bien entrado el tema y su papel es secundario. Su papel como instrumento introductorio habitual en las composiciones de Aviv lo ocupa la guitarra acústica.

“Epidemic” – Nueva versión con letra en inglés adaptada por Wilson de una canción incluída en el disco de 2006 “With the Time” de Geffen. Se repite el tema del amor no correspondido, la ruptura y la imposible reconciliación. Un tema muy manido pero ¡Hey! Esto es pop. Muy bien hecho pero pop al fin y al cabo y todo género tiene unos códigos que hay que respetar aunque te llames Steven Wilson. Daniela Pick aporta segundas voces en el que es uno de los mejores temas del disco, dominado una vez más por una suave cadencia de piano a la que se suman algunos efectos electrónicos, no del todo habituales en Blackfield. Con todo, quizá sea el corte más cercano al rock progresivo de todo el album. Con la promoción adecuada, temas como este habrían podido alcanzar puestos muy altos en las listas de éxitos pero, ¿a quién le importa? Podeis escuchar una versión de la canción interpretada en una entrevista radiofónica cortesía de la propia banda y disponible a través de soundcloud.



“My Gift of Silence” – Continuando en la linea del disco, otro tema hablando de rupturas, de reconciliaciones imposible deseadas sólo por una de las partes, ajena a la realidad y de falsas esperanzas. Steven Wilson se nos muestra en su mejor versión en una canción con aromas de himno en muchos momentos. El piano eléctrico corre por cuenta de Eran Mitelman como artista invitado.

“Someday” – Un punto en común entre Geffen y Wilson es la obsesión de ambos con la infancia y, a tenor, de sus letras, en los dos casos debió de ser una etapa complicada. El protagonista de la canción es el típico “patito feo”, marginado por sus compañeros (“while the children played with joy, you’re the one they would avoid”) hasta que, de un modo u otro, alcanza el éxito y se encuentra a aquellos que le despreciaron tratando de ganarse sus favores un tiempo después (“They’ll buy you drinks and tell you lies, paper umbrella with some ice”). Tras un comienzo con algo de aroma a los Beatles de “Because”, por poner un ejemplo, la canción combina pasajes tranquilos con interludios más rítmicos marcados por una batería casi metronómica enriquecidos en todo momento por las cuerdas que en todo el album interpreta la Downtown Session Orchestra. Otro de nuestros temas favoritos del disco, sin duda.

“Where is My Love?” – Esta canción escrita por Geffen data de unos años antes del lanzamiento del disco y ya había aparecido como demo en la edición limitada del primer disco de Blackfield. No se trata de la canción más destacada del disco y en ciertos momentos tiene un aire a brit-pop que no le hace ningún bien. Un pecadillo venial que nos resulta fácil perdonar cuando escuchamos la canción que cerrará el disco.

“End of the World” – Y para ello, al dúo se reserva una sensacional versión de un tema escrito por Geffen quien ya lo había grabado años atrás junto con el cantautor israelí de orígen turco, Berry Sakharof. A nuestro juicio, la mejor canción del disco y la más impresionante, tanto en lo musical como en sus textos de corte apocalíptico en los que se nos dice que todo es una gran mentira y que no hay esperanza. Todas las palabras que podamos gastar para describir la canción servirían de poco ante la imbatible calidad de la composición. Con un poco de Pink Floyd por aquí y un aire de clásico himno rock por allí, Blackfield culminan un disco imprescindible de la mejor forma posible. Podeis escuchar el tema en su integridad procedente de la cuenta de la banda en soundcloud




Blackfield son: Aviv Geffen (teclados, guitarras, voces), Steven Wilson (guitarras, teclados, voces), Daniel Salomon (piano), Seffy Efrat (bajo) y Tomer Z (batería, percusión.

Os dejamos un enlace a la página del disco en la web oficial del grupo en la que podeis disfrutar de varios fragmentos del mismo o adquirirlo si lo creeis oportuno:

miércoles, 1 de febrero de 2012

Porcupine Tree - Signify (1996)



Tras la publicación del anterior disco “The Sky Moves Sideways”, ya comentado aquí, Steven Wilson y el resto de los miembros de Porcupine Tree afrontaron el hecho de que habían dejado definitivamente de ser el proyecto personal de su lider y se habían convertido en una verdadera banda. La gira de cerca de año y medio que siguió al citado disco creó una serie de complicidades y vínculos entre los músicos que cambió radicalmente el enfoque del grupo. Este hecho se refleja claramente en su nuevo trabajo “Signify” en el que todos los integrantes de la banda aparecen en un momento u otro acreditados como autores de alguno de los temas aunque el peso de la banda sigue descansando sobre los hombros de Steven Wilson.

Hasta este momento, Porcupine Tree habían sido una entidad que había conseguido actualizar sonidos que parecían cosa del pasado como la psicodelia setentera o el propio rock progresivo combinando elementos que, en cierta forma, les hacían deudores de muchos de los clásicos de aquellos géneros. “Signify” es un paso más allá con el que la banda se consolida como una referencia única y original. Por supuesto, siguen presentes las señas de identidad de trabajos anteriores pero esa sutil barrera que separa a las bandas simplemente buenas de los grupos realmente especiales estaba siendo atravesada por Wilson y compañía con la mayor naturalidad. De los doce temas que componen el disco, siete son instrumentales y sólo cinco tienen letras, todas ellas dominadas por las obsesiones de Wilson, la infancia y la adolescencia o la soledad.

Como ocurre con otros trabajos de la banda, las sesiones de grabación de “Signify” dieron tanto de sí que al margen del propio LP, en los meses siguientes aparecieron EP’s como el titulado “Insignificance” o discos completos como “Metanoia” con material descartado o tomas alternativas procedentes de las fructíferas jornadas en los No Man’s Land Studios.



Formación de Porcupine Tree para "Signify"
“Bornlivedie” – Como había ocurrido en anteriores discos, el comienzo de “Signify lo marca una voz en off que actúa como presentador. El primer corte, escrito por Wilson y Barbieri es un breve instrumental “ambient” que sirve para prepararnos para lo que viene a continuación.

“Signify” – Wilson escribe el tema que da título al disco y que partió como una versión del clásico de la banda alemana “Neu!” titulado “Hallogallo” aunque terminó por ser una canción con vida propia. Basada en un potente riff de guitarra con aires “metal”, la pieza combina perfectamente los elementos clásicos del rock progresivo, el krautrock y el heavy. Lo obstinado del ritmo durante toda la composición nos recuerda a otros trabajos de Wilson bajo el nombre de I.E.M.

“The Sleep of No Dreaming” – Tras la descarga de adrenalina del tema anterior tenemos un suave comienzo de órgano que nos lleva a una soberbia balada llena de energía en la que Wilson nos habla de la transición entre la infancia y la adolescencia con ese punto de pesimismo que adorna habitualmente las letras de Wilson. “So I threw out my plans, ran on to the wheel, and emptied my head of all childish ideals”.

“Pagan” – Nuevo interludio instrumental casi exclusivamente electrónico que encajaría a la perfección en Bass Communion, otro de los proyectos de Wilson al margen de Porcupine Tree del que aún no hemos hablado en el blog.

“Waiting (phase one)” – Llegamos así a uno de los puntos fuertes del disco, dividido en dos fases. La fuerza de Porcupine Tree se muestra en canciones como esta en la que tenemos una preciosa base de teclados, efectivas melodías de guitarra y unas magníficas armonías vocales a cargo de Wilson y el batería Chris Maitland. “Waiting” es una de las mejores canciones de la banda en esta época y sigue presente de vez en cuando en su repertorio en directo.



“Waiting (phase two)” – La segunda fase de Waiting es un instrumental algo mas largo en el que, a partir de la misma linea de bajo de la primera parte la banda va componiendo una pieza distinta, cercana tal vez a experimentos anteriores como los del disco “Voyage 34” con atmósferas y ambientes realmente únicos. Una especie de jam session espacial realmente original que sirve para llevarnos hasta la siguiente canción.

“Sever” – Con una de las letras más enrevesadas del disco, la canción empieza con un sonido más duro que las anteriores y un aire general ciertamente inquietante aunque, como siempre, Wilson se reserva un momento de gran belleza al llegar al estribillo con los perfectos juegos vocales que desarrolla acompañado de Maitland.

“Idiot Prayer” – Nuevo tema instrumental firmado en esta ocasión por Wilson junto con Colin Edwin. Aunque basado en samples y percusiones electrónicas en sus primeros minutos, la presencia de sonidos de flautas nos remite a algunos de los mejores momentos de la etapa más gloriosa de Tangerine Dream. Poco después de la introducción entra una poderosa linea de bajo y una insistente percusión que cambian radicalmente el devenir de la pieza que cobra tintes cercanos a la música de baile durante buena parte del segmento final para volver a las atmósferas relajadas con las que parece ir desvaneciendose justo antes de un nuevo “crescendo” que nos lleva, ahora sí, hasta la conclusión. Durante el tema se escuchan samples de “Battle for the Mind”, disco publicado en los sesenta con propaganda de corte religioso contra el uso de drogas.

“Every Home is Wired” – No recordamos que internet estuviera tan extendido y tuviera tanta presencia popular en 1996 que es cuando se escribió la canción en la que Wilson nos habla de este fenómeno en una balada de sabor añejo con guitarras acústicas combinadas con efectos y distorsiones electrónicos que rodean a toda la canción de un ambiente onírico en el que las armonías vocales de otro tiempo suenan deliciosamente. Comentaba Wilson en la época que había estado escuchando con asiduidad a grupos como los Beach Boys, Crosby Still & Nash o a gente como Todd Rundgren buscando ese precioso sonido vocal que sólo grandes bandas como las citadas alcanzaban. Esto se nota en canciones como la presente por lo cuidado que está ese aspecto.



“Intermediate Jesus” – La única pieza del disco firmada por todos los componentes del grupo tiene todo el aire de una jam session con todo lo que esto impica cuando hablamos de músicos de este nivel que vienen, además, de una gira de cerca de año y medio tocando juntos. Los amantes de este tipo de piezas encontrarán muchas más en el disco “Metanoia” que la banda publicó un tiempo después con material procedente de las mismas sesiones de grabación. A lo largo de toda la pieza podemos oir fragmentos de soflamas religiosas a cargo de un predicador, algo que ocurre en otros momentos del disco.

“Light Mass Prayers” – El hecho de que el único tema del disco en cuya composición no participa Wilson lo firme el batería Chris Maitland y que éste sea, a su vez, el único sin ningún tipo de percusión nos habla bien a las claras de la versatilidad de la banda y sus componentes. Musicalmente, el tema es otra de las transiciones instrumentales de corte abiertamente ambiental a las que nos tiene acostumbrado el grupo que sirve para presentarnos el cierre del album.

“Dark Matter” – El trabajo se cierra con otra oscura canción de Wilson en la que reflexiona sobre el mundo del show bussiness, el estrellato, las grandes giras y todo lo que conllevan “This has become a full time career, to die young would take only 21 years, gun down a school or blow up a car, the media circus will make you a star” junto con lo efímero que puede ser el éxito “most things decay in a matter of days, the product is sold, the memory fades”. Y para contar esto, Wilson construye una exquisita balada con momentos de rock cercanos al metal y con un final luminoso y esperanzador de esos que tan bien se le dan y con los que nos suele golpear incluso tras la más oscura de las canciones como bien hemos visto en otros momentos.

Tras el final, una voz en off nos deja con una inquietante despedida en la que nos dice que acabamos de asistir a una fuerte sesión de electroshock y ahora estamos más relajados de lo que hemos estado en muchas semanas. Todos nuestros traumas infantiles se han desvanecido como por arte de magia… ¡junto con la mayor parte de nuestra personalidad! Con este final, digno de los viejos comics de terror de EC, se cierra el disco.

“Signify” alcanzó un éxito sorprendente en muchos países europeos, particularmente en Italia. en donde se convirtieron en un grupo de culto de jovenes y adolescentes lo que hizo que poco después de su lanzamiento, la banda visitase ese país en el que grabaría un espectacular disco en directo. En cierto modo, se trata del disco que dio el empujón definitivo a la carrera del grupo que a partir de este momento se convirtió en una referencia del progresivo actual.

Las ediciones actuales del disco incluyen un CD extra con el EP “Insignificance” en el que se recogen descartes y versiones alternativas del disco, Podeis adquirlo en los siguientes enlaces:

fnac.es

amazon.com


Os dejamos con una reciente versión en directo de "The Sleep of No Dreaming":