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lunes, 28 de marzo de 2016

Kraftwerk - Kraftwerk 2 (1972)



En muchas ocasiones, la discografía oficial de un artista no corresponde exactamente con lo que éste suele aceptar como tal, hasta el punto de que no son pocos los casos en los que discos completos e incluso años enteros de trabajo suelen ser omitidos de las reediciones de los catálogos y de los discos recopilatorios. Estos LP adquieren la categoría de legendarios entre los seguidores y, al menos antes de la era de internet, se convertían en codiciados objetos de coleccionista.

Lo cierto es que bucear en los inicios discográficos de grupos hoy consagrados lleva en muchas ocasiones a la sorpresa al comprobar que lo que grababan en sus comienzos tiene poco que ver con la música que les hizo famosos aunque en el caso del grupo del que hablamos hoy, existe un claro condicionante: la tecnológía. Era inevitable que los artistas que comenzaron a experimentar con instrumentos electrónicos en los años sesenta evolucionasen de un modo vertiginoso de modo paralelo a como lo hacían los aparatos observándose saltos estilísticos inmensos entre discos publicados con apenas meses de distancia entre ellos.

Este hecho por sí solo no justificaría que un grupo renegase de un determinado disco como tampoco lo haría el hecho de que la formación de los primeros años no fuese exactamente la misma con la que luego llegaron a la fama. En el caso de Kraftwerk, parece claro que de cara al gran público, su carrera comenzó con la publicación de “Autobahn” en 1974, idea que ellos mismos refuerzan cuando publican la caja “The Catalogue” en 2009 dejando fuera sus discos anteriores a aquel (Ralf Hütter habló de una segunda caja recogiendo esa primera etapa pero nada se ha vuelto a saber de aquella idea.

La cuestión es que Kraftwerk habían lanzado tres trabajos antes de de “Autobahn” (cuatro, si añadimos a la lista “Tone Float”, publicado bajo el nombre de Organisation). Hablaremos hoy del segundo de ellos, titulado, sencillamente, “Kraftwerk 2”, y cuya portada mostraba un cono de señalización de los que se utilizan habitualmente en las carreteras cuando están en obras. En este caso es de color verde y blanco, en contraposición a la portada del primer disco en la que ese mismo cono aparecía en con el rojo en lugar del verde. En aquel momento, Kraftwerk habían quedado reducidos a dúo prescindiendo de los distintos baterías que les habían acompañado en las primeras grabaciones siendo los únicos miembros Ralf Hütter y Florian Schneider. El primero se encargaba de los teclados (piano y órganos eléctricos principalmente), el bajo, el xilofón y la armónica, además de la programación de una primitiva caja de ritmos. El segundo tocaba la flauta, el violín, las guitarras y el xilófono además de encargarse de todo tipo de efectos electrónicos. Efectivamente, en los primeros trabajos de Krafwerk no hay sintetizadores, algo normal si tenemos en cuenta que estamos en 1972 y aún no son de uso común.

Florian Schneider y Ralf Hütter.


“Klingklang” - Como muchos discos de la época, “Kraftwerk 2” se divide entre una “cara a” ocupada por un solo tema de larga duración y una “cara b” con varias piezas más cortas. “Klingklang” es una suite muy interesante que comienza con unos bonitos juegos de percusiones directamente emparentados con lo que se hacía en aquel entonces en los círculos más vanguardistas de las músicas, digamos, académicas. A continuación escuchamos un ritmo monótono marca de la casa (“Autobahn” se construirá sobre ritmos similares, más adelante) sobre el que van apareciendo los distintos instrumentos. Las flautas cobran gran importancia aquí pero también el bajo y el piano contribuyen de un modo fundamental a la pieza, sumándose a la maquinaria rítmica dela banda. Esta base sonora es manipulada mediante cintas magnetofónicas, en ocasiones para duplicar instrumentos, en otras para acelerar o ralentizar el “tempo” de la grabación y en algún otro caso para crear nuevos timbres a partir de los sonidos acústicos. En la segunda parte de la pieza desaparece la caja de ritmos y es una percusión metronómica la que nos conduce hacia el final del segmento entre capas de sonido electrificado (suenan “drones” de órgano de fondo) y notas de flauta que parecen respiraciones. El último tramo incorpora guitarras eléctricas y sería un claro ejemplo de lo que se dio en llamar “krautrock” en su momento.




“Atem” - Lo que parece una respiración profunda (y que seguramente proceda de algún banco de osciladores) abre la segunda parte del album. Toda la pieza se construye a partir de ruido blanco organizado, como decimos, de forma que creemos estar oyendo los poderosos pulmones de alguna maquinaria industrial.

“Strom” - Continuando con la experimentación, se mezclan ahora interferencias radiofónicas con una guitarra eléctrica muy distorsionada para dar paso a una cadenciosa melodía que parece estar ejecutada directamente sobre las cuerdas de un piano, sin utilizar el teclado. Bajo, guitarra, órgano y flauta completan una escena en la que a partir del caos inicial surge una pieza bellísima a nuestro juicio, muy próxima a lo que bandas como Pink Floyd hacían en aquellos mismos momentos.




“Spule 4” - En una onda similar se desarrolla la siguiente pieza. Guitarras espaciales con un punto psicodélico que se unen al final a una serie de percusiones y efectos para dibujar una melodía distinta a todo. Se evidenciaba ya que el sonido que la banda buscaba necesitaba de otro tipo de instrumentos para poder expresarse pero como suele decirse, lo interesante del viaje no es el destino sino el trayecto en sí.

“Wellenlänge” - La pieza más larga de este tramo del disco comienza como una continuación de la anterior con la que que comparte instrumentación y espíritu. En realidad es un dúo de guitarra y bajo en el que podemos intuir la necesidad del secuenciador y la caja de ritmos para terminar de definir el característico sonido de la banda porque, en cuanto a ideas, la mayor parte de ellas ya están aquí.

“Harmonika” - El sonido más puramente electrónico queda para la última pieza del disco. En ella escuchamos una serie de manipulaciones en cinta magnetofónica del sonido procedente de una armónica. Un experimento curioso que tampoco tiene mayor trascendencia.

Con “Harmonika” se ponía fin a un disco que no tiene nada que ver con lo que el público en general conoce de Kraftwerk pero que sirve para descubrir cómo empezó todo, cómo se dio forma poco a poco a uno de los sonidos más influyentes de las últimas décadas. No son pocas las discusiones que hemos tenido en tertulias improvisadas sobre los motivos que nos llevan a escuchar discos por el simple hecho de que en la portada aparezca un nombre determinado. Ese “completismo” que en ocasiones lleva a acumular trabajos y más trabajos de algunos artistas en una especie de “síndrome de Diógenes” llevado a lo musical no puede tiene nada que ver con discos como este “Kraftwerk 2”, trabajo que creemos imprescindible para entender la evolución de todo un género, especialmente porque evidencian que los sintetizadores, secuenciadores, cajas de ritmos, etc. no fueron un divertimento que se puso de moda en un momento determinado sino que surgieron para cubrir una necesidad previa. Había multitud de artistas esperando algo así para poder plasmar las ideas que tenían en sus cabezas y que no tenían forma de realizar con los instrumentos convencionales. Evidentemente más adelante muchos otros músicos aprovecharon la comodidad de los nuevos aparatos para adaptarlos a corrientes y estilos ya existentes pero el paso importante lo dieron otros y Kraftwerk, sin duda, estarían en ese grupo de pioneros.

Mención aparte merece la presencia en el disco como ingeniero de sonido de Conny Plank, el hombre fundamental en el nacimiento del “krautrock” como género por su participación en la mayor parte de las grabaciones que dieron forma a ese estilo, incluyendo los cuatro primeros discos de Kraftwerk (también “Tone Float” de Organisation) o todos los de Neu!.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Kraftwerk - Tour de France Soundtracks (2003)



En 1983 apareció un single que parecía el adelanto de un nuevo disco de Kraftwerk. El vinilo contenía una pieza espectacular con una melodía de esas que te atrapan (adaptada de la “Sonata para Flauta” de Paul Hindemith), un ritmo inconfundible y una extraña letra que hacía referencia a diferentes temas relacionados con el ciclismo, particularmente con el Tour de Francia, competición que daba título al disco.

Ya en su momento hablamos de lo ocurrido entonces y de cómo el trabajo, supuestamente titulado “Tecno Pop” fue retrasándose hasta el punto de no ver la luz jamás con ese título. Sí que habría un disco tres años después titulado “Electric Cafe” pero en él no encontramos rastro alguno de “Tour de France”. Tras aquel disco, sólo la publicación en 1991 de un recopilatorio de nuevas versiones de sus clásicos titulado “The Mix” nos recordaba que Kraftwerk seguían siendo un grupo activo, al menos en lo que se refiere a la grabación de discos pero si excluimos algunas apariciones en festivales puntuales, el grupo alemán parecía desaparecido del panorama musical.

En 1999 se produjo un regreso efímero con la edición por primera vez en CD del maxi “Tour de France” y con otro nuevo single titulado “Expo 2000” con motivo de la Exposición Universal que en ese año tendría lugar en Hannover. Nada demasiado prometedor, sin embargo, que no parecía revelar un próximo despertar de la maquinaria del grupo para volver a la primera línea. Por ello, la sorpresa fue importante cuando se anunció la salida en 2003 de un nuevo disco “grande” con nueva música a cargo del cuarteto, formado desde 1992 por los clásicos Ralf Hütter y Florian Schneider, el percusionista Fritz Hilpert y el teclista Henning Schmitz. El disco iba a ser una extensión del mítico single “Tour de France” con varias piezas dedicadas a distintos aspectos de la carrera y del ciclismo en general. ¿Cómo sonarían Kraftwerk más de 15 años después de su anterior disco de música nueva?. Si “Expo 2000” era una pista, la cosa no apuntaba demasiado bien puesto que el single, extremadamente simple, no daba mucho de sí. “Tour de France Soundtracks”, que era el título final del nuevo trabajo, constaba de doce cortes de la versión para el siglo XXI de una de las bandas más influyentes de la segunda mitad del XX.

En directo, la cosa era más o menos así.


“Prologue” - Una serie de acordes con sonidos similares a los del citado single “Expo 2000” sirven de brevísimo prólogo al disco. Apenas unos segundos que nos llevan al siguiente tema.

“Tour de France Étape 1” - Empieza la acción con una serie de secuencias electrónicas marca de la casa, el clásico “vocoder” distorsionando la voz principal y un esbozo de melodía central que recuerda mucho el timbre y estilo de algunos de los temas de “Computer World”, el disco de 1981 de la banda. La segunda mitad del tema presenta nuevos sonidos sintéticos durante unos instantes en los que las secuencias pasan a segundo plano por un momento pero pronto regresan para poner fin a la pieza.

“Tour de France Étape 2” - La segunda etapa parte de un ritmo similar a la anterior con algunas variaciones no demasiado notorias. Los ritmos programados tienen mayor peso aquí que en el corte anterior en detrimento de las secuencias pero, como decimos, esencialmente podría tratarse de una continuación del corte anterior. En términos de sonido, está claro que son Kraftwerk pero eso no quiere decir que no hayan tomado nota de lo que han hecho en estos años algunos de sus “discípulos” más aventajados como podrían ser Orbital o Aphex Twin.

“Tour de France Étape 3” - Seguimos con otra prolongación del mismo concepto que se mostraba en los primeros cortes. Quizá hay algo más de incidencia en las breves células melódicas que en las dos partes anteriores pero, en esencia, hablamos de tres variantes de un mismo tema. Algo así como los distintos remixes que suelen hacerse de los singles de un tiempo a esta parte.



“Chrono” - Aunque el rimo sigue siendo muy similar, aquí asistimos ya a una serie de arabescos electrónicos que diferencian claramente la pieza de las precedentes. Es un tipo de sonido diferente pero el espíritu es similar al de algunos momentos de “Electric Cafe”. Pasados unos instantes, volvemos a los ritmos y melodías de la “suite” central del disco que podemos considerar finalizada con los últimos acordes de este pieza.

“Vitamin” - Llegamos a uno de los cortes más largos del disco. En él, el ritmo es sincopado, más lento que hasta ahora y tanto el tema principal como las variaciones del mismo recuerdan a los mejores Kraftwerk. Puede extrañar el hecho de que en 2003 los conceptos básicos de la música de la banda sean los mismos que en 1977 pero no cabe esperar nada muy distinto en una banda con la peculiar filosofía del cuarteto alemán.

“Aerodinamik” - Una secuencia tremendamente simple y repetitiva sirve de base del siguiente corte. Melodías esquemáticas y textos con “vocoder” se unen para construir la pieza que tampoco sorprende al seguidor del grupo. Realmente, y con la lógica diferencia del sonido, más actual, cualquiera de las piezas del disco podría haber aparecido en cualquier disco de Kraftwerk entre 1975 y 1986.



“Titanium” - Como ocurre en otros cortes, éste es una mera prolongación del anterior. Dudamos que, de no venir separados en el CD, nadie se hubiera percatado de que estamos en un corte distinto ya que todo suena igual que en “Aerodinamik”, ritmo, melodías e incluso el estribillo. Tampoco es que esto sea una novedad en Kraftwerk (“Endless Endless”, “Dentaku”...) pero son cosas a las que no encontramos demasiado sentido.

“Elektro Kardiogramm” - Desaparecen por un momento los ritmos electrónicos sustituídos por los corporales del latido de corazón del ciclista y su propia respiración acompasada. Adaptándose a esa pauta aparecen las programaciones y efectos sonoros característicos que van componiendo uno de los mejores cortes de todo el trabajo. Los textos, tan esquemáticos como siempre, hacen siempre referencia al ciclismo o, como aquí, a la actividad cardíaca. “Minimum, maximum beats per minute” es el mantra que se repite una y otra vez hasta el final de la canción.

“La Forme” - Quizá la melodía más cercana a las mejores épocas del grupo sea la de este largo corte de lenta evolución en el que se aprecia parte de ese talento que los músicos no pierden del todo y que hace que, incluso en sus trabajos más irrelevantes haya momentos que merecen la pena siquiera para alimentar la nostalgia.

“Régéneration” - En la linea del disco, escuchamos aquí una versión más desnuda del corte anterior, con el armazón rítmico y los efectos sonoros reducidos al mínimo esta “coda” de poco más de un minuto da por terminado el trabajo.

“Tour de France” - Pero si los miembros de Kraftwerk habían decidido regresar al Tour de Francia como motor de inspiración no parecía justo dejar fuera del disco el corte de 1983 que dio comienzo a todo. Aquí escuchamos una actualización del mismo, una suerte de remix muy digna en la que se respeta toda la esencia del original con alguna modificación en cuanto al sonido que no interfiere con la escucha. Nos quedamos con la versión de los ochenta pero creemos que se hace un buen trabajo con ella aquí, especialmente cuando estamos acostumbrados a revisiones desastrosas de viejos éxitos por parte de todo tipo de artistas.


Creemos recordar que la acogida del disco en el momento de su lanzamiento no fue demasiado entusiasta por parte de los seguidores de la banda, algo decepcionados ante la “nueva” propuesta que aportaba poco a la trayectoria del grupo. Nosotros, sin llegar al extremo de repudiarlo lo escuchamos con curiosidad durante un tiempo pero siempre acababa dejando paso a obras más interesantes de la etapa clásica de la banda. Revisando hoy las reseñas periodísticas de la época y las puntuaciones de populares webs musicales comprobamos que la impresión general causada por el entonces regreso de Kraftwerk fue más benévola de lo que recordábamos. El disco, escuchado ahora, nos sigue resultando simpático pero muy lejano de otros de los alemanes. Con todo, está disponible para aquellos interesados en él en los enlaces habituales:

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jueves, 24 de julio de 2014

Kraftwerk - Minimum Maximum (2005)



Los conciertos de Kraftwerk son una experiencia que, por fuerza, tiene que ser muy diferente a la de cualquier otra actuación de otra banda dadas las especiales características y filosofía del mítico cuarteto de Düsseldorf. Hablamos de filosofía porque un grupo que hizo de (casi) todos sus discos una apología de la vida moderna y de los avances tecnológicos no podía ofrecer el mismo tipo de show que otro artista. La culminación del “estilo Kraftwerk” llegó a principios de los noventa cuando los músicos abandonaban el escenario en plena actuación siendo reemplazados por robots con su mismo rostro que eran manejados por control remoto por cada uno de ellos. Se hacía realidad así la premonitoria letra de su “hit” de 1978, “The Robots”.

En la música electrónica, la interpretación en directo es algo accesorio, casi innecesario dada la propia esencia de la misma, alejada en principio del virtuosismo, de la sensibilidad del ejecutante y de la posibilidad de improvisación en un sentido jazzístico del término: con varios músicos construyendo algo nuevo de forma simultánea e interactuando continuamente. Podrán argumentar los lectores que artistas como Klaus Schulze o Tangerine Dream improvisaban en sus conciertos pero habitualmente lo hacían exclusivamente en algunos solos manteniéndose el grueso de la pieza interpretada en los parámetros marcados por las secuencias inicialmente programadas. Los conciertos de Kraftwerk tenían un importante componente teatral ya que la música era, o aparentaba ser pregrabada pero ellos interpretaban su papel haciendo ver que tocaban. No siempre fue así en el caso del cuarteto de Düsseldorf como atestiguan antiguas grabaciones de sus primeras épocas en las que las actuaciones llegaban a suspenderse durante varios minutos en caso de que aparecieran problemas con alguno de los sintetizadores sin reanudarse hasta que estos estaban completamente resueltos pero los tiempos, como decía aquel, estaban cambiando.



Todo esto fue más evidente que nunca en la gira de 2004 en la que los cuatro integrantes del grupo por aquel entonces, los clásicos Ralf Hütter y Florian Schneider más Fritz Hilpert (quien reemplazó a Wolfgang Flür en 1987) y Henning Schmitz (sustituto de Karl Bartos desde 1991) salían al escenario con un único “instrumento musical”: un flamante portatil Sony Vaio cada uno desde el que, imaginamos, lanzaban sus correspondientes secuencias, loops, etc. Baste para hacerse a la idea de la concepción artística de los conciertos el hecho de que, además de los cuatro ordenadores desde los que se lanzaba la música había otros tantos para las imágenes y proyecciones. Esto es, lo visual tenía tanto peso como lo musical y todo ello era pregrabado.

Imagen de uno de los shows de la banda.


Lo cierto es que, a pesar de que la banda contaba en 2005 con más de 35 años de carrera, no existía en el mercado ningún disco (oficial) en directo de Kraftwerk. En ese momento, alguien debió pensar que era hora de cubrir ese hueco y de ahí nace la idea de “Minimum Maximum”: un disco doble recogiendo temas de varios conciertos de la gira mundial de la banda del año anterior, recogiendo el tracklist completo del programa de la misma, con cortes procedentes de diferentes actuaciones, cosa que, al ser todo el material virtualmente idéntico, sólo permitía apreciar diferencias en cuanto a las reacciones del público de los distintos lugares. De este modo, el disco, más que un documento que recoge música en directo es una suerte de recopilatorio completo de la etapa más popular de toda la carrera de la banda germana, lo que, en el fondo, no es sorprendente si tenemos en cuenta que cuando apareció una recopilación propiamente dicha como fue “The Mix” en 1991, Ralf Hütter insistía en considerarlo un disco en directo con las improvisaciones que el grupo realizaba en estudio. La referencia aquí a ese disco de nuevas versiones de la banda no es gratuíta ya que prácticamente todos los temas incluidos en “Minimum Maximum” se basan en las versiones de “The Mix” excepto, evidentemente, los escritos con posterioridad.

Casi todo el contenido del doble disco procede de conciertos celebrados en países del este y en algunos momentos del disco creemos encontrar una cierta coherencia temática entre el tema escogido y el lugar del que procede la versión. Así, hay una lógica tras la elección de París como lugar de procedencia del clásico “Tour de France”, de Berlín con respecto a “Autobahn” o de Londres y “The Model”. Tampoco es casual que “Radioactivity” sea recuperada del concierto de Varsovia, lugar de nacimiento de Marie Curie o que “Dentaku” proceda del concierto de Tokio (la letra está en japonés y el público participa en toda la interpretación). Completan el repertorio: “The Man Machine” y “Home Computer” (procedentes del concierto de Varsovia), “Planet of Visions” (versión del single “Expo 2000”, extraída del show de Ljubljana), “Tour de France (etape 1)”, “Chrono”, “Tour de France (etape 2)” y “Aero Dinamik” (Riga), “Vitamin”, “Computer World”, “Pocket Calculator”, “The Robots” y “Music Non Stop” (Moscu), “Neon Lights” (Londres), “Trans Europe Express” y “Metal on Metal” (Budapest), “Numbers” (San Francisco), “Elektro Kardiogramm” (Tallinn).



Como era de esperar, la mayoría de las piezas procedían del disco más reciente de la banda, “Tour de France Soundtracks”, trabajo que aún no hemos reseñado aquí por lo que tampoco nos vamos a extender en este momento sobre él.



Por algún motivo, “Minimum Maximum” quedó fuera de la caja recopilatoria “The Catalogue” publicada en 2009 y en la que se incluyeron todos los discos de la banda desde “Autobahn” hasta “Tour de France Soundtracks” y cuyo lanzamiento fue aprovechado para reeditar todos esos trabajos por separado. Por ello, hoy en día no es nada sencillo encontrar el que es el único disco en directo de Kraftwerk a un precio asequible. Dejamos un par de enlaces para los más atrevidos. 


miércoles, 29 de mayo de 2013

Kraftwerk - The Man-Machine (1978)



De tan repetido, se acepta generalmente como un hecho que Kraftwerk son los padres del tecno pop tal y como lo conocimos, especialmente a lo largo de los años ochenta. Ciertamente, esa afirmación está fundamentada pero un oyente curioso que quiera encontrar vestigios de las canciones pegadizas y bailables de la mayoría de los grupos surgidos en aquella década en los discos de Kraftwerk de los setenta se sorprendería al comprobar que no hay tanto de “pop” en ellos. De hecho, las primeras canciones abiertamente “pop” en la discografía de la banda alemana no aparecen hasta “The Man Machine”, disco que contiene los que probablemente son sus dos “singles” más populares, uno de los cuales se convirtió en el único “número 1” en las listas británicas del grupo.

Apenas un año antes el grupo había publicado su “Trans-Europe Express”, disco popular pero inferior en nuestra opinión a su predecesor “Radio-Activity”. Ya en ese disco se apreciaba una intención de hacer canciones radiables pero su estilo excesivamente mecánico no conseguía aún llegar al público masivo que escuchaba las radioformulas del momento. Eso cambiaría con “The Man Machine”. Probablemente sea una impresión nuestra pero nos parece que en este trabajo, los miembros del grupo se esforzaron mucho más por construir canciones más redondas, mas directas y mejor producidas. Como si quisieran decir: “hey, si queremos podemos hacer canciones que os gusten a todos”. Si esa era su intención, con “The Man Machine” dieron en el clavo.



“The Robots” – El disco comienza con una serie de efectos electrónicos burbujeantes que nos llevan a una pegadiza línea de bajo, seguida por una metronómica percusión electrónica. No tarda en llegar el estribillo, un riff de sintetizador que, sin duda, estaba destinado a ser uno de los más populares de la banda. La letra combina pasajes en inglés cantados a través de un vocoder con otros en ruso “Я твой слуга, Я твой работник (soy tu esclavo, soy tu trabajador). El ritmo sincopado de la canción la convirtió en un éxito casi inmediato y transformó la imagen de la banda que, desde entonces, sería siempre identificada con los robots del título.



“Spacelab” – Una sucesión de escalas ascendentes reproduciéndose cada vez a mayor velocidad, abre el siguiente corte del disco, un tema casi instrumental dominado por veloces secuencias y un sonido nítido. La melodía principal, con un sonido ligeramente parecido al de un theremin y el ritmo mecánico influyeron a gran cantidad de artistas hasta nuestros días. Particularmente, creemos que el mismísimo Jean Michel Jarre se inspiró en este corte para su “Oxygene 10”, publicado casi veinte años después en el disco “Oxygene 7-13”.

“Metropolis” – El esquema en el que se basan casi todas las canciones del disco es bastante similar: una serie de efectos electrónicos que preceden a la sección rítmica, formada habitualmente por percusión y secuencias combinadas. Este tema en el que los miembros de Kraftwerk homenajean a Fritz Lang no es ninguna excepción y en él podemos disfrutar al máximo de las virtudes del grupo. Se trata de una composición perfectamente estructurada como todas las de un disco en el que no existen concesiones a la experimentación y a los experimentos vanguardistas: se trata de una colección de canciones intachables sin mayores pretensiones aunque muchas veces es sin pretenderlo cuando un artista consigue crear su obra más redonda...

“The Model” – Aunque “The Robots” ya tenía suficientes argumentos para convertirse en el single de éxito del disco, iba a quedar completamente eclipsado por la gran canción “pop” de Kraftwerk: “The Model”. Con ella se traza la línea a lo largo de la cual se iba a construir la historia de gran parte de la música popular en los siguientes años y la única resistencia con cierto éxito ante el punk. Sin vocoders y con la banda funcionando bajo los clásicos esquemas de cualquier cuarteto al uso (bajo-guitarra-batería-voz) aunque repartiendo las distintas funciones entre los instrumentos electrónicos (la canción habría funcionado igualmente bien en ese otro formato), Kraftwerk construyen el himno fundacional del “tecno-pop”, la composición que les convertiría en la referencia de la próxima generación. Aquí, la versión en alemán de la canción:



“Neon Lights” – Faltaba una balada para completar un disco redondo y la encontramos justo en este momento. Escrita como un homenaje a Düsseldorf, la canción habla del aspecto nocturno de la ciudad con sus frías luces de neon y su ambiente aséptico. En la larga sección instrumental del final de la pieza encontramos algunas referencias a otras músicas de vanguardia que influyeron a la banda en los años precedentes y que nos recuerdan a la música de Terry Riley, muy presente en otros discos del cuarteto como el clásico “Autobahn”.

“The Man-Machine” – Como colofón al disco, volvemos a los ritmos mecánicos y obsesivos con el corte que da título al album. Regresan las voces electrónicas y las secuencias minimalistas como corresponde con el concepto general de todo el trabajo hasta conformar una pieza deliberadamente mecánica y monótona que podría extenderse todo el tiempo que hubieran querido dado su carácter hipnótico.


Con “Autobahn”, Kraftwerk abrieron la puerta de los hogares de mucha gente a la música electrónica. Otros éxitos puntuales posteriores como “Oxygene” de Jean Michel Jarre o “Albedo 0.39” de Vangelis se abrieron hueco poco después pero siempre como muestras de una música diferente, de un estilo propio que no llegaría a calar en otras músicas más populares. Fue “The Man Machine” en nuestra opinión el disco que lo transformó todo definitivamente. La música electrónica como género estaba más que consolidada ya en aquel momento pero con el disco de Kraftwerk, se infiltró de forma definitiva entre las músicas más populares. El pop ya no era sólo cosa de guitarras, bajos y baterías: los sintetizadores y las cajas de ritmos lo invadieron todo cambiando por completo el panorama musical durante la siguiente década. Del mismo modo que se puede afirmar que hubo un antes y un después de Elvis o de los Beatles, no es descabellado situar el siguiente hito en la publicación de “The Man Machine”. Apartad por un momento todos vuestros discos de Depeche Mode, Erasure, Softcell, Yazoo, Pet Shop Boys, Ultravox, The Human League, Gary Numan o Thomas Dolby y dadle una escucha a “The Man Machine” por los viejos tiempos. Si aún no lo tenéis, podéis remediarlo aquí:

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Os dejamos con la alineación actual de Kraftwerk interpretando "The Man Machine" en el MOMA el año pasado:


domingo, 22 de julio de 2012

Kraftwerk - Electric Cafe (1986)


Tras un disco tan inspirado como fue “Computer World” en 1981, los miembros de Kraftwerk se embarcaron en la que fue la gira más importante del grupo, tanto por medios técnicos (practicamente llevaban consigo todo su estudio Kling Klang) como por número de concertos y países visitados. Tras la misma, se iban a producir importantes cambios en el funcionamiento de la banda. Motivado por el cansancio del tour, Ralf Hutter empezó a obsesionarse por el ejercicio y el mantenimiento de la forma física. El músico, fanático del ciclismo, se acercó a planteamientos vegetarianos  e incrementó su actividad deportiva con algunas consecuencias que más tarde trataremos. Por otra parte, Wolfgang Flur, uno de los dos percusionistas de la banda, no estaba del todo satisfecho con el papel cada vez más marginal que desempeñaba en el grupo, especialmente con el mayor peso que venían teniendo los secuenciadores y las cajas de ritmo en la música de Kraftwerk. Como ya señalamos en entradas pasadas, aunque Flur aparecía acreditado como uno más en los últimos discos de la banda en los que aún participaba, las últimas reediciones de los mismos lo mencionan sólo como colaborador.

Volviendo al disco que hoy nos ocupa, el planteamiento del mismo no estaba nada claro y surgieron muchos problemas durante su gestación que lo conviertieron durante muchos años en un disco “fantasma” para los seguidores del cuarteto de Düsseldorf siendo habitual que muchos pensasen que existía en realidad un disco “perdido” de Kraftwerk con música inédita que algún día vería la luz. Lo que ocurrió en realidad es que surgieron una serie de problemas de todo tipo durante la grabación que fueron retrasando y casi cancelando el proyecto. El nuevo disco iba a llamarse “Technicolor”, palabra que resultó ser una marca registrada por lo que se descartó, de modo que se buscó el nuevo título de “Techno Pop”. Supuestamente el disco estaba grabado y a punto de publicarse durante 1982 pero algún tipo de problema lo estaba retrasando. Quizá de forma precipitada, EMI lanzó el que se suponía que iba a ser el adelanto del trabajo en forma de single, el popular y ultracomercial “Tour de France”, lo que hizo pensar que la aparición de “Techno Pop” era inminente.

Nada más lejos de la realidad. Un accidente de Hutter, precisamente mientras practicaba su afición con la bicicleta, y que le llevó a pasar unos días en coma, retrasó el proyecto pero no era sólo eso. El disco no terminaba de convencer a los miembros del grupo que buscaban un sonido mucho más avanzado que el que estaban logrando. Kraftwerk era una referencia en todo el mundo y si querían seguir siendolo, el disco tenía que ir un paso más allá respecto del anterior. La discográfica, sin embargo, siguió con sus planes promocionales e incluso llegó a anunciar una fecha de lanzamiento para el disco en 1984 llegando a adjudicarle un número de catálogo. Circulan imágenes con la supuesta portada del disco, además de un supuesto tracklist que contendría los siguientes temas: “Techno Pop” (que ocuparía la cara A del disco al estilo de “Autobahn”) “The Telephone Call”, “Sex Object” y “Tour de France”. Para sorpresa de todos, EMI lanza en 1985 una reedición de “Autobahn” como única novedad de Kraftwerk y parece que el disco “Techno Pop” queda olvidado definitivamente.

La realidad era bien distinta. Tras mucho buscar la tecla adecuada para conseguir el sonido que buscaba para el disco, Ralf Hutter pensó en el DJ francés de origen armenio François Kevorkian, personaje que se había hecho un nombre en la escena neoyorkina del dance como DJ, convirtiendose en uno de los pioneros del género y en artista de referencia en aquellos años. Kevorkian había hecho una mezcla para la versión maxi del tema “Tour de France” y parece que el resultado satisfizo a los miembros de Kraftwerk hasta el punto de confiarle las cintas del futuro disco para ver qué salía de ellas bajo su criterio. Aunque hay muestras en la red de cómo sonaban supuestamente las demos iniciales del disco previas a la participación de François, no son suficientes para hacernos una idea de su aportación pero debió ser importante. Ralf Hutter se presentó en Nueva York con un montón de demos y regresó con un disco prácticamente terminado. El prestigio del DJ le ha llevado a colaborar con otros grandes que suelen aparecer por aquí: en 1985 realizó una mezcla del single “Zoolookologie” de Jean Michel Jarre y tres años después hizo lo propio con el maxi de “Revolutions” del mismo autor y es sabido que los miembros de Depeche Mode contactaron con Kevorkian antes de la grabación de “Violator” porque, en sus propias palabras, querían sonar como Kraftwerk en “Electric Café”.

Así, en 1986 aparece el nuevo y muy esperado disco de Kraftwerk con el nuevo título de “Electric Café” que acabamos de mencionar. La diferencia de nombre y el tiempo transcurrido provocó que muchos seguidores pensasen que se trataba de un proyecto totalmente nuevo y distinto del anunciado “Techno Pop” y durante mucho tiempo se esperó que aquel supuesto disco saliera a la luz y es que tras “Electric Café”, la banda entró en hibernación desapareciendo casi por completo de la escena musical. Sólo un disco recopilatorio con nuevas mezclas aparecido cinco años después sirvió para recordarnos que aún estaban activos hasta su regreso, ya en 1999 del que probablemente hablemos más adelante. En “Electric Café” intervienen Ralf Hutter (voz, vocoder, teclados, aparatos electrónicos diversos), Florian Schneider (vocoder, sintesis de partes vocales), Karl Bartos (baterías y percusiones electrónicas, voz) y Wolfgang Flur, quien aparecía en los créditos iniciales con el rol de miembro de la banda y en los de las reediciones recientes simplemente como colaborador, sin participación musical activa). François Kevorkian y su colaborador Ron St.Germain aparecen como responsables de las mezclas finales junto con el propio Ralf Hutter.

Supuesta portada para "Techno Pop" basada en el diseño del single "Tour de France"


“Boing Boom Tschak” – Comienza el disco con la repetición continua de los sonidos onomatopéyicos que dan título al tema a la que se añade un ritmo electrónico y algunos efectos sonoros, principalmente samples de voz y un breve riff de sintetizador. Una especie de narrador repite de vez en cuando la frase: “Musique Non Stop: Tecno Pop” lo que da una idea de continuidad con los dos cortes siguientes que completan la primera cara del disco.



“Techno Pop” – Sin solución de continuidad entramos en la segunda pieza del album con un sonido de cuerdas electrónicas que añadidas al ritmo continuo del tema inicial y a algunos toques de bajo van configurando una canción más convencional que la anterior en la que se repiten determinadas frases en distintos idiomas, incluído el español. Llegados a este punto podemos comprobar que el sonido del grupo es más limpio que nunca y que el esfuerzo para mantenerse en vanguardia en ese aspecto no fue en vano. Durante la grabación, los alemanes hicieron un uso intensivo del Synclavier, carísimo aparato electrónico cuya versión de 1982 incorporaba el primer sampler de 16 bits y su característico sonido está presente en toda la grabación.

“Musique Non Stop” – Casi como una extensión del corte anterior llegamos al que cerraba la cara A del LP que mantiene punto por punto el mismo esquema de sus precedentes. Tenemos así una primera parte del disco centrada casi exclusivamente en los ritmos y en la que la melodía queda en un segundo plano.

“The Telephone Call” – Es al llegar a la cara B del disco cuando nos encontramos con los cambios más notables y nos damos cuenta con sólo escuchar los primeros segundos del tema que la abre. Comienza la canción con una serie de ritmos construídos a partir de distintos sonidos de aparatos de teléfono sonando, ruidos de marcación, mensajes de linea ocupada, etc. todos ellos mezclados formando una introducción realmente atractiva. No nos sorprendería nada que la idea surgiera tras escuchar “The Dark Side of the Moon” de Pink Floyd ya que el efecto conseguido es una mezcla entre las alarmas y campanas de los relojes del comienzo de “Time” y el sonido de las cajas registradoras de “Money”. Tras la introducción llegamos a lo que quizá sea la canción pop más descaradamente comercial de Kraftwerk si obviamos su éxito de años pasados “The Model”. Como curiosidad, la voz principal es la de Karl Bartos, cosa nada habitual en el grupo. Escuchando “The Telephone Call” entendemos pefectamente qué es lo que pretendían los integrantes de Depeche Mode cuando recurrieron a François Kevorkian para “sonar a Kraftwerk” ya que muchas de sus canciones posteriores tienen elementos que ya aparecen en el tema del grupo aleman.



“Sex Object” – No son los alemanes una banda particularmente dada al humor pero, de vez en cuando, dejan perlas como este “Sex Object”, otra canción de corte muy comercial y cuyas cuerdas, guitarras sintetizadas y percusiones han sido imitadas en varias ocasiones, particularmente por los tantas veces citados Depeche Mode en su disco “Violator”.

“Electric Café” – Para cerrar el disco, Kraftwerk reservan la canción que le da título y que continúa con la linea de toda la cara B: una canción pop electrónica de factura impecable con un aire retro que la emparenta con el disco anterior más que con el que la incluye. En cualquier caso, es otro magnífico ejemplo del buen hacer del grupo.

Distintas evoluciones del Synclavier


El hecho de que el disco no tuviera una aceptación demasiado buena en su momento puede estar relacionado con los cinco años que transcurrieron entre su predecesor “Computer World” y éste. En ese lapso de tiempo surgieron muchos otros grupos que, en cierto modo, llenaron el hueco del pop electrónico y cuando apareció “Electric Café” no supuso ninguna revolución. Tampoco es éste un disco particularmente apreciado por los seguidores de la banda y quizá por eso queremos reivincarlo aquí como un trabajo perfectamente válido y tan influyente como cualquiera de los anteriores del grupo. Seguramente si hubiera aparecido en las fechas previstas y en su lista de temas hubiera estado incluído el single “Tour de France” estaríamos hablando de uno de los mayores éxitos de Kradtwerk pero las cosas siguieron otro rumbo. Como curiosidad, señalaremos que en la reciente reedición de la discografía moderna de Kraftwerk el disco aparecía bajo su título original de “Techno Pop” en lugar del de “Electric Café” con alguna variación en su contenido ya que la versión de “The Telephone Call”, de más de siete minutos de duración, se ve reemplazada por la más corta que apareció como single en su momento y se añade el tema “House Phone” que formó parte como cara B del maxi-single de la composición anterior en 1987. Por lo tanto, salvo que busqueis en el mercado de segunda mano, la versión que encontrareis en las tiendas es ésta última. Os dejamos dos enlaces por si os animais con el disco de los de Düsseldorf:

amazon.es

play.com


Nos despedimos por hoy con una rareza. La edición española del disco incluía una versión en castellano de "Sex Object" titulada "Objeto Sexual". Un error en el prensado del vinilo por cuya causa alguno de los temas tenía unos instantes de silencio en medio hizo que la edición fuera retirada de las tiendas. Sin embargo, algunos ejemplares circulan por ahí y procedente de uno de ellos es la siguiente versión. Disfrutadla.

domingo, 31 de julio de 2011

Kraftwerk - Computerwelt (1981)


Cerramos hoy este pequeño especial de cuatro entradas dedicadas a Kraftwerk y lo hacemos dando un pequeño salto hasta 1981. Si con "Trans-Europe Express" los alemanes se decantaron casi definitivamente por el pop electrónico y alcanzaron su mayor éxito un año después con "The Model" y "The Robots" de su album "The Man Machine" (que hemos dejado para más adelante), con este "Computerwelt" ("Computer World" en su versión inglesa) llegan a su mayor grado de refinación.

Para buena parte de la crítica, éste sería el gran disco de Kraftwerk tras varios lanzamientos notables, aunque, curiosamente, a pesar del éxito del trabajo, tras él se abriría un prolongado periodo de silencio de la banda. Resulta curioso como fueron capaces de anticipar en 1981 una visión de un mundo interconectado gracias a la informática en el que la privacidad desaparece y la información está en poder de todos ("Interpol and Deutsche Bank, FBI and Scotland Yard: Computer World", dice una de las letras). Un mundo en el que cada domicilio tiene un ordenador personal ("I program my home computer, beam myself into the future") y en el que, hasta las relaciones personales se establecen por ordenador ("Another lonely night stare at the TV screen, I don't know what to do, I need a rendez-vous: Computer Love").

Los créditos del album incluían originalmente al cuarteto habitual con Hütter, Schneider, Flür y Bartos sin especificar la labor de cada uno pero en la reciente remasterización del catálogo de la banda, Wolfgang Flür no aparece acreditado como intérprete sino sólo como colaborador en aspectos técnicos. Al parecer, la relación de Flür con el resto de la banda se deterioró mucho en aquellos años e incluso, alguno de los inventos del percusionista fueron registrados por sus compañeros en un asunto muy turbio que acabó en los tribunales. Emil Schult sigue apareciendo como letrista en algunos temas.

Hacemos un inciso ahora sobre las distintas ediciones de los discos de la banda. En "Radio-Activity", los títulos de los distintos cortes del disco tenían versión en inglés y en alemán pero no había diferencias en lo musical, ya que combinaban fragmentos cantados en ambos idiomas en ambas ediciones. "Trans-Europe Express", en cambio, tenía una versión cantada en alemán y otra en inglés (incluso en Francia tuvieron su propia versión del tema "Showroom Dummies" en francés, titulado "Les Mannequins". Lo mismo sucedió con "The Man Machine" con su versión alemana y su versión inglesa. Con "Computerwelt" ocurre lo mismo aunque las letras en inglés están recortadas y muchas de las partes originales alemanas no aparecen. Si de "Trans-Europe Express" os dejamos la versión inglesa, le llega el turno a la alemana original en este "Computerwelt".

A la hora de comprar el disco, sin embargo, es mucho más fácil encontrar la versión inglesa:

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Os dejamos un enlace para escuchar "Computer Love" con su famoso riff homenajeado recientemente por otra popular banda:


sábado, 30 de julio de 2011

Kraftwerk - Trans-Europe Express (1977)


Tras el éxito de la gira de "Radio-Activity", Kraftwerk se prepararon para lanzar un nuevo trabajo. De regreso al estudio se encontraron con una importante novedad en forma de secuenciador multipista construído especificamente para el grupo, el Synthanorama Sequencer, que iba a ayudar a la elaboración de secuencias más complejas.

"Trans-Europe Express" tiene un sonido mucho más luminoso que sus predecesores y los ritmos, más mecánicos que nunca, añadidos al hecho de que el disco contenía un buen número de canciones más o menos "convencionales" lo convierten en el disco más influyente e imitado de los editados por la banda hasta aquel momento. De hecho, no son pocos los músicos aparecidos a finales de los 70 y principios de los 80 que citan este trabajo como su mayor inspiración. A este respecto, siempre se ha dicho que Kraftwerk fueron uno de los motivos que hizo a David Bowie desplazarse a Berlín en aquella época. Sea verídica o no la anécdota, lo cierto es que Bowie llegó a ofrecer a los alemanes abrir los conciertos de la gira del disco "Station to Station". Esto no llegó a suceder pero sí que sonaba una cinta con música de Kraftwerk en los prolegómenos de los conciertos. Aunque la colaboración nunca llegó a buen puerto, un fragmento de la letra de "Trans-Europe Express" hace un guiño al encuentro de estas figuras de la música: "From station to station / back to Dusseldorf City / Meet Iggy Pop and David Bowie".

Como ocurría en el disco anterior, las letras juegan con dos conceptos diferentes: el tren o, más concretamente, el "Trans Europe Express", una red de ferrocarriles que operó en la europa occidental entre 1957 y 1995 como metáfora de la idea de una Europa unida y por otro lado la disparidad entre la realidad y las distintas representaciones de la misma.

En esta ocasión, la música y las letras son todas de Ralf Hütter con colaboraciones puntuales de Florian Schneider y Emil Schult en los textos. Junto a ellos, Wolfganf Flür y Karl Bartos se encargan de las percusiones como habitualmente.

Podeis adquirir el disco aquí:

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Y escuchar el tema principal del disco aquí:

viernes, 29 de julio de 2011

Kraftwerk - Radio-Activity (1975)


Con "Autobahn", Kraftwerk cerraron un ciclo y comenzaron una nueva etapa en la que grababan ya en sus propios estudios, los míticos Kling Klang y ellos eran los únicos productores de su música. Además de eso, en su siguiente disco, "Radio-Activity" se incorpora el percusionista Karl Bartos conformandose así la alineación considerada clásica de la banda junto con Ralf Hütter, Florian Schneider y Wolfgang Flur. Todos estos cambios se completan con la desaparición de flautas, violines y guitarras de la paleta sonora del cuarteto que ahora es electrónica casi por completo.

El disco es una obra conceptual que juega con la ambiguedad en los títulos. Hablan, tanto de la radioactividad como de la actividad de la radio y muchos de los temas son juegos de palabras entre ambos conceptos. Como ocurriera con el disco anterior, tenemos un tema principal que da título al disco y que fue el primer single del trabajo. "Radio-Activity", el single, sigue los postulados que caracterizarían a las principales figuras del género electrónico de aquellos años como Jean Michel Jarre o Vangelis, con una base rítmica y una melodía central muy pegadiza, todo ello envuelto en un ambiente extraño y futurista lleno de ruiditos y efectos absolutamente sorprendentes para el oyente de la época.

Los temas que incorporan letras están intepretados tanto en alemán como en inglés en determinados momentos, escritas por Emil Schult, diseñador también del artwork del disco. Al margen del single extraído del trabajo, tenemos algunos otros cortes que pueden ser considerados como algunos de los primeros ejemplos de lo que se conoce como tecno pop, como pueden ser "Airwaves" o "Antenna", cuya influencia se deja notar en artistas posteriores como OMD en su clásico "Messages".

Poco a poco, Kraftwerk van definiendo su estilo y construyendo un género propio que llevó a algún crítico a afirmar que eran la banda más influyente por detrás de los Beatles. Tendremos más ejemplos en los próximos días. Por ahora, os dejamos un par de enlaces para haceros con este "Radio Activity":

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Os dejamos con el videoclip de Radio Activity:


jueves, 28 de julio de 2011

Kraftwerk - Autobahn (1974)


A veces hay cosas a las que no podemos dar explicación. El hecho de que llevemos varias decenas de entradas en el blog y ni una sola de ellas haya estado dedicada a Kraftwerk es una de esas cosas. Para compensar esta prolongada omisión comenzamos hoy una serie de cuatro entradas centradas en los de Düsseldorf.

Generalmente se acepta el hecho de que Kraftwerk fueron los inventores del tecno pop y, como tales, los precursores de una corriente que invadió las FMs de los 80 en todo el mundo y aún hoy sigue presente con periódicos revival. No vamos a discutir la exactitud de esa afirmación limitandonos a considerar a los alemanes como la banda clave para la popularización de los sintetizadores y las cajas de ritmos como elementos fundamentales en el pop y el rock de las últimas décadas.

El nucleo central de Kraftwerk lo forman desde sus inicios Ralf Hütter y Florian Schneider quienes coincidieron en el conservatorio y formaron parte del quinteto "Organisation" con quienes llegaron a lanzar el LP "Tone Float". Esa banda es hoy en día considerada como el germen de los posteriores Kraftwerk. Ya bajo esta denominación, el grupo llegó a lanzar tres LPs instrumentales de corte muy experimental dentro de lo que se conoce como Krautrock. Todos estros trabajos se grabaron en los estudios de Konrad Plank, figura fundamental de la escena de Düsseldorf en aquellos años.

Aunque todos estos trabajos ya tenían elementos electrónicos, los clásicos violines, flautas y guitarras eran los que llevaban el peso de la música. Esto cambió decisivamente durante la grabación de "Autobahn". Nos encontramos entonces con la aparición masiva de sintetizadores comerciales como el Minimoog, el ARP Odyssey o el EMS AKS además de las baterías electrónicas y el vocoder, aparato de origen militar que fue utilizado con profusión en estos años por el aspecto robótico que le daba a las voces. El disco consta de cinco composiciones siendo la principal la que le da título y que ocupa toda la cara A del vinilo. Este corte, marcado por un ritmo muy simple y una melodía de cuatro notas que se repite con pequeñas variaciones durante toda la pieza se convirtió en el que probablemente sea el primer "hit" de corte electrónico de la historia si dejamos al margen temas como el archiconocido "Pop Corn". El grupo pretende reflejar un viaje en coche por la primera autopista de la historia que unía, sin intersecciones, Berlín con Bonn y todas las sensaciones del viaje, la velocidad, la monotonía, etc. Con todo, "Autobahn" no es una pieza construida exclusivamente a base de sintetizadores ya que las guitarras y, sobre todo, las flautas tienen un papel muy importante en el desarrollo de la composición que cerca de último cuarto sufre una trasformación hasta convertirse en una pieza minimalista en el más puro estilo del Terry Riley de "A Rainbow in Curved Air".

La cara B del disco se divide en cuatro temas titulados respectivamente "Kometenmelodie 1", "Kometenmelodie 2", "Mitternacht" y "Morgenspaziergang". El primero de ellos tiene un carácter ambiental y electrónico mientras que el segundo es una animada y pegadiza melodía que se convirtió en el segundo single del disco (el primero fue, evidentemente, "Autobahn"). "Mitternacht" es la parte más experimental de todo el disco y el tema que cierra el trabajo nos despide con una breve melodía de flauta repetida a lo largo de la composición.

Los músicos que intervienen en la grabación del disco, hito fundamental en la música electrónica de los 70, son los citados Ralf Hütter y Florian Schneider quienes se encargan de la parte electrónica y las voces, Klaus Röder (violín y guitarra) en su única colaboración con Kraftwerk y Wofgang Flür (percusiones). Konrad Plank es el ingeniero de sonido de la banda por última vez. Emil Schult, diseñador de la portada del grupo y letrista de la banda aparece citado frecuentemente como un integrante más de la banda aunque no tenga participación activa en el aspecto interpretativo.

En los días siguientes profundizaremos en posteriores trabajos de Kraftwerk. Por ahora, y para los interesados en hacerse con su "Autobahn", dejamos los enlaces habituales.

fnac.es

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Hemos encontrado un curioso resumen del disco en 10 minutos: