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domingo, 26 de junio de 2022

David Bowie - Toy (2022)




En el mundo de la música hay una categoría de discos que se mueven entre la leyenda urbana y la realidad. Son discos que fueron grabados pero que por una u otra razón, no vieron la luz en su día como estaba previsto. En la era pre-internet, estas eran grabaciones casi míticas, a las que los seguidores, con suerte, podían acceder a través de copias en casete de novena o décima generación. Algunos podrían pensar que aquello tenía su encanto pero la realidad es que era un verdadero fastidio.


Algo así ocurrió con “Toy”. El disco fue una idea que se le ocurrió a David Bowie durante la gira de su disco “Hours” en 1999. Se trataba de grabar una serie de canciones antiguas, escritas en su mayoría a finales de los años sesenta y publicadas solo como singles o “caras b” o ni siquiera publicadas en algún caso. El objetivo era aprovechar la energía y la complicidad de la banda que utilizaba en los directos de la época para grabar, prácticamente en una toma, una selección de aquel material y publicarla por sorpresa, sin campaña publicitaria previa como una especie de regalo para los fans. Todo sonaba muy bien pero no lo hacía tanto a los oídos de los directivos de EMI que decidieron aparcar el proyecto lo que llevó a Bowie a firmar poco después con Columbia. Quizá porque debutar en un nuevo sello con una regrabación de material antiguo no sonaba demasiado atractivo o porque la idea tenía sentido en su momento pero no varios meses después, “Toy” quedó archivado (como disco completo) para mejor ocasión. Lo cierto es que varias de las canciones grabadas fueron apareciendo en los años siguientes como “caras b” de los singles de “Heathen” y también existieron varios discos no oficiales por ahí para saciar la sed de los fans. Sea como fuere, el disco como tal no vería la luz hasta hace bien poco. Concretamente hasta finales del año pasado en que apareció como parte de una caja recopilatoria titulada “Brilliant Adventure”. Meses más tarde, ya en 2022, “Toy” tuvo su propio lanzamiento por separado en una caja de tres discos que contenía el disco original así como versiones alternativas de algunos temas y descartes.


La lista de músicos participantes en la grabación estaba compuesta por Earl Slick (guitarra), Gerry Leonard (guitarra), Gail Ann Dorsey (bajo), Mark Plati (bajo y gutarras), Mike Garson (teclados), Sterling Campbell (batería), Lisa Germano (violines, flautas, mandolina y acordeón) y Cuong Vu (trompeta). Bowie, además de cantar, toca la mandolina y los teclados.


“I Dig Everything” - La primera canción del disco es una versión de un single de 1966 pero que con el tratamiento de la banda, parecería completamente actual y no habría desentonado en “Hours”. Guitarras potentes y un precioso violín de Lisa Germano así como unos elegantísimos arreglos de piano, son de lo mejor de una gran canción que merecía este rescate mejorando los ingenuos toques de órgano y los acelerones del original.


“You've Got a Habit of Leaving” - Viajamos ahora un poco antes, a 1965, con un single que estaba firmado aún como Davy Jones. Los coros sí que tienen un inconfundible toque sesentero (aunque, curiosamente, no estaban en el original) pero por lo demás, es una canción llena de energía y absolutamente revitalizada aquí por Bowie y su grupo que convierten una canción muy “beatle” en un cañonazo absolutamente moderno.




“The London Boys” - La que fuera “cara b” del single “Rubber Band” en su día, experimenta aquí un tratamiento espectacular. De una balada con predominio del órgano, pasamos aquí a una canción más animada, que conserva el toque sesentero en los arreglos de trompeta de Cuong Vu, por ejemplo. Con todo, lo que más nos gusta es la interpretación superlativa del propio Bowie, cantando como en sus mejores días.




“Karma Man” - Llega el turno para un descarte de 1967 que había aparecido en un recopilatorio de 1970. Una vez más, nos parecen acertadísimos los arreglos, especialmente los de clavicordio, que sustituyen en cierta forma a las cuerdas del tema original que, en nuestra opinión, es mejorado ampliamente de nuevo en este disco.


“Conversation Piece” - Quizá una de las dos grandes baladas del disco es esta versión de una “cara b” de 1970, con unos arreglos de violín (eléctrico y acústico) deliciosos. Una canción elegante y emotiva pero un escalón por debajo de la siguiente.


“Shadow Man” - La otra gran balada, intensa y emocionante. En su día fue un descarte de “Ziggy Stardust” y aparecería como “cara b” de varios singles de “Heathen” años después. Sencilla en los arreglos (casi es un tema de piano y voz con ligeros toques de cuerdas y guitarra) refleja toda la maestría del Bowie maduro.


“Let Me Sleep Beside You” - Volvemos al mismo caso de “Karma Man” con otra canción de 1967 que sólo había sido publicada en un disco recopilatorio. De nuevo la banda de Bowie consigue imprimir una gran energía a una canción rockera que nos muestra a un Sterling Campbell excelente y a los dos guitarristas a un gran nivel en diálogos de notable altura. En algún momento, el sonido nos recuerda al de R.E.M., cosa nada sorprendente ya que la banda norteamericana había tenido grandes momentos en los años previos.





“Hole in the Ground” - La única canción de esta edición de “Toy” que no había sigo grabada antes pese a haber sido compuesta en los años sesenta, es, posiblemente, la más floja del trabajo, sin ser una mala canción en ningún caso.


“Baby Loves That Way” - Volvemos a la época en la que Bowie firmaba como Jones con la “cara b” de “You've Got a Habit of Leaving”. Un tiempo medio que aquí, con los arreglos de violín, suena un poco “country” en algún momento. También le beneficia la bajada del tempo con respecto al original, más rockero y, en cierto modo más previsible.


“Can't Help Thinking About Me” - Primer single firmado como David Bowie en 1966 y otra de las canciones que sufren una metamorfosis espectacular aquí pese a conservar unos coros vestigiales que nos remiten claramente a la época de la que procede. Un gran tema.


“Silly Boy Blue” - Vamos ahora con una canción aparecida en el primer LP de Bowie y que aquí, con unos arreglos más solemnes, también gana muchos enteros. Quizá sea la canción más cercana al original aunque no por eso está menos trabajada.


“Toy (Your Time to Drive)” - Cerrando el disco tenemos la única canción creada para la ocasión y, posiblemente, también la más intrascendente. Un tema un tanto plano en el que lo mejor es el arreglo de piano, un tanto repetitivo pero que conduce tranquilamente la pieza hasta el final.


En los discos adicionales de la caja de tres cedés aparecían, además de versiones alternativas de los temas del álbum, un par de canciones más que quedaron fuera del disco: “Liza Jane” (el primer single de Bowie cuando aún firmaba como Davy Jones) y “In the Heat of the Morning” (una canción que formó parte de un recopilatorio en los primeros setenta). Por algún motivo que se nos escapa, había alguna canción más grabada para la ocasión que apareció en un disco pirata de 2011 pero aquí se decidió dejarlas fuera. “Toy”, tal y como se ha publicado ahora, es un gran disco pero, en cuanto a estilo, la decisión de la discográfica de no publicarlo tal y como Bowie quiso, es bastante comprensible. Estilísticamente no es demasiado diferente a “Hours” y quizá no fuera buena idea lanzarlo en las condiciones que el artista quería, por sorpresa y sin campaña publicitaria previa. Con todo, y aunque sea tarde, el aficionado puede por fin disfrutar de una edición en condiciones del disco, que es de lo que se trata.

domingo, 15 de mayo de 2016

The Pat Metheny Group - Speaking of Now (2002)



Con distintas entradas y salidas a lo largo de su trayectoria, el Pat Metheny Group era una banda cuyo núcleo central se estabilizó a partir de 1984 alrededor del cuarteto que formaban Lyle Mays, Steve Rodby, Paul Wertico y el propio Metheny. A partir de ese momento hubo incorporaciones puntuales de vocalistas o percusionistas para discos o giras concretas pero siempre manteniendo a los músicos mencionados. En 2001 esto cambió. Paul Wertico decidió dejar la banda para centrarse en su familia y afrontar una vida musical más relajada, lejos de las extensas giras del grupo por todo el mundo.

Esa baja obligaba a una reorganización de un grupo cuyo sonido había alcanzado cotas de auténtica excelencia con su último disco “Imaginary Day”, trabajo en el que el Pat Metheny Group presentó su alineación más amplia con hasta diez miembros siendo la mayor parte de ellos percusionistas y vocalistas adicionales. El cambio iba a tener mucho que ver con el sonido que Metheny buscaba a partir de entonces. El citado “Imaginary Day” significó un giro hacia campos raramente explorados por el guitarrista como el rock, con extraordinarios resultados pero quizá fue un salto demasiado brusco por lo que el siguiente paso iba a sera hacia atrás: una vuelta hacia los sonidos latinos y hacia una formación más convencional aunque con alguna incorporación refrescante en el aspecto instrumental.

El nuevo sexteto iba a mantener un equilibrio de músicos antiguos (Metheny, Mays y Rodby) y nuevos con la incorporación de tres instrumentistas de un altísimo nivel: el bajista camerunés Richard Bona (cuya función aquí será la de percusionista y cantante), el batería mexicano Antonio Sánchez y el trompetista de origen vietnamita Cuong Vu. Un plantel de lujo para un disco que supuso el regreso discográfico del grupo cinco años después de su último lanzamiento.

El sexteto del Pat Metheny Group en vivo.


“As it Is” - Comienza la pieza con Mays y Metheny mano a mano, piano y guitarra, como en los viejos tiempos. De hecho, los primeros compases tienen el sabor de aquellos trabajos de los años ochenta en los que ambos supieron crear un sonido nuevo, muy imitado posteriormente. Si algún oyente albergaba dudas al respecto, el inconfundible timbre aflautado de los sintetizadores de Lyle Mays nos traslada directamente a aquella época. Comienza entonces a hacerse notar Antonio Sánchez a la batería acompañando a un precioso solo de piano que preludia la primera aparición de la guitarra sintetizada de Metheny, otro sonido clásico del grupo, especialmente en los años anteriores. Las voces son, una vez más, las que ponen ese toque brasileño característico del grupo en el brillante segmento final de la pieza. Un tema para contentar a los viejos seguidores del grupo.

“Proof” - Continuamos con una secuencia de jazz en la linea clásica del grupo, en la que la nueva sección rítmica formada por Rodby y Sánchez se hace notar de forma muy destacada. Un primer solo de Metheny a la guitarra eléctrica se escucha entonces y nos conduce a la primera gran intervención de Cuong Vu a la trompeta. Es esta la gran novedad del disco ya que hasta aquel momento no habíamos escuchado nunca una en un disco del grupo (tampoco en los de Metheny en solitario pese a que fue la trompeta, antes que la guitarra, el primer instrumento del músico). La novedad queda difuminada enseguida por el modo tan natural con el que ese sonido se funde con el resto de la banda consiguiendo que en modo alguno sea percibida como un objeto extraño por parte de los seguidores del grupo.




“Another Life” - Un precioso canto en el que África se da la mano con Brasil abre la siguiente pieza del disco. Un ritmo suave y una cadencia con el encanto porteño de Piazzolla comienzan entonces a desplegarse con delicadeza ante nosotros. Es aquí donde Metheny toma las riendas con la maestría habitual en uno de esos solos a los que nos tiene tan acostumbrados llevándonos de la mano durante toda la pieza hasta el final.

“The Gathering Sky” - Sonidos africanos, especialmente percusiones, nos dan la bienvenida al siguiente corte como preludio a una intrincada melodía de bajo. Es este un tema luminoso y complejo, con gran riqueza de ritmos y momentos de gran inspiración compositiva. Los sintetizadores de Mays llevan el motivo central en los primeros instantes hasta que se produce un cambio de ritmo muy notable y entramos en un segmento veloz, ideal para la improvisación de Metheny. El tramo final se construye sobre variaciones de la melodía central y un bonito “crescendo” que pone el broche perfecto a la pieza.




“You” - Richard Bona entona un profundo canto con el único acompañamiento de la guitarra acústica. Es un momento de gran intimidad al que se unen primero Mays al piano y más tarde Rodby al bajo. La pieza parece hasta aquí una canción de cuna dada su delicadeza, Sin embargo, poco a poco y llevado por la propia cadencia de la misma, el tema se acelera y, ayudado por las cuerdas sintéticas de los teclados, evoluciona hasta incorporar al propio Metheny y su correspondiente solo.

“On Her Way” - Aunque la pieza comienza con una mezcla de percusión africana y trompeta, enseguida adopta los ritmos latinos tan del gusto del guitarrista norteamericano, aunque, cuando esperamos una pieza más, en la misma linea del resto del disco, la batería nos lleva a un fragmento cantado asimilable con cualquier canción pop. Falsa alarma en todo caso. El interludio, de escasa duración, desemboca en un esclarecedor solo de guitarra antes de retomar el tema anterior, de un divertido aire “Beatle” para concluir la pieza.

“A Place in the World” - Los primeros minutos del tema son fantásticos. La banda ejecuta un tema sin demasiadas complejidades pero lo hace de forma excepcional. Con momentos en los que varios instrumentos ejecutan la misma melodía al unísono, Metheny consigue una intensidad en la interpretación muy original. Luego tendremos tiempo para los acostumbrados solos de Mays y el propio guitarrista pero nos quedamos, desde luego, con ese comienzo como uno de los mejores momentos de un disco, por momentos demasiado lineal. Rompe esa tónica de nuevo la aportación de Vu en la segunda mitad de la pieza con un impecable solo de trompeta que nos lleva a la última sección en la que escuchamos influencias de otros estilos musicales que se suman al sonido clásico de la banda y a un Bona cuyos cantos aportan una novedad muy acertada.




“Afternoon” - La pieza más breve y también la más “jazzística” del disco. Comienza como un dúo de guitarra y piano al que se une la voz de Richard Bona improvisando un canto sin letra que comienza sonando africano y termina integrándose en el espíritu del tema. El cambio que se produce de los habituales temas vocales de influencia brasileña a sus equivalentes de la orilla opuesta del Atlántico sirve para renovar el sonido del grupo aunque, curiosamente, el efecto de ambos es muy similar.

“Wherever You Go” - El disco concluye con otra pieza con el esquema tantas veces escuchado en el grupo, con un comienzo tranquilo que va evolucionando casi sin darnos cuenta hacia un exuberante exhibición de facultades por parte de todos los músicos. La melodía central es tan sencilla como pegadiza y sirve de hilo conductor entre las distintas secciones y solos instrumentales. Un final efectivo para un disco notable.

Con “Imaginary Day” el Pat Metheny Group fue más lejos que nunca y se adentró en terrenos nuevos para la banda, explorando géneros diferentes del jazz. Eso no era una novedad para Metheny pero los discos del “group” habían tenido una evolución muy pausada, sin cambios revolucionarios de uno a otro. Quizá por eso el planteamiento de “Speaking of Now” fue el de un regreso a los orígenes. De hecho, la incorporación de tres músicos, el 50% de la banda, no se nota demasiado. La voz de Bona es diferente a las anteriores pero encaja muy bien. La trompeta de Vu está perfectamente integrada en el sonido del grupo. Curiosamente, la incorporación más “continuista”, la de Antonio Sánchez en sustitución de Wertico es la más trascendental, especialmente por la tremenda versatilidad del mexicano que sería aprovechada por Metheny en el futuro, tanto para el “group” como para sus distintos proyectos en solitario o con otros músicos.

No debe tomarse esta vuelta al pasado como una renuncia por parte del grupo a seguir evolucionando sino más bien como un retroceso para tomar carrerilla y llegar más lejos con el próximo salto. Ya se habló en el blog del disco que vino después y de lo que supuso por lo que aquí nos limitamos a recomendar “Speaking of Now”. No os defraudará.

Os dejamos con uno de los cortes del disco en directo: "You".


 

jueves, 1 de enero de 2015

Pat Metheny Group - The Way Up (2005)



No lo sabíamos en aquel momento porque no se anunció como tal pero lo cierto es que “The Way Up”,  no sólo fue el disco más ambicioso que jamás afrontó el Pat Metheny Group sino que, además, fue el último grabado por la formación. Se diría que el esfuerzo conjunto realizado por Metheny y su hasta entonces inseparable Lyle Mays llegó a tal punto de brillantez que descubrieron que no les quedaba nada más por decir, que, hicieran lo que hicieran en el futuro, nada podría superar la música plasmada en el heroico “tour de force” que supuso el disco en todos los sentidos.

Si su trabajo anterior, “Speaking of Now” podría considerarse como una especie de momento de relax tras el magnífico “Imaginary Day”, “The Way Up” es todo lo contrario: un desafío colosal en el que Metheny y su banda ponen a prueba las fronteras del jazz, el jazz rock y la fusión como géneros llevándolos un par de pasos más allá. El propio formato del disco es revelador: un único tema de casi setenta minutos de duración que sólo por motivos de comodidad a la hora de que el oyente busque un pasaje determinado, está dividido en cuatro cortes en el CD.

Repite Metheny prácticamente la misma formación del trabajo anterior del grupo, es decir: Lyle Mays (piano y teclados), Steve Rodby (bajo y violonchelo), Cuong Vu (trompeta y voces), Gregoire Maret (armónica y percusión) y Antonio Sánchez (batería). Metheny toca guitarras y aparecen como invitados en esta ocasión, Richard Bona (percusión y voces) y Dave Samuels (percusión).

El Pat Metheny Group durante la gira que acompañó a "The Way Up"


“Opening” – La introducción del disco nos revela enseguida su inconfundible autoría con la guitarra de Metheny y el piano de Mays brillando al nivel habitual. La sección rítmica es la que nos resulta algo extraña para lo acostumbrado revelando que en el disco iba a existir un trasfondo profundamente diferente. En los créditos del disco aparece una dedicatoria muy especial a Steve Reich y escuchando esta obertura comenzamos a comprender por dónde pueden ir los tiros y es que la influencia del compositor minimalista comienza a dejarse ver en ritmos y en esquemas muy sutilmente.

“Part One” – Con la primera parte entramos en el núcleo del disco y lo hacemos con un tema suave de guitarra acompañado de diversos efectos de sintetizador y la soberbia batería de Antonio Sánchez. Comienzan entonces una serie de solos por parte de Metheny absolutamente fantásticos secundado por el resto del grupo. Tras ese primer segmento es Lyle Mays quien toma las riendas al piano con el guitarrista como secundario de lujo. Poco a poco gana en protagonismo de nuevo Antonio Sánchez con una “masterclass” de su instrumento al más alto nivel. Nueva transición, ahora de guitarra acústica antes de afrontar el tramo final con ligeros apuntes de armónica y una brillante intervención de Steve Rodby al bajo y la incorporación de Vu y su trompeta, ahora sí, en perfecta conjunción con Metheny y Mays. Volvemos a los pulsos rítmicos al estilo de Reich antes de una recapitulación del tema central que nos conduce hasta  otra brillantísima intervención de Mays y Vu en un tono más clásico, previa al cierre del movimiento con el Metheny más íntimo a la guitarra.

“Part Two” – Rescata por unos minutos Metheny las sonoridades más clásicas de su repertorio de los noventa, tanto con su grupo como en solitario en el comienzo del segmento en el que Rodby parece reclamar un papel más importante con notables intervenciones secundando al resto de la banda. Vuelve la guitarra rítmica de Pat a marcar ritmos directamente deudores de los de su “Electric Counterpoint” con Steve Reich que son el trasfondo que subyace en todo el disco. Tras unos instantes en los que casi toda la actividad desaparece, suena el piano dando paso a un metronómico ritmo continuo a cargo de batería y guitarra sobre el que empieza a destacar la trompeta de Vu. Entramos así en los momentos más arrebatadores de todo el disco con la banda transitando senderos nuevos a velocidad de vértigo. Es en estos momentos en los que el Pat Metheny Group fuerza hasta casi reventar las estructuras habituales de su música que sufren para contener tanta creatividad. Un nuevo interludio de guitarra acústica sirve como transición hacia una serie de solos de armónica que recogen muy bien el testigo de los teclados de Lyle Mays que con tanta profusión en el pasado imitaron el particular timbre de ese instrumento. Cerrando la sección volvemos a los ritmos acelerados y las referencias a Reich en un tramo plenamente vanguardista con intervenciones de Rodby al violonchelo que confirman el espíritu aventurero de un disco que, a estas alturas, es ya una referencia.

“Part Three” – La parte final comienza con los teclados de Mays marcando la pauta, algo que se mantendrá así hasta el final aunque por el camino disfrutemos de un magnífico Antonio Sánchez (una vez más) y de las pocas intervenciones vocales de Cuong Vu y Richard Bona recuperando los sabores latinos tan característicos de Metheny en la etapa post-ECM. Una breve vuelta al tema central, si es que hay alguno en un disco tan complejo que pueda tomarse como tal, nos sitúa ya en el último tramo del disco, muy diferente de los anteriores y con un profundo componente introspectivo, casi podríamos decir minimalista, si no temiéramos que el uso del término hiciera mirar al lector de nuevo hacia Reich cuando, en esta ocasión, el estilo es muy diferente.

El disco ganó el “Grammy” al mejor disco de jazz contemporáneo en 2005 completando una extraordinaria racha de 7 discos consecutivos por parte del Pat Metheny Group ganando el premio “Grammy” correspondiente para un total de 10 galardones por parte del grupo, aunque Metheny contando todos sus proyectos en solitario y acompañado atesora la nada despreciable cantidad de 20 “Grammys” en 10 categorías diferentes (algo que también es un record). Tras “The Way Up”, no sólo se disolvió el Pat Metheny Group sino que el guitarrista pareció refugiarse en formaciones mucho más reducidas y colaboraciones con otros artistas como Brad Mehldau y su trío, llegando a prescindir de acompañamientos humanos con el diseño de su epatante “orchestrion” del que ya hemos hablado aquí. No parece ser hasta los años más reciente que Metheny vuelve a mirar a formaciones más similares a su ya mítico “group” como la “Unity Band” o el “Unity Group” con los que vuelve a investigar las posibilidades de instrumentaciones más amplias.


“The Way Up” tuvo una excelente acogida por parte de la crítica que parecía superar ciertos complejos surgidos durante los primeros años de Metheny fuera del sello ECM. Consideramos que se trata de un disco notable que merece formar parte de la colección de cualquier seguidor del músico, incluso aunque manifieste reparos hacia “ese” Metheny más “comercial” que suelen criticar sus detractores. El disco, en cualquier caso, puede adquirirse en los enlaces habituales.

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