Cuando eres el hijo de alguien que es casi una leyenda y uno de los compositores para cine más reputados de tu país, si no el que más, es muy difícil plantearte una carrera en el mismo campo y evitar las comparaciones con el legado de tu padre. Esta historia, que te sonará si eres seguidor de Jean Michel Jarre o de su padre Maurice, es también la que le tocó vivir a Artemiy, el hijo de Eduard Artemiev, el autor de las bandas sonoras de la mayor parte de las películas de Andrei Tarkovsky en los años setenta incluyendo "Solaris" o "Stalker". Al igual que en el caso de Jarre, Artemiy escogió los sintetizadores como medio de expresión y comenzó a componer para cine, televisión y teatro mientras tocaba en distintas bandas de rock. Su padre había trabajado en los sesenta en el campo de la música electrónica y, de hecho, en sus bandas sonoras utilizó con profusión el ANS, uno de los primeros sintetizadores de la historia, desarrollado durante los años 40 y 50 por el ingeniero soviético Evgeni Murzin.
El disco de debut de Artemiy Artemiev se grabó entre 1992 y 1993 aunque se publicaría algo más tarde. Como ocurre muchas veces, era una recopilación de trabajos compuestos para cine, televisión y teatro en los años anteriores. Artemiev toca todos los instrumentos que van desde los sintetizadores al bajo, pasando por la batería y toda clase de percusiones. Puntualmente escuchamos el violín de Dmitriy Kutergin y el Oboe de Michael Irkushev en un par de cortes.
“Overture” - El disco comienza de forma contundente. Tras una breve introducción en la que escuchamos sonidos que podían proceder de una estación de tren o de un mercado, entra una repetitiva melodía electrónica acompañada de densas texturas de sintetizador en la línea de los Tangerine Dream de los ochenta, parecido que se refuerza con la aparición de la batería y el uso de determinados sonidos muy característicos de aquellos años. La pieza no tiene mucho más desarrollo como corresponde a una obertura y es una magnífica puesta en acción para afrontar el resto del disco.
“Down By the River” - Continuamos con un tema algo más lento en el que destaca el uso de los samples, en especial una especie de graznido fantasmagórico que se repite varias veces. Por lo demás, es una estructura que se sustenta inicialmente en unos acordes de algo parecido a un piano que se repiten varias veces mientras las cuerdas y la flauta sintéticas van evolucionando poco a poco por encima. Pese a la longitud del corte, el más largo del disco, no hay demasiada evolución en él salvo las distintas variaciones sobre la melodía inicial por lo que acaba siendo una larga transición con cierto toque “new age” que puede llegar a hacerse pesado.
“Tibet” - El título del tema ya nos da una idea de por dónde pueden ir los tiros y el comienzo, con un gélido viento sonando por debajo de una melodía de inspiración y timbre oriental nos lo confirma enseguida. Sonidos que recuerdan al sitar y a la tabla indios terminan de situar geográficamente la pieza. El contraste entre estos y las cuerdas sintéticas, mucho más próximas a la orquesta convencional, es lo más interesante del corte.
“Remeniscences” - Entramos ahora en ambientes secuenciales más próximos a la escuela de Berlín, con esa monotonía subyugante de las secuencias de Klaus Schulze y un enfoque melódico algo más marcado que el del alemán, estamos ante una de las mejores piezas del trabajo. Incluso los sonidos de flauta de pan, explotados hasta la saciedad en aquellos años, suenan aquí perfectamente integrados en el conjunto y no nos distraen de la escucha como lo hacen en muchas obras contemporáneas de esta.
“E Cosi a Poco a Poco” - En el disco aparecen un par de versiones de sendos madrigales de Monteverdi. Esta es la primera de ellas y tampoco podemos comentar demasiado al respecto. Artemiev opta por una interpretación llena de capas de cuerdas que terminan por oscurecer un poco el resultado. No está del todo mal pero tampoco nos parece el mejor enfoque posible.
“Road to Nowhere” - Con el siguiente tema volvemos a un formato más cercano al de la obertura, con mayor peso de las percusiones, hasta el punto de que se hacen con el control de la pieza casi por completo. En la segunda mitad del tema se produce un curioso cambio centrado en un motivo más melancólico y con un improbable aire aflamencado que se repite varias veces dejándonos con un gran sabor de boca aunque también con la sensación, seguramente errónea, de haber oído una melodía muy similar en alguna parte.
“The Warning” - El que por su título podríamos identificar como el tema central del disco es una verdadera sinfonía electrónica que recoge lo mejor de muchas de las tendencias principales del género. Desde las secuencias al estilo berlinés a la exploración y la contundencia sonora de un Morton Subotnik pasando por samples evocadores de sonidos de otras tierras y etéreos coros electrónicos. Es un corte oscuro por momentos pero con una gran profundidad que podría recordar en algún momento al Vangelis de “China” o de la banda sonora de “The Bounty”.
“Seaside Walk” - Continuando con la mejor tradición de la música electrónica Artemiev vuelve aquí a las atmósferas típicas del Schulze de finales de los setenta y las combina de nuevo con su propia aportación melódica para configurar un tema extraordinario que perfectamente podría acompañar a una película de John Carpenter.
“A Tale Told By Night” - Todos los cortes del disco están separados por distintas cortinillas sonoras. La que precede a este, con el sonido de una puerta de coche cerrándose antes de arrancar y alejarse de nosotros, no podemos evitar pensar en que es una referencia poco disimulada al “Autobahn” de Kraftwerk aunque ahí terminan todas las similitudes. Y esto es aqui porque lo que viene después es un corte algo insulso en el que escuchamos una serie de arpegios repitiéndose continuamente mientras la flauta de pan (que aquí ya tiene menos gracia que antes) ejecuta una melodía con ligeras variaciones. De lo más prescindible del disco.
“Ferir Quel Petto” - La segunda versión de un madrigal de Monteverdi presente en el disco. Los arreglos y la ejecución son similares a los de la primera por lo que poco más podemos añadir. No terminamos de entender la presencia aquí de este tipo de piezas aunque sí que es cierto que Artemiev ha grabado muchas versiones electrónicas de composiciones clásicas por lo que entendemos que es parte de su estilo el incluirlas dentro de sus trabajos.
“Finale” - El cierre del disco, por el contrario, nos encanta. Comienza con una especie de sample de guitarra eléctrica ejecutando un tema dramático con el apoyo de la batería. De pronto se suman el bajo y, sobre todo, el violín dibujando melodías en segundo plano en plena batalla con el resto de instrumentos. Una verdadera maravilla que podría acompañar al más épico de los finales de la epopeya cinematográfica que se os ocurra. Una maravilla por la que hasta le perdonamos a su autor por la coda final, completamente anticlimática, con una especie de cajita de música que no viene a cuento.
Aunque el disco se terminó en 1993, no fue hasta 1997 que apareció publicado en CD en el sello Elektroshock Records, del propio Artemiy Artemiev. Probablemente esto haya hecho que su distribución no haya sido masiva y no sea un disco (ni un autor) demasiado conocido fuera de los círculos de la música electrónica más especializada pese a que, por su calidad, bien podría haber sido uno de los grandes éxitos de su género en los noventa. Tenemos que señalar algo que es conveniente para aquellos que busquen el disco en alguna de las muchas plataformas en las que hoy está disponible. En el lanzamiento original figuran once títulos con su minutaje correspondiente que son los que hemos comentado aquí. Sin embargo, en el CD solo hay dos cortes, uno mucho más largo que englobaría los nueve primeros títulos y otro con los dos últimos. Para liarlo un poco más, en Spotify o Youtube, el primer corte lleva el título de “The Warning” pero el segundo se titula “A Tale Told By Night” que, en realidad, sería el correspondiente al noveno tema del disco que pertenece al primer corte. Un pequeño jaleo que no debe distraernos de lo verdaderamente interesante que es la música. Artemiev ha publicado varios discos más desde entonces pero nunca hemos profundizado mucho en ellos aunque seguro que más adelante alguno aparece por aquí. Hasta entonces, disfrutad de “The Warning”. Si no lo conocéis, puede ser una agradable sorpresa.