domingo, 31 de julio de 2022

Steve Reich - Eight Lines / City Life (2020)



Cerramos hoy la serie de tres entradas dedicadas a Steve Reich con un disco lleno de particularidades que le hacen muy interesante. Para empezar, está publicado en el sello Naxos y, si no nos hemos despistado mucho, es la primera vez que Reich es objeto de una edición por parte de esa discográfica, cosa que sorprende un poco porque otros colegas del músico como Philip Glass o John Adams tienen ya un buen puñado de obras publicadas en Naxos a lo largo de los últimos años. El segundo punto de interés es que la grabación corre a cargo de músicos que no tienen relación alguna con Reich. Esto puede parecer lógico y normal pero lo cierto es que la gran mayoría de grabaciones que encontramos del músico norteamericano suelen estar realizadas por músicos de su entorno o, al menos, estar supervisadas en cierto modo por él, cosa que tampoco sucede aquí. Por último, en el disco se incluye una primera grabación de una obra de Reich de 1964 lo cual, combinado con el punto anterior, convierte a este trabajo en una rareza que todo seguidor del compositor debería conocer.


El disco contiene cinco obras de Reich de las cuales tres han aparecido en algún momento en el blog como parte de otros lanzamientos pero creemos que merece la pena volver a ellas por todo lo dicho anteriormente. Los intérpretes del CD son los miembros de la Holst Sinfonietta dirigidos por Klaus Simon, quien también toca el piano en una de las piezas. Como solistas escuchamos a Jörg Schweizbenz (piano), Anne Parisot y Delphine Roche (flautas) y Andrea Nagy (clarinetes).


“Music for Two or More Pianos” - Abre el disco la composición más antigua de la colección (está fechada en 1964) en la que es también su primera grabación. Es una pieza extraña en su inicio, que no es sino una sucesión lenta de acordes de piano, alejados por completo de lo que Reich haría en el futuro. Cambia inmediatamente con un espectacular giro rítmico que sí anticipa algunas de las obras del Reich posterior pero distante aún de su estilo clásico. Hay un toque jazzístico muy curioso que se difumina enseguida con un parón en el que el músico explora diferentes sonoridades del piano pulsando directamente las cuerdas en la caja siguiendo, en cierto modo, la senda de John Cage. Suena esta parte muy cercana a las vanguardias de las décadas anteriores pero también muy alejada de lo que conocemos como minimalismo. En esa misma línea prosigue la composición hasta el final. Interesante desde el punto de vista del completista pero poco significativa en la carrera de Steve Reich.




“Eight Lines” - De esta pieza hemos hablado ya en alguna ocasión. Se trata de una re-orquestación de “Octet” que con el tiempo se ha convertido en una de las obras más interpretadas del músico. En ella se exponen los habituales recursos del músico con los dos pianos ejecutando un animado patrón al unísono y que poco a poco van separándose mientras se unen los clarinetes y las flautas. Las cuerdas, por su parte, aparecen en una capa completamente diferente ejecutando notas de larga duración que contrastan con el rápido ritmo de los instrumentos iniciales creando esa sensación de velocidad y lentitud simultáneas tan habituales en la obra del compositor.


“Vermont Counterpoint” - Otra composición que ha sufrido cambios desde su versión original. Inicialmente estaba escrita para clarinete y cinta magnetofónica pero a partir de una petición del flautista Ransom Wilson, la encarnación más habitual de la obra es con flautas, como sucede en el caso que nos ocupa. El primer movimiento es vertiginoso y nos muestra el clásico patrón corto del músico que suena grabado en cinta mientras los dos intérpretes van tocando de forma simultanea para ir separando sus caminos paulatinamente. El segundo baja ligeramente el tempo pero la idea sigue siendo la misma funcionando como una especie de transición hasta el cierre que vuelve a la aceleración del primero.




“New York Counterpoint” - Aunque está marcada como una obra para instrumento solista sin especificar y cinta magnetofónica, quizá porque fue escrita para el clarinetista Richard Stolzman, la mayor parte de las versiones que conocemos han sido grabadas con ese instrumento. Lo mismo ocurre aquí donde Andrea Nagy ejecuta su versión de la obra tocando diferentes tipos de clarinetes. El comienzo, como ya hemos dicho en algún momento, nos recuerda mucho a “Music for 18 Musicians”, quizá la obra más importante de Reich y esa similitud se mantiene a lo largo de toda la pieza.


“City Life” - Cierra el disco la obra más larga de la serie y también la más reciente. Data de 1995 y explora una fórmula ya investigada por Reich en su “Different Trains”. El extraer melodías de grabaciones de conversaciones normales, extraídas de la radio o de fuentes similares. En esta ocasión el tema es la propia ciudad de Nueva York y las grabaciones que dan lugar a los cinco movimientos de la obra proceden de vendedores callejeros, bocinas de coches, camiones de bomberos o activistas políticos. Curiosamente alguna de las grabaciones proceden de los servicios de emergencia actuando tras el atentado con un camión bomba contra el World Trade Center neoyorquino que tuvieron lugar en 1993. Años después, Reich repetiría obra con la misma técnica y grabaciones realizadas durante los atentados de 2001 en su obra “WTC 9/11”. A diferencia de esa obra o de la citada “Different Trains”, la presencia del material grabado es aquí menos invasiva y las frases y fragmentos utilizados para ser transcritos en melodías reconocibles aparecen de un modo más puntual aunque hay otros momentos, como el uso de las alarmas en el segundo movimiento, en que forman parte musical de la obra con naturalidad dialogando con la orquesta como un instrumento más. Mención aparte para el tercer movimiento en el que el uso de samples en lugar de cinta magnetofónica permite un uso muy diferente de los sonidos, cercano al de determinadas piezas de música electrónica contemporánea. En contraste, el cuarto movimiento es casi exclusivamente interpretado con instrumentos convencionales.




La nota que tenemos que ponerle al primer disco de Naxos dedicado a Steve Reich es alta. Las versiones son extraordinarias en su conjunto y no tienen nada que envidiar a las que podemos considerar “canónicas”. Particularmente, la de “City Life” nos parece especialmente buena y, unida a las demás y al hecho de contar con una pieza no grabada anteriormente como es “Music for Two or More Pianos” hace de este registro discográfico una introducción casi perfecta al universo musical de Reich para aquellos que nunca se han asomado a él. 

lunes, 25 de julio de 2022

Steve Reich - Double Sextet / 2x5 (2010)




Segunda de las tres entradas consecutivas que vamos a dedicar a Steve Reich. Damos un salto hasta llegar a dos trabajos estrenados ya en este siglo: “Double Sextet” (2007) y “2x5” (2008). Se trata de dos encargos muy diferentes que tienen en común lo improbable de las formaciones instrumentales que los ejecutan que no encajan, en principio, con la música de Reich. Fue una amiga del músico, Jenny Bilfield, en aquel momento la encargada de artes escénicas de la Universidad de Stanford, quien le sugirió que compusiera una obra para Eighth Blackbird, una de las formaciones punteras en la música contemporánea americana. Reich tenía buenas referencias de ellos como intérpretes pero ni siquiera sabía cuál era la distribución instrumental del grupo. Cuando Jenny le dijo que era: flauta, clarinete, piano, percusión, violín y violonchelo, Reich contestó que no podía escribir para esa formación porque hace mucho que no escribe para instrumentos individuales sino para pares de instrumentos. La insistencia de Jenny hizo que el compositor le diera un par de vueltas a la idea hasta llegar a una solución conocida: el sexteto grabaría una parte de la música y tocaría después junto a su propia grabación repitiendo esquemas que ya utilizó en obras como “Different Trains” en las que el Kronos Quartet tocaba junto a su propia grabación de la partitura. Así llegamos a lo que describe el título de forma impecable: un doble sexteto.


La segunda obra del programa tiene mucho que ver también con el grupo que la iba a interpretar: Bang on a Can All Stars. Bang on a Can es otra de esas formaciones fundamentales en la música contemporánea y, muy especialmente, en la minimalista con grabaciones de obras de Philip Glass. Louis Andriessen o  Terry Riley, entre otros, pero también de músicos como Brian Eno. El “All Stars” es una especie de subgrupo más pequeño surgido de la matriz para tener una mayor movilidad y centrándose en instrumentos amplificados. De hecho, la alineación utilizada para “2x5” es un quinteto rock formado por dos guitarras eléctricas, piano, bajo eléctrico y batería. Reich le da especial importancia al bajo, casi, casi, la estrella de la composición por su particular sonido, mucho más adecuado para la música de Reich que el tradicional contrabajo acústico.


El disco, como la mayor parte de la producción de Reich, se publicó en el sello Nonesuch. La formación de Eighth Blackbird era: Tim Munro (flauta), Michael J. Maccaferri (clarinete), Matt Albert (violín), Nicholas Photinos (violonchelo), Matthew Duvall (vibráfono) y Lisa Kaplan (piano). La de Bang on a Can All Stars: Bryce Dessner y Mark Stewart (guitarras), Robert Black (bajo), Evan Zyporyn (piano) y David Cossin (batería).


Reich en la entrega del Pulitzer



DOUBLE SEXTET


“Fast” - La obra se organiza según el clásico esquema de Reich de movimiento rápido – movimiento lento – movimiento rápido. El primero de ellos transcurre con ritmo ferroviario, con el piano marcando la pauta apoyado puntualmente por el vibráfono. Cuerdas y vientos quedan para la parte más melódica con notas largas sostenidas en el tiempo que contrastan con la velocidad del aparato rítmico. Por momentos nos recuerda a las partes más brillantes de “Different Trains” aunque sin la frescura de aquella obra.


“Slow” - El movimiento lento nos distrae un poco de la escucha por la excesiva pausa que supone y porque, por momentos, parece que no ocurre nada. Nos quedamos con sus sonoridades lejanamente jazzísticas y poco más.


“Fast” - Con el tercer movimiento los pianos realizan una transfusión de energía y recuperan el pulso inicial de la obra extraordinariamente apoyados por el resto del grupo, particularmente violín y flauta, que se hacen notar a un muy buen nivel. Nos gusta especialmente la segunda parte de la pieza en la que los distintos grupos instrumentales se relevan en cada sección creando un bonito efecto, sobre todo en el segmento final a cargo de los vientos.





2x5


“Fast” - Habla Reich de cómo la música popular siempre ha terminado por filtrarse en la académica y afirma que la música popular de nuestro tiempo es el rock. Funciona a modo de justificación para explicar la particular formación de músicos que ejecuta la obra pero esa influencia tampoco termina de plasmarse claramente en la obra. La batería está presente pero, desde luego, de un modo muy alejado del que lo hace en el rock. El piano sigue siendo importante en un papel no muy distinto del que ocupa en “Double Sextet” y el bajo ejerce de apoyo subrayando cada frase de éste. La sonoridad de las guitarras es una de las cosas que más nos gusta de la pieza aunque es inevitable acordarse de “Electric Counterpoint”, obra anterior de Reich en la que la guitarra era protagonista.


“Slow” - Extraña atmósfera la que se consigue aquí ya que no parece que estemos escuchando un movimiento lento como tal sino uno rápido ralentizado, por la forma en que se organizan las notas y los espacios entre ellas. Su corta duración hace que lo veamos más como una transición que como un movimiento en sí.


“Fast” - Ahora las guitarras sí que ocupan un lugar central, incluso con carácter melódico. Volvemos a pensar en “Electric Counterpoint”, tanto en la versión tradicional de Pat Metheny como en la más moderna de Jonny Greenwood. Quizá sea nuestro movimiento favorito y aquel en el que mejor mezclan bajo, piano y guitarras.





Steve Reich ganó el premio Pulizter por “Double Sextet” en la edición de 2009 aunque, como ocurre en muchas ocasiones, el propio artista pensaba que alguna de sus obras anteriores lo habían merecido más que esta. Sin embargo, y quizá por el simple hecho de que el premio la va a situar ya para siempre como una de las que más se mencionarán en las biografías del futuro, Reich considera que es una de sus obras más importantes. No terminamos de estar seguros de que esa afirmación sea correcta pero probablemente así termine ocurriendo. Está claro que Reich, al igual que otros compositores de su generación, hace ya tiempo que compusieron sus mejores obras pero es de agradecer que se mantengan activos y regalándonos de cuando en cuando composiciones como estas. Ya sin el riesgo y el vértigo de sus piezas iniciales pero conservando aún cierto filo.

martes, 12 de julio de 2022

Steve Reich - Drumming (1974)




Hace bastante tiempo ya que no hacemos una serie de varias entradas consecutivas dedicadas a un mismo compositor y creemos que es buen momento para dedicarle una de ellas a Steve Reich, músico fundamental de nuestro tiempo y habitual por aquí desde que empezamos. Empezaremos hablando de la que es su obra más larga, si no se nos ha escapado ninguna. Se trata de “Drumming”, una extensa composición para percusiones fechada en 1971, justo tras el regreso del músico de un viaje a Ghana que hubo de abortar antes de tiempo al enfermar de malaria. Se suele decir que esa experiencia africana y el trabajo con los músicos locales fue fundamental para la creación de “Drumming” pero Reich añade algún matiz a esa afirmación aclarando que el viaje fue más una confirmación de que las ideas que había desarrollado previamente eran correctas que un descubrimiento.


El proceso de composición fue bastante peculiar porque Reich se benefició de tener una banda más o menos estable que le sirvió para ir ensayando las distintas secciones mientras las creaba. Durante los ensayos, el músico iba instruyendo a cada instrumentista sobre el patrón que debía ejecutar con lo que la pieza evolucionaba poco a poco con la ayuda de los propios ejecutantes. La obra estaba escrita para nueve percusionistas, dos vocalistas y un flautista (también aparecen silbidos) y cada sección tiene una configuración instrumental muy diferente, algo habitual en Reich. La grabación que vamos a comentar es la realizada en 1974 para Deutsche Grammophon que no es la más antigua pero sí la primera en tener una distribución internacional. En ella participan como percusionistas: Bob Becker, Cornelius Cardew, Steve Chambers, Tim Ferchen, Ben Harms, Russ Hartenberger, James Preiss, Glen Velez y el propio Reich (quien también aporta su silbido en determinados momentos). Leslie Scott se encarga de la flauta y Joan LaBarbara y Jay Clayton de las voces.


Imagen de uno de los primeros ensayos de "Drumming"


“Part I” - El primer movimiento está interpretado por Hartenberger, Becker y Preiss a los bongos exclusivamente. Comienza con un golpe repetido al que se van añadiendo tras varios compases los otros intérpretes “rellenando” los silencios con nuevas notas hasta ir formando un patrón cada vez más complejo que se complica definitivamente con el comienzo de la asincronía entre los diferentes intérpretes y que acaba con una auténtica fiesta de ritmo en el final, que enlaza con el siguiente movimiento.





“Part II” - Mientras los bongos van apagándose, entran en escena las marimbas replicando el mismo patrón que ejecutaban estos, y más tarde las voces en un proceso que recuerda un poco a los que utilizaría Philip Glass más o menos por la misma época. El efecto es fascinante y nos muestra en poco tiempo toda la esencia del sonido de Reich, con un uso de la percusión como instrumento principal que no era nada común hasta entonces.


“Part III” - En la tercera parte se replica el cambio entre las dos primeras y mientras se apagan las marimbas toman su lugar los glockenspiels con los mismos ejecutantes del primer movimiento más Glen Velez. La flauta hace las veces de los vocalistas del movimiento anterior con un patrón repetitivo que nos recuerda de nuevo a Glass pero también a Riley. Como ocurría en los anteriores movimientos, el final va desnudándose de instrumentos hasta quedar una melodía muy sencilla de glockenspiel que termina convertida en la misma sucesión de golpes con la que empezaba el primer movimiento.


“Part IV” - El cierre de la obra es la fiesta final. Al monótono toque del glockenspiel se suman los bongos y las marimbas mostrandonos la paleta sonora de la obra en todo su esplendor hasta llegar a la parte central en la que todos los instrumentistas y las voces se unen anticipando patrones y timbres que más tarde volveremos a reconocer en otras obras de Reich.




Toda la obra, y son casi noventa minutos de duración, se basa en un patrón rítmico de ocho pasos que es ejecutado por todos los instrumentistas, primero por parte de unos pocos al unísono y más tarde con un ligero desfase  a la vez que se van incorporando el resto. En palabras del propio músico, “Drumming” es “el refinamiento definitivo de la técnica de fase”. También es la última vez que el músico la utilizaría. “El proceso de desfase gradual fue extremadamente útil para mí entre 1965 y 1971 pero no tengo planeado regresar a él. En 1972 ya es era el momento de buscar algo nuevo”. A pesar de que, a priori, una obra de hora y media de duración basada en percusiones puede parecer árida, lo cierto es que su escucha es mucho más sencilla de lo que podríamos suponer y, probablemente, mucho más asequible que otras obras elaboradas con su idea de “fase” pese a que estas sean de menor duración.