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martes, 23 de junio de 2020

Jan Garbarek & the Hilliard Ensemble - Remember Me, My Dear (2019)



En los últimos días del año 2014 se producía la disolución del Hilliard Ensemble, uno de los coros de cámara más renombrados de los últimos tiempos que cerraba así una brillante trayectoria de cuatro décadas. El punto y final lo pusieron con un concierto celebrado el 20 de diciembre en la histórica Sala Wigmore londinense. Poco antes, en octubre, se despidieron de sus colaboraciones con el saxofonista noruego Jan Garbarek en una actuación que tuvo lugar en una colegiata de la población suiza de Bellinzona. Pese al tiempo transcurrido no fue hasta el año pasado que pudimos disfrutar por fin de un registro de ese concierto editado, como no podía ser de otra forma, por el sello ECM.

The Hilliard Ensemble
El disco iba a llevar el apropiado título de “Remember Me, My Dear” y en el se iban a recoger piezas procedentes de los tres trabajos anteriores de Garbarek y el coro. Recuerda Gordon Jones en las notas del disco cómo fue el primer encuentro de Garbarek y el Hilliard Ensemble en el lejano 1993 y las primeras reacciones de todos ellos al escuchar la sorprendente mezcla entre las voces y el saxo de Jan. “Lo que nos chocó inmediatamente fue la calidad casi vocal del sonido que Garbarek sacaba de su saxofón. Era como tener un quinto cantante flotando alrededor, entrando y saliendo de nuestras tesituras”. Por las características de la música que el “ensemble” solía interpretar, el mundo de la improvisación les resultaba completamente nuevo pero eso suponía enfrentarse a un aprendizaje muy importante y enriquecedor del que disfrutaron mucho en palabras de Jones. La grabación, producida por Manfred Eicher como es habitual en los lanzamientos de ECM, cuenta con la participación de Garbarek al saxo soprano y los cuatro integrantes de la última formación del Hilliard Ensemble, a saber: el contratenor David James (único miembro fundador aún activo), los tenores Rogers Covey-Crump y Steven Harrold (la última incorporación y el único que no participó en “Officium”) y el barítono Gordon Jones. La misma alineación que se cerró en 1998 tras la salida de John Potter.




El primer trabajo de Garbarek y el coro se centraba en música antigua pero con los siguientes se fue abriendo hasta incorporar obras propias y también piezas de otros autores contemporáneos. Así, este disco de despedida se abre con “Ov Zarmanali” del compositor armenio de finales del S.XIX, Komitas, pieza incluida en su día en el disco “Officium Novum” (2010). Continúa con “Procurans Odium”, canción medieval bávara que no había aparecido en ningún disco anterior del proyecto. Seguimos con “Allting Finns”, composición propia de Garbarek que también aparecía en “Officium Novum” al igual que lo hacían las próximas dos composiciones: “Litany”, escrita por el compositor de principios del S.XX, Nikolai N. Kedrov y la canción anónima “Dostoino Est”. Curiosamente la primera vez que grabaron estas dos últimas piezas lo hicieron como parte de un solo corte más largo con la inclusión de una tercera que servía como unión entre ambas. El disco que lo empezó todo, “Officium” (1994) solo aparece representado por dos composiciones, ambas de autor desconocido: “Sanctus” y “Procedentum Sponsum”. Entre las dos se cuela el estonio Arvo Pärt, sobradamente conocido por los asiduos del blog, con “Most Holy Mother of God” ya aparecida en “Officium Novum”. Desde aquí hasta el final nos centramos en obras procedentes de “Mnemosyne” (1999) que van desde dos piezas del siglo XV como son el “Se Je Fayz Deuil” de Guillaume le Rouge y el “Agnus Dei” de Antonie Brumel hasta el cierre con la canción tradicional escocesa del XVI que da título al disco pasando por el “Alleluia Nativitas” de Perotin (S.XII) y el “O Ignis Spiritus” de Hildegard Von Bingen (S.XI). En medio de este último segmento se cuela “We Are the Stars”, composición de Jan Garbarek que pertenecía al disco “Officium Novum”.

El proyecto “Officium” es una de las aventuras musicales más inesperadas por lo satisfactorio del resultado. Combinar música antigua con improvisaciones jazzísticas como idea de partida parecía algo descabellado pero cuando Manfred Eicher lo propuso, lo hizo probablemente sabiendo que tenía al hombre adecuado para hacerlo y es que hay pocos artistas tan versátiles y con tanta capacidad de colaborar con gente tan diversa como Jan Garbarek.

“Remember Me, My Dear” es una doble despedida de dos historias fascinantes: la de la colaboración de Garbarek y el Hilliard Ensemble y también la del propio coro que escribió algunas de las páginas más bellas del libro del sello ECM. Por ello creemos que es un documento imprescindible para todo melómano que se precie.



 

domingo, 10 de abril de 2016

Jan Garbarek & the Hilliard Ensemble - Officium (1994)



Hubo un momento en que se puso de moda la mezcla de géneros, la “fusión” lo llamaron, entre estilos musicales sin ninguna relación aparente entre sí que dio resultados grotescos en muchos casos pero también un puñado de obras notables. Esto fue algo especialmente habitual en los últimos años de la década de los ochenta y toda la década siguiente y uno de los contenedores musicales en el que más se dio este tipo de experimentos fue la llamada “new age”.

En ese contexto aparecieron discos que mezclaban electrónica con cantos de los indios americanos, con oraciones tibetanas o con “samples” de remotas tribus africanas o sudamericanas. También hubo cruces entre música celta y africana, entre música clásica y rock, entre jazz y flamenco... así hasta completar casi cualquier combinación que se os pueda ocurrir.

Ninguna música quedó libre de esta tendencia, incluyendo los cantos gregorianos que batieron records de venta en formatos muy diferentes que van desde los insustanciales tratamientos electrónicos de Michel Cretu y su banalización de una música sublime hasta sus “secuelas” a cargo de Mike Oldfield o Era. Por el camino, discos de canto gregoriano “puro” se convirtieron en superventas y experimentos verdaderamente inspirados como el disco que hoy traemos aquí se elevaron a los primeros puestos de las listas en países como Alemania.



La historia del disco parte, como tantas otras veces, de una casualidad. Manfred Eicher, la cabeza pensante del sello ECM se encontraba en Islandia grabando un documental titulado “Holozän”. La música que llevaba en el coche durante sus recorridos por el país procedía de dos grabaciones: una del “Tenebrae Responsories” de Carlo Gesualdo y otra de Jan Garbarek. Por algún motivo, esa extraña combinación terminó por fundirse en su mente, sumándose pronto a la mezcla una obra que le había impresionado vivamente unos años antes cuando la escuchó en un concierto en Sevilla: el “Oficio de Difuntos” de Cristóbal de Morales. Tras terminar la película, Eicher se puso en contacto con Garbarek y le habló de su idea. Una vez que el saxofonista dio su visto bueno, ambos procedieron a la selección de la música a interpretar. Cabe recordar aquí que dos de los pilares sobre los que se construye el sello ECM son el jazz y la música antigua por lo que un proyecto como este, muy arriesgado a priori para cualquiera, tiene mucho más sentido en el ámbito de una discográfica así. El hecho de tener en plantilla a algunos de los mejores intérpretes de ambos géneros, para qué engañarnos, ayuda mucho también a que el resultado sea satisfactorio y riguroso.




El disco iba a consistir en una grabación en la que la Hilliard Ensemble cantaría una serie de piezas compuestas entre los siglos IX y XVI. Al mismo tiempo, Jan Garbarek ejecutaría una serie de improvisaciones al saxo soprano inspiradas por la música que en cada momento se esté cantando. El concepto parecería descabellado a primera vista y destinado, en el más optimista de los casos a un público muy reducido. No fue así en absoluto y la grabación fue directa al número 1 en las listas de música clásica en Alemania alcanzando unas ventas estimadas de cerca de un millón y medio de ejemplares convirtiéndose, de largo, en el disco más vendido de la historia de ECM como sello lo cual no es un éxito menor.




La selección musical del disco es impecable y, además del “Parce mihi domine” del citado “Oficio de Difuntos” de Cristobal de Morales (que aparece en tres ocasiones en la grabación, una de ellas sin el saxo de Garbarek), podemos escuchar obras de Pierre de la Rue, Perotin o Guillaume Dufay, además de varias piezas anónimas centroeuropeas e inglesas de los siglos XIV y XV.




Es este un disco delicioso del que podríamos caer en la tentación de decir que es también único en su género pero no es así ya que unos años más tarde, los mismos protagonistas grabaron una secuela titulada “Mnemosyne” y más recientemente otra de título “Officium Novum”.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Arvo Pärt - Litany (1996)



La música de Arvo Pärt se encuentra entre las más populares y también entre las más interesantes de nuestro tiempo y buena parte del mérito se la debemos al empeño de Manfred Eicher, fundador del sello ECM y una de las personas que mayor interés se tomó en la difusión de la obra del compositor estonio. En 1984, Eicher inauguraba la división “ECM New Series” de su sello en la que iba a lanzar trabajos relacionados con lo que podríamos llamar música culta, para diferenciarse de la rama principal de la compañía, más centrada en el “jazz” contemporáneo. El primer disco publicado en el nuevo sub-sello fue “Tabula Rasa” de Arvo Pärt tras el cual Eicher y el compositor asentaron una relación que llevó a que la mayor parte de los estrenos de Pärt verían la luz en ECM, algo que se ha venido manteniendo hasta nuestros días.

En 1996 apareció “Litany”, un disco que recogía tres obras recientes en aquel momento (siendo estrictos, dos obras recientes y un arreglo de otra pieza antigua). Participan en él la Hilliard Ensemble integrada por David James (contratenor), Rogers Covey-Crump (tenor), John Potter (tenor) y Gordon Jones (bajo), la Tallin Chamber Orchestra y el Estonian Philharmonic Chamber Choir dirigidos ambos por Tönu Kaljuste, interviniendo todos en la pieza central que dá título al disco. Las dos obras e complemento son ejecutadas por la Lithuanian Chamber Orchestra con Saulius Sondeckis a la batuta.

Arvo Pärt junto a Paul Hillier


Litany” - Encargo del Oregon Bach Festival, esta pieza para coro, orquesta de cámara y solistas se estrenó en 1994 y ocupa la parte principal del disco. Las voces comienzan a sonar surgiendo de lo más profundo y nos remiten a Perotin o Tomás Luis de Victoria, referencias, especialmente la primera, muy presentes en la música coral de Pärt. Cuerdas y coro emergen también poco a poco y todo sucede de un modo extremadamente pausado, algo que requiere del oyente toda la atención posible para disfrutar de los matices de la partitura en su justa medida. Sólo las campanas tubulares y los metales se salen en algún instante de la línea de extrema pausa pero sólo para volver a quedar ocultas poco después hasta que, con una breve fanfarria asistimos al primer cambio importante de la obra que pasa a estar dominada por la orquesta en pleno y los coros, mucho más potentes ahora que en los minutos iniciales. El ecuador de la obra lo marcan los timbales que presentan de nuevo al coro, ahora junto con las cuerdas en un discurso muy contemporáneo que nos reconcilia con el mejor Pärt. El resto de la obra es un precioso “in crescendo” que nos recuerda la intensidad de su “Cantus” en recuerdo de Benjamin Britten, una de las composiciones más emocionantes del repertorio del compositor estonio.

Psalom” - Revisión de 1995 de la composición de 1984. Siempre nos ha encantado la música del Pärt estrictamente instrumental y esta breve composición sigue la tradición de piezas como “Summa” (en su versión para cuerdas). Con un material muy escueto, el compositor construye una obra de gran belleza en la que demuestra que muchas veces, en música, menos es más.

Trisagion” - Cierra la colección esta pieza orquestal de 1992 revisada en 1995 de cara a esta grabación. Se trata de una obra con muchos puntos en común con la anterior aunque su duración sea más o menos el doble. Pärt maneja las cuerdas con templanza en la primera parte de la composición para redoblar su intensidad en la segunda en la que reconocemos al autor del “Collage über B-A-C-H”. Un magnífico ejemplo de la obra de Pärt que, no en vano, ha sido incluido en la reciente recopilación de lo mejor de su obra, aparecida en ECM bajo el título de “Musica Selecta”.



No es fácil para un compositor contemporáneo superar las barreras del círculo de la música “culta” y hacer que su obra sea conocida por parte de un público más general. Más complicado, si cabe, se nos antoja cuando hablamos de un músico profundamente religioso y cuya obra está muy relacionada con su fe. Sin embargo, Arvo Pärt lo ha conseguido de forma notable y su música llega hasta nosotros en las formas más diversas, incluida su presencia en multitud de bandas sonoras de películas de todo tipo, desde “Las Invasiones Bárbaras” hasta “Pozos de Ambición” pasando por auténticos “blockbusters” como la última entrega de “Los Vengadores”. En el blog siempre le guardaremos un lugar muy destacado entre nuestros compositores predilectos y no dejaremos de recomendar su obra.


jueves, 14 de julio de 2011

Arvo Pärt - Passio (1988)




Volvemos sobre Arvo Pärt un tiempo después de la última entrada que le dedicamos y lo hacemos en esta ocasión metiendonos de lleno en la que muchos consideran su obra maestra: "Passio". La versión del estonio de la pasión de Cristo según el Evangelio de San Juan.

Sobre el tema, poco hay que añadir puesto que es de todos conocido. En lo musical, estamos ante uno de los primeros ejemplos de "tintinabuli", que es la forma en que Pärt describe una particular forma de componer que recuerda el sonido de las campanas, con repeticiones de pequeñas células musicales simultaneas. En palabras del propio autor, "tintinabuli es una regla compositiva en la que la melodía y el acompañamiento son uno. Uno más uno, en este caso es igual a uno, no a dos. Ese es el secreto de esta técnica". Combinando esa técnica y con la afinidad del compositor por las formas de la música antigua, Pärt conforma una de sus obras más conocidas e intepretadas.

Como corresponde a un tema de la magnitud de la Pasión de Cristo, la obra es de gran formato y se extiende a lo largo de más de una hora. La interpretación del texto en latín corre por cuenta de la Hilliard Ensemble, formación especializada tanto en música antigua y renacentista como en repertorios contemporaneos como John Cage, Gavin Bryars o el propio Pärt. A los integrantes de la formación vocal: John Potter (tenor, Pilatos en la grabación), Lynne Dawson (soprano), David James (contratenor), Rogers Covey-Crump (tenor) y Gordon Jones (barítono), se une el bajo Michael George en el papel de Jesucristo y un pequeño apoyo instrumental a cargo de Elizabeth Layton (violin), Melinda Maxwell (oboe), Elisabeth Wilson (cello), Catherine Duckett (fagot) y Christopher Bowers-Broadbent (órgano) y el Western Wind Chamber Choir con la dirección de Paul Hillier.

Viendo la buena acogida que han tenido en La Voz de los Vientos anteriores obras de Pärt o de John Tavener, estamos seguros se que esta Pasión según San Juan será bien recibida por vosotros.

La obra, publicada por el prestigioso sello ECM en un sólo corte de 70 minutos, se puede encontrar sin mucha dificultad. Dejamos un par de sitios para adquirirla:

amazon.com

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