Dejamos al final de la
entrada anterior a Yes con su formación “clásica” reunida de
nuevo (se puede discutir qué Yes es más clásico, si el de Bruford
o el de White a la batería pero el resto de componentes son los
mismos). Acababan de lanzar un disco que volvía en cierto modo al
sonido más identificativo de la banda y se encontraban ante el reto
de volver a trabajar juntos para grabar nueva música. Como ya
indicamos, Wakeman se incorporó tarde a la creación de “Going for
the One” con lo que su labor se limitó a la de intérprete. La
gira que siguió a aquel disco sirvió para engrasar de nuevo la
maquinaria y conjuntar así al quinteto de cara a la creación de más
musica.
Las sesiones de grabación
comenzaron poco después de concluir la gira mundial y la primera
sorpresa iba a llegar pronto ya que no iba a haber en el disco
ninguna pieza de larga duración (la más extensa no llegaba a los
ocho minutos). Inesperado para los seguidores de la banda ilusionados
con la posibilidad de volver a escuchar a la formación que grabó
“Tales from Topographic Oceans” y muy decepcionante en cierto
modo. No iba a ser la duración de los temas el único foco de
descontento para los aficionados y, con el paso del tiempo, para los
propios integrantes de la banda.
En el aspecto sonoro,
Wakeman incorporaba algún nuevo teclado a su repertorio como el
Polymoog Synthesizer pero tambíen se atrevía con el clave,
instrumento barroco por excelencia pero menos solemne que el órgano
que utilizó con profusión en el disco precedente. Por lo demás,
Jon Anderson canta y toca la guitarra acústica, Steve Howe se
encarga de las guitarras y la mandolina, además de hacer coros,
Chris Squire toca el bajo, el piano y toma parte también en los
coros y Alan White es el responsable de la batería y de un amplio
surtido de percusiones. También interviene en los coros.
Imagen de la contraportada del disco. El cambio estético no es sólo visual. |
“Future Times / Rejoice”
- Comienza el disco con dos temas enlazados. El primero de ellos obra
de todo el grupo y el segundo firmado sólo por Anderson. Un riff de
teclado algo más extenso de lo habitual abre la pieza replicado
después por la guitarra de Howe. La batería marca un ritmo marcial
y Jon comienza a cantar el texto de la canción con la ayuda del
resto en los coros que ocupan un lugar algo más secundario con
respecto a épocas pasadas del grupo. El segundo tema comienza con
Anderson cantando una intrincada melodía a la que se van sumando el
resto de componentes del grupo. El sonido es más crudo que en discos
anteriores y, aunque la esencia progresiva de la música de Yes sigue
ahí, existe un acercamiento a formás más convencionales. Con
respecto al disco anterior, la presencia de los teclados de Wakeman
es más importante y eso tiene su peso en el trabajo.
“Don't Kill the Whale” -
El único corte que fue extraído como “single” de “Tormato”
fue esta canción del dúo Anderson/Squire. Comienza con un riff de
guitarra muy directo que desemboca en una canción más cercana que
nunca a un formato pop-rock del que la banda había estado alejada
hasta ahora. Seguimos teniendo interesantes segmentos de teclados y
guitarra e incluso una gran melodía coral a mitad de la pieza pero
algo estaba cambiando. Incluso se aprecia un cierto endurecimiento
del sonido que evoluciona hacia planteamientos más propios del AOR
que pronto se convertiría en una corriente de gran importancia.
“Madrigal” - Anderson y Wakeman firman la pieza más corta del disco, una canción en la que el teclista utiliza el clave como instrumento principal y casi único acompañamiento de Anderson. Más adelante aparece Howe a la guitarra acústica poniendo el contrapunto perfecto al dúo en un tema verdaderamente delicioso.
“Release, Release” - De
nuevo Anderson, ahora junto con la sección rítmica formada por
White y Squire, son los autores de una de las canciones más
dinámicas de todo el disco. Un tema rock de gran energía que se nos
antoja que constituyó una influencia muy importante para bandas
posteriores y pensamos en The Police. El tema que da nombre al último
disco del grupo de Sting, “Synchronicity”, debe mucho a esta
composición, especialmente a su primera parte ya que la segunda
cambia la intensidad inicial por un enfoque más tranquilo que
termina con un solo de White al que se añade sonido ambiente que da
la apariencia de hallarnos en un concierto (aunque Wakeman aclararía
más tarde que se grabó en un partido de fútbol).
“Ariving UFO” - La “cara
b” del disco comenzaba con una pieza de Anderson, Wakeman y Howe.
El título hace referencia a los OVNI y los sonidos con los que
comienzan tiene mucho que ver con los clásicos efectos “marcianos”
que suelen utilizarse para acompañar este tipo de películas e
historias. Al margen de eso, la pieza es la clásica canción de Yes
con continuos cambios de ritmo, diferentes secciones y un hueco para
cada uno de los instrumentistas. Aunque no suele ser recordada
especialmente, es una de nuestras composiciones favoritas del disco.
“Circus of Heaven” - El
único corte del disco firmado por Anderson en solitario surgió tras
leer éste una novela de Ray Bradbury. La pieza es una balada con
clara influencia de la música africana tanto en los ritmos como en
los arreglos, especialmente los de guitarra. La segunda parte de la
misma cambia hacia un sonido más ambiental y en ella podemos
escuchar la voz de Damion, hijo de Jon y podría ser un anticipo de
lo que empezaría a hacer el cantante un poco después, tanto en
solitario como en sus discos en colaboración con Vangelis.
“Onward” - Anderson es
el autor de uno u otro modo de todos los cortes del disco con la
única excepción de esta magnífica balada a cargo de Chris Squire.
Quizá sea la mejor composición de todo el trabajo y cuenta con unos
arreglos orquestales de gran belleza a cargo de Andrew Price
Jackmanm, compañero del bajista en muchos proyectos al margen de Yes
(también de otros miembros de la banda como Steve Howe). Se trata de
una balada de gran belleza que ha sido recientemente recuperada por
los Yes actuales para abrir los conciertos tras el fallecimiento de
Chris Squire el pasado mes de junio. Algo paradójico ya que no formó
parte del repertorio de la banda en la gira que siguió a la
publicación de “Tormato”.
“On the Silent Wings of Freedom” - El tema clave en la evolución del sonido de Yes entre los discos anteriores a este y lo que vendría a partir del próximo es esta composición de casi ocho minutos de duración (la más larga de “Tormato”). En ella encontramos cosas de las etapas más recordadas de la banda con un comienzo en el que Howe raya a gran altura sobre un ritmo imparable a cargo de Alan White, relampagueantes teclados a cargo de Wakeman y un Squire que experimenta con nuevos sonidos para su bajo. Anderson, mientras tanto, se ve arropado en determinados momentos por los inconfundibles coros que caracterizaron los mejores años de la banda y todo esto ocurre al mismo tiempo que el sonido evoluciona hacia planteamientos que comienzan a acercarse a los del “hard rock” que comenzaba a despuntar como tendencia mayoritaria en la música de finales de los años setenta. Sin llegar a la magnificencia de otras “suites” de la banda, el tema es un cierre muy digno para un disco controvertido.
Como apuntábamos al
comienzo, aunque las ventas del disco no fueron del todo mal, la
recepción por parte de los aficionados de la banda y de la crítica
no fue del todo buena. El sonido del disco es, en lineas generales,
pobre, algo que reconocieron los propios músicos más tarde. Las
canciones, sin ser realmente malas, no llegan al nivel medio que
había caracterizado al grupo hasta este momento y, a pesar de algún
buen tema como “Onward” se echa en falta esa canción que sirva
para enganchar a los viejos seguidores de la banda. Como tampoco
“Don't Kill the Whale” fue un single especialmente exitoso, la
sensación general era de de un proyecto fallido, decepción que se
torna aún mayor cuando se confronta con las expectativas que
suscitaba el hecho de ver reunida a la formación que grabó un disco
como “Tales from Topographic Oceans” trabajando desde cero en un
nuevo disco (recordemos que Wakeman llegó a las sesiones de “Going
for the One” con el disco ya compuesto). Con “Tormato” se puso
el punto final a toda una etapa en la historia de Yes (aunque en
aquel momento no lo sabían) ya que poco después todo saltaría por
los aires con los cambios más traumáticos sufridos por la banda en
su carrera pero habrá tiempo de hablar de todo eso más adelante.