La música electrónica o, más propiamente hablando, la producida con sintetizadores tuvo durante la década de los setenta su época de mayor esplendor con artistas surgiendo de todas partes y llegando a crearse una cierta “escena” musical en lugares como Berlín cuyo legado aún perdura. Poco a poco, esa forma de hacer música fue infiltrándose en los estilos más populares y artistas como David Bowie, supieron ver las posibilidades de los sintetizadores y los incorporaron a su paleta de sonidos con naturalidad. Con los ochenta, todo se vulgarizó un poco y la música electrónica dio un cierto paso atrás. Cualquier grupo pop tenía su sintetizador pero muy pocos se preocuparon de darle alguna utilidad más allá de la de incorporar a sus discos sonidos “de moda”.
Con la llegada de los noventa, cambió un poco la forma de hacer las cosas. Los sintetizadores no eran ya la gran novedad y su sonido no bastaba por sí solo para atraer al público y pronto no iba a haber ni siquiera un público al que atraer, al menos hasta las tiendas de discos. Sin embargo, la gente seguía pidiendo música aunque el acercamiento hacia la misma iba a ser muy distinto al de décadas anteriores. Como tantos otros movimientos, el siguiente salto en la evolución del género electrónico iba a tener lugar en las Islas Británicas, lo que no deja de ser curioso ya que, Brian Eno al margen, no habían sido hasta ese momento un terreno especialmente fértil para los artistas electrónicos. El término no era ni mucho menos nuevo pero a finales de los ochenta comenzaron a popularizarse las “raves”, fiestas con asistencia masiva de jóvenes atraídos por la música de baile en las que no era raro que se juntasen varios miles de personas. Este fenómeno se extendió alrededor de la autopista M25, también conocida como la “London Orbital Motorway” (de donde tomaron su nombre los propios Orbital en aquella misma época), carretera que circunvala la capital británica. La novedad es que no se trataba de conciertos al uso con músicos o bandas interpretando sus creaciones sino de fiestas amenizadas por deejays. El tradicional “pinchadiscos” asciende en estos años a la categoría de artista y las fronteras entre lo que es un músico y lo que no, quedan completamente difuminadas.
Todo esto viene a cuento porque Massive Attack, los autores del disco que hoy tenemos por aquí no son músicos al uso. Tampoco es del todo exacto llamar a Massive Attack grupo o banda y, de hecho, casi todos los artículos que aparecen sobre ellos coinciden en la poco precisa denominación de “colectivo”. Todo empezó en el Bristol de los años ochenta donde surgió una agrupación denominada “The Wild Bunch”, en homenaje a la película de Sam Peckinpah, que se dedicaban a todo tipo de actividades artísticas, aunque centrados en la música. Tres de los miembros de “The Wild Bunch” con inquietudes similares fundaron Massive Attack tras la disolución del colectivo inicial: el grafitero Robert del Naja, pionero de la pintura callejera en el Reino Unido y vocalista habitual de la banda (llamemosle así) desde su creación y los deejays Grantley Marshall y Andrew Vowles. Como puede comprobarse por la alineación, no aparece ningún músico convencional como miembro Massive Attack quienes, en realidad, actúan como autores, sí, pero principalmente como productores de una serie de artistas que irán apareciendo en sus discos. En sus comienzos, la agrupación contó con el apoyo financiero de la cantante Neneh Cherry, muy interesada en todo el movimiento que estaba surgiendo en Bristol, primero con Massive Attack y más tarde con Portishead o Tricky.
El trío principal, aún sin haber adoptado el nombre de Massive Attack y bajo pseudónimos (Andy Vowles firmaba como “Mushroom”, Grant Marshall como “Daddy G” y Robert del Naja como “3D”) consiguió publicar un primer single y poco después, ya bajo el nombre que les hizo conocidos, el LP “Blue Lines” con el que alcanzaron el éxito. Tiempo habrá de hablar de ese y del siguiente disco, “Protection”, pero ahora nos vamos a centrar en el tercer largo de la banda: “Mezzanine”:
En el momento de la grabación del disco, se había incorporado a la banda el guitarrista Angelo Bruschini. Participan también en “Mezzanine”, la vocalista Sara Jay Hawley, los bajistas Jon Harris, Bob Locke y Winston Blisset, el batería Andy Gangadeen y los teclistas Neil Davidge, Dave Jenkins y Michael Timothy además de unos cuantos músicos invitados en temas puntuales.
3D y Daddy G en imágen promocional. |
“Angel” – Versión de “You Are My Angel” de Horace Andy (Horace Hinds, como figura en su partida de nacimiento). Cantante jamaicano que, sin ser nunca miembro oficial del grupo ha tomado parte en todos los discos de estudio de Massive Attack hasta la fecha. Horace grabó la canción en 1973 en una onda reggae totalmente distinta a lo que aquí podemos escuchar y ahora vuelve a cantarla para “Mezzanine”. Con sólo unos segundos de escucha nos sumergimos en el particular universo sonoro de Massive Attack: una profunda secuencia de bajo seguida por un limpio ritmo electrónico que no disimula nada el trazo oscuro del tema. Poco a poco se van incorporando más elementos (una batería obsesiva, nuevas líneas de sintetizador…) que contribuyen a enrarecer aún más el ambiente llegando al clímax con la entrada de la guitarra eléctrica en una intervención abrasiva. Hay toda una historia alrededor de la grabación ya que la pretensión era la de hacer una versión de “Straight to Hell” de los Clash pero durante la grabación, Horace Andy, persona profundamente religiosa, se negaba a pronunciar la palabra “hell” (infierno) por lo que que a toda prisa hubo que rehacer todo el tema. Se eliminaron los samples de otra canción que iban a servir de base y se adaptó la letra del “You Are My Angel” del propio Andy. La capacidad de evocación del tema se pone de manifiesto en la cantidad de veces que ha sido utilizado en cine, televisión o publicidad.
“Risingson” – Continuando con el ambiente opresivo por momentos que rodea todo el disco nos sumergimos en otra canción oscura en la que se pueden escuchar samples del “I Found a Reason” de la Velvet Underground. En algunos momentos podemos escuchar trazas de un jazz algo tenebroso, especialmente en el bajo pero probablemente sólo es una ilusión y es que todo el tema es brumoso y muy difícil de clasificar.
“Teardrop” – Llegamos a otro de los temas estrella del disco con la voz invitada de la cantante de Cocteau Twins, Elizabeth Fraser. Una percusión casi metronómica marca el comienzo de la pieza, enfatizada por la repetitiva frase de teclados que comienza a oírse a lo lejos. Unas espaciadas notas de piano hacen las veces de introducción para la aparición de Elizabeth cantando con su delicada voz una melodía de una extrema fragilidad que supone un rayo de luz en el disco. Los seguidores de la serie “House” han podido disfrutar de este bellísimo tema cada vez que comenzaba su serie preferida puesto que fue utilizado como sintonía de la serie aunque no es la única en la que aparece (CSI Miami, Prison Break o Caso Abierto han tenido en algún momento las notas de Teardrop como fondo).
“Inertia Creeps” – Con la participación del guitarrista de los Manic Street Preachers, James Dean Bradfield volvemos a los ambientes más oscuros, esta vez con un aire oriental bastante marcado, tanto en los sonidos iniciales como en la percusión que domina toda la pieza. Las susurrantes voces de Del Naja crean una atmósfera inquietante desde el principio del tema y con esa particular forma de rapear se han convertido en una de las señas de identidad del grupo.
“Exchange” – Abre el tema un sample de violín que se repite varias veces y que parece sacado de una película antigua. La composición tiene un toque retro en cuanto a los sonidos, melodías y ritmos empleados que la emparientan en cierto modo con trabajos contemporáneos como el “Moon Safari” de los franceses Air o, incluso, con el álbum “Play” que Moby publicaría unos meses después.
“Dissolved Girl” – De nuevo nos vemos envueltos en líneas de bajo hipnóticas, percusiones obsesivas y una voz casi susurrante: la de Sara Jay Hawley. Todo ello rodeado de samples, guitarras eléctricas afiladas y algunos toques de jazz en los teclados. Aparece acreditado como autor el también deejay de origen israelí Matt Schwartz. La canción alcanzó cierta popularidad al ser incluida en una de las primeras escenas de la película “Matrix”.
“Man Next Door” – De nuevo se recurre a un cantante de reggae en la persona de John Holt, autor de la canción también en los setenta aunque la interpretación en el disco es de Horace Andy. La pieza respeta el ritmo de la original pero pasado por el filtro electrónico de Massive Attack se nos antoja casi irreconocible. A lo largo de la misma se pueden escuchar sendos samples de The Cure (“10:15 Saturday Night”) y Led Zeppelin (“When the Levee Breaks”).
“Black Milk” – Segunda aparición de Elizabeth Fraser en el disco en una canción que no hace sino incidir en los elementos más característicos de todo el trabajo, trazas de jazz, ritmos pesados y atmósferas pegajosas. A estas alturas, aquellos a los que no os guste este sonido ya os habréis bajado del barco. Por el contrario, si disfrutáis con este particular estilo, aún os quedan unos pocos temas antes del final. Como curiosidad, aparece en la canción un sample de la Manfred Mann’s Earth Band, concretamente del tema “Tribute”.
“Mezzanine” – Quizá el corte más anodino de todo el disco, podría haber sido una especie de coda de “Inertia Creps” por cuanto comparte muchas de las características de ese tema pero sin la fuerza de aquel. No podemos decir que sea una pieza floja porque ninguna del disco puede recibir ese calificativo, en nuestra opinión pero, definitivamente, no está entre nuestras favoritas.
“Group Four” – Última intervención de Elizabeth Fraser acompañando a Del Naja en esta ocasión. Aunque no gozó de la popularidad de “Angel” o “Teardrop” creemos que es otra de las grandes canciones del disco. Profundiza en los ambientes nebulosos con toques de jazz que reinan en todo el trabajo pero el formato de dúo supone una cierta novedad muy agradable. El final del tema, con una continua aceleración parece indicar que también el disco va a llegar a término pero veremos que no es así.
“(Exchange)” – Para cerrar el disco, Massive Attack escogen una especie de “reprise” de un corte anterior (quizá el que menos encaja con el resto de Mezzanine”) al que añaden algunos sonidos de vinilo polvoriento, algo que hemos podido escuchar también en muchos tramos del disco y un sample de Isaac Hayes, concretamente de “Our Day Will Come”.
Cuando Massive Attack publicaron “Blue Lines” en 1991, la prensa musical no sabía como calificar su música y se tuvieron que inventar un término que agrupara hip-hop, jazz, soul, electrónica y todos los elementos presentes en la música de la agrupación de Bristol. La definición que hizo fortuna fue la de “trip-hop”. A partir de ahí, muchos otros grupos y artistas acabaron siendo identificados con esa etiqueta. En nuestra opinión, con “Mezzanine”, Massive Attack alcanzó la cumbre de ese estilo. Su influencia ha sido amplia ya que con apenas cinco discos de estudio en veinte años, son uno de los grupos más imitados y citados. Incluso bandas con mucha más solera que ellos han sonado cercanos al estilo de los de Bristol en algún momento (pensamos ahora en Depeche Mode y temas como “A Pain That I’m Used To” de su disco “Playing the Angel”). En cualquier caso, abanderaron una de las facciones responsables del resurgimiento de la música electrónica en los noventa (hubo otras, claro está, que aparecerán por aquí tarde o temprano) y crearon escuela en muchos países. Incluso en España, el que probablemente sea el más importante disco electrónico de los últimos años está tremendamente influido por Mezzanine; hablamos de “No Blood” de Najwajean.
La escasa producción discográfica de Massive Attack puede tener relación con la faceta solidaria de Del Naja, conocido antimilitarista. Su oposición a la guerra de Irak en 2003 fue tremendamente activa llegando a pagar anuncios en prensa oponiéndose a la participación británica en el conflicto (junto con Damon Albarn, líder de Blur). Buena parte de los beneficios de las ventas de los discos y de los conciertos de Massive Attack han sido destinados a campañas a favor de los afectados por el tsunami de Indonesia, ayudas a los campos de refugiados en Palestina, Siria o el Líbano además de colaborar para la limpieza de los efectos del vertido de BP en el Golfo de México en 2010. También, junto con Thom Yorke de Radiohead, han apoyado movimientos como “Ocupa Wall Street” en su versión británica.
Como curiosidad, “Mezzanine” fue también un disco pionero en cuanto a su comercialización ya que mucho tiempo antes de estar disponible en formato físico, se podía adquirir en forma de descarga a través de la web del grupo. Hoy os será más sencillo comprar el CD. Lo podéis hacer aquí:
Nos despedimos con "Inertia Creeps" en directo en el programa Club Chill de la MTV: