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domingo, 31 de octubre de 2021

Yann Tiersen - Les Retrouvailles (2005)



Tiene que ser muy raro volver al trabajo tras el éxito. Más aún cuando el éxito es totalmente inesperado como lo fue en el caso de Yann Tiersen. Recordemos que el músico francés había grabado un puñado de trabajos muy interesantes pero siempre con un perfil bajo y sin alcanzar una gran repercusión más allá de ciertos círculos. Formaba parte de una generación de artistas galos de gran talento entre los que podemos contar a Rene Aubry o Jean Philippe Goude pero la calidad de su obra no había trascendido aún al público en general. Por eso hablamos de sorpresa cuando Tiersen se convirtió en estrella de la noche a la mañana de la mano del director de cine Jean Pierre Jeunet y su película “Amelie”. Y no es que de repente, y en un arrebato de inspiración, Tiersen hubiera alumbrado una obra maestra muy superior a las anteriores, no. De hecho, el músico apenas escribió unas pocas piezas nuevas porque la banda sonora de “Amelie” era básicamente un recopilatorio de sus trabajos previos.


Esto podía haber empujado al bueno de Yann a centrarse en las bandas sonoras y esa impresión tuvimos muchos cuando tras “Amelie”, Tiersen volvió al cine con la música de “Goodbye Lenin!”, película muy bien recibida en su día y cuya banda sonora estuvo a la altura del film. Sin embargo no fue así y enseguida cambió de formato para publicar un disco con la cantante norteamericana Shannon Wright antes de centrarse en su siguiente proyecto que retomaba la línea de “L'Absente”, el disco anterior al éxito de “Amelie” y quizá su trabajo más sólido hasta entonces. Volvía Tiersen así a la mezcla entre piezas instrumentales y canciones y a la colaboración con algunos de los cantantes más interesantes del momento. Así nace “Les Retrouvailles”, el disco que el bretón nos ofreció en 2005.


Entre los colaboradores están viejos conocidos como Dominique A, artistas menos populares como Dominique Miossec o Stuart Staples de los Tindersticks y figuras como Jane Birkin o la vocalista de Cocteau Twins, Elizabeth Fraser. Tiersen por su parte toca prácticamente todo, desde el violín al piano pasando por percusiones, batería, guitarras, bajos... lo de siempre en sus discos. Intervienen también los miembros de la Orquesta Nacional de París en diferentes combinaciones y Christine Ott a las ondas Martenot. El disco se publicó acompañado de un DVD con un pequeño cortometraje en el que se ilustraba el proceso de creación del mismo y que tiene también mucho interés ya que incluye varias piezas en directo, algunas no pertenecientes al disco, e incluso un videoclip de un tema inédito.


"La Traversée", la película que acompaña al CD en el lanzamiento.



Abre el trabajo “Western”, pieza en la que Tiersen es el único intérprete tocando bajo, guitarras, teclados, violín, piano de juguete y carillón. Es una alegre pieza con un punto nostálgico y un cierto aire rock que la aleja un poco de los primeros trabajos del músico sin salirse de su estilo habitual. Continúa con “Kala” y Elizabeth Fraser a la voz con la primera participación de la orquesta. Una bonita introducción de vibráfono y guitarras para una canción pausada, sin texto y con una preciosa sección final de cuerdas. “Loin des Villes” vuelve a mostrarnos a Tiersen en solitario interpretando una pieza que comienza como una cajita de música pero que se va acelerando en un arrebato de alegría casi infantil.




Con “La Veillée” volvemos a ese acordeón tan parisino que reinaba en la música de Tiersen de sus primeros trabajos y que encajaba tan bien con las imágenes de Montparnase en “Amelie”. Uno de esos valses que Tiersen borda casi sin esfuerzo y que aquí aparece dividido en dos partes, la segunda de ellas, una coda solo con las cuerdas. En “Plus D'Hiver” escuchamos a Jane Birkin declamando más que cantando sobre el piano de Tiersen en una canción que retoma el espíritu de “L'Absente”. El siguiente corte es más difuso, más ambiental que melódico. En “A Ceux Qui Sont Malades Par Mer Calme” escuchamos al músico bretón interpretando todos los instrumentos para una especie de transición con un sonido más sucio de lo habitual hasta entonces en su obra y que anticipa lo que vendrá en años posteriores. Esto nos lleva a la colaboración de Stuart Staples en la canción más rockera de todo el trabajo: “A Secret Place” y una de nuestras favoritas del mismo. “Le Matin” es el primer tema de piano solo de todo el disco, una miniatura en el inconfundible estilo de Yann.




 “Les Enfants” es otra pieza breve, muy repetitiva, en la que escuchamos una máquina de escribir como principal elemento rítmico y una curiosa coda infantil de flauta dulce. Dominique A y Miossec cantan en “Le Jour de L'Ouverture”, otra pieza lenta de tono folk/rock llena de encanto. Con “La Boulange” escuchamos a Christine Ott y sus Ondas Martenot, elemento casi imprescindible en todos los discos de Tiersen hasta entonces. Es una pieza muy poderosa vigorizada por las guitarras eléctricas y la batería de su segunda mitad. “La Plague” es un breve tema de piano que desemboca en la segunda intervención de Elizabeth Fraser: “Mary”. Es ésta una balada preciosa que posiblemente sea la canción más redonda de todo el trabajo aunque su melodía recuerde en algún momento al “And I Love Her” de los Beatles.




 No podía faltar el habitual solo de violín del artista francés que llega bajo el título de “7:PM” y nos lleva hasta “Les Retrouvailles” que, pese a ser el tema que da título al disco, es el de menor duración del mismo. Cerrando el trabajo encontramos “La Jetée”, con Tiersen tocando varios clavecines, otro de los instrumentos imprescindibles en sus discos.


Como decíamos al inicio, “Les Retrouvailles” retomaba la senda de “Le Phare” o “L'Absente” tras un interludio centrado en las bandas sonoras pero si hemos de ser más precisos, lo que hacía era cerrar esa etapa para entrar en otra con unas sonoridades más oscuras y experimentales cuyos trabajos ya hemos comentado antes en el blog. Hace pocas semanas que Tiersen ha publicado nuevo disco por lo que es probable que no tardemos en dedicarle una nueva entrada. Mientras tanto os dejamos con imágenes de la película que acompaña a "Les Retrouvailles" con la canción inédita que no aparece en el trabajo.





jueves, 10 de septiembre de 2015

This Mortal Coil - It'll End in Tears (1984)



Corría el año 1980 cuando un empleado del sello Beggars Banquet, Ivo Watts-Russell fundó una pequeña filial del mismo bajo el nombre de Axis Records, pronto reconvertido a 4AD. Lo hizo con la idea de acoger a artistas algo más arriesgados de lo habitual a fin de poder probarlos y de obtener una reacción por parte del público. Si el experimento salía bien, el nuevo artista pasaría a formar parte del catálogo de la casa matriz.

Como idea parecía muy interesante aunque a la hora de la verdad, sólo un grupo siguió ese camino. Pronto Ivo se dio cuenta del potencial de su nuevo sello y comenzó a edificar la que sería una de las aventuras discográficas más interesantes de principios de los ochenta, primero de la mano de Cocteau Twins y algo después con Dead Can Dance como abanderados. En poco tiempo, 4AD se convirtió en un sello de referencia con una imagen y un sonido muy reconocibles que conformaron toda una linea estética común a la mayoría de sus lanzamientos que pronto reunió a su alrededor un buen número de fieles aficionados.

Ivo tenía inquietudes musicales pero nunca llegó a dar el paso y grabar sus propias obras. Se limitaba a labores de producción en algunos de los trabajos de su sello (él prefiere llamarlas “dirección musical”) pero no dejó pasar la oportunidad de crear uno de los proyectos más afortunados de los que que aparecieron en 4AD. En 1983 se le ocurrió juntar a varios de los artistas más destacados del sello para grabar un disco conjunto bajo el nombre de “This Mortal Coil” (procedente del más célebre monólogo de “Hamlet” aunque otras fuentes afirman que, en realidad, procede del “sketch” del loro muerto de los Monty Phyton). Con la esa denominación aparecerían hasta tres trabajos de gran calidad con algunos denominadores comunes: las canciones serían escogidas por el propio Ivo Watts-Russell e interpretadas por diferentes combinaciones de artistas pertencientes a 4AD. Muchas de ellas serían versiones de clásicos de la música folk o de la psicodelia y otras de los propios grupos del sello incluyendo alguna pieza del propio Ivo.

La primera muestra de la música de This Mortal Coil aparecería en 1984 con el título de “It'll End in Tears”. Participan en el disco: Elizabeth Fraser (voz), Robin Guthrie (guitarra) y Simon Raymonde (guitarra, bajo y sintetizadores), todos ellos de los Cocteau Twins. También Lisa Gerrard (voz) y Brendan Perry (batería), de Dead Can Dance, John Fryer (mano derecha de Ivo y co-propietario del sello), Gordon Sharp (vocalista que había colaborado con los Cocteau Twins), Martyn Young (teclados, bajo y guitarra) junto con su hermano Steven (piano), miembros ambos de Colourbox, Mark Cox, teclista de The Wolfgang Press, Manuela Rickers, de Xmal Deutchland, el violonchelista Martin McCarrick, colaborador habitual del sello y miembro años más tarde de Siouxie and the Banshees, la violinista Gini Ball, de trayectoria similar a la de McCarrick, Howard Devoto, vocalista de los Buzzcocks y Robbie Grey de Modern English. Todos ellos de la mano de Ivo Watts-Russell que toca los teclados y ejerce de productor del disco.

Imagen de Ivo Watts-Russell


“Kangaroo” - La primera pieza del disco es una composición de Alex Chilton, cantante de Big Star, grupo norteamericano de cierto éxito a principios de los años setenta aunque son más recordados hoy como banda de culto que como grupo de masas. La interpretación corre a cargo de Gordon Sharp acompañado por Simon Raymonde aunque la presencia del violonchelo de Martin McCarrick es muy notable. La versión es elegante, con una importante parte del peso a cargo de la voz de un Sharp muy inspirado.

“Song to the Siren” - La gran joya del disco es, sin duda alguna, la versión de este clásico de Larry Beckett y Tim Buckley a cargo de Elizabeth Fraser y Robin Guthrie. La vocalista interpreta con absoluta maestría una canción extraordinaria que ha conocido muchas versiones sin que ninguna haya conseguido acercarse a ésta, llena de sensibilidad y elegancia, con unos arreglos sobrios que realzan, si es que hacía alguna falta, la personalísima voz de Elizabeth. Poco más se puede añadir. Sólo disfrutar una y otra vez de un momento mágico como este.



“Holocaust” - La segunda canción de Alex Chilton que aparece en el trabajo es interpretada por Howard Devoto con el acompañamiento de un piano y algunos sutiles arreglos electrónicos y de cuerda. El sello característico de muchas de las mejores producciones del sello está muy presente aquí a lo largo de toda la pieza lo que da una extraña sensación de unidad a todo el disco pese a sus particulares características, poco favorables a priori para que suceda esto.

“Fyt” - Ivo Watts-Russell y John Fryer aportan esta pieza instrumental de corte ambiental al trabajo. Comienza con una serie de sonidos y efectos electrónicos que pronto son acompañados por un ritmo industrial que da cierta coherencia a la composición. A la peculiar cadencia se unen algunas cuerdas electrónicas para terminar de conformar una pieza bastante interesante.

“Fond Affections” - Una de las primeras bandas en publicar con 4AD fueron los Rema-Rema, banda en la que tocaba Mark Cox antes de incorporarse a The Wolfgang Press. Gordon Sharp lidera aquí la versión de una de las canciones del grupo. A grandes rasgos continúa con la linea estética del resto del trabajo: arreglos elegantes, principalmente electrónicos, a cargo de Ivo, una gran melancolía y mucha sobriedad.

“The Last Ray” - Una de las pocas piezas que rompe un poco con esa idea es este tema original de Ivo Watts-Russell y la parte instrumental de Cocteau Twins, es decir, el dúo Guthrie/Raymonde. El tema se acerca más al pop-rock desde una óptica próxima a los primeros Dead Can Dance o a los Durruti Column de Vini Reilly.

“Another Day” - La fantástica voz de Elizabeth Fraser vuelve a sonar para dar vida a una gran canción de Roy Harper. Unos años antes, Kate Bush realizó su propia versión de la pieza y su influencia en la aproximación a la misma de Elizabeth es notable hasta el punto de que cualquier oyente no informado de la identidad de la intérprete en el disco podría fácilmente optar por la propia Kate a la hora de aventurar un nombre.

“Waves Become Wings” - Dead Can Dance eran unos recien llegados al sello 4AD en el que habían publicado su disco de debut apenas ocho meses antes de la aparición de “It'll End in Tears. Curiosamente, la pieza escrita e interpretada por Lisa Gerrard en este disco tiene mucha más relación con lo que Dead Can Dance harían en el futuro que con ese primer trabajo. Lisa canta una melodía intemporal que parece sacada de una ceremonia perdida en el tiempo.

“Barramundi” - Prácticamente fundida con la pieza anterior comienza a desarrollarse esta composición de Simon Raymonde. Un excelente instrumental a base de guitarras y sintetizadores que recuerda lejanamente a los experimentos sonoros de Brian Eno y Robert Fripp de la década anterior.

“Dreams Made Flesh” - Lisa Gerrard realiza una segunda aportación al disco sin apenas solución de contiunidad con el tema precedente lo que nos hace pensar en los tres cortes como en una pieza única dividida en tres partes. Lisa ejecuta su habitual yangqin para acompañar su canto, profundo y evocador como tendríamos ocasión de descubrir en la discografía de Dead Can Dance en los años siguientes. Realmente estamos ante una pieza que podría haber formado parte de cualquier disco de la banda y que, de hecho, se incoporó al repertorio en directo de la misma, especialmente en los conciertos de sus últimas giras en cuyo repertorio también figuraba otra de las canciones de “It'll End in Tears”: “Song of the Siren”.



“Not Me” - Robbie Grey, de Modern English y Simon Raymonde unen fuerzas para realizar una versión de esta canción de Wire escrita por su vocalista Colin Newman. Es, quizá, la canción más convencional de todo el disco y la adaptación sigue esa linea por lo que no la contamos entre lo mejor del disco. Con todo, es una buena versión.

“A Single Wish” - Cerrando el disco encontramos esta balada instrumental escrita por Gordon Sharp, Steven Young y Simon Raymonde. Es casi una miniatura llena de encanto cuyo peso recae en el piano pero que no sonaaría igual de bien sin los exquisitos arreglos electrónicos y las leves percusiones que se dejan oir de vez en cuando.


4AD es uno de esos sellos que han sabido hacerse un nombre gracias, principalmente, a una fidelidad a sus principios y una coherencia que no son muy habituales, especialmente cuando se alcanza un cierto tamaño y una volumen de publicaciones determinado. Esa continuidad en el estilo es la que hace posible que un disco como este salga adelante con un resultado tan notable. No suele ocurrir que trabajos de estas características con bandas “fantasma” como era en realidad This Mortal Coil alcancen niveles tan altos y funcionen, en realidad, más como un disco de un grupo de artistas que como un recopilatorio. Hay excepciones que han aparecido por aquí en su momento (el TF100 del sello Tonefloat sería una bien reciente) pero no son muy abundantes. Más extraordianrio aún es el hecho de que el proyecto tuviera continuidad y nos brindase un par de grandes discos que añadir a este pero eso será materia de otra entrada en su momento. Por ahora os recomendamos disfrutar de este disco: una joya no demasiado conocida que merece un lugar destacado en cualquier discoteca mediamente inquieta.

Alguna de las piezas del disco disfrutó, incluso, de videoclip oficial. Podemos disfrutarlo aquí:


 

sábado, 29 de septiembre de 2012

Massive Attack - Mezzanine (1998)



La música electrónica o, más propiamente hablando, la producida con sintetizadores tuvo durante la década de los setenta su época de mayor esplendor con artistas surgiendo de todas partes y llegando a crearse una cierta “escena” musical en lugares como Berlín cuyo legado aún perdura. Poco a poco, esa forma de hacer música fue infiltrándose en los estilos más populares y artistas como David Bowie, supieron ver las posibilidades de los sintetizadores y los incorporaron a su paleta de sonidos con naturalidad. Con los ochenta, todo se vulgarizó un poco y la música electrónica dio un cierto paso atrás. Cualquier grupo pop tenía su sintetizador pero muy pocos se preocuparon de darle alguna utilidad más allá de la de incorporar a sus discos sonidos “de moda”.

Con la llegada de los noventa, cambió un poco la forma de hacer las cosas. Los sintetizadores no eran ya la gran novedad y su sonido no bastaba por sí solo para atraer al público y pronto no iba a haber ni siquiera un público al que atraer, al menos hasta las tiendas de discos. Sin embargo, la gente seguía pidiendo música aunque el acercamiento hacia la misma iba a ser muy distinto al de décadas anteriores. Como tantos otros movimientos, el siguiente salto en la evolución del género electrónico iba a tener lugar en las Islas Británicas, lo que no deja de ser curioso ya que, Brian Eno al margen, no habían sido hasta ese momento un terreno especialmente fértil para los artistas electrónicos. El término no era ni mucho menos nuevo pero a finales de los ochenta comenzaron a popularizarse las “raves”, fiestas con asistencia masiva de jóvenes atraídos por la música de baile en las que no era raro que se juntasen varios miles de personas. Este fenómeno se extendió alrededor de la autopista M25, también conocida como la “London Orbital Motorway” (de donde tomaron su nombre los propios Orbital en aquella misma época), carretera que circunvala la capital británica. La novedad es que no se trataba de conciertos al uso con músicos o bandas interpretando sus creaciones sino de fiestas amenizadas por deejays. El tradicional “pinchadiscos” asciende en estos años a la categoría de artista y las fronteras entre lo que es un músico y lo que no, quedan completamente difuminadas.

Todo esto viene a cuento porque Massive Attack, los autores del disco que hoy tenemos por aquí no son músicos al uso. Tampoco es del todo exacto llamar a Massive Attack grupo o banda y, de hecho, casi todos los artículos que aparecen sobre ellos coinciden en la poco precisa denominación de “colectivo”. Todo empezó en el Bristol de los años ochenta donde surgió una agrupación denominada “The Wild Bunch”, en homenaje a la película de Sam Peckinpah, que se dedicaban a todo tipo de actividades artísticas, aunque centrados en la música. Tres de los miembros de “The Wild Bunch” con inquietudes similares fundaron Massive Attack tras la disolución del colectivo inicial: el grafitero Robert del Naja, pionero de la pintura callejera en el Reino Unido y vocalista habitual de la banda (llamemosle así) desde su creación y los deejays Grantley Marshall y Andrew Vowles. Como puede comprobarse por la alineación, no aparece ningún músico convencional como miembro Massive Attack quienes, en realidad, actúan como autores, sí, pero principalmente como productores de una serie de artistas que irán apareciendo en sus discos. En sus comienzos, la agrupación contó con el apoyo financiero de la cantante Neneh Cherry, muy interesada en todo el movimiento que estaba surgiendo en Bristol, primero con Massive Attack y más tarde con Portishead o Tricky.

El trío principal, aún sin haber adoptado el nombre de Massive Attack y bajo pseudónimos (Andy Vowles firmaba como “Mushroom”, Grant Marshall como “Daddy G” y Robert del Naja como “3D”) consiguió publicar un primer single y poco después, ya bajo el nombre que les hizo conocidos, el LP “Blue Lines” con el que alcanzaron el éxito. Tiempo habrá de hablar de ese y del siguiente disco, “Protection”, pero ahora nos vamos a centrar en el tercer largo de la banda: “Mezzanine”:

En el momento de la grabación del disco, se había incorporado a la banda el guitarrista Angelo Bruschini. Participan también en “Mezzanine”, la vocalista Sara Jay Hawley, los bajistas Jon Harris, Bob Locke y Winston Blisset, el batería Andy Gangadeen y los teclistas Neil Davidge, Dave Jenkins y Michael Timothy además de unos cuantos músicos invitados en temas puntuales.


3D y Daddy G en imágen promocional.


“Angel” – Versión de “You Are My Angel” de Horace Andy (Horace Hinds, como figura en su partida de nacimiento). Cantante jamaicano que, sin ser nunca miembro oficial del grupo ha tomado parte en todos los discos de estudio de Massive Attack hasta la fecha. Horace grabó la canción en 1973 en una onda reggae totalmente distinta a lo que aquí podemos escuchar y ahora vuelve a cantarla para “Mezzanine”. Con sólo unos segundos de escucha nos sumergimos en el particular universo sonoro de Massive Attack: una profunda secuencia de bajo seguida por un limpio ritmo electrónico que no disimula nada el trazo oscuro del tema. Poco a poco se van incorporando más elementos (una batería obsesiva, nuevas líneas de sintetizador…) que contribuyen a enrarecer aún más el ambiente llegando al clímax con la entrada de la guitarra eléctrica en una intervención abrasiva. Hay toda una historia alrededor de la grabación ya que la pretensión era la de hacer una versión de “Straight to Hell” de los Clash pero durante la grabación, Horace Andy, persona profundamente religiosa, se negaba a pronunciar la palabra “hell” (infierno) por lo que que a toda prisa hubo que rehacer todo el tema. Se eliminaron los samples de otra canción que iban a servir de base y se adaptó la letra del “You Are My Angel” del propio Andy. La capacidad de evocación del tema se pone de manifiesto en la cantidad de veces que ha sido utilizado en cine, televisión o publicidad.



“Risingson” – Continuando con el ambiente opresivo por momentos que rodea todo el disco nos sumergimos en otra canción oscura en la que se pueden escuchar samples del “I Found a Reason” de la Velvet Underground. En algunos momentos podemos escuchar trazas de un jazz algo tenebroso, especialmente en el bajo pero probablemente sólo es una ilusión y es que todo el tema es brumoso y muy difícil de clasificar.

“Teardrop” – Llegamos a otro de los temas estrella del disco con la voz invitada de la cantante de Cocteau Twins, Elizabeth Fraser. Una percusión casi metronómica marca el comienzo de la pieza, enfatizada por la repetitiva frase de teclados que comienza a oírse a lo lejos. Unas espaciadas notas de piano hacen las veces de introducción para la aparición de Elizabeth cantando con su delicada voz una melodía de una extrema fragilidad que supone un rayo de luz en el disco. Los seguidores de la serie “House” han podido disfrutar de este bellísimo tema cada vez que comenzaba su serie preferida puesto que fue utilizado como sintonía de la serie aunque no es la única en la que aparece (CSI Miami, Prison Break o Caso Abierto han tenido en algún momento las notas de Teardrop como fondo).



“Inertia Creeps” – Con la participación del guitarrista de los Manic Street Preachers, James Dean Bradfield volvemos a los ambientes más oscuros, esta vez con un aire oriental bastante marcado, tanto en los sonidos iniciales como en la percusión que domina toda la pieza. Las susurrantes voces de Del Naja crean una atmósfera inquietante desde el principio del tema y con esa particular forma de rapear se han convertido en una de las señas de identidad del grupo.

“Exchange” – Abre el tema un sample de violín que se repite varias veces y que parece sacado de una película antigua. La composición tiene un toque retro en cuanto a los sonidos, melodías y ritmos empleados que la emparientan en cierto modo con trabajos contemporáneos como el “Moon Safari” de los franceses Air o, incluso, con el álbum “Play” que Moby publicaría unos meses después.

“Dissolved Girl” – De nuevo nos vemos envueltos en líneas de bajo hipnóticas, percusiones obsesivas y una voz casi susurrante: la de Sara Jay Hawley. Todo ello rodeado de samples, guitarras eléctricas afiladas y algunos toques de jazz en los teclados. Aparece acreditado como autor el también deejay de origen israelí Matt Schwartz. La canción alcanzó cierta popularidad al ser incluida en una de las primeras escenas de la película “Matrix”.

“Man Next Door” – De nuevo se recurre a un cantante de reggae en la persona de John Holt, autor de la canción también en los setenta aunque la interpretación en el disco es de Horace Andy. La pieza respeta el ritmo de la original pero pasado por el filtro electrónico de Massive Attack se nos antoja casi irreconocible. A lo largo de la misma se pueden escuchar sendos samples de The Cure (“10:15 Saturday Night”) y Led Zeppelin (“When the Levee Breaks”).

“Black Milk” – Segunda aparición de Elizabeth Fraser en el disco en una canción que no hace sino incidir en los elementos más característicos de todo el trabajo, trazas de jazz, ritmos pesados y atmósferas pegajosas. A estas alturas, aquellos a los que no os guste este sonido ya os habréis bajado del barco. Por el contrario, si disfrutáis con este particular estilo, aún os quedan unos pocos temas antes del final. Como curiosidad, aparece en la canción un sample de la Manfred Mann’s Earth Band, concretamente del tema “Tribute”.

“Mezzanine” – Quizá el corte más anodino de todo el disco, podría haber sido una especie de coda de “Inertia Creps” por cuanto comparte muchas de las características de ese tema pero sin la fuerza de aquel. No podemos decir que sea una pieza floja porque ninguna del disco puede recibir ese calificativo, en nuestra opinión pero, definitivamente, no está entre nuestras favoritas.

“Group Four” – Última intervención de Elizabeth Fraser acompañando a Del Naja en esta ocasión. Aunque no gozó de la popularidad de “Angel” o “Teardrop” creemos que es otra de las grandes canciones del disco. Profundiza en los ambientes nebulosos con toques de jazz que reinan en todo el trabajo pero el formato de dúo supone una cierta novedad muy agradable. El final del tema, con una continua aceleración parece indicar que también el disco va a llegar a término pero veremos que no es así.

“(Exchange)” – Para cerrar el disco, Massive Attack escogen una especie de “reprise” de un corte anterior (quizá el que menos encaja con el resto de Mezzanine”) al que añaden algunos sonidos de vinilo polvoriento, algo que hemos podido escuchar también en muchos tramos del disco y un sample de Isaac Hayes, concretamente de “Our Day Will Come”.

Cuando Massive Attack publicaron “Blue Lines” en 1991, la prensa musical no sabía como calificar su música y se tuvieron que inventar un término que agrupara hip-hop, jazz, soul, electrónica y todos los elementos presentes en la música de la agrupación de Bristol. La definición que hizo fortuna fue la de “trip-hop”. A partir de ahí, muchos otros grupos y artistas acabaron siendo identificados con esa etiqueta. En nuestra opinión, con “Mezzanine”, Massive Attack alcanzó la cumbre de ese estilo. Su influencia ha sido amplia ya que con apenas cinco discos de estudio en veinte años, son uno de los grupos más imitados y citados. Incluso bandas con mucha más solera que ellos han sonado cercanos al estilo de los de Bristol en algún momento (pensamos ahora en Depeche Mode y temas como “A Pain That I’m Used To” de su disco “Playing the Angel”). En cualquier caso, abanderaron una de las facciones responsables del resurgimiento de la música electrónica en los noventa (hubo otras, claro está, que aparecerán por aquí tarde o temprano) y crearon escuela en muchos países. Incluso en España, el que probablemente sea el más importante disco electrónico de los últimos años está tremendamente influido por Mezzanine; hablamos de “No Blood” de Najwajean.

La escasa producción discográfica de Massive Attack puede tener relación con la faceta solidaria de Del Naja, conocido antimilitarista. Su oposición a la guerra de Irak en 2003 fue tremendamente activa llegando a pagar anuncios en prensa oponiéndose a la participación británica en el conflicto (junto con Damon Albarn, líder de Blur). Buena parte de los beneficios de las ventas de los discos y de los conciertos de Massive Attack han sido destinados a campañas a favor de los afectados por el tsunami de Indonesia, ayudas a los campos de refugiados en Palestina, Siria o el Líbano además de colaborar para la limpieza de los efectos del vertido de BP en el Golfo de México en 2010. También, junto con Thom Yorke de Radiohead, han apoyado movimientos como “Ocupa Wall Street” en su versión británica.

Como curiosidad, “Mezzanine” fue también un disco pionero en cuanto a su comercialización ya que mucho tiempo antes de estar disponible en formato físico, se podía adquirir en forma de descarga a través de la web del grupo. Hoy os será más sencillo comprar el CD. Lo podéis hacer aquí:




Nos despedimos con "Inertia Creeps" en directo en el programa Club Chill de la MTV: