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miércoles, 11 de octubre de 2023

Mike Marshall & Darol Anger - Chiaroscuro (1985)



Uno de los sellos por los que siempre hemos sentido un gran cariño es Windham Hill. La discográfica fundada por el guitarrista William Ackerman fue sinónimo de calidad y buen gusto durante las décadas de los ochenta y noventa y eso se consiguió, entre otras cosas, porque la mayoría de los artistas se comportaban como una familia, colaborando unos con otros y participando sin problemas en los trabajos del resto cuando eran invitados. Muchas de esas asociaciones nacieron en el seno de Windham Hill aunque otras venían ya de antes.


Hoy vamos a hablar de un grupo paradigmático del sello y también de esta forma de funcionamiento que decimos aunque el disco que comentaremos no pertenece, al menos nominalmente, a ese grupo. Todo comienza muy lejos de la California de Ackerman: en París. Allí fue donde Darol Anger (violinista) y Barbara Higbie (pianista) se conocieron y empezaron a tocar juntos. A finales de los setenta, Anger publicaría su disco “Fiddlistics”, que hizo que Ackerman se fijase en él y le ofreciera firmar por su nuevo sello. En ese disco participaron otros músicos que tendrán su protagonismo en nuestra historia algo más tarde, como el mandolinista Mike Marshall o el contrabajista Todd Phillips. Anger y Higbie grabaron su primer disco como dúo para Windham Hill en 1982 y poco después ampliaron la banda a quinteto con las adiciones de Marshall y Phillips además del percusionista Andy Narell. Rebautizados como The Darol Anger / Barbaria Higbie Quintet, la banda tocó en el festival de Montreux y, a partir de ahí, adoptaron el nombre de la localidad suiza como identificativo de la formación aunque el disco surgido del concierto aparecía con el nombre de “The Montreux Band”. La primera grabación de estudio de Montreux como grupo aún iba a tardar un poco en llegar y seguramente hablaremos de ella en el blog más adelante porque ahora nos quedamos en 1985, año en el que aparece “Chiaroscuro”, segundo trabajo de Darol Anger con Mike Marshall (habían grabado otro antes fuera de Windham Hill) pero en el que participaban todos los miembros de Montreux. Aquí hacemos un pequeño inciso ya que, aunque solo hay dos discos publicados con el nombre de Montreux (más un recopilatorio), para mucha gente, tanto el inicial de Anger con Higbie como el directo en Suiza o este “Chiaroscuro” forman parte de la discografía de la banda.


Como decíamos hace un momento, la formación que iba a grabar “Chiaroscuro” estaba integrada por Darol Anger (violín, viola, violonchelo, mandolina y teclados) y Mike Marshall (guitarras, mandolinas, mandolonchelo, teclados y percusión) con la participación de Todd Phillips (contrabajo), Andy Narell (steel drums) y Barbara Higbie (sintetizadores). A ellos se une el extraordinario Michael Manring que más adelante sustituiría a Phillips en Montreux. El título se debe a la admiración de Anger y Marshall por Italia y, en particular, por el arte de ese país lo que se refleja en alguno de los nombres de las distintas piezas del trabajo.


“Dolphins” - Abre el disco una composición de Marshall introducida por una bonita melodía de mandolina con acompañamiento de guitarras. El violín de Anger entra después replicando el tema inicial y nos lleva a la parte central, reposada y con aires folk en la línea acústica de las producciones de la época. Nos gusta especialmente el dúo de violín y contrabajo que podemos escuchar en este segmento y que da paso a la conclusión en la que se recicla el tema central.




“Saurians' Farewell” - El siguiente corte está escrito a dúo por los dos firmantes del disco y es muy diferente, con un pulso muy vivo y protagonismo absoluto del bajo de Michael Manring. Es una pieza nerviosa, con ritmos funkies y fantásticos solos a cargo de Marshall, Anger y el propio Manring revelando una extraordinaria química entre ellos.


“Beneath the Surface” - La segunda pieza de Marshall parte de una preciosa melodía de aire oriental que aparece primero a la mandolina pero de la que enseguida se apropia el violín. Los sintetizadores y las percusiones se hacen notar en segundo plano hasta la entrada de Andy Narell aportando ese toque tan particular de los steel drums.


“Spring Gesture” - La primera composición en solitario de Anger es un espectáculo. Propulsada por las guitarras y un magnífico Manring, parece que en cualquier momento va a despegar en un estallido de bluegrass desenfrenado pero, en lugar de eso, nos ofrece una gran melodía de violín que va derivando en variaciones de corte jazzístico.




“Bach Prelude” - Una cosa que tenían en común muchos de los artistas de Windham Hill era su admiración por los compositores clásicos hasta el punto de que el propio sello editó varios recopilatorios temáticos dedicados a Bach, a los compositores impresionistas o a los románticos. En este trabajo escuchamos hasta dos adaptaciones del citado Bach a cargo del dúo. Esta es la primera de ellas.


“Piacenza” - Escuchamos ahora dos temas escritos por Anger y Marshall. El primero de ellos es una maravilla en la que mezclan el clásico sonido del grupo con ritmos mediterráneos que no terminamos de relacionar directamente con Italia pero en los que queda clara la intención de homenaje.


“Coming Back” - El segundo es bastante diferente y tiene más que ver con la música bluegrass y el jazz con algún toque psicodélico en forma de ecos y reverberación añadidos a la mandolina en momentos puntuales. Lo mejor, en todo caso, el violín de Anger y su mezcla con un Manring que comenzaba a demostrar por qué era el músico más solicitado por sus compañeros para acompañarles en sus grabaciones.




“Dardanelles” - La última pieza de Marshall para el disco es un tema lento que combina jazz con una leve influencia oriental en la primera parte con un final mucho más animado en el que aparecen hasta unas congas para aportar ritmo. No es nuestro favorito del disco pero tiene algún solo notable.


“Bach Bourée” - Volvemos a Bach con una de sus obras más famosas, extraida de sus “Suites Francesas”. Como ocurría en la anterior, el enfoque del grupo es sumamente respetuoso con el original salvando la dificultad de transcribir una pieza para clave a un conjunto de guitarras y mandolinas fundamentalmente.


“Beloved Infidel” - El cierre lo pone una larga pieza escrita por Darol Anger que es el encargado de dibujar los primeros compases con su violín para dar paso enseguida a las guitarras y mandolinas de Marshall. Entra entonces la melodía principal, una de las más reconocibles del disco, y a partir de ahí entramos en una sucesión de variaciones y solos a cargo de todos los miembros de la banda. Un buen cierre para un disco que hay que degustar con tiempo.


Darol Anger y Mike Marshall contribuyeron como pocos a dar forma al sonido de Windham Hill como sello. Ambos participaron en montones de grabaciones de otros artistas de la discográfica (especialmente Anger que grabó para William Ackerman, Alex de Grassi o Philip Aaberg) además de impregnarlo todo con Montreux primero y con sus respectivos grupos algo después ya que ambos montaron sus propias formaciones tras la disolución de la banda: Marshall, el Modern Mandolin Quartet, más centrado en versiones clásicas, y Anger el Turtle Island String Quartet. En todo caso, ambos músicos en todas sus combinaciones han participado en discos que ayudaron a definir la música de toda una época y es que en los ochenta y noventa, la música “new age” (a la que se les asigna, más por su pertenencia a Windham Hill que por otra cosa) en su vertiente acústica gozó de una popularidad que es difícil de entender hoy en día si no se ha vivido aquella época. Tanto si es por nostalgia como por deseo de conocer una música que no escuchásteis en su día, es buen momento para darle una oportunidad a este “Chiaroscuro”.

miércoles, 11 de febrero de 2015

William Ackerman - Passage (1981)



El nombre de William Ackerman ha sido mencionado en una gran cantidad de ocasiones en el blog pero nunca para comentar un disco suyo sino como fundador del sello Windham Hill y descubridor de talentos que llevaron a una pequeña discográfica a convertirse en una de las mayores referencias de la música new age. Ackerman, aleman de nacimiento y norteamericano de adopción (literalmente) tiene una historia que se sale un poco de los cánones de muchos de los artistas que han pasado por aquí. No fue un músico cuya vocación fuera antepuesta a todo lo demás, ni estudió con los mejores maestros ni nada por el estilo. Se trata de un tipo humilde que planeaba dedicarse a la carpintería, su otro gran hobby y en sus ratos libres tocaba la guitarra.

A finales de los setenta, juntó un puñado de dólares de sus amigos y familiares para pagarse unas horas en un estudio y grabar una maqueta con la que probar fortuna en la música. De ese modesto “crowdfunding” salió el que un tiempo después sería su primer disco pero no sin antes pasar por un largo e infructuoso periplo de discográfica en discográfica cosechando rechazo tras rechazo. ¿Qué hacer si ninguna discográfica cree tu música? Ackerman optó por creer en la discográfica. Dicho de otro modo, inauguró un pequeño sello con el que lanzar su trabajo. Así en 1976 salió la primera referencia de “Windham Hill Records”, que nació como un lugar en el que dar la primera oportunidad a nuevos guitarristas. Ese mismo año, apareció otro disco de corte folk de Linda Waterfall, compañera de instituto de Ackerman y meses más tarde lo haría una segunda grabación de nuestro guitarrista. Comoquiera que la cosa no parecía funcionar del todo mal, se fueron incorporando más artistas al sello como los también guitarristas Robbie Basho y Alex de Grassi, primo del propio Ackerman y uno de los mejores intérpretes de su generación. Con el tiempo, llegaron otros instrumentistas y los grandes éxitos, fundamentalmente de la mano de dos viejos conocidos nuestros: el pianista George Winston y el guitarrista Michael Hedges. El resto es historia conocida pero nos centraremos ahora en Ackerman.

Sin alcanzar el nivel con el instrumento de los citados de Grassi y Hedges, Ackerman es un guitarrista original, poco amigo de las afinaciones convencionales y con un gran talento para la melodía. Sus primeros discos eran grabaciones de solos de guitarra en su mayoría pero poco a poco fue incorporando otros instrumentistas de su sello para grabar, primero dúos y, más tarde, tríos. “Passage”, su cuarto disco, fue el primero de estas características y en él aprovechó para regrabar algunas composiciones de los trabajos precendentes con nuevos arreglos y acompañarlas de nuevas piezas para componer un precioso collage sonoro que define a la perfección lo que nos gusta llamar “sonido Windham Hill”.

William Ackerman en directo junto a George Winston


“Remedios” - La primera pieza del disco es un dueto con el violinista Darol Anger. Los primeros instantes de la pieza es la guitarra la que nos acompaña con el inconfundible estilo de Ackerman. Es música tremendamente agradable de escuchar, sencilla en apariencia y alejada de las estridencias de tantos otros estilos. La parte interpretada por Anger es de su propia cosecha como lo son las intervenciones de todos los invitados especiales del disco y tiene un regusto jazzístico muy inspirado.

“Processional” - Escuchamos ahora una de nuestras composiciones predilectas de toda la carrera de Ackerman. Originalmente formó parte del disco “In Search of the Turtle's Navel” y aquí se recupera en una versión no demasiado diferente de aquella pero igualmente brillante. Comienza como una sucesión de acordes más bien convencionales pero que tras una especie de pausa marcada por una serie de lentos rasgueos da paso a la melodía central. Sin alardes técnicos, el guitarrista nos ofrece un delicado tema de gran belleza que justifica su revisión aquí y alguna más que aparecería en el futuro.



“The Impending Death of the Virgin Spirit” - En una línea similar funciona este duo con el violonchelista Dan Reiter. El delicado sonido de las cuerdas operadas por nuestro guitarrista teje un tapiz ideal para las sutiles evoluciones del cello. Poco amigo del protagonismo, la discreta aparición de Reiter tiene la virtud de resaltar la interpretación de Ackerman en una pieza de extraordinaria factura.

“Pacific I” - Casi una miniatura, la preciosa melodía de Robert Hubbart, al corno inglés es lo más destacado de una pieza en la que nuestro guitarrista se limita a acompañar sin alardes. La pieza tendría una segunda parte un tiempo después en uno de los discos posteriores de Ackerman.

“The Bricklayer's Beautiful Daughter” - Continuamos con una pieza recuperada de “It Takes a Year”, segundo disco de Ackerman. Es una composición basada en una melodía que se repite una y otra vez como en un juego infantil, añadiendo una breve variación en cada una de las ejecuciones. A modo de interludio, la parte central nos muestra un tema algo más serio de aire folclórico antes de regresar a la propuesta inicial.

“Hawk Circle” - El último invitado del disco era el buque insignia de Windham Hill, al menos en cuanto a popularidad y ventas: el pianista George Winston. Quizá suene sorprendente pero no se trata ni mucho menos de una pieza sencilla, directa, como cabía esperar del dúo sino de una intrincada colaboración entre dos músicos que se complementan en todo momento. No se alternan en el protagonismo como es habitual en este tipo de duetos sino que en todo momento funcionan como una pareja compenetrada. Sólo en la segunda mitad de la pieza, escuchamos algunos momentos en los que Winston hace gala de su particularísimo estilo.

“Anne's Song” - El último disco del músico que faltaba por encontrar una representación en “Passage” fue el tercero publicado por Ackerman, titulado “Childhood and Memory”. Allí se encontraba la primera versión de esta pieza introspectiva con guiños folk. En ella el guitarrista se acerca ligeramente al estilo del gran Michael Hedges, especialmente con el tipo de afinación utilizado, muy propio del malogrado artista.

“Passage” - Como cierre tenemos la única pieza del disco que no es ni una revisión de otra antigua ni un dúo con otro músico. Escuchamos, pues, a Ackerman en su versión más pura en una composición reposada, sobria y serena que refleja como ninguna otra el ambiente más común en los discos del guitarrista.



Con el tiempo, Ackerman terminó cansado de una de las dos facetas principales de su carrera: la de empresario discográfico y terminó por vender en varias etapas su discográfica a una multinacional. Con ello, de modo inevitable el sello terminó por marchitarse dejando de publicar discos nuevos desde hace ya varios años aunque siguen apareciendo recopilaciones de artistas de Windham Hill cada cierto tiempo, incluyendo sus clásicos discos navideños. Eso no significó que el guitarrista se alejase de su mitad artística que aún nos tenía que brindar algunos trabajos notables, eso sí, muy espaciados en el tiempo. “Passage” es uno de nuestros discos favoritos de Ackerman, quizá junto con “Past Light”. Como siempre, está disponible en los enlaces acostumbrados.

amazon.es

play.com

Os dejamos con una rara grabación de Winston y Ackerman interpretando en vivo "Hawk Circle":