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viernes, 21 de junio de 2024

Anne Clark - Live at Rockpalast 1998 (2023)



Anne Clark es, fundamentalmente, una poetisa que ha escogido la música como medio para dar a conocer sus textos. Por ello no debería sorprender el hecho de que a lo largo de su carrera discográfica haya cambiado de estilo en muchas ocasiones. En sus comienzos se valió de la electrónica para envolver su poesía convirtiéndose en una artista de culto en los círculos de la “Dark Wave” pero con el tiempo evolucionó hacia formatos más “pop” e incluso “folk” con acompañamientos acústicos y hasta clásicos.


Sin embargo, cuando estaba en plena etapa acústica, en 1998, Anne se embarcó en una gira para repasar viejas canciones (no tenía ningún disco reciente en aquel momento) para la que reunió una banda con un formato más rockero en el transcurso de la cual llegaron a actuar en el mítico programa “Rockpalast” que se emite en la radiotelevisión pública alemana WDR desde hace casi cincuenta años. Para ello recurrió a sus colaboradores habituales: Andy Bell a los teclados (no confundir con el cantante de Erasure ni con el antiguo miembro de Oasis), Gabriela Alqueres (guitarra), Tony Peart (batería) y Midus Guerreiro (bajo). A ellos se sumó el bailarín Alex Helm que actuaba al ritmo de la música. El disco se publicó el año pasado en formato de CD + DVD lo que nos parece una gran ocasión para fijar de nuevo nuestra atención en una de nuestras artistas más admiradas como es Anne Clark.


“Abuse” - El disco comienza con dos canciones del disco de 1991, “Unstill Life”. El inicio es puramente electrónico con sonidos y efectos que bien podía haber firmado el propio Jean Michel Jarre en los primeros años de este siglo. Poco a poco se empiezan a esbozar ritmos bailables que nunca estallan del todo. Aparece la línea de bajo de Guerreiro pero que nadie se lleve a engaño: todo transcurre muy lentamente con un desarrollo muy organizado en el que cada elemento va presentándose con parsimonia. La guitarra con efectos “wah-wah” marca la señal de partida para el recitado de Anne en su línea habitual de aquellos años, alejada de la canción tal y como la entendemos normalmente terminando con ella el primer tema.


“Counter Act” - El segundo corte nos recibe con secuencias sintéticas y ritmos ácidos muy propios de los primeros años noventa. Anne, más que recitar, rapea su texto en una canción que está a medio camino entre los ambientes del acid-house, las atmósferas psicodélicas de The Future Sound of London, el “dub” y el “funk” con unas guitarras muy agresivas a cargo de Gabriela Alqueres. Una gran interpretación que nos demuestra que la banda de Anne estaba en un gran momento en las fechas del concierto.




“Letter of Thanks to a Friend” - El disco de estudio más reciente cuando se inició la gira era “To Love and Be Loved”, de 1995 y también es el más representado en este trabajo. Esta es la primera de las tres canciones del mismo que escuchamos aquí: un tiempo medio con un toque melancólico en los teclados que contrasta con la enérgica percusión que salpica toda la pieza. La batería de Tony Peart destaca en todo el segmento central en el que la canción vuelve al “dub” y los ritmos influidos por el “reggae” antes de desembocar en el final.


“Nightship” - Retrocedemos un poco hasta 1993 y el disco “The Law is an Anagram of Wealth” para que tome los mandos de nuevo el bajo de Midus Guerreiro. De su mano llega uno de nuestros temas favoritos del concierto en el que Anne combina canto y recitado como en sus mejores discos. Todo ello con un complejo fondo sonoro en el que las guitarras, los samples y los ritmos electrónicos van ganando en intensidad a lo largo de todo el tema hasta llegar a un final en todo lo alto.


“Virtuality” - Regresamos a “To Love and Be Loved” para los dos siguientes temas del concierto. El primero de ellos, con una duración de casi doce minutos es una delicia para los amantes de los sonidos electrónicos y los efectos cósmico-planeadores, especialmente presentes en la introducción. Luego volvemos a las sensuales y cadenciosas líneas de bajo que elevan la temperatura y crean el ambiente perfecto para que Andy Bell explore las posibilidades de sus teclados en combinación, otra vez más, con la guitarra de Gabriela Alqueres. Un tema extraordinario que bucea en el “trip hop” y demás corrientes similares de la época sin nada que envidiar a los grandes del género.




“The Healing” - La siguiente canción nos recibe con una introducción a base de ritmos programados y fondos sintéticos que nos prepara muy bien para el piano y los teclados que aparecen a continuación. Posiblemente es la canción más cercana a lo que entendemos por tal de todo el disco, con Anne recitando (nunca llega a cantar) con mucha musicalidad y un estribillo que puede llegar a ser pegadizo.


“Sleeper in Metropolis” - En el tramo final del disco, Anne regresa a sus primeros trabajos de los ochenta repasando algunos de sus mayores éxitos. Los dos primeros proceden de su “Changing Places” (1983), su segundo LP y el que la dio a conocer de un modo más amplio. El primer corte es un auténtico trallazo en el que se resaltan aquí sus cualidades bailables con arreglos que potencian el ritmo y una guitarra eléctrica sucia e irresistible. Una revisión llena de fuerza para un clásico de su discografía que siempre viene bien recuperar.




“Wallies” - En un estilo similar tenemos esta pieza con unas percusiones y unas guitarras que se acercan a la dureza y violencia de grupos como Prodigy sin perder ni un ápice del estilo de la propia Anne. En origen ya era una canción muy bailable pero en el estilo de los primeros ochenta. Lo que hace la banda de Anne aquí es conservar el espíritu y trasladarlo a las raves de fin de siglo. Espectacular.


“Now!” - Nuestro disco favorito, “Hopeless Cases” de 1987 solo aparece representado con esta canción que, por otra parte, quizá sea la mejor del mismo. Ya en el original tenía una fuerte base tecno que aquí es amplificada al máximo con un patrón rítmico muy acentuado pero que conserva la esencia ochentera de su primera versión. De nuevo, nos parece acertadísimo el trabajo de Gabriela Alqueres en las guitarras, auténtica revelación de este disco en directo.


“Our Darkness” - Cierra el concierto la única canción del disco “Joined Up Writing” (1984), un tema que en su día fue un gran éxito en los clubes de baile británico llegando a aparecer incluso varias remezclas del mismo en formato maxi-single para discoteca. Todas las virtudes bailables del mismo aparecen aquí actualizadas a ritmos más acordes con la fecha del concierto. En todo caso, lo que seguramente funcione muy bien para el público en el fragor del escenario, no termina de convencernos demasiado aquí por lo que nos quedamos con la versión original.



Anne Clark es una debilidad personal a quien tenemos por una artista mucho menos reconocida de lo que debería. Nos encanta su perseverancia y el hecho de que siga publicando discos con mucha regularidad y también revisando canciones antiguas en formatos diferentes, ya sea en discos de remezclas o en directos con arreglos nuevos. Aunque sabemos que la gente de Rockpalast publica (o permite publicar) sus directos habitualmente, no nos deja de sorprender que en 2023 alguien decidiera que era buena idea lanzar un concierto de 25 años antes de una artista como Anne Clark. Si tenéis la oportunidad de haceros con él, no lo dudéis porque es un documento extraordinario para conocer a la artista. Os dejamos con el tráiler que lanzó la discográfica en su día para promocionar el disco:




martes, 21 de febrero de 2023

Anne Clark - Joined Up Writing (1984)



Ya hablamos tiempo atrás de Anne Clark, una de las artistas más particulares de los últimos años y autora de una discografía fascinante y muy desconocida en general pese a ser una artista de culto en varios países, particularmente en Alemania y Holanda. Hoy queremos volver a 1984 para hablar del que fue su tercer trabajo: “Joined Up Writing”. En él, además de con su compositor habitual, David Harrow, Clark contó con la participación de la también cantautora Virginia Astley quien escribe la música de los dos primeros cortes del disco en los que también canta y toca los teclados. Harrow, por su parte, toca también sintetizadores además de percusiones, saxo y clarinete. Completan la banda, Jo Wells (clarinete, teclados y voces), Nick Pretzel (batería y percusiones) y Anne Stephenson (violín).


“Nothing at All” - Comenzamos con una preciosa introducción de cuerdas sintéticas que se unen a la percusión para crear un colchón sonoro perfecto para, por un lado, el recitado de Anne y, por otro, pero una maravillosa melodía de violín a cargo de Anne Stephenson. Es una introducción más bien corta pero quizá no haga falta nada más.


“Weltschmerz” - El segundo corte es muy diferente. Los fondos musicales son inquietantes y podrían adornar las escenas más tensas de cualquier película de terror. Todo el tema está estructurado como un in crescendo en el que los redobles de tambor van acompañando con intensidad creciente a la voz de Anne Clark quien se queda en silencio durante toda la parte final dejándonos con una pieza ambiental absolutamente magistral.




“Killing Time” - El tono oscuro permanece en el siguiente tema. Fondos electrónicos y un ritmo lento pero implacable van desplegándose con una fuerza cada vez mayor llegando a su cénit con la irrupción de la percusión en el tramo final. Uno de nuestros cortes favoritos, no solo del disco sino de la carrera de la artista.




“True Love Tales” - Primera aproximación al pop electrónico de todo el trabajo, con una melodía repetitiva y una base rítmica que encaja perfectamente con todos los efectos sintéticos que la rodean. Sonidos industriales para una producción hecha con muy buen gusto y que ha soportado el paso del tiempo mucho mejor que otras piezas de estilo similar de la misma época.


“Self Destruct” - Resulta hasta divertido que la canción más alegre y comercial del disco en lo que se refiere a la parte musical se acompañe de un texto en el que se repasan diferentes formas de suicidio como introducción de una canción que termina siendo un alegato anticapitalista. Un gran tema que quedó eclipsado por el siguiente.


“Our Darkness” - Llegamos por fin al último corte del disco que también fue el primer gran éxito de la artista. Una canción que sonó en las discotecas más avanzadas de la época y que se publicó como maxi single con varias remezclas diferentes a cual más potente. Es un gran ejemplo de tecno pop ochentero dominado por una repetitiva secuencia acompañada por un veloz ritmo electrónico. El uso de samples, voces modificadas y el solo de saxo de la parte central hacen de “Our Darkness” un tema de referencia muchos de cuyos elementos fueron imitados por todo tipo de artistas en los años siguientes.




Por su duración, “Joined Up Writing” es catalogado muchas veces como un mini álbum en lugar de un LP y, de hecho, sus ediciones en CD han ido acompañadas de material extra como diferentes remixes de “Our Darkness” o incluso de su primer trabajo, otro “mini álbum” titulado “The Sitting Room”. Cualquiera de las dos versiones es muy recomendable y ambas constituyen un excelente punto de partida para introducirse en el particular universo musical de Anne Clark. Una poetisa en esencia que decidió expresarse a través de la música y que sigue activa tras todos estos años con una gran cantidad de conciertos programados para los próximos meses. Si aún no conocéis a esta pionera de la “spoken word” mezclada con la electrónica, es un buen momento para acercarse a su obra.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Anne Clark - Hopeless Cases (1987)



Pocos artistas hemos conocido que posean una personalidad tan compleja e interesante como la inglesa Anne Clark. Su propuesta estética, siempre en un segundo plano en cuanto a popularidad es tremendamente original y abarca un amplio rango de géneros y estilos. El hecho de contar con una voz bastante limitada para cantar de forma profesional hizo que tuviera que orientar sus propuestas hacia la “spoken word”, forma de expresión que consistía en recitados de sus propios textos con acompañamientos musicales que, a menudo, estaban creados por otros artistas.

De madre irlandesa u padre escocés, Anne fue una adolescente llena de inquietudes a quien la educación formal pronto dejó de interesarle de modo que dejó los estudios en cuanto pudo (a los 16 años) para ponerse a trabajar en distintas ocupaciones que iban desde cuidadora de enfermos en una institución mental hasta dependienta en una tienda de discos. Procediendo del barrio londinense de Croydon, éste último trabajo parecía casi algo natural ya que el barrio ha tenido siempre una actividad comercial en el ámbito del comercio y el coleccionismo (no sólo musical) que ha trascendido las fronteras británicas.

La tienda en la que trabajó, Bonaparte Records, era también la propietaria de un pequeño sello del mismo nombre lo que facilitó a Anne el contacto con todo tipo de bandas de la escena londinense. Si a ello le añadimos su trabajo en el Warehouse Theatre situado en el mismo barrio de Croydon, la integración de la artista con el entorno musical de la época fue total y hasta llegó a compartir escenario con los primeros Depeche Mode en el Cabaret Futura, club fundado por Richard Strange en el Soho que se convirtió en un centro de referencia para la actividad artística en la transición de la década de los setenta a la de los ochenta.

Anne se dedicaba fundamentalmente a la escritura, en particular de poesía, con textos pesimistas dotados de un extraño romanticismo melancólico. Tras un primer disco en el que ella se encargaba de música y textos, pero a partir del segundo inició una colaboración que se prolongaría durante varios años con David Harrow, teclista que trabajaba también en el Warehouse Theatre. Como fruto de ese trabajo conjunto llegaron varios discos de los que surgieron algunos importantes éxitos en el ámbito del pop electrónico en los primeros ochenta. Tras un breve paréntesis en el que Anne publicó “Pressure Points” sin Harrow (la parte musical fue realizada en colaboración con John Foxx), el duo volvió a juntarse para crear “Hopeless Cases”, nuestro disco favorito de la artista sin duda alguna, en el que encontramos grandes canciones y alguna que otra obra maestra.

Aparte de David Harrow, en el disco colaboraría también Charlie Morgan cuya importancia es capital en las dos piezas instrumentales del trabajo, firmadas por él y Anne Clark a dúo. En el resto del disco, todos los textos son de Anne y las músicas de Harrow con una única excepción que señalaremos en su momento.

Anne Clark


“Poem Without Words I: – The Third Meeting” - Abre el disco un instrumental electrónico de corte minimalista em sus primeros momentos que está concebido como un “in crescendo” que suma nuevos elementos con cada repetición del ciclo principal a la vez que incrementa el ritmo hasta acabar con un acorde de cuerdas prolongado que desemboca en el segundo corte.

“Homecoming” - Nos recibe un vivo ritmo electrónico sobre el que se desarrollan diferentes secuencias propias del tecno-pop de la época y que recordaban a hitos anteriores de la discografía de Anne como “Our Darkness”. El estribillo se basa en una pegadiza melodía sintética muy efectiva y todo el aparato instrumental constituye un fondo ideal para acompañar un texto, ora cantado, ora recitado en el que la artista narra un reencuentro entre dos personas que culmina en una intensa relación sexual.

“Up” - Muy diferente es la siguiente pieza en la que el ritmo es mucho más contenido primando las construcciones sonoras electrónicas más abstractas entre las que se destaca una flauta “sampleada” que dibuja la melodía principal en los primeros instantes. Anne renuncia aquí a cantar y sencillamente recita un breve texto que se funde a la perfección con todo el aparato sonoro diseñado por Harrow.

“Cane Hill” - Adelantábamos en el comienzo de la entrada que uno de los primeros trabajos de Anne fue como asistente en un hospital psiquiátrico. “Cane Hill” era el nombre del mismo y el poema recoge lo desolador del ambiente que reinaba en aquel lugar. El paisaje sonoro que diseñan Clark y Harrow es estremecedor, con samples de voces fantasmales que suenan a lo largo de toda la pieza sobre un monótono ritmo que repica constantemente durante la composición. El ambiente de toda la pieza es fantasmagórico y nos sitúa en un lugar desolador perfectamente descrito con los certeros versos de Anne.

“This Be the Verse” - El único texto ajeno que aparece en el disco es este poema del escritor Philip Larkin aparecido en el que fue su último libro, “High Windows”. La música de Anne es burlona, con metales sintéticos formando un ritmo casi circense al que contribuyen el resto de arreglos. Una miniatura que apenas sobrepasa el minuto de duración y que nos lleva hasta uno de los mejores temas del disco.

“Now!” - Charlie Morgan toma el lugar de David Harrow como coautor de la pieza, una espectacular muestra de pop electrónico llena de brillantes secuencias que se podrían codear con lo mejor del género en aquellos años (pensamos en grupos como Propaganda, por ejemplo). La voz de Anne, sin ser la más brillante ni mucho menos, funciona bien desgranando un texto brillante como casi todos los del disco.

“Hope Road” - Una serie de “samples” vocales forman la base de la pieza de un modo similar a lo que ocurría en temas anteriores como “Moments in Love” de Art of Noise o “O Superman” de Laurie Anderson. El texto cuenta un desengaño de la protagonista que conoce a alguien en una fiesta con quien espera volver a verse más adelante comprobando que la forma de contacto que éste le facilita es falsa. Es un tema más bien anecdótico dentro del disco, especialmente porque a partir de aquí llega lo mejor de todo el trabajo con diferencia.

“Armchair Theatre” - Los clásicos sonidos electrónicos de la época, con sus torpes emulaciones de instrumentos reales se suceden en los primeros instantes de un tiempo medio que funciona como un tema instrumental hasta que Anne recita un breve texto en el tramo final. La letra, cruda como la mayoría de las que salen de su pluma, nos habla de la soledad tras la ruptura y de cómo, en realidad, ésta ya está ahí antes de que la separación se lleve a cabo.

“Leaving” - Las dos últimas piezas del disco son dos verdaderas obras maestras completamente diferentes entre sí. La primera es una intensa canción de pop electrónico con una letra absolutamente magistral (nuestra favorita de todas cuantas ha escrito Anne) que funciona perfectamente como pieza musical y como narración. Sobre una secuencia rítmica llena de fuerza se suceden melodías electrónicas de gran brillantez que realzan el recitado de la artista. La producción alcanza niveles épicos con un uso magistral de los ecos para añadir dramatismo a determinados pasajes del texto. En suma, una de las más impresionantes canciones de su autora que podría haberse convertido en un “hit”, quizá con una letra menos sincera.



“Poem Without Words II: Journey By Night” - Cerrando el trabajo llega un tema distinto a todo lo demás que había hecho Anne Clark hasta entonces. Verdadera poesía sonora en forma de pieza de piano de corte neoclásico que se acerca al minimalismo de Wim Mertens cuando comienza a sonar la tuba haciendo las veces de base rítmica. La aparición de las cuerdas es lo único que hacía falta para elevar la pieza a la categoría de obra maestra a la que aludíamos anteriormente. Es una verdadera pena que Anne no profundizase en esta faceta de modo que esta incursión queda como una rareza en medio de su discografía; una gema sin igual que muchos matarían por haber compuesto.



El texto de “Leaving” es una despedida de una belleza sin igual en la que Anne nos pide que la recordemos por lo que fue, no por lo que es ahora. Tampoco por lo que no pudo llegar a ser o por lo que nunca volverá a ser. Anne es una de esas artistas a las que guardamos un hueco muy especial en nuestra discoteca y todos sus trabajos, en menor o mayor medida, merecen mucho la pena; tanto los anteriores a este “Hopeless Cases” como los que llegaron después aunque es cierto que en nuestro corazoncito siempre la recordaremos, como ella nos pide, por lo que fue. Por lo que fue en este momento de 1987 en que alumbró un disco raro, minoritario casi por vocación pero que contiene algunas composiciones maravillosas. Con todo, Anne es una artista con mucho que decir aún que sigue trabajando y dando recitales con muy buena acogida. Volveremos en el futuro a hablar de ella con toda seguridad recomendando a quienes aún no la conozcan, que le den una oportunidad a su particular universo creativo.


Os dejamos una muestra de cómo sonaba Anne en directo en 1992.