Como anticipamos en la entrada anterior, toca hablar de “V”. En puridad, el segundo trabajo de Neønymus y la continuación natural de “Ø” pese a ser publicado al mismo tiempo que “Sendero”, el disco que ocupó nuestra última reseña. “V” es un disco dedicado a lo femenino y de ahí el título: “V de Venus, de Völva (las hechiceras de la mitología nórdica), de vulva, de Virgen, de Eva...” indica el propio autor al respecto. Quienes hemos tenido la fortuna de asistir a algún concierto de Neønymus hemos podido comprobar cómo surge la magia de su voz y de las modificaciones que de la misma hace el artista por mediación de sus artilugios electrónicos que le permiten manipularla en directo de mil formas. Uno de esos sortilegios le permite jugar con su propio timbre hasta alcanzar tesituras propiamente femeninas y muy alejadas de la profundamente grave voz de Silberius. En “Sendero” ya había mucho de esto y en “V” el uso de ese tipo de sonoridades es aún más amplio.
El disco se grabó en el Santuario de Estíbaliz, en Álava. El artista ya había actuado allí y se quedó prendado del lugar y de su sonido por lo que, una vez obtenidos los permisos, se plantó allí en compañía del prestigioso técnico de sonido Suso Ramallo para registrar el disco que iba a seguir la saga iniciada por “Ø” seis años atrás. Y no usamos la palabra “saga” al azar ya que encaja aquí en varias de sus acepciones, desde el género literario nórdico (todo lo nórdico y escandinavo tiene mucho que ver con Neønymus y con su Covarrubias) hasta el nombre de la diosa de la adivinación y la magia en el panteón del mismísimo Odín y una de las principales ásynjur (deidades femeninas) de la mitología nórdica.
Para la grabación, Silberius utiliza distintos tipos de flautas y percusiones como acompañamiento para su voz.
Imagen del artista procedente de su web. |
“La dama del lago” - Comienza el disco con una pieza cuyo origen se encuentra en los mismos meses en los que se publicó “Ø”, cuando nuestro músico interpretó parte de ella en alguna actuación. El tema se desarrolla a partir de una serie de notas interpretadas por Silberius en un rango vocal femenino que se repiten a modo de mantra. Sobre ellas, escuchamos primero una especie de improvisación a cargo del artista con su voz, digamos, “normal” a la que incorpora más adelante el recitado de un pequeño texto. La composición termina con una preciosa coda de nuevo con voces femeninas en la que vuelve a sonar el mantra inicial junto con otra breve letra.
“Ánima invernia foresta” - Otro corte antiguo que, en palabras de su autor, tuvo mucho que ver con el hecho de que su música fuera utilizada en la banda sonora de la serie de Movistar Plus, “Conquistadores”. Es una pieza rítmica a base de “loops” vocales que recuerda en cierto modo a su “Relato de una antigua batalla” del disco “Ø”. Continuamente aparecen y desaparecen distintas capas sonoras, todas ellas surgidas de la voz del artista, salpicadas ocasionalmente con alguna percusión para terminar con una serie de sonidos de aves en lo más profundo del bosque.
“Anhelo de la belleza” - Esta vez nos reciben una serie de percusiones sonando en bucle y creando un ritmo hipnótico, perfecto para acoger las distintas voces que van surgiendo. Primero como un rumor sordo y más tarde, ya de forma más clara como un canturreo inocente que se abre paso de la forma más natural posible.
“El canto de los silentes” - La siguiente pieza comienza con una melodía de inspiración medieval que va convirtiéndose una suerte de danza en 3x4 marcada por el delicado toque del pandero. Como en el resto de piezas, la combinación de las diferentes voces y timbres es casi mágica consiguiendo llevar al oyente a un estado cercano al trance.
“Danza de los brujos” - El siguiente corte es muy diferente. Un ritmo muy marcado nos pone en guardia desde el comienzo y los efectos vocales que se le suman poco después suenan tremendamente modernos. Por un momento, la entrada de la percusión nos hace pensar en discos como el “Spiritchaser” de Dead Can Dance o los primeros de Lisa Gerrard en solitario y es entonces cuando aparece la voz de Siberius desdoblada en varias pistas para arrastrarnos a la locura. Una verdadera maravilla.
“Solsticio” - Con este tema volvemos a las piezas más meditativas. Un ritmo metronómico sirve de introducción para una serie de largas notas vocales, femeninas en un principio y acompañadas por una profunda nota pedal grave después. En la parte central del tema aparece una flauta, quizá marcando el momento exacto del solsticio del título. Ésta nos acompaña hasta el final que se produce con la percusión sonando ya en solitario.
“Gloria Dómina mea” - Aunque no concluyó una formación académica musical, Silberius sí que llego a estudiar en el conservatorio durante un tiempo. El inicio de esta pieza denota un interés por la música antigua, en especial por el canto llano y las formas más cercanas al gregoriano. Más tarde se incorpora una segunda voz lo que le diferencia de ese canto monódico inicial. Tras la introducción volvemos a la voz femenina recitando un texto en uno de los momentos más bellos del disco con un eco irreal envolviendo el canto y confiriéndole un aura verdaderamente mágica. Tras el interludio se cierra la pieza con una recreación a tres voces del tema del comienzo. Una verdadera maravilla de principio a fin.
“La entrega del cuerpo” - Un nuevo canto femenino que, en su tratamiento de la voz nos recuerda a determinados momentos de la banda sonora que Cristo Tapia de Veer creó para la serie “Utopía”, en especial por esa vibración tan especial de la misma mientras evoluciona en el tiempo. Con ese fondo escuchamos un nuevo recitado, en puro susurro, a cargo de Silberius. La cadenciosa melodía del final, con la flauta primero y la percusión después reclamando su sitio es una auténtica delicia.
“Conjuro” - Regresamos al espíritu de la “Danza de los brujos”, al menos en lo que se refiere a la importancia del ritmo y a la energía que desprende cada nota. Voces que entran y salen de escena y una extraña glosolalia a cargo de nuestro artista van dando forma a un corte breve que sirve de perfecta transición para el cierre del trabajo.
“Mujeres” - Lo medieval vuelve a aparecer aquí pero también lo hace un cierto elemento contemporáneo que nos hace pensar en el estonio Arvo Pärt. De nuevo los países nórdicos. De nuevo el medievo. Ambos como referencia constante en la música de Neønymus. Un nuevo recitado da paso a una parte en la que se rinde homenaje al papel de la mujer como madre, hija, abuela... “la semilla del mundo” como se dice una y otra vez. El cierre está lleno de ritmo en lo que bien podría ser una danza tradicional de origen vasco, algo que parece confirmar el grito final que recuerda al “irrintzi”.
No podemos ser objetivos con la música de Neønymus. Nos atrapó desde el día en que escuchamos las primeras notas en Milenio 3 y nos terminó de enamorar en todas las ocasiones en las que hemos podido disfrutarla en directo. Al margen de eso, seguimos pensando que su propuesta es una de las más originales que hemos escuchado en mucho tiempo, especialmente dentro de un panorama español, cada vez menos propicio para aquellos que se salen del camino marcado. “Incierto destino el del que corre con los ojos vendados” rezaba un verso del disco de debut de Neønymus. Incierto, sí. Pero en este caso esa incertidumbre se ha transformado en una realidad verdaderamente hermosa. “V” es un trabajo magnífico que mantiene el nivel de “Ø” sin contar con el factor sorpresa que tenía seis años atrás. También el disco que comentamos en la entrada anterio, “Sendero”, es un trabajo prometedor por todas las posibilidades que apunta partiendo del sonido ya marca de la casa de Silberius. Seis años hemos tenido que esperar para tener en nuestras manos lo nuevo de Neønymus pero la espera ha merecido la pena. Como siempre, si estáis interesados en haceros con el disco, lo podéis hacer en la propia tienda del artista.
Os dejamos con una versión inicial de "Ánima Invernia Foresta" publicada en youtube por el músico en 2016: