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sábado, 30 de septiembre de 2023

Yann Tiersen - 11 5 18 2 5 18 (2022)




Por algún motivo, los organizadores de la gran feria internacional del sintetizador que se celebra anualmente en Berlín: el Superbooth, tuvieron la idea de invitar a su edición de 2021 a Yann Tiersen. La elección, en principio, no parecía la más obvia ni de lejos ya que el músico francés no es especialmente conocido por su relación con la música y los instrumentos electrónicos aunque sobre esta afirmación habría que matizar muchas cosas. De hecho, en el que entonces era su disco más reciente, “Kerber”, Tiersen había utilizado con profusión samples y tratamientos electrónicos para enriquecer una colección de piezas cuya base, en todo caso, era de piano como es costumbre en el músico.


La cuestión es que, para responder a la oferta, Tiersen preparó una serie de temas nuevos y de arreglos, esta vez completamente electrónicos, de algunas piezas de su discografía reciente que, salvo alguna excepción, quedaron completamente irreconocibles. Yann toca todos los instrumentos salvo en un corte en el que colabora con Quinquis, alter ego musical de su esposa Emilie. Al igual que ocurre con el propio disco, todos los cortes llevan como título una serie de códigos numéricos cuyo significado (¿algún tipo de coordenadas?) no aparece aclarado en el trabajo.



“11 5 18 2 5 18” - Empieza la cosa en clave ambiental con sonidos pulsantes que no parecen ir a ninguna parte hasta que entra una atractiva secuencia acompañada de una cadenciosa base rítmica a partir de la cual todo parece organizarse y cobrar sentido. Tras una pausa atmosférica aparece el piano del músico en un repetitivo bucle con influencia de Steve Reich que anticipa la mejor parte de la pieza con ritmos y melodías electrónicas que podría firmar el mismísimo Jean Michel Jarre. El tramo final es más experimental pero igualmente atractivo.





“11 5 18.  1 12.  12 15 3 8” - El segundo corte del set comienza con una larga introducción a base de sonidos procesados que desemboca sin previo aviso en una veloz secuencia sintética, de nuevo con influencias de los clásicos del género como Manuel Göttsching salvo que aquí no suena su habitual guitarra eléctrica sino una serie de ritmos bailables que se suceden sin darnos respiro. Entre todo el marasmo sonoro se filtran apuntes de melodías del Tiersen más conocido que quedan como meros borradores, sofocados por la electrónica.


“1 18. 13 1 14 5 18. 11 15 26 8” - No podía faltar la influencia de Kraftwerk, que nos parece evidente en el inicio del siguiente tema en el que los ritmos de los robots alemanes se confrontan con un neoclasicismo más cercano al Tiersen que todos conocemos. Una mezcla extraordinaria que nos encanta.




“16 1 12 5 19 20 9 14 5” - Sin abandonar del todo el influjo de Kraftwerk, en el siguiente tema se reconoce bastante mejor que en los anteriores el original de Tiersen que está siendo reelaborado: en este caso, “Palestine” de su disco “Dust Lane” (2010). Y es que, aunque todo el disco pueda pasar por un nuevo trabajo, lo cierto es que casi todas las piezas son experimentos electrónicos basados en mayor o menor medida en composiciones anteriores.


“3 8 1 16 20 5 18. 14 9 14 5 20 5 5 14” - Si queremos continuar buscando influencias ajenas, Tiersen nos lo pone fácil aquí ya que el comienzo de la pieza podría estar sacado de discos como el “Drums Between the Bells” de Brian Eno aunque las melodías y líneas de bajo electrónicas son muy personales y nos remiten enseguida a otros temas anteriores del mismo disco con un cierto toque de los Pet Shop Boys más recientes (incluyendo alguna cita casi literal de su canción “After the Event). 




“11 5 18 12 1 14 14” - La siguiente parada nos lleva a otra reelaboración, en este caso de “Kerlann”, del reciente disco “Kerber” (2021). Opta Tiersen aquí por un enfoque muy respetuoso con el original en el que los ritmos y secuencias electrónicas están ausentes y se incide más en el procesamiento del sonido y en el trabajo con los samples.


“11 5 18. 25 5 7 21” - Lo mismo ocurre con este tema, revisión de “Ker Yegu” del citado “Kerber” en la que la exploración sonora y los juegos con el piano y la manipulación electrónica ocupan toda la primera parte de la pieza que solo en el tramo final gira hacia los ritmos y atmósferas que vienen conformando el sonido todo el disco.


“16 15 21 12 12.  2 15 10 5 18” - Continuando con la línea “revisionista” de “Kerber” de este tramo  del trabajo, le toca ahora a “Poull Bojer” que sería algo así como la evolución de los dos temas anteriores. En el primero, era una versión alternativa pero muy cercana al original, en el segundo, se iban notando más los cambios para llegar a este tercero que ya está integrado por completo en el espíritu de este particular trabajo.


“13 1 18 25 (6 5 1 20. 17 21 9 14 17 21 9 19)” - Para terminar tenemos la colaboración de Tiersen y Quinquis en una adaptación del clásico “Marie” que apareció originalmente en el disco “Les Retrouvailles” (2005). La canción ya era una preciosidad y lo sigue siendo con los atavíos sintéticos de este nuevo trabajo.


Aprovechamos este tema final para recomendar la escucha de la corta discografía de Quinquis, nombre artístico de Emilie Tiersen. Su proyecto combina canciones en bretón con música electrónica con un resultado muy similar al de este “11 5 18 2 5 18”. No sería descabellado pensar que la influencia de Emilie es realmente la más importante que ha tenido Yann a la hora de afrontar este cambio de estilo. Volviendo al disco, aunque este trabajo apareció en su día como un disco nuevo, se acaba de publicar una reedición de cuatro discos de “Kerber” en la que “11 5 18 2 5 18” aparece como parte del material adicional, señalado como una “reelaboración modular” del disco original. Pese a ello, nosotros lo seguimos considerando como un disco independiente porque, a nuestro juicio, funciona perfectamente como tal y es suficientemente distinto del original para serlo. En todo caso, es un trabajo sorprendente para los seguidores de Tiersen pero igualmente magnífico. De hecho, creemos que es uno de los mejores discos electrónicos que hemos escuchado en los últimos años. Os dejamos con una muestra de cómo sonaba el proyecto en directo:





viernes, 22 de septiembre de 2023

Yann Tiersen - All (2019)



Hablamos hace tiempo de “Eusa” (2016), disco de Yann Tiersen dedicado a los paisajes de su querida Bretaña en los que había establecido su residencia y donde estaba construyendo su estudio. Hoy llegamos a “All”, el primer disco del músico grabado allí aunque quizá deberíamos decir “terminado” allí ya que buena parte de los registros son grabaciones de campo realizadas en diferentes localizaciones a lo largo del mundo. En “Eusa” ya había muchos sonidos ambientales grabados al aire libre y aquí Tiersen repite la fórmula enriqueciendo la experiencia con una paleta instrumental mucho más amplia (“Eusa” fue un disco de piano solo).


Para el disco, Tiersen vuelve a contar con la producción de Gareth Jones, quien ya trabajó con él en “Infinity” y que es conocido fundamentalmente por sus trabajos con grupos electrónicos como Depeche Mode, Erasure o Nitzer Ebb. Sin embargo, no son los sintetizadores y las cajas de ritmos los principales instrumentos que toca Yann en el disco sino los habituales en sus trabajos: piano, guitarras, violines etc.


Abre el disco “Tempelhof”, una primera pieza que surge entre sonidos de niños, gaviotas, el rumor del mar y grabaciones realizadas en el Aeropuerto de Berlín del que toma el nombre. A partir de ahí aparece el piano de Tiersen ejecutando una melodía sencilla pero de gran belleza con delicados añadidos electrónicos que le dan un aspecto onírico, como de radio mal sintonizada.




Para la siguiente composición, Yann recurre a la cantante sueca Anna von Hausswolff. “Koad” comienza con sintetizadores y una guitarra eléctrica distorsionada que crean una atmósfera muy particular y se disuelven al toque de una campana lejana. Ahí entra el piano y la voz etérea de Anna en una canción lenta, de aire infantil, más ambiental que minimalista aunque haya algo de las dos cosas. El siguiente invitado es Olavur Jakupsson, quien ya había participado en un par de discos de Tiersen. “Erc'h” es la pieza más larga del trabajo y como tal, tiene un desarrollo lento. Comienza con una serie de instrumentos y sonidos que nos sitúan en otra época. Zanfoñas, flautas, campanas o laúdes se unen a los sonidos de la naturaleza y a las voces en segundo plano hasta que entra Olavur con una forma de cantar arrebatadora y un registro vocal amplísimo apoyado en unos coros angelicales en el tramo central.




“Usal Road” es un precioso tema de violín. Melancólico y triste en el inicio, gira hacia los tópicos minimalistas en la segunda parte cuando entra un segundo violín. Las pistas de violín fueron grabadas en el norte de California. En el mismo camino forestal en el que el artista tuvo un encuentro con un puma que, en cierto modo, cambiaría su vida. Se encontraba dando un paseo en bicicleta por el bosque junto a la que ahora es su esposa cuando, de repente, el animal apareció frente a ellos. No llegó a atacarlos pero la situación se prolongó durante horas en las que la pareja trataba de retroceder con el puma vigilando atentamente todos sus movimientos hasta que perdió el interés en ellos. Cuando el animal se cansó y pasó el peligro, Yann le pidió matrimonio a Emilie. Tras esta pieza llegamos a “Pell” donde escuchamos cantar a Yann junto con su hija (también llamada Emilie). Es una composición que recuerda el estilo más clásico del músico con piano, guitarra, algún efecto electrónico y un sonido que podría ser un Ondas Martenot flotando sobre toda la pieza.




Llegamos así a una de nuestras composiciones favoritas del disco: “Bloavezhiou”. En ella se mezcla un tono ritual marcado por las voces que recitan una lenta salmodia con un ritmo lento pero que va evolucionando continuamente en un in crescendo precioso. La siguiente invitada es Gaelle Kerrien, quien canta (más bien recita) en “Heol” acompañada de nuevo por Emilie Tiersen. En este caso es en una canción rápida cuya primera mitad es un instrumental a base de teclados con influencia de Terry Riley. La segunda parte vuelve al tono de temas anteriores con la presencia de algunos metales y cierto protagonismo de la guitarra eléctrica. “Gwennilied”, interpretada en bretón por el cantante Denez, es una preciosidad. Profunda y emocionante, la voz del artista lo hace todo sobre un fondo que apenas consta de cencerros de ovejas de fondo, un ritmo sintético muy marcado y guitarra eléctrica en el final. Probablemente lo mejor de todo el trabajo. Gaelle Kerrien repite en “Aon”, otra gran melodía que nos recuerda a los primeros discos de Tiersen, especialmente con la entrada del piano de juguete y los arpegios al estilo Philip Glass. Si el oyente echa un poco de menos a estas alturas al Tiersen pianístico que nos emocionaba con unas pocas notas, con “Prad” se reconciliará inmediatamente ya que es, en esencia, justo eso. Termina el disco con “Beure Kentañ” con recitado de Emilie Tiersen para un corte que el crítico de cine hablando de un nuevo western no dudaría en calificar de crepuscular.


Nos resulta complicado calificar “All” porque nos parece un gran disco tomado en conjunto aunque en el repaso tema por tema nos cuesta encontrar composiciones tan brillantes e indiscutibles como las que abundaban en los discos más populares de Tiersen. A su favor, en cambio, cuenta con un importante factor como es la regularidad. “All” es un disco coherente, sin altibajos y, que se escucha con atención desde el primer al último minuto sin ningún momento que pueda invitar a la distracción. Volveremos con Tiersen en la siguiente entrada con un trabajo muy diferente a todo lo que había hecho hasta ahora pero eso será en unos días. Hoy toca escuchar "All".




lunes, 11 de septiembre de 2023

Yann Tiersen - Tout Est Calme (1999)



No es ningún secreto que la carrera de Yann Tiersen explotó a partir de la banda sonora de “Amelie” publicada en 2001 pero antes de aquello ya era un artista conocido en Francia y su salto al estrellato era cuestión de tiempo. Sus primeros discos fueron grabados prácticamente en solitario, salvo por la aparición de vocalistas eventuales para los momentos en los que tocaba cantar. Sin embargo, a partir de “Le Phare” (disco que aún se cuenta entre nuestros favoritos del músico) Tiersen comenzó a entrar en contacto con otros artistas de la escena francesa y a colaborar con ellos en discos y conciertos. Como consecuencia de todos aquellos intercambios, la música del artista empezó a evolucionar y a incorporar elementos de rock y pop que no habían estado tan presentes hasta entonces. Al principio fue un cambio no muy pronunciado pero que indicaba que algo estaba pasando. Quizá el primer momento en que pudimos ver esto fue con la publicación del EP “Tout Est Calme” en 1999. En él, Tiersen se acompaña de los miembros de la banda The Married Monk, liderada por Christian Quermalet quien pasaría a ser un colaborador habitual en los discos y conciertos de Yann durante un tiempo.


Unos meses antes, Tiersen había ofrecido un concierto en los Rencontres Trans Musicales, festival que se celebra en Rennes desde 1979. Es una cita la que, desde su creación, se mezclan los grandes artistas del momento con grupos emergentes y que tiene fama de ser el punto de inflexión de muchas carreras. Grupos como Sigue Sigue Sputnik, o solistas como Bjork despegaron en el festival e incluso el éxito mundial del “Nevermind” de Nirvana se produjo poco después de pasar por allí. En su participación en el festival, Tiersen adoptó a The Married Monk como su banda de apoyo para el directo por lo que no sorprendió que luego participasen en la grabación del EP. Además de Quermalet (guitarra, banjo, piano, órgano, batería y percusión) integraban la banda en aquel entonces Fabio Viscogliosi (guitarra, mandolina, piano, órgano y percusión), Philippe Lebruman (Bajo, guitarra, piano, órgano, melódica, vibráfono y percusión) y Jean Michel Pires (batería y percusión). Claire Pichet canta en uno de los cortes y el guitarrista Olivier Mellano participa en otros dos. Tiersen, como es habitual en él, toca absolutamente de todo incluyendo guitarra, mandolina, violín, viola, violonchelo, banjo, piano, piano de juguete, órgano, bajo, melódica, vibráfono y percusión.




El trabajo contiene diez composiciones de corta duración en su mayoría. Comienza con el piano de “Plus au Sud” esbozando una lenta melodía de aire jazzístico que se ve reforzado por la batería pero enseguida aparecen los rasgos típicos de Tiersen. Las guitarras conjuntadas con la percusión dan como fruto un sonido más “sucio” de lo habitual en el artista pero también lo acercan a algunas de las tendencias de la escena rock francesa del momento. “Les Grandes Marées” es una canción intimista interpretada por el propio Tiersen como vocalista y con grandes momentos a cargo de las cuerdas con ese toque minimalista que siempre tiene la música del artista. “La Crise”, versión del tema que formó parte del disco anterior, “Le Phare”, cambia por completo de estilo propulsada por una guitarras llenas de personalidad que con un poco más de electricidad sonarían como el más duro grupo de “heavy metal”. En lugar de eso, aparecen las cuerdas primero y las percusiones después para dibujar una melodía que combina el encanto francés con la rudeza sonora de la América profunda. Volvemos a escuchar la voz de Tiersen en “Tout Est Calme”, un tiempo medio con aire de concierto improvisado lleno de encanto. “La Rupture” es el momento de Claire Pichet que hace una deliciosa versión del tema que ya había interpretado en el mencionado “Le Phare”. Sigue el disco con una miniatura, “La Relève”, interpretada en su totalidad por Tiersen quien canta y toca guitarra y piano. “La Pharmacie” es una de las composiciones con más personalidad del disco y en ella se una a los miembros de The Married Monk la guitarra de Olivier Mellano. Sonido áspero marcado por las guitarras y una magnífica batería que nos dejan con un regreso al Tiersen más clásico con “La Terrasse” en la que el músico vuelve a cantar en un tema dominado por el piano con algún toque ácido de la guitarra de Quermalet en el final. “L'Étal” es otra miniatura instrumental con Tiersen a cargo de todo. Las cuerdas llevan todo el peso con el apoyo puntual del vibráfono y la mandolina y nos llevan al cierre con “La Découverte”, regreso al estilo de discos como “La Valse des Monstres” con predominancia de sonidos infantiles como el piano de juguete, las campanas o el banjo del final. Una preciosidad que cierra un trabajo excelente.




El título del EP, “Todo está tranquilo” tuvo algo de premonitorio porque, como reza la frase popular, fue la calma que precedió a la tormenta que vino poco después con la banda sonora de “Amelie” tras la que nada volvería a ser igual en la carrera de Tiersen. En todo caso, lo más interesante de su trayectoria, a nuestro juicio, es cómo ha sido capaz de cambiar de estilo en varias ocasiones incorporando nuevos elementos pero manteniendo siempre su esencia intacta. Las próximas entradas del blog van a estar dedicadas también a Yann por lo que seguramente profundizaremos en esta última afirmación. Hasta entonces, no dejéis de darle una escucha a “Tout Est Calme” que, pese a su condición de “EP”, no es un trabajo menor.




domingo, 31 de octubre de 2021

Yann Tiersen - Les Retrouvailles (2005)



Tiene que ser muy raro volver al trabajo tras el éxito. Más aún cuando el éxito es totalmente inesperado como lo fue en el caso de Yann Tiersen. Recordemos que el músico francés había grabado un puñado de trabajos muy interesantes pero siempre con un perfil bajo y sin alcanzar una gran repercusión más allá de ciertos círculos. Formaba parte de una generación de artistas galos de gran talento entre los que podemos contar a Rene Aubry o Jean Philippe Goude pero la calidad de su obra no había trascendido aún al público en general. Por eso hablamos de sorpresa cuando Tiersen se convirtió en estrella de la noche a la mañana de la mano del director de cine Jean Pierre Jeunet y su película “Amelie”. Y no es que de repente, y en un arrebato de inspiración, Tiersen hubiera alumbrado una obra maestra muy superior a las anteriores, no. De hecho, el músico apenas escribió unas pocas piezas nuevas porque la banda sonora de “Amelie” era básicamente un recopilatorio de sus trabajos previos.


Esto podía haber empujado al bueno de Yann a centrarse en las bandas sonoras y esa impresión tuvimos muchos cuando tras “Amelie”, Tiersen volvió al cine con la música de “Goodbye Lenin!”, película muy bien recibida en su día y cuya banda sonora estuvo a la altura del film. Sin embargo no fue así y enseguida cambió de formato para publicar un disco con la cantante norteamericana Shannon Wright antes de centrarse en su siguiente proyecto que retomaba la línea de “L'Absente”, el disco anterior al éxito de “Amelie” y quizá su trabajo más sólido hasta entonces. Volvía Tiersen así a la mezcla entre piezas instrumentales y canciones y a la colaboración con algunos de los cantantes más interesantes del momento. Así nace “Les Retrouvailles”, el disco que el bretón nos ofreció en 2005.


Entre los colaboradores están viejos conocidos como Dominique A, artistas menos populares como Dominique Miossec o Stuart Staples de los Tindersticks y figuras como Jane Birkin o la vocalista de Cocteau Twins, Elizabeth Fraser. Tiersen por su parte toca prácticamente todo, desde el violín al piano pasando por percusiones, batería, guitarras, bajos... lo de siempre en sus discos. Intervienen también los miembros de la Orquesta Nacional de París en diferentes combinaciones y Christine Ott a las ondas Martenot. El disco se publicó acompañado de un DVD con un pequeño cortometraje en el que se ilustraba el proceso de creación del mismo y que tiene también mucho interés ya que incluye varias piezas en directo, algunas no pertenecientes al disco, e incluso un videoclip de un tema inédito.


"La Traversée", la película que acompaña al CD en el lanzamiento.



Abre el trabajo “Western”, pieza en la que Tiersen es el único intérprete tocando bajo, guitarras, teclados, violín, piano de juguete y carillón. Es una alegre pieza con un punto nostálgico y un cierto aire rock que la aleja un poco de los primeros trabajos del músico sin salirse de su estilo habitual. Continúa con “Kala” y Elizabeth Fraser a la voz con la primera participación de la orquesta. Una bonita introducción de vibráfono y guitarras para una canción pausada, sin texto y con una preciosa sección final de cuerdas. “Loin des Villes” vuelve a mostrarnos a Tiersen en solitario interpretando una pieza que comienza como una cajita de música pero que se va acelerando en un arrebato de alegría casi infantil.




Con “La Veillée” volvemos a ese acordeón tan parisino que reinaba en la música de Tiersen de sus primeros trabajos y que encajaba tan bien con las imágenes de Montparnase en “Amelie”. Uno de esos valses que Tiersen borda casi sin esfuerzo y que aquí aparece dividido en dos partes, la segunda de ellas, una coda solo con las cuerdas. En “Plus D'Hiver” escuchamos a Jane Birkin declamando más que cantando sobre el piano de Tiersen en una canción que retoma el espíritu de “L'Absente”. El siguiente corte es más difuso, más ambiental que melódico. En “A Ceux Qui Sont Malades Par Mer Calme” escuchamos al músico bretón interpretando todos los instrumentos para una especie de transición con un sonido más sucio de lo habitual hasta entonces en su obra y que anticipa lo que vendrá en años posteriores. Esto nos lleva a la colaboración de Stuart Staples en la canción más rockera de todo el trabajo: “A Secret Place” y una de nuestras favoritas del mismo. “Le Matin” es el primer tema de piano solo de todo el disco, una miniatura en el inconfundible estilo de Yann.




 “Les Enfants” es otra pieza breve, muy repetitiva, en la que escuchamos una máquina de escribir como principal elemento rítmico y una curiosa coda infantil de flauta dulce. Dominique A y Miossec cantan en “Le Jour de L'Ouverture”, otra pieza lenta de tono folk/rock llena de encanto. Con “La Boulange” escuchamos a Christine Ott y sus Ondas Martenot, elemento casi imprescindible en todos los discos de Tiersen hasta entonces. Es una pieza muy poderosa vigorizada por las guitarras eléctricas y la batería de su segunda mitad. “La Plague” es un breve tema de piano que desemboca en la segunda intervención de Elizabeth Fraser: “Mary”. Es ésta una balada preciosa que posiblemente sea la canción más redonda de todo el trabajo aunque su melodía recuerde en algún momento al “And I Love Her” de los Beatles.




 No podía faltar el habitual solo de violín del artista francés que llega bajo el título de “7:PM” y nos lleva hasta “Les Retrouvailles” que, pese a ser el tema que da título al disco, es el de menor duración del mismo. Cerrando el trabajo encontramos “La Jetée”, con Tiersen tocando varios clavecines, otro de los instrumentos imprescindibles en sus discos.


Como decíamos al inicio, “Les Retrouvailles” retomaba la senda de “Le Phare” o “L'Absente” tras un interludio centrado en las bandas sonoras pero si hemos de ser más precisos, lo que hacía era cerrar esa etapa para entrar en otra con unas sonoridades más oscuras y experimentales cuyos trabajos ya hemos comentado antes en el blog. Hace pocas semanas que Tiersen ha publicado nuevo disco por lo que es probable que no tardemos en dedicarle una nueva entrada. Mientras tanto os dejamos con imágenes de la película que acompaña a "Les Retrouvailles" con la canción inédita que no aparece en el trabajo.





jueves, 13 de octubre de 2016

Yann Tiersen - Eusa (2016)




Dentro de la lista de ocurrencias por parte de algunos músicos para desmarcarse de la corriente general hay algunas sorprendentes por lo novedoso aunque finalmente la mayor parte de los artistas terminan por “volver al redil” y publican sus obras en los formatos habituales. Probablemente hubo alguien que lo hizo antes pero la primera vez que tuvimos noticia de algo así fue cuando Beck publicó en diciembre de 2012 su disco “Song Reader” en un formato, digamos, desacostumbrado. El músico lanzó un libro con las partituras de veinte nuevas canciones. No había grabación alguna. Sólo los “oyentes” con conocimientos musicales podrían llegar a reproducir cada uno de los temas y tener así su propia versión del disco. Sin referencias de ningún tipo al margen del papel pautado.

Llamar revolucionario a lo que realmente se viene haciendo en la música desde hace casi diez siglos puede sonar, como poco, fuera de lugar y sería así si hablasemos sencillamente de música pero no es así. Hablamos de una industria, un negocio cuyo soporte en las últimas décadas siempre ha sido la venta de música en un soporte físico que permita a cada comprador disfrutar de una obra musical interpretada por un artista o artistas concretos en cualquier sitio, sin necesidad de asistir al rito de un concierto. Quizá en el ámbito de la música académica esto podría tener aún hoy algún sentido (con la consecuencia de la invisibilidad total de la obra para el gran público) pero desde luego, no en el pop/rock.

La editora del libro de partituras de Beck abrió un canal de youtube y otro en soundcloud en los que los fans podían subir sus propias interpretaciones del disco pero, finalmente, el propio Beck decidió tocar “Song Reader” en directo y, finalmente, publicar su propia versión del mismo en formato CD con varios artistas invitados. Esto ocurió dos años después de la aparición del libro de partituras.

Hace ahora un año, Yann Tiersen hizo exactamente lo mismo que Beck. Publicó “Eusa”, un libro de partituras para piano inspirado en los paisajes de la isla bretona de Ouessant (Eusa es el nombre en bretón), lugar de nacimiento del músico. Al mismo tiempo, lanzó la web eusasound.bzh en la que se podían encontrar imágenes y grabaciones sonoras de campo de cada uno de los lugares que inspiraban las composiciones del libro, así como las coordenadas exactas de cada localización.

Tiersen interpretó en varios conciertos la música de “Eusa” pero no ha sido hasta ahora que se ha decidido a grabarla. Sucedió en el estudio No.1 de los míticos Abbey Road. Allí, con el sonido de las grabaciones de la isla de Eusa como fondo, el artista bretón interpretó su nueva obra. Una música que no se creó para aparecer en un disco pero cuya acogida hizo que su autor se lo replantease hasta el punto de publicar en las últimas semanas un extraordinario disco en el que nos muestra su faceta más íntima en todos los sentidos. El libro de partituras incuía diez composiciones. Aquí aparecen intercaladas con fragmentos improvisados de título “Hent” (camino) numerados del 1 al 8 que representan el recorrido de una localización a otra a lo largo de la isla.



“Hent I” - El sonido de un ave indeterminada da el pie a Tiersen para ejecutar una corta serie de acordes acompañados por una voz femenina muy sugerente. Hay pocos artistas que se hagan reconocibles con tan poco y Yann es uno de ellos.

“Pern” - Entramos en materia con una animada pieza de gran belleza. Aires minimalistas, como es habitual en el artista bretón y un lirismo muy personal. No nos cabe duda de que aquellos que se enamoraron de Tiersen con la banda sonora de “Amelie” y sus discos anteriores experimentarán aquí un reencuentro con un músico que en los últimos años se movió por otros derroteros.

“Hent II” - El viento y los sonidos de una cierta actividad humana sirven de base para una pieza meditativa y muy ambiental en el estilo de Harold Budd.

“Porz Goret” - Sin solución de continuidad entramos en este delicioso vals con aires de Satie que ha sido la pieza escogida por Tiersen para promocionar el disco. No podemos hacer otra cosa que caer rendidos ante la delicadeza y la inspiración de un músico cada vez más maduro. Temas como este no están al alcance de cualquiera.




“Lok Gweltz” - Esta vez no hay transición, quizá por la cercanía de los lugares que inspiran ambas piezas. Musicalmente sí que hay diferencia entre ambas aunque se mantiene el tono clasicista de todo el disco. En cierto modo nos recuerda al Tiersen de “Goodbye Lenin” por esa nostalgia tan especial que destila la partitura.

“Hent III” - Creemos escuchar el sonido de campanas lejanas acompañándonos en nuestro trayecto hasta la siguente parada. Muy breve y con una corta intervención del piano al final. Es difícil de saber exactamente lo que suena de fondo porque las grabaciones originales han sido manipuladas por el músico para crear un efecto de “drone” que le ayude a dar forma a sus improvisaciones

“Penn ar Roc'h” - Llegamos al puerto cuyo muelle queda parcialmente sumergido con la marea. Tiersen sigue maravillandonos con una música que aparenta una sencillez que muy probablemente no sea tal. Es un corte que se hace muy corto pero hay que continuar con la visita.

“Hent IV” - Los sonidos que acompañan nuestro camino son cada vez más atmosféricos, aprovechando el artista para mostrar aquí su cara más audaz y experimental. Imaginamos un recorido con mucha bruma y un frio persistente aunque los pájaros que escuchamos al final nos anticipan la aparición del sol.

“Kereon” - La pieza comienza con gran fuerza gracias a un ritmo persistente y obstinado. Poco a poco la melodía se abre paso devolviendonos al Tiersen más alegre de sus primeros trabajos. Es curioso que muchas de las piezas que formaron parte del libro de partituras original sean finalmente de menor duración que las improvisaciones que vertebran el trabajo pero eso nos indica lo cómodo que se encontraba el autor a la hora de grabar estas nuevas partes.




“Hent V” - La siguiente transición continúa en la linea de las últimas, con más importancia del sonido y el ambiente en sí que de la propia melodía. Que no se vea esto como un crítica porque no lo es. En nuestra opinión, esta forma de organizar el disco es idónea para evitar caer en una homogeneidad que podría resultar aburrida.

“Yuzin” - Los paisajes descarnados y agrestes de Yuzin son ilustrados por una música algo más minimalista de lo habitual. De hecho, en algún momento nos recuerda al Wim Mertens de los primeros años de la década de los ochenta: más rítmico que melódico.

“Roc'h ar Vugale” - Quizá la idea fuera representar las rocas de Yuzin con una música menos lírica para representar el siguiente punto del viaje, en el que la vegetación se abre paso entre la piedra, con un tema más optimista. Ciertamente éste lo es y no es difícil pensar en imágenes relacionadas con esa lucha de la vida por abrirse paso mientras escuchamos esta pieza.

“Hent VI” - Sabemos que somos reiterativos con el tema pero lo cierto es que las combinaciones de piano con sonidos etéreos, en especial cuando el piano ejecuta notas sueltas sin llegar a formar melodías definidas nos remiten inmediatamente a Harold Budd y, en menor medida, a Brian Eno. Este es un ejemplo más de ese tipo de piezas.




“Penn ar Lann” - Las preciosas vistas desde los acantilados de Penn ar Lann sirven de excusa a Tiersen para componer uno de los mejores cortes de todo el disco. Con un estilo que llega a recordarnos a veces al de George Winston, el pianista destila optimismo y buen hacer durante cuatro minutos para enmarcar.

“Hent VII” - Con pocas novedades respecto a las transiciones anteriores nos dirigimos ya hacia las dos últimas paradas del viaje.

“Enez Nein” - La primera de ellas es una nueva cita con la extraña melancolía de Tiersen que es capaz de sugerirnos tantas cosas y provocar estados de ánimo tan diferentes en una misma pieza que nos hace dudar en algún momento sobre si seguimos escuchando una composición o hemos pasado ya a la siguiente.

“Kadoran” - El cierre del disco llega con una expansiva melodía de corta duración pero cargada de una alegría contagiosa. Del mismo modo en que llega termina para dejarnos con el último tramo del recorrido.

“Hent VIII” - Difícil imaginar mejor despedida para el viaje. El piano nos acompaña brevemente y nos deja en compañía de la misma voz con la que comenzamos el recorrido hace casi una hora.

Yann Tiersen tiene ya una carrera muy sólida en la que su estilo ha evolucionado como pocos tocando desde música con una cierta raíz folclórica hasta pieza más clasicistas con una clara influencia del que podríamos llamar “minimalismo europeo” pasando por el rock, la experimentación electrónica y un sinfín de giros que hacen de su obra un “corpus” muy difícil de clasificar. Dentro de esa trayectoria “Eusa” podría verse como un receso, una vuelta a las fuentes como lo fue hace unos años su “Tabarly”, que no tendría por que significar que esta vaya a ser la linea a seguir en el futuro. Por otra parte, también podría ser un signo de madurez. El momento en el que, tras años de experimentación con otros estilos, el artista encuentra su propia voz, aquella con la que es más reconocible. Sea como fuere, “Eusa” es un buen disco que puede ayudar a recuperar a los seguidores que se alejaron de él en los últimos años.

Como despedida os dejamos con un montaje realizado en las sesiones de grabación del disco:

 

domingo, 2 de octubre de 2016

Jeroen Van Veen - Tiersen "Pour Amelie" Piano Music (2015)



Que en el pianista holandés Jeroen Van Veen reside un antólogo es algo de lo que no nos cabe ya la menor duda. Sus grabaciones tienen un espíritu enciclopédico muy de agradecer que nos ha acercado las integrales para piano y otras recopilaciones de gran amplitud de un buen número de músicos contemporaneos del entorno del minimalismo.

En muchas de esas ocasiones, el enciclopedismo raya con la obsesión ya que no son pocos los músicos de cuyas obras nos ha brindado el artista distintas colecciones en las que escuchamos interpretaciones diferentes de las mismas piezas junto con otras nuevas. Es el caso del disco que apareció a finales del año pasado en Brilliant Classics en el que Van Veen repasa a lo largo de dos discos algunas de las mejores composiciones para piano del compositor francés Yann Tiersen.

Autor e intérprete son ambos viejos conocidos de los lectores del blog ya que han protagonizado un gran número de entradas anteriormente. No podía faltar, por lo tanto, una reseña de este trabajo, muy recomendable, por cierto, para cualquier seguidor de cualquiera de los dos músicos.

La primera vez que Van Veen se acercó a la música de Tiersen fue en su monumental caja de diez discos titulada “Minimal Piano Collection”. En ella, el francés compartía volumen con Michael Nyman y podíamos escuchar una selección de once piezas de muy corta duración en su mayoría. Todas ellas vuelven a sonar aquí pero esta vez acompañadas de un muestrario mucho más amplio del repertorio de su autor. Aunque el primero de los discos está titulado “Pour Amelie” y el segundo “Goodbye Lenin”, lo cierto es que la música del primero no pertenece exclusivamente a esa banda sonora sino que incluye piezas procedentes de discos anteriores (alguna no utilizada en la película) y también de trabajos publicados con posterioridad a la misma.

Jeroen Van Veen


En el primer disco el orden de los temas es cronológico y abarca todos los trabajos del músico del periodo 1994-2003 con la excepción de “La Valse des Monstres”, cosa curiosa ya que en la banda sonora de Amelie sí aparecía música de ese disco. Van Veen rescata de “Rue des Cascades” los siguientes temas: “Comptine d`été No.2”, “Comptine d`été No.3”, “Le vieux en veut encore”, “Toujours la”, “Comptine d`été No.1” y “La piece vide”. De “Le Phare” aparecen cuatro arreglos para piano de composiciones en las que, originalmente, sonaban otros instrumentos como acompañamiento. Es el caso de “La dispute”, para piano y melódica, “Sur le fil” y “La Chute”, para piano y violín y “Les jours heureux”, para piano, clave, piano de juguete y violin. La banda sonora de “Amelie” está representada por “Comptine d`un autre été: l`après midi”, “La valse d`Amélie” y “Le Moulin”. “L'Absente”, trabajo del mismo año que la película, aporta “L`absente” y “Le retour”. Menos conocidas son las piezas procedentes de “Les Retrouvailles” (“Le matin”, “La plage”, “Les retrouvailles” y “La jetee”) y “Tabarly” (“Tabarly”, “8 mmm” y “Point Zero”), discos ambos posteriores a las bandas sonoras de “Amelie” y “Goodbye Lenin”. A esta última, como ya indicamos, está dedicado en su totalidad el segundo CD de la colección en el que aparecen títulos pertenecientes al disco de la banda sonora y otros que no se corresponden con el mismo aunque la música sí que aparece en la película. Eso ocurre con “Coma”, “From Prison to Hospital”, “Mother”, “Selling Dishes”, “Birthday Preparations” y “Finding the Money”.




Van Veen ofrece una colección de interpretaciones que guardan una gran fidelidad hacia las originales, si acaso con un enfoque algo más clasicista allí donde Tiersen se asoma más al folk, pero con una solvencia absoluta. Por poner un ejemplo, en la primera parte de “La Valse d'Amelie”, el pianista holandés convierte una pieza juguetona en una “gymnopedie” más de Erik Satie. En la segunda parte, y en un claro contraste, la dota de una energía ausente en el original con algún “fortissimo” que puede sobresaltar al oyente más desprevenido. En el segundo disco, al margen de su faceta de intérprete podemos apreciar también la de arreglista ya que la banda sonora contaba con la participación de una nutrida orquesta que aquí, por razones obvias, no está presente.

En ambas tareas el desempeño de Jeroen Van Veen es excelente y eso hace de este doble disco una elección excelente para introducirse en el mundo de Yann Tiersen, un compositor que nos ha brindado trabajos inspiradísimos en los últimos años explorando también otro tipo de territorios más cercanos al rock y a la experimentación electrónica aunque sin olvidar el estilo que le hizo popular y que tan bien representado está en la grabación que nos ofrece el sello Brilliant Classics y que hoy os recomendamos. En la linea de este último comentario, acaba de aparecer una nueva grabación del músico con piezas para piano que no tardaremos en comentar por aquí. Hasta entonces, no está de más escuchar a Van Veen y su homenaje al compositor.

jueves, 19 de febrero de 2015

Yann Tiersen - Dust Lane (2010)



El éxito alcanzado por la banda sonora de “Amelie” pudo llevarnos a engaño acerca del estilo musical de su autor. Cierto es que en ese disco, una recopilación en su mayor parte con un puñado de temas nuevos, escuchamos una gran síntesis de sus primeros discos, todos ellos a medio camino entre el minimalismo “europeo” que representarían músicos como Wim Mertens o Michael Nyman y una suerte de folclore inconfundiblemente francés que se abría paso a través del entusiasmo del acordeón. No menos cierto es, sin embargo, que para cuando la película llegó a las pantallas, Tiersen ya no era exáctamente el mismo músico y en “L'Absente”, trabajo simultáneo en su concepción a “Amelie” ya encontramos muestras claras de su giro hacia el rock independiente.

Ocurre que, tras “Amelie”, llegaron más oportunidades de hacer música para cine en las que Tiersen escogió un estilo continuista (“Goodbye Lenin” es un claro ejemplo) pero en sus conciertos y trabajos al margen del cine, el músico bretón había dejado atrás esa etapa. A su trabajo con la artista norteamericana Shannon Wright le siguió pronto un disco en directo, “On Tour” en el que el cambio de estilo quedaba patente incluso en la interpretación de los temas pertencientes a la primera etapa de la carrera de Yann. Faltaba una confirmación definitiva de este giro con un disco de estudio y ese será el objeto de nuestra atención hoy.

Sin ser un artista especialmente prolífico, cinco años desde el anterior disco de estudio parecía demasiado tiempo y es que la grabación tuvo lugar en un periodo particularmente agitado para al músico, quien perdió en aquellos meses a su madre y a uno de sus mejores amigos. El trabajo, que iba a ser de lo más austero, a base de canciones interpretadas por Tiersen a la guitarra y similares (bouzouki y mandolina, principalmente) se teñiría de una notable melancolía con un trasfondo esperanzado pese a todo. En palabras de su autor “no es un disco triste sino colorista, una experiencia dolorosa a veces pero siempre alegre”. La grabación tuvo lugar principalmente en la isla de Ouessant aunque se completó en estudios de París, Londres y Filipinas sumándose al propio Tiersen (voz, guitarra, sintetizadores, piano de juguete, violín, bajo, etc.), Matt Elliott (voz, guitarra, flauta), Gaëlle Kerrien (voz), Syd Matters (voz) y Dave Collingwood (batería).

Yann Tiersen


“Amy” - Una serie de sonidos y efectos electrónicos como preludio de una suave introducción pop de batería y guitarras sirve para borrar cualquier atisbo del Tiersen más conocido desde los primeros compases del disco. El espíritu está ahí y también buena parte de los sonidos pero es algo decididamente diferente. La canción, con aire de himno, tiene poco que ver con las anteriores del músico, incluso en discos como “L'Absente” y abre el camino que hizo posibles trabajos como el reciente “Infinity”.

“Dust Lane” - Una sutil red de arpegios de guitarra secundados rápidamente por el piano nos recuerda a los mejores momentos del “viejo” tiersen, nostalgia acentuada por el acordeón pero la desaliñada batería de Collingwood nos recuerda que estamos ya en un lugar muy diferente. Interludios sonoros de gran fuerza nos llevan a un final épico con la guitarra eléctrica acompañando al coro en un momento de una intensidad casi mágica en el que un estribillo arrollador se repite una y otra vez.

“Dark Stuff” - Una combinación de acordeones y melódica recortados sobre el viento nos recibe en uno de los temas más experimentales del disco. Aparecen entonces guitarras distorsionadas y diferentes efectos sonoros ruidistas que ayudan a encubrir el tema central. No creemos que haya relación alguna pero hay algo en la melodía central que nos recuerda a ese clásico titulado “Horizon” de Jon & Vangelis grabaron para su disco “Private Collection”. Tras le breve parte vocal son el piano, el bajo y las guitarras quienes nos guían en una espectacular coda final que es puro rock progresivo trasladado a nuestros días.

“Palestine” - El primer single del disco fue este espectacular instrumental (el único “texto” es el deletreado continuo de las letras del título P-A-L-E-S-T-I-N-E) en el que el músico francés exprime todo su talento para construir una atmósfera trepidante que te atrapa desde el primer segundo y no te suelta hasta varios minutos más tarde. Una joya en la que ningún detalle está de más y que demuestra que con elementos muy reducidos se puede construir una pieza magistral.



“Chapter 19” - El único texto del disco no escrito por Tiersen es el de esta canción cuya letra está extraída de “Sexus”, primer volumen de la trilogía de Henry Miller “The Rosy Crucifixion”. El tema suena como una extraña combinación entre los Pink Floyd de mediados de los setenta, el Brian Eno más reciente (el de “Drums Between the Bells”) y los inocentes sonidos infantiles del universo del propio Tiersen y cuenta con una excepcional coda del músico al clavicordio.

“Ashes” - Algo más clasicista suena el comienzo de la siguiente pieza con el solemne sonido del piano ejecutando una serie de notas oscuras sobre las que juguetean en segundo plano los violines. Tras la introducción llega una de esas grandes melodías que sólo se le ocurren a Tiersen cuya banda suena por momentos cercana a la Penguin Cafe Orchestra con un filtro de rock moderno.

“Till the End” - Una especie de grabación antigua (quizá un himno religioso) suena entre ecos electrónicos que la confieren un aire etéreo muy curioso. Contrasta, además, con las distorsiones de la guitarra eléctrica y los diversos efectos de los sintetizadores para desembocar en una tonada folk con una interesante percusión (muy en la linea de las suites épicas de Mike Oldfield). Entona entonces el coro un estribillo con aire de despedida que se repite de modo cadencioso hasta el final mientras se suman elementos como la batería (soberbia una vez más) y una guitarra incendiaria con un riff tan insistente como demoledor. El cierre, muy diferente al resto de la pieza, como ocurre en muchos otros cortes del disco, es una escueta melodía de piano sobre la que se erige un sensacional “in crescendo” de cuerdas que pone punto final al corte.



“Fuck Me” - Con un título tan directo como el resto de la letra (también la música lo es) llega una canción exuberante, optimista, vital y entusiasta como pocas. Algunos reclamarían la etiqueta de “Parental Advisory” para el tema pero es de una sinceridad tal que nada suena sucio. Muy al contrario, cuesta imaginar mejor forma de expresar sentimientos de amor y deseo que esta. Tiersen, una vez más, borda el pop como si se hubiera dedicado a esto toda su vida.


En su momento, la aparición de “Dust Lane”, lo confesamos, nos pilló completamente desprevenidos y lo tomamos como un preocupante síntoma en la carrera de un músico brillante. El tiempo terminó por demostrarnos que estábamos equivocados. No supimos ver lo acertado del movimiento y la calidad que seguía teniendo la música de Tiersen por encima de aspectos formales. De hecho, teníamos esta etapa en el olvido y no fue hasta la aparición del reciente “Infinity” que decidimos rescatarla comprobando, para nuestra sorpresa, que el disco había ganado muchos enteros a nuestros oídos. Sabemos que muchos seguidores del músico francés tuvieron una reacción similar a la nuestra ante el giro experimentado por su música. Si aún no lo han hecho, este es un buen momento para cambiar de opinión. “Dust Lane” está disponible en los siguientes enlaces:

fnac.es

play.com


Os dejamos como despedida una versión en directo de "Fuck Me":

 

miércoles, 21 de enero de 2015

Yann Tiersen - Tabarly (2008)



Eric Tabarly fue uno de los marineros más reconocidos de su país, Francia, llegando a obtener destacadas distinciones por su prolongada actividad. Su padre era aficionado a la navegación y poseía un “cúter” con el que daban paseos. Cuando Eric contaba 7 años de edad, su progenitor adquirió una nueva embarcación a la que llamó “Pen Duick” y que acabó por enamorar al pequeño Eric, quien dedicó toda su vida al mar a partir de entonces. Aprendió a navegar en ella pero tras el final de la II Guerra mundial, su padre la puso en venta. Comoquiera que no hubo comprador, el ya adolescente Eric se la quedó aunque su carrera militar no le permitió dedicarle los cuidados necesarios. Tras participar en la Primera Guerra de Indochina, Tabarly regresó a Francia comprobando el lamentable estado en que se encontraba el “Pen Duick”, tomando entonces la determinación de reparar la embarcación y ponerla en disposición de navegar de nuevo. A partir de ahí, no sólo con el viejo barco sino con varios sucesores diseñados y construidos en algún caso por el propio Tabarly, el navegante participó en todo tipo de carreras y competiciones de larga distancia obteniendo los mayores éxitos posibles en varias modalidades y carreras clásicas obteniendo logros impensables en su tiempo.

En 1998, ya retirado de estas actividades, el marinero se embarcó por última vez en el  “Pen Duick” original de camino a Escocia donde iba a participar en una regata de viejos veleros. El 13 de junio, un temporal le arranca de la cubierta y se pierde todo contacto con él. Ninguno de los otros cuatro tripulantes del barco en aquel momento puede hacer nada por rescatarlo. Tabarly fue un enamorado de la navegación pero tenía algunas manías que le costaron la vida como el hecho de no usar nunca arnés de seguridad en la cubierta del barco. “Prefiero morir libre que vivir atado” solía decir y lo cierto es que la frase se convirtió en realidad en aquella fatídica noche en el Mar de Irlanda.

Exactamente diez años después del fallecimiento de Eric, se estrenó un documental sobre su vida cuya banda sonora fue encargada a un viejo conocido del blog: Yann Tiersen. El compositor y multi-instrumentista escribió una partitura delicada e intimista a más no poder en la que la mayor parte de los temas son interpretados exclusivamente al piano, dejando a un lado otros sonidos tan característicos de su música anterior como el violín, el piano de juguete, el acordeón o los sonidos electrónicos del “Ondes Martenot” aunque se reserva un par de cortes para toda esa parafernalia. Estilísticamente, el disco marca la frontera entre el Tiersen anterior, cercano al minimalismo europeo y a un sofisticado pop lleno de encanto y el nuevo más centrado en el “post-rock” y en sonoridades más sucias e inquietantes.

Además de Tiersen, que interpreta piano, violín, guitarras, bajo, marimba, teclados, violonchelo, batería, ukelele, acordeón, vibráfono, clarinetes, fagot, flautas, trompa, melódica, piano de juguete, carillón y percusiones, intervienen puntualmente, Marc Sens (guitarra eléctrica) y Christine Ott (Ondas Martenot).

Eric Tabarly


“Tabarly” – Abre el disco una pieza sencilla con cierto aire solemne con Tiersen al piano. A pesar de la lentitud inicial, se adivina enseguida un “leitmotiv” que irá apareciendo en varias ocasiones a lo largo del disco. El tema se acelera, aparecen los violines y terminamos disfrutando de una delicadísima pieza con aire de cajita de música en algunos momentos que nos congracia con el mejor Tiersen.



“Naval” – El mejor Tiersen que muy bien podría ser el que firma esa maravillosa pieza para piano en clave minimalista que nos muestra el gran talento de un músico excepcional cuyo estilo bien merece ya un nombre entre los grandes de un género que, probablemente apadrinaría Wim Mertens y que tendría en Tiersen a su discípulo más destacado, quizá junto con Ludovico Einaudi.

“II” – Y si en alguna pieza es visible el legado del compositor belga es en esta rítmica composición en la que Tiersen martillea las teclas con una energía desbordante a lo largo de un intenso minuto de mágica intensidad antes de fundirse con sonidos típicos de un puerto de mar.

“Au-Dessous Du Volcan” – Toma ahora Tiersen la guitarra para la introducción de una pieza espectacular en la que tira de prácticamente todos los instrumentos que domina (y son muchos) para regalarnos una composición rica en matices que profundiza en los cambios de su sonido anticipados en “L’Absente” años atrás y que culminarían en los directos posteriores a “Les Retrouvailles” en los que Tiersen flirtea con tímbricas y recursos estilísticos cercanos al rock más vanguardista.

“IV” – Miniatura que sirve como transición en la que el músico emplea sólo guitarra y ukelele para hacernos más amena la espera antes de la siguiente pieza.

“La Longue Route” – Volvemos al piano con otra bagatela de esas que a Tiersen la salen casi sin esfuerzo que sirve para enlazar con otro corte para grupo.

“1976” – Y lo de grupo es un decir porque, una vez más, es el músico bretón quien interpreta absolutamente todos los instrumentos incluido su inconfundible acordeón. Aunque hay apuntes de alguna antigua melodía del autor, la corta duración del tema no permite que se llegue a desarrollar.

“Yellow” – La importante presencia de maderas nos haría pensar de nuevo en Mertens pero también en Jean Philippe Goude. Sin embargo, las primeras notas del piano de juguete, auténtica imagen de marca del sonido de Tiersen, enseguida nos devuelven al mundo fantástico del autor antes de pasar a la segunda parte del disco, dominada por los solos de piano.



“Point Zero” – Vuelve a sonar el tema apuntado en la primera pieza del disco con un “tempo” diferente. En los créditos del disco se revela que se trata, en realidad, de una variación de “Fanny de Laninon”, canción tradicional de la marinería, muy popular en la ciudad natal de Tiersen, Brest. No será la última vez que la oigamos en el disco.

“La Corde” – Emprende la carrera Yann al piano en una pieza de tan gran belleza como escasa duración. Denominador común a buena parte de la música contenida en el disco, piezas en su mayoría de alrededor de dos minutos de duración.

“8 MM” – Con esa simplicidad tan aparentemente fácil con la que los grandes suelen hacer las cosas, continúa el desfile de pequeñas joyitas de piano a cargo de Tiersen. Es difícil encontrar una colección de composiciones tan delicadas como esta en la que cada pieza es tan buena o mejor que la anterior.

“Point Mort” – Nueva revisión de “Fanny de Laninon” con un toque mucho más solemne, casi fúnebre como corresponde al título y al final de la propia aventura de Tabarly. Quizá desde la banda sonora de “Amelie” (también en momentos de “Goodbye Lenin”) no escuchábamos esta variante más “seria” de nuestro compositor. Hay que tener un gran talento para hacer tres adaptaciones tan diferentes y de tanta categoría de la misma pieza como las que nos regala Tiersen en esta banda sonora.

“Dernière” – Sería extraño un disco de nuestro músico sin un vals y, siendo el francés un consumado maestro en este tipo de piezas, no podía despedirse sin una de ellas en la más pura tradición de ese otro gran “valsero” que es Roger Eno.

“Atlantique Nord” – Retoma Tiersen cerca de la conclusión del trabajo otro de los motivos musicales que hemos escuchado ya en el disco con gran brillantez antes de la despedida que se produce con otro tema pero no de piano sino con otro de los instrumentos predilectos de nuestro artista.

“Eire” – La despedida tiene más de luminoso que de requiem como podríamos esperar del trágico final de una historia tan emotiva. Sencillamente escuchamos una serie de violines interpretando una breve serie de notas sostenidas en el tiempo, disolviéndose lentamente, quizá como perfecto acompañamiento al cuerpo del héroe del mar sumergiéndose por última vez en el lugar al que dedicó toda una vida.


Es posible que la banda sonora de “Tabarly” sea el colofón perfecto a la discografía del Yann Tiersen “clásico” (empleamos el término en la más amplia de sus acepciones). Ya antes había apuntado indicios del cambio de estilo que vendría a partir de aquí y del que hemos tenido algún ejemplo recientemente por aquí (habrá alguno más dentro de no demasiado tiempo). Por ello, cualquier admirador del Tiersen de “Amelie” puede acercarse a este disco sin reservas. Sin ser el mismo estilo exactamente, sí que se mueve en registros similares. Aunque no es, probablemente, una de sus obras más conocidas y tampoco gozó de una gran tirada, no es complicado encontrar una copia. Os dejamos algunos enlaces en los que está disponible el disco.

amazon.es

jpc.de

Como despedida podéis ver un pequeño "trailer" del documental con la música de Tiersen:

 

domingo, 14 de diciembre de 2014

Yann Tiersen - ∞ -infinity- (2014)



Hablamos mucho de Yann Tiersen en los primeros tiempos del blog pero tras tratar casi todos los trabajos de su primera etapa, le teníamos algo olvidado. Eso no tiene que ver sólo con una cierta desidia por nuestra parte sino también con un importante giro en el estilo del músico francés que había pasado de las delicadas texturas minimalistas con encantadores aires parisinos a una suerte de rock “indie” que mantenía algunas de las características más habituales de la obra del músico pero tamizadas por su transposición a ritmos y sonoridades radicalmente diferentes.

Lo interesante de esta serie de transformaciones que (ahora es fácil decirlo) comenzaron en los tiempos de “L’Absente” es que nunca sabes por dónde va a salir el bueno de Yann en su próximo trabajo. Con esa sensación de incertidumbre y un buena carga de prudencia a causa de las malas impresiones que nos llegaban procedentes de buenos seguidores del Tiersen “de Amelie” nos enfrentamos hace unos meses a “(Infinito)”.

De entrada nos encontramos con un ambiente helado en el disco desde los tonos azules y blancos de la portada, probablemente procedentes de algún paisaje islandés, país en el que comenzó a ser compuesto. Tiersen es francés de pasaporte pero su espíritu es profundamente bretón aunque ese aparente nacionalismo no tiene que ver con cuestiones excluyentes. Más bien al contrario, el músico ve a los bretones como mucho más abiertos que el resto de Francia, con muchas cosas en común con los ingleses o con sus hermanos celtas de las costas atlánticas. También con los países nórdicos que tienen un inesperado protagonismo en el disco. Asumiendo estos postulados del músico se entiende mejor que en su nuevo trabajo no haya ni un texto cantado en francés cuando sí los hay en inglés, bretón, islandés o feroés. La lista de músicos participantes en el disco está cuajada de apellidos islandeses lo que refuerza la sensación de gelidez que no podemos evitar que nos transmita todo el trabajo. Intervienen en “”, Neil Turpin (batería, voz), Dave Collingwood (batería), Yvon Salou (acordeón), el viejo conocido de los seguidores de John Foxx o Depeche Mode, Gareth Jones (sintetizadores) y cuatro de los integrantes de la banda islandesa amiina, habituales de Sigur Ros: Maria Huld Markan Sigfúsdóttir (violin), Hildur Ársælsdóttir (violin), Edda Rún Ólafsdóttir (viola) y Sólrun Sumarliðadóttir (violonchelo), quienes también cantan en el disco. A ellos se suma una larga lista de vocalistas integrada por Stephane Bouvier, Felix Classen, Ólavur Jákupsson, Lionel Laquerrière, Gaëlle Kerrien, Sólrun Sumarliðadóttir, Emilie Quinquis, Metig Simon, y Aidan Moffat. Como siempre, el propio Tiersen se reserva una extensa colección de instrumentos que incluye, sintetizadores, violines y un surtido de juguetes variados.

Yann Tiersen

” – Comienza el disco con un raro sonido ambiental en el que se mezcla el murmullo de un mar lejano con una especie de coros no mucho más próximos que pueden proceder igualmente de gargantas humanas o de sintetizadores dado lo confuso de la amalgama sonora de la que se rodea. Una melodía de aire festivo comienza a destacarse con muchas dificultades del fondo durante unos instantes sin llegar a triunfar sobre el sordo rumor que conforma toda la pieza. Un comienzo soberbio y tremendamente descriptivo del estado de ánimo que preside la obra.

“Slippery Stones” – Una serie de campanas juguetean con una melodía en un entorno que no se diferencia demasiado del escuchado en el corte anterior. Las sonoridades gruesas de los sintetizadores analógicos se hacen más presentes y es entonces cuando aparecen las voces del grupo islandés amiina con un precioso juego de polifonías que aporta algo de luz a la composición que poco a poco se disuelve en un ambiente onírico de difícil descripción y gran belleza. Una genialidad al alcance de muy pocos.

“A Midsummer Evening” – Lo primero que se pudo escuchar del disco fue esta canción que tras un comienzo ambiental que sí la emparentaría con el resto del trabajo, se transforma en una canción pop con muchos de los rasgos más habituales de la música de su autor bien presentes: melodías de piano llenas de alegría, instrumentos infantiles y una melodía simple y muy pegadiza. Salvando las distancias, nos recuerda a alguna de las mejores cosas del Mike Oldfield más comercial cuando comenzó a escribir canciones en los ochenta. Aunque no tiene mucho que ver con el resto del trabajo, se trata de una miniatura deliciosa que podríamos escuchar una y otra vez sin cansarnos.



“Ar Maen Bihan” – Llegamos al tema cantado (más bien recitado) en bretón. Como en cortes anteriores, las manipulaciones electrónicas del sonido son protagonistas totales en una aventura en la que Tiersen experimenta como nunca con texturas y colores obteniendo resultados fascinantes. Con la entrada de la batería los ritmos comienzan a hacerse un sitio hasta dominar por completo la pieza. Es un registro muy diferente a cualquiera anteriormente explorado por su autor pero Tiersen lo resuelve con maestría.

“Lights” – Una mezcla de sonidos electrónicos con guitarras acústicas, pianos de juguete y efectos especiales abre uno de los temas más destacados del disco. Tras unos minutos sumidos en esta fiesta sonora se produce un cambio de ritmo completamente inesperado y la irrupción del coro interpretando a contratiempo un estribillo muy simple que se interrumpe bruscamente para volver al comienzo de la pieza.

“Grønjørd” – El tema más exótico del disco por lo inusual del idioma empleado (el feróes), es una maravilla de esas que de vez en cuando su autor se saca de la chistera. Violines repitiendo patrones minimalistas mientras el piano (real y de juguete) dibuja encantadores arabescos. La voz de Ólavur Jákupsson, intensa y expresiva pone la guinda a la pieza. Cercana, a su modo, a la versión del Tiersen de los noventa que le hizo popular pero con un sonido distintivo inequívocamente actual.

“Steinn” – Una serie de fondos sintéticos con ritmos industriales sirve de base para el recitado en islandés de Sólrun Sumarliðadóttir. Tras su intervención asistimos a una combinación de ritmos electrónicos y guitarras eléctricas verdaderamente notable que revelan a Yann Tiersen como un músico que podría hacer grandes cosas si se propusiera afrontar un trabajo exclusivamente con instrumentos electrónicos. Lo cierto es que publicando como lo hace en un sello como Mute, se encuentra en el lugar ideal para afrontar un proyecto así.

“In Our Minds” – Un precioso comienzo a base de melodías de sintetizador y acompañamientos acústicos termina derivando en una pieza electrónica con algún punto en común con los Depeche Mode más recientes aunque pasados por el personal tamiz de Tiersen. Cuando la cosa se pone más interesante, interviene el coro lo que en este disco es sinónimo de estribillo breve, repetitivo y anticipo del final de la pieza.

“The Crossing” – Cerca del final del disco, Tiersen sitúa esta canción con aires de tonada infantil que comparte ese aire inocente con otras melodías del disco y vuelve a recordarnos a Mike Oldfield. En este caso, al que incluía temas de este corte como “On Horseback” en sus discos. Un tema éste “The Crossing” sin demasiada trascendencia pero de agradable escucha.

“Meteorites” – La conclusión del disco tiene algo de anticlimático con un extenso recitado a cargo del vocalista escocés Aidan Moffat sobre un fondo musical que no termina de aportar demasiado al disco. Extraño, incluso para los parámetros de su autor.




Aquellos que esperen encontrar al Yann Tiersen de “Le Phare” o “Rue Des Cascades” deberían estar prevenidos de que este disco no tiene nada en común con aquellos. Existe un poso común, inevitable cuando, al fin y al cabo, estamos hablando de un mismo músico pero la música de Tiersen ha evolucionado tanto en estos casi veinte años que no es fácil que entre sus seguidores haya muchos que disfruten por igual de todas sus etapas. Nosotros mismos estuvimos a punto de arrojar la toalla tras escuchar sus dos trabajos anteriores y, de hecho, no acudimos a éste que hoy comentamos hasta varios meses después de su publicación y lo hicimos con un cierto miedo ante lo que nos podríamos encontrar. Quizá por eso, la impresión ha sido mucho más favorable de lo que esperábamos. Además, nos parece intuir un nuevo camino a explorar por parte del autor bretón de la mano de la electrónica, cosa que no veíamos tras sus anteriores trabajos más rockeros. Como no puede ser de otra manera, recomendamos el disco a aquellos que busquen sonidos y artistas diferentes. Pueden encontrar en él grandes momentos. El disco está disponible en los enlaces siguientes:

amazon.es

zonadecompras.com

El propio Tiersen comienza todos los cortes del disco en el siguiente video:

 

viernes, 12 de octubre de 2012

Jeroen Van Veen - Minimal Piano Collection (2006)



Cuando eres aficionado a escuchar músicas distintas a las que habitualmente suenan en la radio o en la televisión, una pregunta que escuchas a menudo por parte de aquellos conocidos con más inquietudes es: ¿qué discos me recomendarías para empezar a escuchar a tal autor? O bien: ¿cuáles son las obras más representativas de ese tipo de música?

Para responder a esa cuestión, pensareis, las discográficas inventaron hace ya mucho tiempo los discos recopilatorios. Sin embargo, conforme nos vamos alejando de los estilos mayoritarios, la cantidad de compilaciones disponibles centradas en un determinado género se acerca peligrosamente a cero. Hoy hablaremos de una serie de grabaciones que, sin ser un recopilatorio al uso (no se trata de versiones originales sino de nuevas interpretaciones), sirven perfectamente como puerta de entrada en un género tan árido en principio como es la música minimalista.

El protagonista de las grabaciones incluidas en la caja que hoy nos ocupa es el pianista holandés Jeroen Van Veen. Tras completar su formación y tocar junto a algunas de las más destacadas orquestas así como en recitales puramente pianísticos, comenzó a centrar su repertorio en la música contemporánea con especial incidencia en aquellos compositores más cercanos a lo que hoy conocemos como minimalismo (aunque no es exclusiva su dedicación a este estilo, por ejemplo, su grabación de “Les Noces” de Stravinsky fue considerada por algunos críticos como la mejor jamás registrada de la obra). Quizá el gran hito de su carrera fuera el descubrimiento de la música del también holandés, Simeon Ten Holt, cuyas obras ha grabado en varias ocasiones llegando a completar y editar la integral de su obra para múltiples pianos.

En el año 2006, Van Veen edita en el sello Brilliant Classics una caja de nueve discos titulada “Minimal Piano Collection” a un precio extraordinariamente asequible que, desde entonces, es nuestra principal recomendación para aquellos que nos formulan cualquiera de las preguntas con las que abríamos la entrada unos párrafos más arriba. La elección de los artistas aparecidos en la caja es algo desconcertante en un principio tanto por algunas presencias (Eric Satie, John Cage o, atención, el filósofo alemán Friedich Nietzsche en su poco conocida faceta de compositor) como por algunas ausencias (Steve Reich o LaMonte Young). También llama la atención, a primera vista, lo descompensada que está la aportación de los distintos compositores, siendo Philip Glass el más representado al ocupar hasta un tercio de la duración de la caja. Todo ello tiene su explicación: Van Veen es pianista y, con una sola excepción, todas las piezas de la colección están escritas para piano sólo. Esto limita la presencia de compositores cuya producción se ha centrado en otras formaciones instrumentales y tiene, por fuerza, que potenciar la aparición de aquellos cuyo repertorio pianístico es más amplio. La incidencia en el término “piano sólo” no es anecdótica ya que el propio Van Veen ampliaría en el futuro esta caja con un segundo volumen centrado en obras para múltiples pianos y que, seguramente, terminará apareciendo por aquí más adelante.


EL pianista Jeroen Van Veen



En los créditos de la caja, se indica que todos los discos fueron grabados en la Iglesia de Santa Bárbara, en Culemborg entre el 23 y el 28 de octubre de 2006. Esto es importante porque el contenido del primer CD es exactamente el mismo que apareció en 1999 en otro disco de Van Veen titulado “Minimal Piano Works”, dedicado a la música de Philip Glass. Entendemos que, aunque esto sea así, lo aparecido en la caja son todas nuevas versiones. Contiene ese primer disco parte de la música más popular del compositor norteamericano para piano sólo, incluyendo sus cinco “Metamorphosis”, “Mad Rush”, “Wichita Vortex Sutra” y dos versiones del “Opening” de “Glassworks”, una fiel a la original y otra con arreglos propios de Jeroen. Casi todos los discos que hemos escuchado a cargo de distintos pianistas acercándose a la música de Philip Glass incorporan una selección muy similar de músicas que, por otra parte, casi calca el contenido del disco “Solo Piano” publicado por Glass en 1989. Las versiones de Van Veen se cuentan entre nuestras favoritas de todas las que hemos podido disfrutar en estos años (y en el caso de alguna de las piezas en concreto, superan la decena). En el video podeis ver a Jeroen interpretando "Mad Rush":



El segundo volumen contiene una amplia selección de temas de la adaptación al piano que Michael Riesman hizo de la música escrita por Glass para la banda sonora de la película “Las Horas” y se completa con uno de los temas que el compositor realizó para “El Show de Truman” y otra versión del “Opening” de “Glassworks” para cerrar con la adaptación de la fanfarria que Glass compuso en 1984 para el encendido del pebetero de los JJ.OO. de Los Ángeles’84.

El tercer disco dedicado a Glass se abre con una miniatura del músico titulada “Modern Love Waltz”, seguida por la versión para piano de “How Now”, la composición más puramente minimalista de todas las incluidas en la caja a cargo del músico de Baltimore. Tiene, además, el atractivo de ser la primera grabación de la pieza para piano sólo ya que la otra disponible recoge la versión original para grupo. Como colofón del disco, se incluye la “Trilogy Sonata”, que algunos nombran como la Sonata No.1 para piano de Glass, aunque, en realidad, es una adaptación hecha por el también pianista Paul Barnes de tres movimientos extraídos, respectivamente, de las óperas “Einstein on the Beach”, “Satyagraha” y “Akhnaten”. La sonata cuenta con el beneplácito de Glass y son varios los pianistas que han dejado constancia grabada de sus propias interpretaciones.

En 2002, Jeroen Van Veen publicó un segundo volumen de “Minimal Piano Works” con obras de Arvo Pärt, John Cage, Erik Satie, etc. Éste cuarto CD de la caja que hoy comentamos se parece mucho a aquel aunque, insistimos, siempre se trataría de nuevas grabaciones. Abre el disco “China Gates” de John Adams, pieza que no aparecía en el citado CD, para continuar con dos ejemplos del escaso repertorio para piano de Arvo Pärt: “Für Alina” y las “Variationen zur Gesundung von Arinuschka”. “In a Landscape” de John Cage, “Solodevilsdance” de Simeon Ten Holt, “Das Fragment Von Sich” de Friedrich Nietzsche y “Vexations” de Erik Satie repiten con respecto al “Minimal Piano Works Vol.II” y se añade para cerrar el disco “Avatara” del también holandés John Borstlap. Resulta de particular interés este disco concreto dentro de la caja puesto que muchos de los compositores tendrían un difícil encaje a priori en la definición de minimalismo. Por razones meramente generacionales, es evidente que Nietzsche, quien no llegó a conocer siquiera el siglo XX, no tendría nada que ver con esa corriente. Satie, en cambio, sí que es citado en ocasiones como uno de los precursores del estilo. La obra aquí incluida, sus “vejaciones”, estaba escrita para que la ejecución de su partitura se repitiese 840 veces en cada representación lo que, a su modo, tendría mucho en común con algunas de las piezas seminales del minimalismo. John Cage, quien no necesita presentación alguna en este blog, pone alguno de los ladrillos sin los que el edificio minimalista jamás habría podido elevarse hasta la altura actual. Las piezas de Pärt del disco suenan minimalistas sin serlo en absoluto, lo cual no deja de ser una paradoja y la de John Adams lo hace intentando no serlo con lo que resulta especialmente irónica su inclusión en la colección.

Tras el repaso a algunas músicas proto minimalistas y filo minimalistas del disco anterior, el quinto volumen nos muestra dos autores y dos obras que podríamos llamar post minimalistas: Yann Tiersen y Michael Nyman, centrándose pero no de modo exclusivo en dos de sus bandas sonoras más populares: “Amelie” en el caso del francés y “The Piano” en el del británico. En su mayoría, la música de “Amelie” estaba sacada de trabajos anteriores de Tiersen con lo que el hecho de que aquí se vea complementada por cortes de esos trabajos, especialmente de “Rue Des Cascades” no debe sorprender a nadie. El minimalismo de Tiersen tiene mucho que ver con la escuela europea de Wim Mertens, por ejemplo, que con la original norteamericana y su escucha es fácil y placentera. Otro tanto podemos afirmar de Nyman (otra clara influencia de Tiersen, por otra parte) y de su música para “El Piano”, de la que aquí se adaptan cuatro fragmentos (dos de ellos por duplicado). Otras de sus bandas sonoras con representación en la recopilación son “A Zed and Two Noughts”, “Drowning By Numbers” o la inédita “Enemy Zero”. A continuación, Van Veen tocando el tema principal de "Amelie":



Los dos siguientes volúmenes se centran en la propia obra de Jeroen Van Veen, concretamente en los 24 preludios que integran sus dos primeros libros dedicados a este tipo de composición. Queremos detenernos un poco en estos dos discos como homenaje al intérprete en su faceta de compositor. ¿A qué suena Van Veen cuando toma la pluma y escribe su propia música? Pues encontramos retazos de todos los artistas a los que interpreta aquí pero también una interesante voz propia. El preludio nº 2, por ejemplo, tiene un inconfundible aroma glassiano, el nº 4 recuerda por momentos a Michael Nyman y también a Ludovico Einaudi, el nº 6 podría firmarlo Yann Tiersen y la estructura rítmica del nº 8 trae inmediatamente a nuestra mente “Piano Phase” de Steve Reich. La frenética secuencia de notas del inicio del nº 13 tiene todas las características del “Soloduiveldans” de Simeon Ten Holt. Pero como es lógico, no todo son similitudes y encontramos piezas realmente bellas como el preludio nº 5, el nº 14 o el nº 18. A grandes rasgos, podemos señalar que la música de Van Veen se acerca a un minimalismo europeo mucho más amable y fácil de escuchar que el americano de los primeros años del género. Podeis escuchar el "Prelude No.6" a continuación:



El octavo disco de la caja se centra en “An Hour for Piano” del compositor norteamericano residente en París, Tom Johnson, quizá el músico que mejor se adapta a la etiqueta minimalista, por propio convencimiento. Sus procesos compositivos son rígidos y estrictos con pocas concesiones a la inspiración. Por el contrario, su rigor matemático termina por construir armazones de gran solidez como esta hora para piano. A título anecdótico, señalaremos que sus títulos acostumbran a ser descripciones exactas de lo que vamos a escuchar. Imaginaos cómo sonará su “Ópera de cuatro notas” o su “Órgano y silencio”. Junto a su tremenda hora para piano, escuchamos en el disco el clásico “Struggle for Pleasure” de Wim Mertens, viejo conocido del blog y “Postnuclear Winterscenario No.1” de Jacob ter Veldhuis, ecléctico músico holandés que proviene del mundo del rock aunque con formación clásica cuya producción abarca campos como la electrónica (especialmente el mundo del sampler), el rock y la música de cámara.

Cierra la colección, como no podía ser de otro modo la que para muchos es la obra fundacional de todo el movimiento minimalista: “In C” de Terry Riley, única pieza de la caja en la que Van Veen utiliza otros instrumentos (sintetizadores, principalmente) además del piano. No nos parece la mejor de las versiones de la obra que hemos oído pero no podía faltar. Junto a ella, completan el disco dos piezas de Klaas de Vries, compositor holandés seguidor confeso de Steve Reich: “Toccata Americana” y “Echo” y los “Three Minimal Preludes” de Carlos Michans, argentino nacionalizado también holandés.

Hay un cierto sesgo hacia lo holandés, lógico al ser ésta la nacionalidad del intérprete de los discos, lo que no empaña en modo alguno nuestra valoración general de la caja. Los principales baluartes del minimalismo, con las excepciones que indicamos al principio, se encuentran bien representados y la aparición de autores menos conocidos no hace sino aumentar la paleta sonora dándonos una visión más amplia de un género que cada día nos parece más vivo y que está impregnando a músicas y estilos muy distintos a cada momento. Os dejamos un par de enlaces en los que adquirir la caja de 9 discos:

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