Mostrando entradas con la etiqueta Sebastian Wesman. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sebastian Wesman. Mostrar todas las entradas

domingo, 3 de enero de 2021

Sebastian Wesman - Gardener (2020)



Ha pasado ya un tiempo desde que anunciamos aquí la aparición del último disco de Sebastián Wesman y creemos que va siendo hora de dedicarle un espacio a un trabajo que, bajo nuestro punto de vista, supone una evolución más que interesante en la música del compositor de origen argentino. El cambio es fundamentalmente sonoro pero también, en cierta medida, estilístico, y es que pensamos que el peso que gana la aquí la electrónica con respecto a lanzamientos anteriores condiciona en buena medida el resultado final y, a nuestro juicio, lo hace para bien.


Aunque el violín ha sido parte fundamental de todos los discos de Wesman hasta ahora, siempre ha estado acompañado de otros instrumentos o de la voz. Ahora estrenamos formato con una grabación para cuarteto de cuerda y electrónica en la que el músico se encarga de todos los instrumentos. Son siete cortes que giran alrededor de la figura del jardinero. Un personaje paciente y entregado a un trabajo no siempre apreciado por los demás. Un creador humilde que vive para una actividad que pasa desapercibida en la mayoría de los casos. Una metáfora aplicable a tantas cosas hoy en día que sorprende por precisa.


“Terra” - El trabajo empieza con una especie de calentamiento de una orquesta entre el que se filtran frecuencias electrónicas punzantes en muchos momentos y fondos sonoros y loops que inmediatamente nos recuerdan a los fragmentos más oscuros de trabajos seminales como “Phaedra” de Tangerine Dream. Pulsaciones sintéticas van apareciendo y desapareciendo en una composición muy experimental pero fascinante de principio a fin.




“Gardener” - Continuamos con una composición estremecedora que parte de un cadencioso ritmo marcado por una serie de notas repetitivas sobre las que surgen pequeñas ráfagas sonoras electrónicas que se combinan unas con otra antes de desvanecerse. En medio de todo este tapiz se deja escuchar el violín que nos mece como si estuviéramos en un columpio en medio de un paisaje onírico e irreal.


“The Butterfly Hour” - Como amantes de la electrónica más clásica, tanto de la procedente de la Escuela de Berlín como de la surgida de la Costa Oeste norteamericana, esta composición nos parece fascinante. A medio camino entre el sonido de Conrad Schnitzler y los primeros experimentos de Suzanne Ciani o Morton Subotnik con el sintetizador Buchla, probablemente es nuestra pieza favorita de toda la obra.




“Artificial Paradise” - Profundizando en el sonido electrónico y su combinación con las cuerdas encontramos esta pieza en la que se incorporan sonidos naturales e incluso algún sample vocal que se asocian con el violín de Wesman a la perfección. Es aquí donde más reconocemos el estilo tan personal del músico en una simbiosis hombre-máquina emocionante.


“Teorías de la división” - Un clásico reloj de cuco nos recibe rodeado de efectos sonoros, voces procesadas y retazos melódicos de violín. Un aparente caos que reta a los escépticos que creen que no puede surgir belleza del desorden.


“Japanese Garden” - Hay dos partes muy diferentes en esta composición. Una primera muy meditativa en la que encontramos muchas cosas en común con el penúltimo disco de Laurie Anderson acompañada por el Kronos Quartet, “Landfall” y una segunda en la que se incide en las mismas melodías pero con mayor presencia de las cuerdas frente a la electrónica. Una pieza muy compleja a la que le sacamos cosas nuevas con cada escucha.




“Novosibirsk” - Para terminar el disco tenemos una composición que parte de un pulso electrónico continuo que se va bifurcando paulatinamente en varios más que evolucionan en paralelo hasta que aparecen las cuerdas en una especie de actualización de conceptos que Steve Reich utilizó para definir su estilo. Fascinante e hipnótico a partes iguales.


La evolución de Sebastian Wesman con “Gardener” es notable y todavía no se atisba hasta dónde puede llegar. El salto que ha dado en este nuevo trabajo con la mayor utilización de la electrónica le ha permitido ampliar su paleta sonora sin renunciar a su propia personalidad con el violín que aquí aparece perfectamente integrado con los sonidos sintéticos y con el resto de las cuerdas en la misma línea que otros artistas muy habituales en el blog como Max Richter, Johann Johannsson, Olafur Arnalds o Nils Frahm vienen desarrollando en los últimos años. Cada vez estamos más convencidos de que, como repite el protagonista de una popular serie de televisión, “este es el camino” o, al menos, uno de los caminos más interesantes por los que la música va a discurrir en los próximos tiempos.

"Gardener" es la tercera referencia del sello Fortín del que ya hemos hablado anteriormente y se puede escuchar y descargar en el enlace.

lunes, 26 de diciembre de 2016

En Alas del Sonido (2016)



Si en 2010 alguien nos hubiese preguntado por un negocio de riesgo, por una actividad en la que no arriesgaríamos nuestro dinero por las altas perspectivas de fracaso, estamos seguro de que una de nuestras respuestas más probables habría sido: abrir una tienda de discos. Y habríamos dicho eso porque la opción de crear un sello discográfico ni se nos pasaría por la cabeza por disparatada.

Afortunadamente no solemos tener razón en nuestras predicciones de futuro porque resulta que una idea que nos parece tan descabellada como esa, puede funcionar. Puede funcionar y lo está haciendo desde hace 6 años en Granada bajo el nombre de Luscinia Discos. No partían de cero, claro. Contaban con la experiencia de varios años ofreciendo música a través de la web www.ruidemos.org que aún sigue activa. El reto era pasar de ofrecer música digital gratuita a publicar discos en formato físico y, a fe nuestra, que lo han superado con creces.

El catálogo de Luscinia Discos es ecléctico. Sabemos que esa palabra se utiliza tan a menudo que la mayoría de las veces su significado ha quedado desvirtuado por completo pero en este caso es la más adecuada. Los géneros que abarca su catálogo y los estilos de sus artistas son de lo más amplio con una única característica común a todos: la calidad y la ausencia de complejos.

A mediados de este año, decidieron lanzar una recopilación con una selección de piezas de artistas del sello. En su mayor parte son obras inéditas o publicadas con otras editoriales por lo que incluso los seguidores de los músicos del catálogo de Luscinia podrán disfrutar de música nueva. El trabajo está dividido en dos discos con una división temática muy clara entre ellos. En el primero encontramos los temas más arriesgados y vanguardistas. Experimentos ruidistas, drone music, electrónica, ambient, electroacústica, música concreta y demás ramas avanzadas del sonido contemporáneo. En el segundo, las propuestas más cercanas, canciones pop/rock, piezas instrumentales de cámara, juegos electrónicos creados con los medios más sorprendentes, etc.

CD 1:

“River” - Martin Rach es el primer artista que podemos escuchar en el programa. Se trata de un artista lituano multidisciplinar cuya obra se desarrolla principalmente en los campos de la pintura y la música. Su pieza se organiza a partir de una serie de sonidos electrónicos a los que se van incorporando distintos instrumentos. Primero el piano, más tarde las cuerdas, flautas... Todo ello para conformar una pieza electroacústica de gran poder evocador.

“Post Tenebras Lux” - Carlos Suárez es un compositor y etnomusicólogo gallego. En su carrera ha recorrido especialmente las regiones de Venezuela y el Caribe, estudiando la herencia que la música africana dejó en aquellas tierras. También ha trabajado en la cuenca del Amazonas, investigando el folclore de las culturas indígenas. Escuchamos aquí un tema de su disco “Nihil Verum Nisi Mors”. El comienzo, ruidista parece una grabación de campo de una tormenta que se interrumpe bruscamente para dar paso a una serie de ritmos soterrados, probablemente construidos a partir de bucles de grabaciones sobre el terreno. Música concreta elaborada con la tecnología de hoy apoyada en sonidos electrónicos para construir paisajes sonoros irrepetibles de una densidad asfixiante en algunos momentos.




“En vacances à La Salvetat” - Sonorefiction es el proyecto sonoro del francés Hervé Vanhems. La composición que se incluye aquí está creada a partir de grabaciones sonoras de campo. Escuchamos campanas, animales de granja, conversaciones, extractos de emisiones radiofónicas, etc. combinadas con sonidos electrónicos y algunas notas de guitarra que se abren paso entre el bullicio. En la radio se escucha a Candy Dulfer y su “Lily Was Here” o a Oasis con “Wonderwall” como ofreciendonos un punto de apoyo familiar que impide que desaparezcamos sumergidos en el collage sonoro elaborado por el artista al que más adelante se incorporan los acordes del “Mais que Nada” de Jorge Ben. La pieza termina también con una canción a ritmo de samba que no reconocemos y uno breve pasaje de guitarra acústica que sonó en algún momento anterior.

“Forza debole” - El compositor Marco Ferrazza es el siguiente en hacer acto de presencia. Con él entramos en el terreno de la música electroacústica más académica gracias a un experimento sonoro de gran profundidad en el que una serie de ruidos electrónicos dibujan un paisaje cuya gravedad se acentúa con la presencia de un intenso “drone”.

“Acerca de tus palabras” - La siguiente parada la hacemos de la mano de la madrileña Edith Alonso, una de las artistas con un curriculum más impresionante de todas las recogidas en la colección. Pianista, guitarrista, saxofonista, bajista, intérprete de jazz, de punk rock, estudiante en algunos de los centros más importantes de la vanguardia europea como el GRM o el IRCAM. En su pieza, publicada como parte del trabajo “Upon a Fading Gleam” escuchamos la voz de Evangelie Kontou recitando algunos pasajes en griego como parte de una red sonora en la que escuchamos efectos electrónicos, piano preparado, percusiones y algunos sonidos más que no somos capaces de identificar. La segunda mitad de la pieza es más ambiental y las voces aparecen procesadas de múltiples formas en lo que se nos antoja una clara herencia de su formación en el GRM fundado por Pierre Schäffer y Pierre Henry en los años 50.

“Remixing Al” - Poco podemos decir aquí de Eduardo Polonio, una de las figuras fundamentales en la música de vanguardia española de las últimas décadas, tanto en solitario como colaborando con otros. Su aportación al disco sigue la misma linea de pertenencia a la vanguardia más académica de todas las composiciones anteriores, quizá con un uso mucho menos acusado de los recursos electrónicos y un difuso toque jazzístico. Escuchamos a los integrantes del Ensemble Neue junto al Grupo Vol ad Libitum que interpretan todo tipo de instrumentos “convencionales”, desde flautas y saxofones a cuerdas, piano o arpa a los que, en el segmento final, se suma la electrónica.

“The Beat on the Table” - Escondido a veces bajo su pseudónimo “Pangea”, Juan Antonio Nieto es otra figura imprescindible de la escena más experimental de nuestro país aunque en su haber hay también colaboraciones con grupos como La Dama se Esconde o Aviador Dro. Nos deja aquí una pieza de “dark ambient” en la linea de los trabajos del belga Dirk Serries o de Steven Wilson cuando opera bajo el nombre de Bass Communion.

“Voyelles” - Quizá más conocido por su labor como director y presentador de Ars Sonora en Radio Clásica, Miguel Álvarez-Fernández tiene una extensa trayectoria como compositor e intérprete. Le escuchamos aquí en una obra elaborada junto a Sandra Santana, poetisa y recitadora con la que coincidió en la Residencia de Estudiantes. Su pieza es una de nuestras favoritas del disco y está basada casi por completo en voces sintéticas modificadas de todas las formas imaginables con la ayuda de la tecnología, duplicadas, desdobladas en diferentes pistas que dialogan entre sí. En algunos momentos éstas se combinan con la de José Iges, compositor y artista que precedió al propio Miguel al frente de Ars Sonora. Ambas voces forman “loops” rítmicos e incluso llegan a fundirse con los del clásico “O Superman” de Laurie Anderson.

“Guerras de 4ª Generación” - El vigués Durán Vázquez esta representado en el disco con un inquietante collage sonoro en el se mezcla el ruido blanco de las retransmisiones radiofónicas con el ruido mediático de los boletines informativos de distintas cadenas ofreciendo noticias bélicas como una más de las partes de las llamadas “guerras de 4ª generación”, quizá la más importante: la propaganda.

“Suite pour Saxophone Tenor SOLO_Ops Opus 2” - Josep Lluis Galiana, valenciano, se define como saxofonista, improvisador, escritor y editor. En la suite hace gala de un virtuosismo y un dominio superlativo de su instrumento, al que arranca sonidos extraordinarios y poco convencionales. Con esta obra en cinco movimientos se cierra el primer disco de “En Alas del Sonido”, el más arriesgado y difícil de digerir para el oyente no habituado a las músicas más avanzadas.

CD 2

“Nazaré” - Pablo Cobollo es un poeta, cantante y director de cortometrajes que ha conseguido fusionar todas estas caras en un espectáculo multimedia que ofrece en sus actuaciones habituales. En su tema nos brinda una interpretación intensa con su particular forma de cantar en una lenta pieza rock con protagonismo de los teclados dedicada a la población costera portuguesa de Nazaré.




“Nocturno” - Vamos ahora con un viejo conocido de los seguidores del blog: Sebastian Wesman. El artista interpreta su violín entre los cantos de los pájaros del bosque y rumores marinos grabados en su ciudad de residencia, Tallin. En la composición se combinan fragmentos en los que las cuerdas son pellizcadas con otros interpretados  del modo convencional. También hay espacio para algunas percusiones en forma de campana que dan a la pieza un toque diferente desde el momento en que aparecen. Un tema extraordinario como todo lo que hace su autor.

“Stratos” - íO es el dúo formado por Ana Béjar y Carlos Suero. Ana apareció como solista por aquí en los meses pasados pero este corte no tiene nada que ver con lo que sonaba en “The Good Man”. Lo que aquí escuchamos es una magnífica pieza ambiental, oscura por momentos, sobre la que Ana pone textos y voz de un modo susurrante que ayuda a amplificar la inquietante atmósfera creada por los teclados de Carlos.




“IV” - José Gallardo es la mente que se encuentra detrás del proyecto Música Inmobiliaria. Su participación en el disco es un tema electrónico basado en un ritmo continuo de percusiones que van creciendo continuamente al mismo tiempo que se desarrolla una melodía sintética y cambiante. Conforme avanzamos en la pieza escuchamos efectos electrónicos que enriquecen una composición que podríamos comparar, estilísticamente, con los trabajos más recientes de bandas como Boards of Canada.




“Meet me on the beach” - James Forest, uno de los artistas que más ha sonado en nuestro equipo de música en los últimos meses, no podía falta en esta recopilación. Participa con una canción incluida en su penúltimo trabajo. En ella, sobre una caja de ritmos en modo rumba, escuchamos su sugerente guitarra preparando el terreno para su voz, siempre delicada y personal. La electrónica tiene menor peso que en el disco que comentamos aquí recientemente pero ocupa su lugar, especialmente en el tramo final del tema.




“Oasis Iris” - Tenemos un cariño especial a la música de Carlos Izquierdo, el primer artista de Luscinia Discos que conocimos y comentamos en La Voz de los Vientos. Su estado de inspiración sigue manteniendose con respecto a los primeros trabajos suyos que conocimos y en esta pieza de piano solo queda de manifiesto. “Oasis Iris” es una composición delicadísima de una sencillez abrumadora y uno de los mejores momentos del disco.

“Y no está bien” - Javier Colis es un clásico del panorama musical español. En su canción, marcada desde el comienzo por un hipnótico ritmo de bajo, escuchamos guitarras agresivas con reminiscencias “crimsonianas” y un texto enigmático y de gran carga poética.




“It Doesnt' Matter” - Yasushi Miura bajo la denominación de Number 42 es un artista electrónico cuyo campo es la “8-bit music”, es decir, música realizada imitando los sonidos de las viejas videoconsolas y juegos de ordenador de los años ochenta. En su caso, trabaja principalmente a través de su Nintendo DS. Su aportación a la recopilación es un tema frenético que podrían haber firmado artistas como Aphex Twin o Squarepusher. Un contraste tremendo con respecto al resto de propuestas del disco a la vez que una apuesta arriesgada y atractiva al mismo tiempo. Hoy en día nadie debería poder quejarse de la falta de medios si tiene un mínimo de creatividad. Esta pieza es la prueba de lo mucho que se puede hacer sencillamente con ideas interesantes.

“O Cotidiano de HoRAcio” - Elefante Branco es el nom de guerre del brasileño Marcelo Armani, dueño de una propuesta audiovisual muy particular basada en la electrónica. La pieza es una sucesión de “loops” vocales e instrumentales que forman ritmos mecánicos con un punto industrial. La aparición de las marimbas sumandose al conjunto nos hace pensar casi inmediatamente en Steve Reich aunque la propuesta de Elefante Branco, a duras penas podría catalogarse como minimalista.

“Pequeña Sonata Insectario” - El argentino Adrían Juárez fue ya uno de los artistas más atractivos de ruidemos.org, la web que más tarde dio paso a Luscinia Discos como editora ya en formato físico. La propuesta que presenta aquí es una preciosidad. Una cajita de música con un trabajo de orfebrería musical de una delicadeza inigualable dividida en cinco movimientos. Una pieza para reconciliarse con la vida.

“Aquatic Beings (remix)” - Senmove firma una remezcla en clave IDM del tema Aquatic Beings de Dear Sailor, el proyecto electrónico del guitarrista Lee Bernal (músico que ha tocado estilos tan distintos como el jazz con su Lee Bernal Trio). El resultado es un excelente tema ambiental lleno de ritmos sincopados que parte de unos escuetos acordes de piano para construir una atmósfera envolvente y llena de capas.

“Long Skirt Piston” - Julien Elsie es el encargado de cerrar el disco con una breve canción que parece partir de los sonidos sucios del grunge de Seattle para combinarlos con el country moderno de Lambchop o Smog. Su voz grave se adapta como un guante a las estrofas sinuosas de un tema apto para ilustrar los inquietantes capítulos de “True Detective”.

Nuestro primer contacto con Luscinia Discos fue hace ya algún tiempo a través de la música de Carlos Izquierdo. Desde entonces, cada artista que hemos descubierto en su catálogo nos ha sorprendido un poco más. La variedad que en ellos hemos encontrado nos ha ido revelando un paisaje sonoro de una amplitud que jamás habríamos imaginado en un sello cuyas dimensiones no fueran las de una multinacional. Lejos de centrarse en un género concreto, Sarah Vacher ha optado por poner como único límite de Luscinia la calidad al margen de tendencias y clasificaciones. Eso explica la vigencia de su propuesta después de unos cuantos años de trayectoria, que esperamos que sólo sean el principio de una historia mucho mayor.

Si deseais profundizar en el catálogo de Luscinia Discos, “En Alas del Sonido” puede ser un punto de partida perfecto para orientar vuestra búsqueda.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Isabelasnacho - Invento (2006)



Musicalmente, antes de ser Sebastián Wesman, Sebastián fue Isabelasnacho. Hablamos de un mismo músico pero también de un proyecto completamente diferente. Un proyecto en el que el músico de origen argentino no se conformaba con crear música sino que buscaba vías de expresión que trascendieran el lenguaje estrictamente musical. En 2006 no era un término tan utilizado como hoy (de hecho, quizá no se había inventado) pero “Invento”, el disco que comentamos hoy, es una especie de “realidad musical aumentada” en el que su autor crea nuevos lenguajes, tanto en sentido figurado como literal ya que, de hecho, canta en un idioma inventado por él y bautizado como “lenguaje etimofónico” con el que busca expresar aquello que las palabras no pueden, acercándose de un modo fonético al origen de los sentimientos. Así, el sonido es más importante que el significado.

Es también un trabajo fuera del tiempo, un disco que mira al pasado y al futuro sin identificarse con un presente concreto. Para lo primero utiliza sonidos representativos del pasado reciente. Para lo segundo es la propia música la que actúa como un ente precognitivo aproximándonos a lo que puede ser el futuro. Una apuesta aventurada cuyo acierto sólo podremos juzgar dentro de mucho tiempo.

Isabelasnacho toca el violín y canta además de aportar todos los elementos sonoros que se cuelan en la grabación como extrañados testigos de un viaje entre dos épocas sin escalas en el presente. La grabación data del año 2006 aunque fue editada por primera vez en 2010 en el sello Luscinia Discos convirtiéndose, además, en la primera referencia de su catálogo. “El camino más largo comienza con un paso” dice la tantas veces repetida cita de Lao-Tsé. Nos permitimos añadir a la célebre sentencia una apostilla y es que cuanto más acertado es ese primer paso, más prometedor es el camino, algo que en el caso del sello granadino se cumple con exactitud.



“Don de las almas” - Suena el violín con una serie de melodías en las que Wesman muestra su categoría como intérprete. Su música tiene un cierto deje tradicional, folclórico aunque sin pertenecer a una tradición concreta. Su sonido tiene una personalidad muy fuerte como la tienen las músicas de raíz. Su voz, que repite una y otra vez el tema del título no hace sino reforzar esa idea. En un momento determinado nos parece reconocer un atisbo de una melodía que el también argentino Osvaldo Montes empleó en su banda sonora para la película “El Lado Oscuro del Corazón”.




“Zeran” - La voz de Wesman juega ahora con los efectos sonoros electrónicos, los ecos y perdidas voces infantiles para crear un pasaje intenso y de una gran belleza. Muy breve, como todos los cortes del disco, posee un sello personal muy marcado.

“Piedad” - Suena la guitarra ahora entre susurros que forman parte de conversaciones perdidas. Quizá el folclore argentino se filtra en algún momento en el imaginario del músico que nos regala una pieza sencilla pero a la que es difícil abstraerse.

“Nacimiento de un pájaro mecánico” - Volvemos al violín, exprimido al máximo por Wesman que consigue arrancarle sonidos en el límite, agónicos pero de una expresividad elevadísima.

“Zirindin” - Canción coral que recuerda a las tonadas infantiles que los niños aprenden en las escuelas. Wesman articula diferentes coros que evolucionan alrededor de unos sencillos acordes de guitarra. Una propuesta originalísima como todas las que integran el disco.

“Príncipe” - Uno de los cortes más cercanos al formato de la canción tradicional con Wesman cantando con la única compañía de una guitarra. La expresión vocal es compleja, con registros cambiantes continuamente y ese idioma inventado que tan bien encaja con la música.

“A-Z-TAN” - Regresamos al violín con el músico cantando mientras toca con ese estilo entre ancestral e improvisado marca de la casa. Virtuosismo y audacia juntos como sello de identidad de un músico alejado de las convenciones.

“R-V-danzan” - Continúa el disco con otra composición que sigue la senda marcada por la anteriormente comentada “Zirindin”, esta vez sin guitarra. Es la de Wesman una música con una característica muy atípica. Hay momentos en que creemos “reconocer” la melodía, integrarnos en la música e incluso prever cómo va a evolucionar, algo que sólo sirve para frustrarnos al comprobar como la pieza se desarrolla de un modo completamente distinto al que anticipábamos.

“La mar” - Uno de los pocos textos reconocibles, al menos en parte de sus versos, es cantado por el artista que se acompaña de guitarra y algunos coros puntuales. Las formas se acercan a las tradicionales del muchas regiones del continente sudamericano, quizá como forma de enmarcar de algún modo la procedencia de su autor.

“Príncipe II” - En una linea similar, aunque con la parte folclórica mucho más difusa, se encontraría este segundo “príncipe” del disco. De nuevo los juegos vocales son protagonistas con un aire misterioso con el que jugaban también, por ejemplo, los primeros Dead Can Dance.

“Adios a Isabelasnacho” - Guitarra y voces se juntan de nuevo en este tema con sabor a despedida (al menos eso reza el título). Sorprendentes aires barrocos interactúan con el canto imprevisible de Wesman y una serie de voces en el límite de la razón que se escuchan en segundo plano.

“Coliseo” - Cerrando el disco escuchamos una letanía a varias voces que profundiza en la linea de todo el disco: una sonoridad nueva, original, que sirve para desarrollar una propuesta estética a la que no encontramos parangón en los miles de discos que hemos escuchado en todos nuestros años como oyentes. Quizá alguno de los experimentos de Meredith Monk tendrían algún punto en común en su estilo pero las similitudes serían, en todo caso, poco evidentes.

Conocíamos la música de Wesman que apareció bajo su propio nombre y, de modo somero, parte de sus incursiones cinematográficas pero nos faltaba aventurarnos en esta etapa inicial en la que grababa bajo el apelativo de Isabelasnacho. Siendo muy diferente a su producción más cercana en el tiempo, es inmediatamente reconocible, cualidad que no todos los artistas poseen y que denota un estilo, una forma de hacer las cosas diferente a la del resto. Eso no quiere decir que su música sea mejor o peor, claro está, pero en el caso que nos ocupa, es un punto más a favor de un músico notable al que seguiremos la pista como siempre hacemos con aquellos que de un modo u otro, llegan a accionar ese resorte interno al que pocas músicas consiguen llegar. Sus discos están disponibles en la web de Luscinia Discos.

domingo, 30 de agosto de 2015

Sebastian Wesman - Astronomic Panoram (2010)



Hace apenas unos meses que conocimos la música de Sebastian Wesman a través de su trabajo más reciente, “Otros Parámetros”. Aprovechando que acaba de aparecer una nueva edición (la tercera en Luscinia Discos) del que fue su primer disco, publicado originalmente en 2010 y auto-editado entonces por el propio autor en Estonia, volvemos a traerle al blog para seguir explorando su apasionante mundo musical.

Wesman es un artista total cuya obra abarca varios campos aunque se centra especialmente en la música y en el cine. Como ocurre en muchas ocasiones en los discos de debut, el contenido de este trabajo es muy variado y se combinan distintas configuraciones instrumentales con el protagonismo casi absoluto de Wesman quien toca violín, viola, piano, flautas y percusión, aparte de cantar en algunos momentos. No es esta, sin embargo, la primera incursión discográfica de Wesman, quien ya había publicado su música anteriormente bajo el pseudónimo de "Isabelasnacho". Junto a Wesman, intervienen también en "Astronomic Panoram" la soprano Mai Nuudi y Martin-Eero Koressaar a la trompeta y la tuba.

Sebastian Wesman en una imagen de su propia web (http://www.sebastianwesman.com/homepage/)


“Astronomic Panoram” - Precisamente es el último de los músicos citados el encargado de abrir el disco con una estremecedora fanfarria que da paso a un bellísimo pasaje de cuerdas (viola y violín con acompañamiento de percusión) en el que encontramos influencias medievales, probablemente pasadas por el omnipresente filtro de Arvo Pärt. El sello personal de Wesman lo pone la presencia casi fantasmal de voces etereas en segundo plano. El ciclo se repite varias veces prolongando así nuestro disfrute ante una pieza de gran altura.

“Lágrimas” - La viola marca un ritmo de ascendencia minimalista sobre el que juegan distintas pistas de violín ejecutando una serie de melodías en las que se intuye un importante componente tradicional. El juego de contrapuntos y las notas vocales de Wesman a modo de hitos dibujan un precioso ritmo que bien podría corresponderse con la cadencia con la que brotan las lágrimas del título de la pieza.

“Elsa” - Violín y viola se revisten de una pátina de mayor contemporaneidad en un excepcional dueto en el que ambos instrumentos se desdoblan una y otra vez para componer una intrincada red que se torna laberíntica por momentos para revelarse cristalina instantes después. Fascinante como toda la música de su autor que siempre va un poco más allá de lo que nos esperamos alcanzando un nivel al alcance de muy pocos.

“Underground Rivers” - El recitado de un poema de Diana Norma es la novedad que nos trae esta composición. La entonación, cadenciosa y cristalina se apoya en el ya habitual tapiz sonoro de Wesman, de una riqueza poco habitual. La pieza, que no llega a los dos minutos de duración, se hace muy corta.



“Glory” - Quizá la pieza del trabajo en la que es más evidente la admiración de Wesman por Arvo Pärt, especialmente por piezas como “Tabula Rasa” o “Cantus In Memoriam Benjamin Britten”, dos de las obras más emocionantes del compositor estonio. “Glory” comparte todas las características de ambas y es una de las obras más impresionantes de todo el disco, lo cual es mucho decir.

“Uttu Hääbuv” - El segundo poema que aparece en el disco es obra del propio Wesman y aparece aquí en su traducción al estonio realizada por Anneli Koressaar, quien también es la encargada del recitado. Al violín y la viola se une ahora la flauta como un oficiante mas de una ceremonia exquisita a la que pone fin una efímera intervención de la soprano Mai Nuudi.

“Pact With the Moon” - Ya hicimos referencia en nuestra anterior reseña dedicada a Wesman de su categoría como intérprete, algo que se pone aquí de manifiesto de forma evidente en una ejecución llena de virtuosismo. La composición es vibrante, llena de energía, con una percusión majestuosa y puntuales subrayados vocales que elevan la pieza a alturas inimaginables. Impresionante una vez más Wesman componiendo una música que deja sin palabras.

“Molinos” - El cierre del disco recurre a la polifonía vocal combinando en distintas pistas la voz de Mai Nuudi en un bellísimo contrapunto que nos recuerda de algún modo a composiciones similares del británico Karl Jenkins. Es un broche perfecto para un disco extraordinario que debería ser escuchado por todo aquel que tenga un mínimo interés por este tipo de expresiones musicales.



En una ocasión anterior hablamos de la versatilidad de Wesman que le hace ocupar su tiempo en un buen número de facetas artísticas. Según parece, sus esfuerzos actuales están enfocados hacia la producción cinematográfica pero en un artista como él, eso termina llevando de la mano a su lado musical, que siempre acompaña a sus propias imágenes. Este blog está dedicado a la música por lo que no solemos entrar en profundidad en las otras expresiones de los artistas que aquí aparecen aunque tenemos que señalar que lo que hemos visto dentro de la producción visual de Wesman es tan interesante como su música.

Esperamos seguir disfrutando en el futuro del Wesman compositor e intérprete como lo hacemos de los trabajos que nos ha brindado hasta ahora. “Astronomic Panoram” y sus otros discos están disponibles en la web de Luscinia Discos, sello del que ya hemos hablado en varias ocasiones aquí.



jueves, 11 de junio de 2015

Sebastian Wesman - Otros Parámetros (2013)



Muchas veces suele empezarse la reseña de un artista que es nuevo para nosotros con frases como “desde […] nos llega el disco de [...]” o alguna fórmula equivalente. Tendríamos dificultades para hacer algo similar con el disco del que hablamos hoy porque ¿desde dónde nos llega un disco como éste? ¿desde Argentina? país de nacimiento del bonaerense Sebastian Wesman. ¿Acaso desde Estonia? lugar en el que reside desde hace un tiempo y donde se grabó el CD. ¿desde Granada? ciudad en la que tiene su sede el sello Luscinia Discos que lo publica.

Tampoco la música que el trabajo contiene nos ayuda a ubicarlo desde un punto de vista geográfico ni temporal. Hay referencias pero son tan eclécticas como la trayectoria de su autor. Wesman, como hemos apuntado, nació en Buenos Aires y comenzó a formarse artísticamente en la Escuela de Arte Leopoldo Marechal. Más adelante continuó sus estudios de violín en diversos países con diferentes profesores, completándolos con los de composición. Se diría que todo esto se le quedaba pequeño puesto que también estudió cine y artes visuales como otros medios de expresión a través de los cuales comunicarse con el resto del mundo. Ignoramos qué vericuetos terminaron por conducir a Wesman hasta un país tan lejano de su Argentina natal como Estonia aunque sospechamos que su admiración por el compositor Arvo Pärt pudo tener algo que ver.

Allí ha desarrollado en los últimos años una carrera artística muy interesante tanto en su faceta de cineasta como en las de compositor e intérprete, vertientes ambas que se reflejan en todos sus trabajos de forma casi indivisible. Así, películas como “Blue Bird” son a la vez documentales sobre la propia música de Wesman interpretada en su entorno natural que, curiosamente, no se sitúa en una sala de conciertos sino en la Catedral de Kaarli, en Tallin, un lugar cuyo especial sonido fue descubierto por el músico en plena huída de la amplificación eléctrica. Son muchas las expresiones artísticas que forman parte del universo de Wesman. Como lector de poesía se vio hechizado por la concreción de los “haikus” y quiso llevarlos al terreno visual con sus filmaciones. Mientras estas tomaban cuerpo, su cabeza estaba ya pensando en música y de ese modo nacen la mayor parte de las composiciones que integran el disco. Por ello es tan difícil desligar sonido, imágenes y palabras en su obra.

Esto no quiere decir que su música no pueda entenderse, ni mucho menos disfrutarse de forma aislada: “El disco “Otros Parámetros” es una recopilación de piezas procedentes de diferentes proyectos cinematográficos llevados a cabo por mí y mi equipo. Creo que sin el acompañamiento de la imagen, la música adquiere un significado distinto” afirma el propio Sebastian en una interesante entrevista. “Todas las piezas han sido remasterizadas para el disco. Muchas de ellas proceden del proyecto audiovisual titulado “A Blue Bird” o compuestas para cuarteto de cuerda, como “All the Winds”. Separadas de la imágen adquieren una nueva perspectiva sonora que es justo lo que me interesaba al hacer este proyecto. Una de las ideas de las que parte el concepto del álbum es que el estímulo visual transforma por completo la percepción de la música a la que acompaña”.

“Secrets” - El disco empieza con una sucesión de notas de violín que denotan una influencia del folclore nórdico (influencia común con Arvo Pärt). Sobre esa repetitiva cadencia escuchamos una serie de pizzicati y una voz susurrante muy sugerente. La miniatura concluye bruscamente y da paso al segundo corte.

Sebastian Wesman. (fotografía cortesía de Luscinia Discos).


“A Blue Bird” - El violín ahora suena por encima de una distorsión electrónica, separado en distintas capas de un sonido denso, pulsante, vivo. Una fusión entre tecnología y artesanía de gran belleza y, como la pieza anterior, de muy corta duración.

“Anatomic” - Escuchamos ahora una pieza más convencional si la comparamos con las anteriores puesto que se trata de un solo de violín al uso, que aprovecha a la perfección los ecos y reverberaciones del lugar en el que se grabó. Ecos antíguos, de tiempos remotos, idea que se ve reforzada al escuchar el misterioso canto con que Wesman acompaña su interpretación al violín. Es una composición fascinante que revela a su autor como un músico a seguir con mucha atención.

“Elephant Mother” - Una percusión lejana acompaña al violín de Wesman, de nuevo combinando la ejecución con el arco y el pizzicato. Algunos efectos electrónicos aderezados con notas sueltas de piano ayudan a conformar una atmósfera pesada de una belleza difícil de explicar.

“Imaginary Mountain” - De nuevo la excepcional sonoridad de la Catedral de Kaarli comparte protagonismo con el violín de Wesman como si fuese un instrumento más. La pieza es otro solo que comparte muchas características en su inicio con el “Spiegel im Spiegel” de Pärt aunque luego evoluciona de forma muy diferente alcanzando una tensión e intensidad notables. Es esta una composición de gran altura que se sitúa a la altura de cualquier gran obra contemporánea, tanto del citado Pärt como de otros compatriotas suyos como Erkki-Sven Tüür. Una verdadera joya.

“Funeral Horse” - En este sorprendente viaje en que nos ha enrolado Wesman, llegamos a esta pieza de aire lúgubre y raíces en apariencia folclóricas en una especie de salmodia en la que el violín y la voz quejumbrosa del músico se apoyan el uno en la otra en busca de un consuelo que no llega. Maravilloso como todo el disco.

“Simple Present” - Continuando con la estructura del disco, toca ahora otra pieza para violín solo en la que queremos destacar algo sobre lo que hasta ahora hemos pasado de puntillas: al margen de su faceta como compositor, el Wesman intérprete es excepcional. El sonido que arranca a su instrumento es impresionante y la combinación continua de diferentes técnicas es abrumadora. Esta pieza es una muestra excelente de esto que afirmamos.



“En la colmena” - Un auténtico enjambre de sonidos creado a base de “loops” vocales que forman ritmos cadenciosos, efectos electrónicos y alguna percusión son los elementos a partir de los cuales se elabora otra brevísima pieza que emula perfectamente lo que debe ser la colmena del título.
“Mechanic Bird” - El sonido de los engranajes de un viejo carillón nos introduce en otro extraordinario solo de violín lleno de virtuosismo e inspiración. Si la admiración de Wesman por Pärt parece muy evidente, creemos no equivocarnos demasiado si afirmamos que violinistas como Gidon Kremer deben gozar también de una gran estima por parte de nuestro artista.

“The Last Flight of Ezequiel” - Con una amalgama de sonidos inquietante comienza una composición en la que por primera vez creemos encontrar algún rastro de los orígenes argentinos de Wesman y es que algo en la forma de los primeros instantes de la pieza, nos recuerda a lo que podría ser una baguala ralentizada y deformada hasta el extremo. A partir da ahí momentos cercanos al clasicismo adornados con un virtuosismo que parece brotar con naturalidad de los dedos del artista. En los últimos instantes volvemos a escuchar su voz en una lastimera lamentación que añade dramatismo a la pieza.



“Sacrifice” - En cierta forma, esta pieza es continuación de la anterior por cuanto comienza con una combinación de canto y violín en un tono algo más optimista, eso sí, que el de su predecesora. Seguimos disfrutando aquí de una vertiente más clásica de un músico que nos ha ganado desde el primer instante.

“Todos los vientos” - El colofón perfecto para el disco lo pone una composición que nos parece hermana en espíritu de “A Blue Bird”, una de las primeras que escuchamos en el trabajo. Diversas capas de violines se mezclan con el aderezo sutil que ponen algunas percusiones muy puntuales. Se cierra así un trabajo sorprendente, no sólo por su gran calidad sino por el hecho de que su autor no haya llegado antes a nuestros oídos teniendo en cuenta que su discografía tiene ya una cierta extensión.



“Trato de ser perfeccionista hasta el extremo en mi trabajo pero mi concepto de la perfección no se basa en la comparación como parámetro. La perfección se alcanza al olvidar las reglas. Lo explico así: muchas veces, al ver a los niños jugar, se puede observar cómo uno de ellos olvida alguna de las normas del juego. En ese punto, realiza una reinterpretación del mismo convirtiéndolo en algo distinto. Es algo muy común en los juegos infantiles y en ese estado de entusiasmo al que llegan en ese momento se encierra algo muy parecido a la perfección que busco”.

Esas palabras de Wesman, sacadas de la misma entrevista que citamos antes, nos dan una idea muy precisa de su forma de ver la expresión artística como una vía no exenta de un importante grado de azar en la que la concepción inicial de una obra puede no tener mucho que ver con su forma final. Somos muy partidarios de esa forma de ver las cosas.


El disco puede adquirirse a través de la página web de Wesman y también en la de Luscinia Discos, un sello que conocimos hace poco y que nos está sorprendiendo con la calidad de las propuestas que hemos conocido hasta hoy. No tardarán en volver a aparecer en el blog más ejemplos de ese magnífico trabajo.

Os dejamos con un "trailer" del disco en el que, curiosamente, suena música que no aparece en el mismo.