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sábado, 10 de julio de 2021

Michael Hedges - Breakfast in the Field (1981)



El “fichaje” de Michael Hedges por Windham Hill ayudó a consolidar el sello como la referencia que luego fue en el campo de las nuevas músicas o, como se solía decir entonces, la música “new age”. Es cierto que su fundador, William Ackerman, ya había publicado varios discos notables y que la gran estrella del sello, George Winston, ya había debutado con el excelente “Autumn” pero la calidad de Hedges y su extraordinaria capacidad como intérprete dieron un salto da calidad a la propuesta de la discográfica. No era fácil puesto que en Windham Hill había ya extraordinarios guitarristas como el propio Ackerman o Alex de Grassi pero Hedges estaba en otro nivel.


Como ya hemos comentado en otras ocasiones, Windham Hill funcionaba casi como una familia y era habitual que sus artistas colaborasen en los discos de sus compañeros. Así ocurrió en el caso del debut de Michael Hedges que se vería arropado por el piano de George Winston en uno de los cortes del disco. A efectos históricos tampoco podemos dejar de mencionar que “Breakfast in the Field”, a la postre el disco del que hablamos hoy, fue también la primera grabación en la que participó el extraordinario bajista Michael Manring, íntimo amigo de Hedges, quien desarrollaría a partir de ahí una maravillosa carrera en el sello y fuera de él. La grabación es cruda, sin retoques de estudio y hecha en una grabadora de dos pistas lo cual, lejos de suponer una merma de calidad es justo lo contrario y nos permite apreciar de la mejor de las maneras la extraordinaria categoría de Hedges como guitarrista. En el momento de la grabación, Hedges acababa de ser padre lo que aparece reflejado en varios de los títulos de las piezas del disco. Su esposa, la arpista y flautista Mindy Ronsenfeld aún no participaría en el disco aunque sí lo haría en los posteriores.


Michael Hedges


“Layover” - Desde el comienzo del tema nos damos cuenta de que estamos ante un guitarrista diferente que le sabe sacar a su instrumento unos sonidos muy distintos del resto. Su particular repertorio técnico es abrumador y combina todo tipo de recursos, desde el “tapping” hasta la percusión sobre la caja en determinados momentos. Este primer corte es una exhibición de recursos que nos pone sobre aviso de lo que vendrá después.


“The Happy Couple” - Mucho más tranquilo que el corte anterior, el el siguiente tema Hedges opta por aires folclóricos de los que surge una melodía sencilla que, sin embargo, se va imbricando con la base rítmica alcanzando momentos bellísimos.


“Eleven Small Roaches” - Mucho más directa es la siguiente pieza que nos recibe directamente con el tema central que se repite un par de veces antes de entrar en un segmento más ambiental, lleno de arpegios tras el que el guitarrista recapitula y vuelve al motivo principal. Impecable.




“The Funky Avocado” - El título no engaña, al menos la parte del “funky” y es que Hedges se marca un magnífico dúo con el bajo de Michael Manring que combina “jazz”, “funk” y hasta amagos de “charleston”. Una excelente pieza en la que la complicidad entre los músicos es notable. Eso sí, desconocemos cual fue la participación del aguacate aquí.


“Baby Toes” - Segunda colaboración con Manring, esta vez en un tono más reposado y con mayor participación del bajista que aquí muestra con más claridad el potencial de su forma de tocar que en el tema anterior había quedado menos expuesta.


“Breakfast in the Field” - El corte que da título al disco es, de nuevo, una balada intimista en la que el silencio ocupa tanto espacio como las notas. Hedges extrae sonidos a la guitarra que parecen proceder de un arpa en determinados momentos. Excelente.


“Two Days Old” - Recobramos a Manring para esta composición que es una de nuestras preferidas del disco, además de la más larga. Hedges ocupa todo el primer plano y el bajista se limita a resaltar algunos fragmentos con intervenciones puntuales y a mantener breves diálogos en otras ocasiones. No exageramos si afirmamos que el sonido de un sello como Windham Hill empezó a tomar forma en piezas como esta.




“Peg Leg Speed King” - Tras un comienzo tranquilo que parece un calentamiento, Hedges se lanza cuesta abajo y sin frenos desarrollando una melodía con una innegable base folk en la que todas sus habilidades quedan al descubierto. Es clara la influencia de artistas como Leo Kottke, guitarrista (y ocasional cantante) admirado por Hedges desde que empezó a tocar.


“The Unexpected Visitor” - Transcurre el disco con tranquilidad al llegar aquí donde nos encontramos con otro precioso tema “folkie” que mezcla los tiempos lentos con otros más animados.


“Silent Anticipations” - El comienzo de la pieza nos recuerda a la inicial “Layover” especialmente en la parte que ambas tienen de exploración sonora. Más adelante empieza el contraste con el uso más agresivo de la guitarra por parte de Hedges, incluyendo alguna parte de percusión. Otra gran pieza con más tensión que el resto del trabajo, lo que siempre está bien.


“Lenono” - Cierra el disco la pieza en la que aparece George Winston al piano. Lo hace en la segunda mitad de la misma en lo que parece ser una escenificación simbólica de la bienvenida del Windham Hill al guitarrista. Destacamos la breve aparición de Michael Manring al final esbozando al bajo la melodía del “Imagine” de John Lennon.





Es difícil saber hasta dónde habría llegado Michael Hedges de no haber fallecido en un accidente de tráfico con apenas 43 años de edad y un puñado de discos publicados. Es evidente que se trataba de un guitarrista con un don pero también que cuando falleció en 1997 la música “new age” (nos guste o no, esa era la categoría en la que acababan sus discos en las tiendas) no gozaba ya de la popularidad que tuvo apenas unos meses antes, especialmente en las variantes más acústicas de las que se nutría el sello Windham Hill. Su último disco, “Oracle” recibió el Grammy como mejor disco “new age” del año por delante de figuras como Vangelis, Paul Winter o Mike Oldfield, aunque fuera ya a título póstumo. Cabe suponer en todo caso que su carrera habría continuado por una senda muy similar a los años anteriores. Sea como fuere, su estreno con este “Breakfast in the Field” que hemos comentado hoy merece mucho la pena, en especial para los amantes de la guitarra acústica. Nos despedimos con un vídeo en el que podemos ver cómo se las gastaba en directo el bueno de Michael:




viernes, 5 de junio de 2020

George Winston - Winter Into Spring



Quedan ya muy atrás las anteriores entradas que le dedicamos a George Winston en el blog y éste es un buen momento para volver sobre la música del pianista norteamericano. En su día nos centramos en su etapa en Windham Hill Records, la más popular de su carrera y aquella en la que tuvimos conocimiento de su música. Repasamos varios de sus discos clásicos pero nos dejamos uno de nuestros favoritos: “Winter Into Spring”. Con excepción de su primer trabajo, todos los primeros de Winston estaban inspirados en distintas épocas del año. Comenzó con “Autumn” en 1980 y más tarde vinieron “December” o “Summer” pero antes de esos dos, semanas antes de “December”, de hecho, apareció “Winter Into Spring”. Con él, el pianista buscaba reflejar los peculiares ambientes de los días de transición entre el invierno y la primavera. ¿Estrategia comercial desprovista de contenido musical? En otro artista pensaríamos que sí pero tratándose de alguien tan peculiar como George Winston, creemos que la inspiración fue absolutamente real. Como en todos los discos que le hicieron popular en su día, Winston no necesita nada más que su piano. El talento del músico hace el resto.

George Winston


“January Stars” - La forma de tocar del pianista norteamericano es cristalina y sabe arrancar sonidos a su piano que muy pocos consiguen. La pieza que abre el disco es exquisita. Comienza con una especie de trino que bien podría ser imitación de algún ave nocturna en la tradición de Olivier Messiaen. A esa breve tema pronto le añade una melodía marca de la casa que discurre pausada con una placidez que nunca cae en la sensiblería. Un paseo exquisito en el que el propio Winston da las respuestas a las preguntas que va planteando sobre la marcha.




“February Sea” - El segundo corte cambia por completo. Comienza con un ostinato que se repite una y otra vez y sobre el que aparece una melodía enérgica y vital como pocas en la que podemos intuir lejanamente la infuencia de Steve Reich, uno de los pocos compositores contemporáneos del ámbito de la música culta por el que Winston reconoce profesar una gran admiración. No podemos decir que sea una pieza minimalista porque no lo es en absoluto pero hay algo en su ritmo, en ese pulso continuo que inmediatamente nos remite a ese estilo. En las notas de alguna edición reciente, Winston apunta que la pieza está inspirada en la obra de The Doors.

“Ocean Waves (O Mar)” - El único corte del disco que no está compuesto por Winston es esta versión de un clásico de 1939 del pionero de la “bossa nova” Dorival Caymmi. El pianista imita a su manera la introducción del popular arreglo que el guitarrista Bola Sete hizo del original y luego aborda la melodía central enriqueciendola con todo tipo de filigranas que no resultan invasivas en modo alguno. Si se conoce la interpretación de Caymmi, no cabe duda de que se identifica enseguida la pieza en manos de Winston pero de no saber que no es una composición suya, no creemos que nadie lo hubiera advertido dada la perfecta integración de la música en el estilo propio de nuestro artista.

“Reflection” - Uno de los dos temas breves del trabajo lo que no quiere decir que sea prescindible ya que pese a no llegar a los tres minutos hay en él suficiente contenido como para no pedirle nada más. Tenemos las habituales secciones completamente diferentes de muchas de las composiciones de Winston con una parte inicial muy vivaz combinada con fragmentos más reflexivos.

“Rain” - El planteamiento de la siguiente pieza es diferente. Un comienzo calmo de aire jazzístico se difumina en una melodía que va creciendo poco a poco a partir de la repetición de un motivo muy sencillo que va cambiando de forma casi sin darnos cuenta. De repente se produce un giro absoluto entrando de nuevo en terrenos filo-minimalistas. De hecho podríamos considerar sin problemas este segmento como un claro precedente de “Tamarack Pines”, el homenaje al antes mencionado Steve Reich que Winston grabaría unos años más tarde.




“Blossom / Meadow” - George Winston habla de su música como “rural folk piano” y es una definición que nos cuesta encajar con la mayor parte de su obra con pocas excepciones como sería, quizá, su disco “Summer”. Este corte en dos partes, especialmente en la primera de ellas, sí que tendría algo de folk aunque no está entre nuestros preferidos del trabajo. Hay un interesante desarrollo melódico pero lejos de los momentos más inspirados de su autor.

“The Venice Dreamer (part 1, introduction)” - El cierre lo pone una pieza separada en dos partes. La primera y más breve comienza con mucha energía aunque enseguida cambia por completo de registro entrando en una zona en la que los silencios importan tanto (y ocupan mucho más espacio) como las propias notas. Una introducción de lo más interesante.

“The Venice Dreamer (part 2)” - Tras ella llega una composición que mezcla un notable aire de “jazz” con rasgos folclóricos y hasta ligeramente clasicistas en determinados momentos. Luego comienza un largo pasaje al más puro estilo Winston que nos acompaña hasta el final del trabajo. Uno de los mejores de su autor. En ediciones modernas del disco "The Venice Dreamer" aparece con la indicación "dedicado a la memoria de David Fleck" aunque en las primeras versiones esta dedicatoria no aparecía en ningún corte en concreto sino en el disco en general. Desconocemos quién era Fleck ya que el único referente que hemos encontrado con ese nombre es un ilustrador británico que aún sigue entre nosotros.




Tenemos la impresión se que George Winston está bastante olvidado hoy en día. Bien es cierto que su obra no es demasiado extensa y que su particularísimo carácter (hay quienes hablan de él como de alguien rayano en el autismo aunque no hemos podido confirmar que lo sea) nunca le ha permitido prodigarse en promociones y entrevistas en todos estos años. Pese a ello su obra es verdaderamente interesante y, a nuestro juicio, una de las que mejor ha resistido el paso del tiempo de todas las que en los años ochenta dominaban las listas de ventas en la categoría de “new age”.

Pese a que su salud no es la mejor y a que ha sufrido varias enfermedades serias en los últimos años, Winston sigue publicando discos y ofreciendo conciertos con cierta regularidad. Tenemos que reconocer que no hemos seguido demasiado su etapa más reciente pero seguro que con el tiempo terminamos por compensar esta carencia. Mientras tanto, aprovechamos con esta entrada para recordar uno de sus discos imprescindibles.

jueves, 5 de noviembre de 2015

George Winston - Summer (1991)



Una de las grandes ventajas de ser un artista de éxito dentro de una discográfica pequeña es que te permiten hacer prácticamente lo que quieras. Si a eso le sumamos una personalidad, digamos, peculiar, y una absoluta falta de complejos que te permite grabar obras de músicos completamente diferentes entre sí además de unas notables dosis de talento el resultado pueden ser discos tan raros como este.

George Winston se convirtió en un superventas en su género en los años ochenta gracias a una serie de discos para piano solo que tenían como tema central alguna época del año. No era algo del todo caprichoso. Mientras otros músicos se han caracterizado por ser sinestésicos, es decir, por relacionar las notas musicales con otro tipo de información sensorial como colores en el caso más típico, Winston afirma que cada canción que ha escuchado en su vida y ha pasado a su memoria lo ha hecho siempre asociada con una estación del año concreta. Eso podría explicar la rara selección de obras de otros autores que aparece en este “Summer” salpicada con composiciones del propio pianista, todas ellas sin demasiada relación temática con el verano al que alude el título.

Con todo, el experimento es muy revelador, no tanto en el sentido musical, ya que no se cuenta este trabajo entre los mejores de su autor sino para ayudarnos a conocer una personalidad única: la de un músico de difícil trato que se transforma por completo cuando se coloca frente a las teclas de un piano.



Living in the Country” - Comienza el disco con una mezcla de dos melodías, la primera, un tema tradicional irlandés arreglado por Tríona Ní Dhomhnaill en su momento cuando pertenecía a la Bothy Band. Winston respeta la melodía central y la lleva a su terreno con su inconfundible estilo hasta hacerla propia. Enlaza el tema con un alegre tema que Pete Seeger compuso como instrumental de guitarra en los años 50. El arreglo del pianista resalta la parte más folclórica de la pieza que podría pasar por una canción tradicional, casi por un tema sacado de un juego infantil.

Loreta and Desireé's Bouquet – Part 1” - Continúa el trabajo con una composición propia dividida en dos partes. La primera es muy pausada, con amplio uso del “rubato” por parte de Winston, recurso muy habitual en su ejecución. La pieza recuerda en algún momento a trabajos anteriores como “Autumn” pero se encuentra lejos de la inspiración de aquel disco.



Loreta and Desireé's Bouquet – Part 2” - Mucho más interesante nos parece la segunda parte de la pieza. Mantiene el tono meditativo pero la melodía nos parece mucho más conseguida. Es, probablemente uno de los mejores momentos de todo el trabajo y en él reconocemos la mejor versión de su autor.

Fragrant Fields” - La “cara a” del disco está trufada de versiones mientras que el otro lado se centra casi por completo en piezas propias. Aquí Winston rinde homenaje a Art Lande con esta interpretación de una pieza de éste escrita para una banda sonora de un cuento infantil. No hemos tenido la ocasión de escuchar la pieza original pero intuímos en ella un enfoque más jazzístico del que Winston le da aquí. El tema central que aparece mediada la pieza tiene todas las características de la música de George por lo que no nos extrañaría que se tratase de un añadido de nuestro músico.

The Garden” - Uno de los músicos favoritos de Winston ha sido siempre Dominic Frontiere, famoso por sus bandas sonoras de series televisivas, en especial por la de “The Outer Limits”, popular serial de ciencia ficción al que pertenece esta pieza. Mientras que la música de Frontiere se caracteriza por los efectos sonoros y la hábil mezcla de estos con la orquesta y otros instrumentos solistas, Winston ejecuta aquí su piano desnudo con un notable resultado.

Spring Creek” - La siguiente versión es de un compañero de discográfica de Winston: el también pianista Philip Aaberg. La pieza pertenecía al que fue su disco de debut, “High Plains”, en el que asistíamos a una serie de paisajes sonoros que retrataban los duros escenarios naturales de Montana, su estado natal. La relación de uno de los estados que hacen frontera con Canadá, gran parte de cuya superficie se haya sobre un glaciar, y el verano es algo que sólo la peculiar mente de winston podría intuír. La pieza, con todo, es notable.



Lullaby” - Nuestro pianista recupera su espíritu más folclórico (recordemos que suele denominar a su propia música “piano folk” o “rural piano”) para este cadencioso tema. En la parte final incorpora un nuevo homenaje, en esta ocasión al cantautor y también pianista Steve Ferguson y su pieza “Gypsy Hollow”.

Black Stallion” - Todo el mundo conoce a Francis Ford Coppola pero menos son los que están familiarizados con la obra de su padre, Carmine, autor de muchas piezas musicales que acompañaron a algunas de las más conocidas películas de su hijo, incluso a obras maestras como “El Padrino” en las que su música quedaba eclipsada por la de Nino Rota. Winston recupera aquí el tema central de “El Corcel Negro”, película de corte infantil dirigida por Carol Ballard con producción de Francis. George Winston, sin la aportación de la orquesta de la pieza original, hace una versión preciosa y llena de sensibilidad que merece ser disfrutada con tranquilidad.

Hummingbird” - Comienza aquí la que era la “cara b” del disco en la que sólo una de las piezas no es obra de Winston. Los primeros instantes invitan a pensar en la clásica pieza tranquila de su autor pero de repente escuchamos un peculiar sonido que procede de la pulsación directa de las cuerdas del piano por parte del músico, recurso sonoro que explotaría a fondo en su siguiente disco con resultados muy brillantes. Aquí, sirve para comenzar una progresión rítmica que sirve de base a una gran pieza que, en muchos sentidos, sería un precedente de “Tamarak Pines” el homenaje que Winston brindaría a Steve Reich en “Forest”, trabajo comentado en el blog tiempo atrás.



Early Morning Range” - Breve pieza sin demasiada historia, lo cual no quiere decir nada más allá de que es una composición que cualquier seguidor del músico reconocería de inmediato como suya. Probablemente no sea lo mejor que ha escrito pero es de escucha agradable.

Living Without You” - La última (o penúltima) versión que encontramos en el disco es esta canción que aparecía en el disco de debut de Randy Newman tiulado con el propio nombre del cantante. Winston le añade muchos elementos de su propia cosecha además de ralentizar la melodía original hasta hacerla casi irreconocible. Un gran trabajo, sin embargo, en el que se demuestra que, a la hora de hacer versiones, suele ser buena idea extraer los elementos principales del original y llevarlos a otro terreno sin ceñirse siempre al patrón que marca el autor.

Goodbye Montana – part 1” - Winston no nació en Montana como Philip Aaberg pero sí pasó allí buena parte de su infancia a la que homenajea aquí con esta despedida en dos partes. La primera es una alegre melodía de breve duración introducida por unos trinos que no presagian lo que viene después. El músico se encuentra muy cómodo en este tipo de registros sencillos y elegantes en los que puede dar rienda suelta a alguna de sus grandes influencias como es la de Vince Guaraldi.

Corrina, Corrina” - Winston se enfrenta aquí a un blues clásico de paternidad no del todo clara y que se ha convertido ya en un estándar. Es este un estilo que no tiene ningún secreto para el pianista que se desenvuelve con una maestría que admite pocas comparaciones.

Goodbye Montana – part 2” - Tras ese interludio, cierra el pianista su homenaje a Montana con una revisión de la parte uno en clave más ambiental y reflexiva, con una música en la que el silencio es tan importante como las notas, si no más.

Where Are You Now” - El broche final lo pone otra pieza clásica del músico, tranquila, sin sobresaltos de ningún tipo y de escucha muy placentera. Como despedida, una composición muy adecuada.


Incluso en discos como este “Summer”, el más flojo de su etapa “clásica”, George Winston es un músico muy interesante desde todos los puntos de vista. Su estilo personalísimo no tiene comparación con ningún otro pianista y lo variado de sus influencias hace que sea difícil que un oyente no encuentre algún tema de su agrado en cualquiera de sus discos. En nuestra opinión, Winston es un músico al que siempre merece la pena regresar.

miércoles, 11 de febrero de 2015

William Ackerman - Passage (1981)



El nombre de William Ackerman ha sido mencionado en una gran cantidad de ocasiones en el blog pero nunca para comentar un disco suyo sino como fundador del sello Windham Hill y descubridor de talentos que llevaron a una pequeña discográfica a convertirse en una de las mayores referencias de la música new age. Ackerman, aleman de nacimiento y norteamericano de adopción (literalmente) tiene una historia que se sale un poco de los cánones de muchos de los artistas que han pasado por aquí. No fue un músico cuya vocación fuera antepuesta a todo lo demás, ni estudió con los mejores maestros ni nada por el estilo. Se trata de un tipo humilde que planeaba dedicarse a la carpintería, su otro gran hobby y en sus ratos libres tocaba la guitarra.

A finales de los setenta, juntó un puñado de dólares de sus amigos y familiares para pagarse unas horas en un estudio y grabar una maqueta con la que probar fortuna en la música. De ese modesto “crowdfunding” salió el que un tiempo después sería su primer disco pero no sin antes pasar por un largo e infructuoso periplo de discográfica en discográfica cosechando rechazo tras rechazo. ¿Qué hacer si ninguna discográfica cree tu música? Ackerman optó por creer en la discográfica. Dicho de otro modo, inauguró un pequeño sello con el que lanzar su trabajo. Así en 1976 salió la primera referencia de “Windham Hill Records”, que nació como un lugar en el que dar la primera oportunidad a nuevos guitarristas. Ese mismo año, apareció otro disco de corte folk de Linda Waterfall, compañera de instituto de Ackerman y meses más tarde lo haría una segunda grabación de nuestro guitarrista. Comoquiera que la cosa no parecía funcionar del todo mal, se fueron incorporando más artistas al sello como los también guitarristas Robbie Basho y Alex de Grassi, primo del propio Ackerman y uno de los mejores intérpretes de su generación. Con el tiempo, llegaron otros instrumentistas y los grandes éxitos, fundamentalmente de la mano de dos viejos conocidos nuestros: el pianista George Winston y el guitarrista Michael Hedges. El resto es historia conocida pero nos centraremos ahora en Ackerman.

Sin alcanzar el nivel con el instrumento de los citados de Grassi y Hedges, Ackerman es un guitarrista original, poco amigo de las afinaciones convencionales y con un gran talento para la melodía. Sus primeros discos eran grabaciones de solos de guitarra en su mayoría pero poco a poco fue incorporando otros instrumentistas de su sello para grabar, primero dúos y, más tarde, tríos. “Passage”, su cuarto disco, fue el primero de estas características y en él aprovechó para regrabar algunas composiciones de los trabajos precendentes con nuevos arreglos y acompañarlas de nuevas piezas para componer un precioso collage sonoro que define a la perfección lo que nos gusta llamar “sonido Windham Hill”.

William Ackerman en directo junto a George Winston


“Remedios” - La primera pieza del disco es un dueto con el violinista Darol Anger. Los primeros instantes de la pieza es la guitarra la que nos acompaña con el inconfundible estilo de Ackerman. Es música tremendamente agradable de escuchar, sencilla en apariencia y alejada de las estridencias de tantos otros estilos. La parte interpretada por Anger es de su propia cosecha como lo son las intervenciones de todos los invitados especiales del disco y tiene un regusto jazzístico muy inspirado.

“Processional” - Escuchamos ahora una de nuestras composiciones predilectas de toda la carrera de Ackerman. Originalmente formó parte del disco “In Search of the Turtle's Navel” y aquí se recupera en una versión no demasiado diferente de aquella pero igualmente brillante. Comienza como una sucesión de acordes más bien convencionales pero que tras una especie de pausa marcada por una serie de lentos rasgueos da paso a la melodía central. Sin alardes técnicos, el guitarrista nos ofrece un delicado tema de gran belleza que justifica su revisión aquí y alguna más que aparecería en el futuro.



“The Impending Death of the Virgin Spirit” - En una línea similar funciona este duo con el violonchelista Dan Reiter. El delicado sonido de las cuerdas operadas por nuestro guitarrista teje un tapiz ideal para las sutiles evoluciones del cello. Poco amigo del protagonismo, la discreta aparición de Reiter tiene la virtud de resaltar la interpretación de Ackerman en una pieza de extraordinaria factura.

“Pacific I” - Casi una miniatura, la preciosa melodía de Robert Hubbart, al corno inglés es lo más destacado de una pieza en la que nuestro guitarrista se limita a acompañar sin alardes. La pieza tendría una segunda parte un tiempo después en uno de los discos posteriores de Ackerman.

“The Bricklayer's Beautiful Daughter” - Continuamos con una pieza recuperada de “It Takes a Year”, segundo disco de Ackerman. Es una composición basada en una melodía que se repite una y otra vez como en un juego infantil, añadiendo una breve variación en cada una de las ejecuciones. A modo de interludio, la parte central nos muestra un tema algo más serio de aire folclórico antes de regresar a la propuesta inicial.

“Hawk Circle” - El último invitado del disco era el buque insignia de Windham Hill, al menos en cuanto a popularidad y ventas: el pianista George Winston. Quizá suene sorprendente pero no se trata ni mucho menos de una pieza sencilla, directa, como cabía esperar del dúo sino de una intrincada colaboración entre dos músicos que se complementan en todo momento. No se alternan en el protagonismo como es habitual en este tipo de duetos sino que en todo momento funcionan como una pareja compenetrada. Sólo en la segunda mitad de la pieza, escuchamos algunos momentos en los que Winston hace gala de su particularísimo estilo.

“Anne's Song” - El último disco del músico que faltaba por encontrar una representación en “Passage” fue el tercero publicado por Ackerman, titulado “Childhood and Memory”. Allí se encontraba la primera versión de esta pieza introspectiva con guiños folk. En ella el guitarrista se acerca ligeramente al estilo del gran Michael Hedges, especialmente con el tipo de afinación utilizado, muy propio del malogrado artista.

“Passage” - Como cierre tenemos la única pieza del disco que no es ni una revisión de otra antigua ni un dúo con otro músico. Escuchamos, pues, a Ackerman en su versión más pura en una composición reposada, sobria y serena que refleja como ninguna otra el ambiente más común en los discos del guitarrista.



Con el tiempo, Ackerman terminó cansado de una de las dos facetas principales de su carrera: la de empresario discográfico y terminó por vender en varias etapas su discográfica a una multinacional. Con ello, de modo inevitable el sello terminó por marchitarse dejando de publicar discos nuevos desde hace ya varios años aunque siguen apareciendo recopilaciones de artistas de Windham Hill cada cierto tiempo, incluyendo sus clásicos discos navideños. Eso no significó que el guitarrista se alejase de su mitad artística que aún nos tenía que brindar algunos trabajos notables, eso sí, muy espaciados en el tiempo. “Passage” es uno de nuestros discos favoritos de Ackerman, quizá junto con “Past Light”. Como siempre, está disponible en los enlaces acostumbrados.

amazon.es

play.com

Os dejamos con una rara grabación de Winston y Ackerman interpretando en vivo "Hawk Circle":

martes, 1 de noviembre de 2011

George Winston - Forest (1994)



En 1994, la carrera de George Winston pasaba por un momento delicado. Tras sus exitosos discos “Autumn” y “December” en 1980 y 1981 llegó un año después “Winter Into Spring”, notablemente más flojo que aquellos y se abrió una especie de paréntesis de nueve años sin discos nuevos. Cuando apareció “Summer” en 1991 las espectativas eran altas pero los resultados artísticos no estuvieron a la altura. No funcionó del todo mal en cuanto a ventas pero cuesta mucho encontrar en ese disco composiciones del nivel de las que poblaban sus discos de comienzos de los ochenta. Por ello, y a pesar de que la particular personalidad del pianista es ajena a las modas y al qué dirán, su siguiente disco podía marcar un punto de inflexión definitivo en su carrera relegandole a un segundo plano, incluso en el ámbito de la llamada música New Age, estilo en el cual Winston era una estrella. Este riesgo era aún mayor si tenemos en cuenta la proliferación de pianistas en el género a lo largo de toda la década, muchos de ellos pertenecientes al mismo sello, Windham Hill, en el que Winston publicaba habitualmente,

En este contexto, es comprensible que “Forest” fuera un trabajo muy esperado. A primera vista, las lineas generales del CD eran las mismas de los discos anteriores del músico, a saber, temas propios, versiones de músicos, poco conocidos en muchos casos pero muy apreciados por Winston y alguna que otra melodía tradicional.

Pasamos a tratar los temas del album uno por uno:

“Tamarack Pines” – Abre el disco una auténtica maravilla inspirada por el compositor norteamericano Steve Reich. Sorprende que un pianista tan libre e intuitivo como Winston tenga entre sus músicos favoritos a uno de los pioneros del minimalismo con todo lo que tiene el movimiento de aparente rigidez y falta de sensibilidad, tan ajenas a priori a la música de nuestro pianista. Sin embargo, en este corte, Winston consigue aprovechar lo mejor del género con una pieza repetitiva y muy rítimica realmente intensa en la que su propio estilo es perfectamente reconocible. En la sección inicial del tema, Winston pulsa directamente las cuerdas del piano a modo de introducción antes de pasar a la ejecución más “convencional”. El final del corte, con repetidos “stacatti” ascendiendo hacia las notas más altas del teclado nos parece tremendamente original. El título de la composición alude a una curiosa especie de pino de Montana, única en este tipo de arbol que pierde sus hojas (sus agujas, hablando con propiedad) en otoño.



“Forbidden Forest” – Segundo tema propio del disco. Como ocurría en el tema anterior, Winston ataca directamente las cuerdas, sin usar el teclado con una técnica que ha ido incorporando poco a poco a su ejecutoria habitual. Apenas hay algunas notas sueltas intepretadas al modo convencional. El tema, sin ser nada especialmente destacado, cumple como transición hacia el siguiente corte.

“Troubadour” – Nos encontramos con la primera versión de otro músico presente en el disco. Se trata de una composición del músico de cine John Barry que apareció en 1964 como cara B del single “Theme from Goldfinger” como parte de la banda sonora de una de las exitosas películas de James Bond a las que Barry puso música. “Troubadour” es un tema breve con cierto aire jazzy melancólico que se adapta perfectamente al estilo de Winston que es capaz como nadie de hacer suyas composiciones del todo distintas.

“The Cradle” – Larry Young es uno de los músicos favoritos de Winston, quien tiene unos gustos realmente exquisitos y originales. Una de las secciones más interesantes de su página web oficial es, precisamente, aquella en la que recomienda grabaciones de músicos que considera interesantes para que todos los aficionados podamos encontrar aquello que más le inspira. Young, organista de jazz, compuso esta pieza para su disco de 1968 titulado “Heaven on Earth” (1968).

“Cloudy this Morning” – Otra de las composiciones propias del disco y una de nuestras favoritas. Se trata de uno de esos típicos temas de Winston, ora folclóricos, ora ambientales, en los que el músico se encuentra tan cómodo.

“Last Lullaby Here” – Casi enlazado con el anterior tema, comienza “Last Lullaby Here”. Brevísimo corte de menos de un minuto de duración que funciona como una especie de coda de “Cloudy this Morning”.

“Mon Enfant” – Otro de los lugares comunes en la discografía de Winston son las versiones de temas tradicionales, ya sean villancicos o canciones de infantiles. La pieza que nos ocupa ahora, pertenece al segundo grupo y es una lenta balada que el músico ya grabó en un raro disco basado en un cuento japonés titulado “Sadako and the Thousand Paper Cranes” con la narración de Liv Ullmann. Para realizar su versión de la popular tonada, Winston se basa en otras previas a cargo de Ralph Towner o Wes Montgomery.

“Returning” – Otra brevísima composición de apenas 40 segundos que apenas sirve para transportarnos hacia el tema que originalmente cerraba la cara A del LP.

“Graceful Ghost” – Escrita por el pianista William Bolcom en 1969 y dedicada a su padre fallecido, es una canción muy popular en Estados Unidos y tiene versiones de todo tipo, incluída alguna en formato clásico. La versión de Winston se queda, en realidad con dos de los fragmentos de la composición original. El resultado es un rag-time realmente bonito y que encaja como un guante en el estilo de nuestro pianista.

“Walking in the Air” – La segunda parte del disco arranca con tres composiciones de Howard Blake para la película de animación “The Snowman”. La primera de ellas es una melodía realmente prodigiosa a la que Winston hace justicia convirtiendola en el tema más bello del disco. Como suele hacer de vez en cuando, el pianista combina a lo largo de la pieza versiones de piezas distintas. De este modo, a mitad de la composición de Blake, el músico se enfrenta de nuevo a las cuerdas del piano sin la intermediación del teclado para introducir una parte de la pieza “Quiet Observer” del arpista suizo Andreas Vollenweider y también una melodía de su admirado Dominic Frontiere, perteneciente a la banda sonora de “The Outer Limits” (1963). Para la parte final del tema, Winston retoma la composición original de Howard Blake. Sólo por temas como el inicial “Tamarak Pines” o este “Walking in the Air”, habría merecido la pena todo el disco, pero aún nos quedan varias composiciones interesantes.



“Building the Snowman” – Segunda de las piezas de Blake incluídas por nuestro músico en su disco. Se trata en esta ocasión de un tema mucho más breve. Más ambiental que melódico, hace las veces de transición hacia el tercero y último de los adaptados a partir de la banda sonora de Blake.

“The Snowman’s Music Box Dance” – Como indica el título, estamos ante una de esas melodías clásicas de las cajitas de música de toda la vida. Resulta inevitable, por tanto, que sea una melodía juguetona y alegre de aire infantil en la que Winston se encuentra como pez en el agua. No conocemos la versión original de la pieza pero tenemos la sensación de que Winston aporta algo de su propia cosecha a la composición porque tiene todas las características habituales de su propia música.

“Love Song to a Ballerina” – Nueva versión, en esta ocasión del que era compañero de discográfica de Winston en Windham Hill en aquellos años, el famoso Mark Isham, quien ha hecho una interesante carrera en los últimos años como compositor de bandas sonoras. La pieza, también con aires de caja de música, pertenece al disco “The Steadfast Tin Soldier” (1985) del trompetista.

“Lights in the Sky” – Se trata de otra de las breves piezas del piansta que abundan en el disco. Es una veloz melodía de aires repetitivos realmente inspirada que nos recuerda a la versión más clásica de Winston de sus brillantes discos iniciales.

“Japanese Music Box” – Acercandonos al cierre del trabajo, seguimos con las cajitas de música. Con un formato que recuerda al de las citadas cajas, Winston adapta una tradicional canción de cuna japonesa con brillantes resultados.

“Night Sky” – El cierre escogido por Winston para el disco es otra composición propia, de aires reflexivos y melodía indefinida. Huye en esta ocasión el pianista del tema reconocible para poner un elegante broche a un magnífico disco.


Imagenes de los pinos Tamarack, únicos pinos caducifolios en el mundo. Son los que muestran un tono dorado.


Si tenemos que hablar de los aspectos musicales, el reto del que hablabamos unas cuantas lineas más arriba había sido superado con creces por Winston entregandonos un disco soberbio. Seguramente, todos los aficionados recordarán siempre al pianista por sus discos “estacionales”, a saber: “Autumn”, “December”, “Winter Into Spring” y “Summer” y esa es una etiqueta que no se podrá quitar por mucho que siga publicando trabajos nuevos con cierta regularidad. Nuestra opinión es que “Forest” está a la altura de los mejores discos de esa etapa y supera ampliamente los resultados de “Summer” sin ir más lejos.

Winston es una persona de personalidad difícil. A juicio de muchos de los que le han tratado, es incluso arisco en muchas ocasiones. Otros hablan de un punto autista en su trato. Indudablemente es un tipo muy particular que hace lo que le gusta sin plantearse si será o no bien acogido por su público. Le gusta disfrutar de los paisajes de su adorado Montana, tocar la guitarra y el piano y no es muy amigo de las giras, aunque con “Forest” se embarcó en una serie de conciertos por todo el mundo y visitó nuestro país por primera vez. A pesar de ser un gran improvisador y de no tocar nunca con partitura, es un firme defensor del aprendizaje musical ortodoxo y considera que conocer la teoría musical es fundamental para cualquier intérprete. En sus propias palabras, “es imprescindible conocer las reglas para romperlas de vez en cuando”. A pesar de esto, y aunque resulte chocante, delcara que jamás estudió ni interpretó música “clásica” tradicional, entendiendo por tal, la música europea de los siglos XVII, XVIII y XIX (esto resulta un poco sorprendente cuando alguunas de sus piezas más populares son versiones de Pachelbel o J.S.Bach). Su música es casi exclusivamente americana y basada en la tradición de aquel país (blues, jazz, cajun, india, algo de rock…).

Geroge Winston al piano.

 
Curiosamente, y a pesar de su fama de huraño, su página web oficial es una completísima fuente de información sobre sus gustos musicales, sus músicos favoritos (con cientos de grabaciones recomendadas), sus mayores influencias, su estilo de interpretación (al piano, a la guitarra y a la armónica). Recorrer esta web es una experiencia que puede llevar horas sumergido en un mar de datos, nombres, fechas, referencias discográficas, etc. que soprende por su exhaustividad y detalle y que no podemos dejar de recomendar a todos los interesados en Winston y en la música norteamericana en general, alejada de las corrientes principales y más conocidas.

Los interesados en adquirir "Forest" teneis la oportunidad de hacerlo en los siguientes enlaces:

amazon.es

fnac.es

Os dejamos con Winston interpretando "The Cradle" y hablando de su música:

lunes, 5 de septiembre de 2011

George Winston - December (1982)


"December" es un disco de una importancia capital en el desarrollo de lo que se conoció a principios de los años ochenta como música "New Age", no sólo por su valor musical sino porque las ventas masivas que alcanzó en EE.UU. permitieron la expansión del sello Windham Hill que se convirtió en uno de las referencias fundamentales de estos tipos de música.

Lo curioso del tema es que estamos realmente ante un disco de villancicos. La mayor parte de la música con temas tradicionales dedicados a la navidad o versiones de clásicos, aunque también hay algunas composiciones de Winston. El mérito de realizar un disco tan notable con una temática tan manida es doble, y más si tenemos en cuenta que hablamos de una grabación de piano sin ningún otro acompañamiento. El particular estilo interpretativo de Winston da con la tecla, nunca mejor dicho, y nos regala una colección de temas realmente exquisitos.

Abre el trabajo "Thanksgiving", un tema propio del intérprete inspirado en los paisajes del estado de Montana para pasar a un tema navideño tradicional de los montes Apalaches, recopilado por el folclorista John Jacob Niles titulado "Jesus, Jesus, Rest Your Head". Llega a continuación una versión de una popular obra de Johann Sebastian Bach que Winston titula, simplemente, "Joy" y basada en el arreglo de la pieza por parte del guitarrista David Qualey. Una breve pieza de Winston titulada "Prelude" nos lleva a otro de los grandes momentos del disco: el famoso "Carol of the Bells", canción tradicional ucraniana, muy popular en las navidades norteamericanas. Continuamos con "Night", subdividida en tres partes: "Snow" y "Midnight" del propio pianista y "Minstrels" basada en un villancico tradicional griego. En este momento llegamos a la pieza que probablemente tuvo la culpa del gran éxito de ventas de "December". Se trata de la versión para piano del famoso Canon de Johann Pachelbel en una particularísima versión de Winston, realmente inspirado cuando lo grabó. "The Holly and the Ivy" es otro villancico tradicional inglés del S.XVIII probablemente basado en otro francés, al que nuestro pianista añade una parte central de su propia cosecha inspirada, según sus palabras, en la música de Steve Reich. Se cierra el disco con "Some Children See Him", versión de un villancico del trompetista Alfred S. Burt y con "Peace", pieza inspirada en la música de Dominic Frontiere, uno de los músicos más admirados por George Winston.

La edición que os dejamos es la publicada con ocasión del 20º aniversario del lanzamiento del disco y se completa con dos temas extras: "A Christmas Song", versión de un tema de John Barry y otro villancico de Alfred S. Burt titulado "Sleep Baby Mine".

Buena parte de la fama que Winston alcanzó en el mundo de la "New Age" se debe a este disco que no podemos dejar de recomendar como una de las grandes joyas del género. Particularmente preferimos su disco "Autumn", que ya tuvimos ocasión de comentar aquí pero no cabe duda de que "December" es un gran trabajo. Como siempre, podeis encontrar los enlaces para adquirirlo a continuación:

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Os dejamos con Winston y su versión del Canon de Pachelbel en directo:

martes, 30 de agosto de 2011

George Winston - Ballads and Blues (1972)


Como hemos hecho anteriormente y seguiremos haciendo en el futuro, os dejamos hoy un album de debut de un artista que no necesariamente tiene la calidad que alcanzaron sus siguientes producciones. En La Voz de los Vientos siempre nos ha gustado indagar en los orígenes de las cosas y creemos que en casi todos los casos hay pistas de lo que el músico iría desarrollando en los años siguientes.

El disco de debut de George Winston llevaba el sencillo y descriptivo título de "Ballads and Blues" y eso era básicamente lo que nos ibamos a encontrar en él: diez sencillas composiciones para piano en las que predominan los temas propios aunque hay un par de temas de músicos como John Fahey o Michael S. Roth y una composición tradicional.

No espereis encontrar al Winston que se hizo popular una década después en esta grabación, aunque en discos posteriores del pianista como "Summer" encontramos alguna pieza en esta linea tradicional. La música de este "Ballads and Blues" nos traslada directamente a aquellos viejos salones llenos de humo y ruido de las viejas películas americanas con el cartel de "no disparen al pianista" junto a la barra donde los ragtime y los blues se mezclaban con el whisky y los Winchester. No es música para momentos de relajación y reflexión sino para la alegría y el bullicio. Quizá los seguidores de Winston que no conozcais esta obra os podais sorprender pero creemos que siempre es un ejercicio interesante el indagar en este tipo de trabajos.

El disco se publicó originalmente en un pequeño sello pero tras la consagración de Winston con sus trabajos en Windham Hill fue reeditado en varias ocasiones. Para adquirirlo os dejamos las acostumbradas dos opciones:

play.com

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Un ejemplo de lo que os encontrareis en el disco:


lunes, 29 de agosto de 2011

George Winston - Linus & Lucy: The Music of Vince Guaraldi (1996)


Vince Guaraldi fue un pianista de jazz americano que comenzó su carrera en los años 50. Su carrera no parecía destinada a ser recordada con particular interés en el futuro pero por una de esas curiosidades del destino, una composición propia titulada "Cast Your Fate to the Wind" que aparecía como tema de relleno en la cara B de un single del músico con una versión de Jobim en la cara A empezó a ser radiada en la época alcanzando tal popularidad que, incluso, llegó a obtener un Grammy. Este éxito le dio la posibilidad de componer las músicas para un documental sobre las tiras cómicas de "Peanuts" (Snoopy, Charly Brown) y poco después, de varios especiales para televisión del personaje.

George Winston fue siempre un gran admirador de Guaraldi y decidió rendirle un homenaje en su momento de mayor popularidad como intérprete y poco después de haber lanzado "Forest", uno de sus mejores discos. "Linus & Lucy: the Music of Vince Guaraldi" recoge 16 composiciones del fallecido jazzista, encabezadas, precisamente, por la que le dio la fama, su "Cast Your Fate to the Wind". La mayoría de la música pertenece a los programas de "Peaunuts" pero hay también otras composiciones de Guaraldi sin relación con los dibujos como "Monterrey" o "Treat Street". El particular estilo pianístico de Winston encaja a la perfección con la música de Guaraldi por lo que el disco nos parece muy recomendable. El pasado 2010, el pianista grabó un segundo CD con música del mismo compositor que quizá aparezca por aquí en el futuro.

Os dejamos un par de enlaces para adquirir el disco:

gongdiscos.com

amazon.com

Podeis ver a George Winston tocando "Cast Your Fate to the Wind" en directo con su particular estilo a continuación:

martes, 14 de junio de 2011

George Winston - Autumn (1980)


Tras la curiosidad que os dejabamos ayer, en forma de cuento con narración y música, nos centramos hoy en el primer disco publicado por Winston para Windham Hill. Según nuestro criterio, el mejor de los grabados por el artista. Estamos hablando ante todo de un músico de peculiar personalidad. Nacido en Michigan aunque criado en Montana, lo que realmente le gusta a esta artista es tocar la guitarra, en especial la slack key guitar de procedencia hawaiiana. Sin embargo, el instrumento que le hizo famoso es el piano.

Si algo podemos destacar de Winston es su libertad artística. Se trata de un intérprete que va a su aire, ajeno por completo a modas y tendencias. Su técnica es poco convencional pero es un intérprete brillante que arranca sonidos únicos a su piano y no duda en pulsar las cuerdas a mano cuando lo cree conveniente. No tiene ningún complejo a la hora de escoger las piezas de su repertorio que pueden sonar a bluegrass, ragtime o a cualquiera de los estilos más relacionados con el folclore americano pero de repente puede sorprendernos con una versión de Bach o de Pachelbel, de los Doors de su admirado Manzarek o de John Barry.

En este disco concretamente, nos encontramos siete composiciones de épocas variadas que van desde "Road" de 1971 hasta "Colors/Dance" de 1979. Todos los temas son propios aunque Winston no tiene problemas en reconocer claras influencias en varios de ellos. Así, el que abre el disco "Colors/Dance" contiene improvisaciones basadas en "Light My Fire" de The Doors y en obras de John Coltrane. También "Sea" tiene una fuerte inspiración en The Doors (como todo el album, en palabras del propio Winston) y en la música del guitarrista John Fahey. El corte que cierra el disco y que es uno de nuestros favoritos, "Stars" está inspirado en la música que Dominic Frontier escribió para la serie de TV "The Outer Limits" y en la suite para ballet "Gayaneh" del compositor ruso Khachaturian.

La edición que dejamos hoy aquí es la publicada con ocasión del vigésimo aniversario del disco e incluye un tema extra titulado "Too Much Between Us", composición original de Procol Harum, otra de las bandas favoritas de Winston.

Ya hablamos en la entrada correspondiente a "The Velveteen Rabbit" del enorme éxito de ventas que alcanzó "Autumn" y que contribuyo enormemente al desarrollo del sello de William Ackerman, Windham Hill, referencia de todo un tipo de música durante la década de los 80. Tendremos más ejemplos de este sello y del propio Winston en La Voz de los Vientos en el futuro con toda seguridad. Esperamos que por ahora disfruteis como se merece este "Autumn". No os decepcionará.

Si os decidís a comprarlo, lo podeis adquirir aquí:

play.com

hmv.com

En este video podeis disfrutar de "Stars":

lunes, 13 de junio de 2011

George Winston - The Velveteen Rabbit (1984)


Winston es uno de los grandes nombres de lo que se vino a denominar "música new age" a principios de los años 80. Es esta una etiqueta generalmente denostada por la crítica e incluso por la mayoría de los músicos a los que se suele encasillar bajo esa denominación. Particularmente, nos parece una categoría sin mucho sentido más allá de que los dependientes de las tiendas de discos pudieran poner un nombre a una sección en la que había jazz que no terminaba de ser jazz, clásica que no acababa de ser clásica, folk que no era estrictamente folk y, en general, cualquier música que no encajase en alguna de las clasificaciones más trilladas.

En los Estados Unidos, este tipo de músicos terminaban por publicar en Windham Hill, Narada, Private Music o Hearts of Space, los sellos más representativos del estilo, cada uno con sus particularidades. El hombre más representativo del primero de los sellos, Windham Hill, era el guitarrista William Ackerman. A finales de los 70's entró en contacto con Winston porque quería que grabase para su sello. Winston no había tenido mucha fortuna en el mundillo discográfico ya que su único disco, una colección de instrumentales al piano, publicada en 1972 bajo el nombre de "Ballads and Blues" pasó sin pena ni gloria. El interés de Ackerman llevó a Winston a interpretar para él una serie de piezas de guitarra pero no era eso lo que Will quería oir sino al Winston pianista. Tras escuchar varias piezas que aparecerían en el disco "Autumn", Ackerman consiguió el "sí" de Winston lo que supondría el espaldarazo definitivo para el éxito de la pequeña discográfica.

El primer disco de Winston para Windham Hill se convirtió pronto en un superventas para el sello y los dos siguientes alcanzaron la categoría de disco de platino, lo que se traducía en más de un millón de copias vendidas en EE.UU. Sin embargo, no vamos a empezar a escuchar a Winston en ninguno de esos trabajos, aunque muy pronto tendremos alguno de ellos por aquí. Nos vamos a centrar hoy en el siguiente de sus lanzamientos dada su peculiaridad.

"The Velveteen Rabbit" es un popular cuento infantil publicado como el típico libro ilustrado en 1922. La obra ha conocido varias adaptaciones al cine y la TV. De una de estas versiones surge el ofrecimiento para que Winston componga una serie de músicas que acompañen a la narración del cuento que realizaría la actriz Meryl Streep. El disco fue publicado inicialmente en 1984 con la música y la voz integradas y reeditado años después de modo que a la media hora larga de historia con la voz de Meryl y el piano de Winston, se unen en un segundo tramo del CD las composiciones de Winston sin voz. Musicalmente, el trabajo es muy variado. Se recuperan algunas piezas de los discos anteriores del músico y aparecen algunas nuevas compuestas para la ocasión, parte de las cuales formarían parte de futuros lanzamientos del pianista. "The Velveteen Rabbit" se publicó inicialmente sólo para el mercado americano y no era fácil encontrar copias en su momento salvo los raros ejemplares que aparecían en tiendas de importación.

La versión que dejamos hoy aquí es la más reciente con los temas originales y el añadido de los mismos sin la narración de Meryl Streep. El disco es realmente difícil de encontrar a un precio razonable. Hemos encontrado algunas copias de segunda mano (las nuevas están a precios exagerados) aquí:

amazon.com

Una muestra del trabajo puede verse aquí: