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domingo, 8 de octubre de 2017

David Bowie - Heathen (2002)



A finales del año 2000, David Bowie entró en el estudio para grabar un nuevo disco apenas un año después del anterior “Hours”. Eso suponía el intervalo más reducido entre dos álbumes del artista en muchos años aunque había truco puesto que la mayoría de los temas del nuevo trabajo iban a ser nuevas versiones de canciones de los primeros años de la carrera del músico, singles olvidados, “caras b”, temas de relleno para viejos recopilatorios o descartes de otros trabajos. También habría canciones nuevas, claro está. Bowie llegó a juntarse con los músicos para grabar y el disco terminó de mezclarse en los Looking Glass Studios (propiedad de Philip Glass).

La principal novedad consistió en el regreso de Tony Visconti tras más de una década sin colaborar con Bowie después de haber sido uno de sus más importantes productores en los setenta aunque, en principio, se encargaría aquí sólo de los arreglos de cuerda. No sería el único retorno. También el guitarrista Earl Slick volvería a tocar con el músico después de mucho tiempo. Junto a ellos, varios miembros de la banda habitual de Bowie en aquel momento: Gail Ann Dorsey, Sterling Campbell o Mike Garson con la adición de algunos músicos invitados como Lisa Germano o Gerry Leonard.

Hasta aquí todo iba más o menos bien. La clásica historia de la grabación de cualquier disco de rock pero lo cierto es que había mucho detrás. Bowie se dio cuenta de que no le pertenecían ninguna de las grabaciones que realizó en sus primeros años (muchas ni siquiera firmadas con su nombre artístico y algunas como vocalista de diversas bandas). Ese fue el motivo de querer regrabar parte de ese material y recuperar así los derechos del mismo. Con el disco terminado y entregado, el músico se encontró a una discográfica (EMI) sin rumbo, metida en el desastre que culminó dejándola en propiedad de Citibank. En ese ambiente nadie se decidía a lanzar “Toy”, que era el nombre escogido por Bowie para el disco. Tras un periodo de espera, el disco quedó archivado en un cajó. El artista nunca volvería a publicar nada con ellos.

Pasó más de un año antes de que el músico se plantease volver a grabar, esta vez ya para el sello ISO/Columbia, y lo iba a hacer recuperando parte de los temas escritos para “Toy”, escribiendo unos cuantos nuevos y añadiendo a la mezcla algunas versiones de otros artistas. Del proyecto no publicado iba a permanecer Tony Visconti (ahora ya como productor), y las recientes incorporaciones de Lisa Germano y Gerry Leonard. Gail Ann Dorsey y Sterling Campbell también continuaban en el proyecto mientras que nombres como el de Earl Slick o Mike Garson desaparecían y se sumaban a la lujosa banda de músicos: Matt Chamberlain, David Torn, Mark Plati y Carlos Alomar además de varias estrellas invitadas que intervendrían en temas puntuales. Entre ellas, Pete Townshend, Tony Levin, Jordan Rudess o Dave Grohl. El título del nuevo álbum: “Heathen”.



“Sunday” - El disco se abre con una sucesión de ruidos electrónicos sobre un fondo de sintetizador. Bowie canta con profundidad y un cierto tono dramático “nada ha cambado, todo está cambiando”. Un coro con cierto regusto gregoriano le da la réplica brevemente mientras aparecen los primeros ritmos programados que nos acompañan hasta el final del tema en el que se incorporan con gran brillantez la batería y el bajo para terminar con una canción muy interesante.

“Cactus” - La segunda canción del disco es una versión de The Pixies. Es un tema que recuerda al Bowie de la época de Tin Machine y el cantante toca todos los instrumentos menos el bajo. El resultado es una canción potente y mucho menos monolítica que la original, lastrada por una sección bajo-batería abrumadora. Como curiosidad, en el tema original hay un momento en que los miembros de la banda recitan las letras que componen el nombre de la misma. Aquí escuchamos “D-A-V-I-D” deletreado por el propio artista.

“Slip Away” - Tony Levin es el invitado especial en esta canción que comienza como una típica balada melódica, al estilo de los grandes “crooners”. El tema cobra cariz de himno cuando llegamos el brillantísimo estribillo hasta convertirse en una de las grandes canciones del disco. Es uno de los temas que sobrevivieron de “Toy” donde aparecía con el título de “Uncle Floyd”. Su rescate para “Heathen” fue un grandísimo acierto que impidió que un tema maravilloso quedase en el olvido.

“Slow Burn” - El primer “single” del disco tenía a Pete Townshend (guitarrista de The Who) como invitado especial y en sus primeros momentos recordaba al clásico “Heroes” para convertirse después en una canción brillante por la que Bowie fue nominado al Grammy de aquel año. La linea de bajo de Tony Visconti es memorable y tiene un carácter hipnótico hasta el punto que rivaliza con la guitarra de Townshend a la hora de buscar lo más destacado del tema desde el punto de vista instrumental. Destaca también el propio Bowie al saxo, instrumento que toca en varios discos y cada vez con más soltura.




“Afraid” - El siguiente corte es un veloz tema lleno de energía que nos remite el Bowie de los comienzos. Los arreglos de cuerda suenan un poco fuera de lugar y no terminan de funcionar. De hecho, los momentos en que pasan a un segundo plano son los mejores de una canción que tiene un potencial que no terminamos de ver realizado aquí. “Afraid” era otro de los temas grabados en su momento para “Toy”.

“I've Been Waiting for You” - La segunda versión del disco es este tema de Neil Young del que también los Pixies hicieron su propia interpretación. El artista invitado aquí es Dave Grohl, el antiguo batería de Nirvana que en esta ocasión toca la guitarra. Hacía tiempo que Bowie quería grabar esta canción que fue interpretada en varias ocasiones por Tin Machine en directo aunque con Reeves Gabrels como vocalista y Bowie en los coros. La fuerza de esta versión tiene mucho más que ver con esas interpretaciones que con la original de Young, más comedida.

“I Would Be Your Slave” - El siguiente tema es muy curioso porque parte de una base rítmica que podría ser country y que se envuelve de cuerdas sedosas y otra gran linea de bajo a cargo de Tony Visconti. Con esa base instrumental, Bowie canta una melodía que parece ir a destiempo pero que, sin embargo, termina encajando bien. Una canción extraña que, pese a todo, funciona.

“I Took a Trip on a Gemini Spaceship” - La última versión del disco es esta canción escrita por Norman Odam en 1968, un pionero en cantar temas espaciales. Odam adoptó el pseudónimo de Legendary Stardust Cowboy y se dice que influyó al propio Bowie para la creación de su personaje Ziggy Stardust. La versión que aquí escuchamos tiene la energía y el ritmo de temas anteriores del músico como los que podíamos escuchar en “Black Tie White Noise.

“5:15 the Angels Have Gone” - Cambiamos por completo de tono pasando a un tema lento con toques de “reggae” en su primera parte, especialmente en los arreglos de bajo. Luego cambia con la entrada de una ráfaga rockera con toques ambient resaltados por el coro femenino. Una de las canciones más raras del disco por la inusual combinación de estilos.

“Everyone Says Hi” - Otro de los singles del disco fue esta canción amable y de fácil escucha que no tiene mucho más recorrido. Pop de buena factura, con guiños al primer rock'n'roll y sus coros inocentes pero que nos sabe a poco viniendo de quien viene.

“A Better Future” - Mucho más interesante es el comienzo del siguiente tema que comparte con el anterior el toque optimista en las melodías e incluso un punto de despreocupación que contrasta con los textos, mucho más sombríos.




“Heathen (the Rays)” - En contraste con las dos canciones anteriores, llega a cerrar el disco el tema que le presta el título al mismo. Es una canción oscura, marcada por un ritmo mecánico (recuerda en algún momento a OMD), en la que se superponen distintas capas de sonido, sintetizadores y cuerdas principalmente para construir una atmósfera muy poderosa. Una de las mejores canciones del disco, en nuestra opinión.



El tono del disco es más bien oscuro y pesimista lo que muchos atribuyeron a su grabación bajo el influjo de los atentados del 11-S obviando que gran parte del disco estaba compuesta antes de aquello. Las imágenes que aparecen en el libreto del disco son muy reveladoras al respecto: cuadros renacentistas destrozados (imágenes religiosas todas ellas) y una estantería en la que reposan tres libros que nos recuerdan a los famosos “maestros de la sospecha” de los que hablaba Paul Ricoeur y que hicieron tambalearse las creencias que había en sus respectivos campos de conocimiento en su época. Ricoeur citaba a Nietzsche, Marx y Freud aunque aquí Bowie sustituye a Marx por Einstein. En la foro podemos ver “La Gaya Ciencia”, el libro en el que Nietzsche anunciaba la muerte de Dios, “La Interpretación de los Sueños” de Freud y la “Teoría General de la Relatividad” de Albert Einstein. Si a eso unimos que el título del disco, “Heathen”, significa “pagano” nos damos cuenta de que la temática tiene poco que ver con el 11-S aunque pueda compartir el tono desesperanzado. El trabajo está lejos de los mejores de su autor pero muchas veces la altura de un artista no se mide por sus mejores obras sino por las más “normales” y un Bowie regular sigue estando a un nivel que otros no alcanzaron ni siquiera en sus mejores momentos.

Así sonaba "Sunday" en directo:

 

domingo, 14 de febrero de 2016

David Bowie - Reality (2003)



Después de una serie de trabajos muy experimentales y arriesgados en los años noventa, Bowie afrontó la década siguiente con un giro hacia un rock más clásico, con formatos más convencionales e instrumentaciones acordes con la norma del género. Ignoramos si eso obedecía a un plan de madurez con proyección en el tiempo ya que la elaboración de cualquier posible respuesta a esa cuestión quedó interrumpida durante la gira que acompañó al disco en la cual el músico experimentó algunos problemas de salud que le hicieron aparcar su carrera durante unos cuantos años.

Con “Reality”, da la impresión de que Bowie trata de poner en orden algunas cosas que no habían quedado bien cerradas en su momento. Recuperó alguna canción que había comenzado a escribir casi treinta años antes y que permanecía inédita pese a haber intentado terminarla en varias ocasiones, grabó un par de versiones de temas ajenos que deberían haber formado parte de una continuación de “Pin Ups” que nunca vio la luz y profundizaba en el reencuentro con Tony Visconti que se produjo en el disco anterior.

Casi todos los miembros de la banda que grabó el disco eran viejos conocidos del artista. Intervienen en él los baterías Sterling Campbell y Matt Chamberlain, los guitarristas Gerry Leonard, Earl Slick, David Torn y Carlos Alomar, el bajista Mark Plati (también toca guitarras) y el pianista Mike Garson. Gail Ann Dorsey y Catherine Russell hacen coros. Además de co-producir el disco, Bowie canta y toca guitarras, teclados, percusiones y saxofón mientras que Tony Visconti hace lo propio con las guitarras, el bajo y los teclados.

“New Killer Star” - El primer tema del disco es una canción rock de impecable factura, potente y enérgica y con el estilo de Bowie presente en todo momento, en especial en los distintos giros melódicos y en los inconfundibles coros del estribillo. El corte fue el primer “single” del trabajo y tuvo una muy buena acogida.




“Pablo Picasso” - Esta versión de la canción de Jonathan Richman para su grupo The Modern Lovers era una vieja idea de Bowie y estaba entre las escogidas para aquel “Pin Ups 2” que nunca llegó a ver la luz. El tema siempre nos ha parecido una especie de broma, algo muy habitual, por otra parte, en la discografía de Richman. La versión de Bowie, sin llegar a convencernos demasiado, tiene toda la fuerza de sus discos con Tin Machine y termina por sonar aceptablemente bien aunque no pasará a la historia.

“Never Get Old” - El siguiente corte del disco nos recuerda al Bowie de la etapa “glam” y también el primer Brian Eno aunque pasados por un tratamiento vigorizante que hace de esta una canción contundente; quizá una de nuestras favoritas de todo el disco. Un tema, en todo caso, que gana con cada escucha.

“The Loneliest Guy” - De repente pasamos de una gran exhibición de musculatura a una balada preciosa (magnífico Mike Garson al piano) en la que Bowie aparece fragil, vulnerable, a punto de romperse en pedazos en una interpretación llena de emoción en el estilo de su admirado Scott Walker. Hay un punto oscuro e inquietante en toda la composición, resaltado por las guitarras que aparecen aquí y allá obligando al oyente a mirar por encima del hombro por si alguien le estuviera vigilando.

“Looking for Water” - Un martillo neumático en forma de batería nos recibe en la siguiente canción, un nuevo derroche de energía instrumental que no descansa en ningún momento del tema. Es una canción quizá demasiado lineal pero no llega a molestar en ningún momento a pesar de no estar entre lo más inspirado del disco.

“She'll Drive the Big Car” - Si algo no se puede decir del Bowie de “Reality” es que sea alguien contemplativo y conformista. Todas las canciones tienen una intensidad desacostumbrada por lo sostenido en el tiempo. El oyente apenas dispone de tiempo para relajarse aunque la escucha atenta revela multitud de detalles en todos los cortes del disco: la presencia de la armónica aquí, una guitarra al más puro estilo de Robert Fripp más allá, un coro poco después... Ninguna canción es irrelevante.

“Days” - Uno de los cortes más sorprendentes del disco es esta extraordinaria canción que empieza con un ritmo caribeño muy marcado a partir del cual va creciendo una pieza melancólica verdaderamente arrebatadora. Una absoluta rareza dentro de un trabajo como “Reality” pero que no por ello deja de ser un corte exquisito que demuestra la capacidad de su autor para navegar con fiabilidad en todo tipo de aguas.

“Fall Dog Bombs the Moon” - El disco entero se grabó bajo los efectos de los ataques del 11-S y en varias canciones es imposible hacer una lectura independiente de aquellos sucesos y la posterior guerra de Irak. El corte que abría el disco y esta canción tienen un claro encaje en este escenario. Al margen de los textos y sus interpretaciones, la canción es una de nuestras favoritas del trabajo.

“Try Some, Buy Some” - Otro tema en el que Bowie había pensado para su “Pin Ups 2” era este escrito por George Harrison para Ronnie Spector, principal vocalista de las Ronettes. La canción es una de las mejores escritas por el guitarrista de los Beatles y Bowie procura respetar toda la esencia y el estilo del original, lo cual está muy bien pero provoca que el resultado final desentone un poco dentro del disco.

“Reality” - Volvemos a asistir a un comienzo arrollador muy propio del Bowie de los discos con Tin Machine (quizá no sea casual que el dibujo de la portada del disco nos muestre a un Bowie trajeado, igual que ocurría en la del primer disco de la banda en 1989). El tema es un verdadero cañonazo de principio a fin aunque no parece dejar un gran poso una vez terminado.

“Bring Me the Disco King” - A la tercera fue la vencida. Esta canción fue escrita para el disco “Black Tie, White Noise” en 1993 y descartada entonces. Volvió a ocurrir lo mismo con una regrabación en 1997 para “Earthling” y no fue hasta “Reality” que Bowie y compañía dieron con el tono adecuado. Lo consiguieron reduciendo el “tempo” y dándole un notable enfoque jazzístico (que habría encajado muy bien en el citado “Black Tie, White Noise”) en el que destaca de nuevo Garson al piano.

Ya hemos hablado en otras ocasiones de lo ocurrido en la gira que siguió a la publicación de “Reality” y del silencio autoimpuesto en el que se sumergió David Bowie durante muchos años. El que durante mucho tiempo parecía que iba a ser su último disco, suponía un regreso a las viejas formas del rock más clásico, algo que, viniendo de alguien como Bowie, era muy revolucionario y más en 2003, cuando la corriente principal del mundo de la música transcurría por derroteros muy diferentes. Hacemos ahora un breve descanso en el repaso a algunos de los discos del Bowie más reciente que retomaremos no mucho más adelante para hablar, entre otros, de “Blackstar”.

Os dejamos con un vídeo de la gira de "Reality":

 

domingo, 26 de mayo de 2013

David Bowie - The Next Day (2013)



En junio de 2004, un ligero pinchazo en la espalda, del que en un primer momento se pensó que sería un simple tirón muscular, puso fin a la carrera musical de David Bowie cuando, unos días después, se confirmó que había sido un problema coronario. El músico se encontraba en plena gira de presentación de su disco “Reality” y el serio aviso que le acababa de dar su cuerpo le llevó a tomar la decisión de abandonar las giras y las grabaciones.

A partir de entonces, raro era el mes que transcurría sin que apareciese en algún sitio alguna noticia sobre Bowie componiendo nuevas canciones, Bowie grabando secretamente en algún estudio, Bowie preparando una nueva gira... todo falso. A pesar de que en alguna ocasión su esposa Iman confirmase que seguía escribiendo canciones de forma esporádica, sus más allegados (o los que decían serlo) afirmaban rotundamente que la música se había terminado para el artista. Que había tenido bastante con un susto como el que pasó y que no se planteaba ni por asomo volver a grabar. Desde aquel momento, sus apariciones fueron puntuales y normalmente se limitaban a cantar algún tema a dúo con otro artista en algún concierto. Poco más. El amago de fallo cardiaco transformó por completo a Bowie que comenzó a cuidarse como nunca antes lo había hecho: nada de tabaco, alimentación casi vegetariana y nada, absolutamente nada de trabajo.

Es estos años se ha podido leer de todo, desde que el viejo Ziggy Stardust tenía Alzheimer, que en realidad era Parkinson... hasta un grupo como The Flaming Lips editó un single junto con Neon Indian titulado: “Is David Bowie Dying?”. ¿Se muere Bowie? Afortunadamente no, aunque su retirada cobraba visos de oficialidad cuando en el verano de 2011, Paul Trynka, biógrafo “oficial” por decirlo de algún modo, del músico, afirmaba que “No hay que esperar ninguna música más por parte de Bowie. Sólo regresaría si tuviera algo realmente grande, algo capaz de conmocionar. Su vuelta sería un milagro”. Aunque no tardaba en añadir, sin mucha fe, todo sea dicho: “pero los milagros, a veces, suceden”.

Así estaban las cosas hasta que, por sorpresa, el 8 de enero de este mismo año, coincidiendo con el cumpleaños de Bowie aparece el single “Where Are We Now?” y se anuncia como el adelanto de todo un nuevo disco que llevará el título de “The Next Day”. Conmoción, sorpresa, incredulidad, nerviosismo... poned en la lista el sustantivo que más os encaje pero lo cierto es que la noticia pilló con el paso cambiado a toda la crítica musical que no tardó en reaccionar: Bowie volvía a las portadas de todos los medios de un modo que no habría conseguido la mas ambiciosa campaña publicitaria que se hubiera podido diseñar. Lo más curioso es que todo este efecto se pudo ir al traste si la gente hubiera prestado atención a un mensaje publicado por Robert Fripp en su diario online en octubre de 2011 en el que decía: “recién llegado de algunas aventuras saltando del coche al avión y de ahí al coche, dejándome caer por la casa de David Bowie que parece tener muchas ideas para un nuevo trabajo, aún secreto. Lo ha presentado de modo indirecto, para evitar que salte la liebre y creo que Eno está implicado... ¡y qué ideas!”. Comenta Tony Visconti, que fue una suerte que nadie prestase atención al comentario de Fripp puesto que fue el único de entre los que fueron invitados a participar en el disco que no guardó la confidencialidad requerida. Loo cierto es que la información es tan abundante en su blog que no nos extraña que ese comentario concreto pasase desapercibido en su momento.

Finalmente Fripp no intervino en el disco ni tampoco Brian Eno. Los músicos que participan en “The Next Day” son realmente variados y cambian de un tema a otro. La larga lista la integran Zachary Alford (batería y percusión), Sterling Campbell (batería y percusión), Gail Ann Dorsey (bajo, voces), Steve Elson (saxo barítono y clarinete), Henry Hey (piano), Gerry Leonard (guitarra, teclados), Tony Levin (bajo), Janice Pendarvis (voces), Earl Slick (guitarra), David Torn (guitarra) y el inseparable Tony Visconti haciendo un poco de todo. Bowie canta y toca guitarras, teclados y alguna percusión.

David Bowie, Marion Cotillard y Gary Oldman, protagonistas del video-clip más polémico del disco


“The Next Day” – Todo el disco tiene un aire de repaso de momentos y estilos que Bowie ha tocado en algún momento de su carrera. Según esta impresión, la canción que abre el trabajo nos recuerda a “Beauty and the Beast”, del disco “Heroes” al que el músico homenajea ya desde la portada del trabajo que no es más que la misma del mítico LP con el título tachado y un gran recuadro blanco tapando el rostro del cantante. El tema es un excelente comienzo lleno de energía que nos deja bien claro que el regreso de Bowie no es anecdótico.




“Dirty Boys” – Unos saxos sacados de una película de gangsters marcan el comienzo de la canción en un ácido diálogo con las guitarras. Cuando Bowie comienza a cantar, nos queda claro que es una canción suya ya que tiene su impronta en toda su duración. Tiene momentos que nos recuerdan a su “Fame”, que, curiosamente, fue cara B del maxi de “Beauty and the Beast” en su momento.

“The Stars (Are Out Tonight)” – Continuamos con otra canción inconfundible de Bowie en la que se le nota algo forzado en el aspecto vocal. El estribillo se hace demasiado largo en muchos momentos y se nota un intento por parte del guitarrista por sonar parecido a Fripp y eso no está al alcance de cualquiera.




“Love is Lost” – Una de las canciones más interesantes del disco, especialmente por los arreglos de órgano y la utilización de un ritmo obsesivo por parte de bajo, batería y guitarras. El nuevo Bowie se revela más agresivo y cortante que el último que habíamos escuchado diez años atrás pero da la talla con un gran tema.

“Where Are We Now?” – El que fue el gran adelanto del disco no daba muchas pistas sobre el trabajo en su conjunto. Se trata de una balada tremendamente melancólica en la que el músico canta con nostalgia sobre el Berlín que encontró en una reciente visita en comparación con el que conoció a mediados de los setenta. Una maravillosa canción que relaciona también el disco, de modo indirecto, con la trilogía berlinesa del músico y con “Heroes”.




“Valentine’s Day” – Quizá la gran sorpresa del disco, con un Bowie que recupera elementos del rock and roll primitivo en una canción tremendamente optimista y vital. Quizá hilemos muy fino en muchos momentos pero hay algo del viejo “Changes” del álbum “Hunky Dory” en la que podría estar entre nuestras tres o cuatro canciones favoritas del disco.

“If You Can See Me” – Llegamos a la canción más extraña del disco, con un comienzo que nos recuerda a Bono y sus U2, la entrada de la guitarra con un riff ominoso y la voz distorsionada de Bowie nos suenan de lo más vanguardista del disco. Siguiendo con las comparaciones con “Heroes”, el aire casi industrial de algunos momentos nos trae recuerdos de los instantes más experimentales de Brian Eno en aquel trabajo.

“I’d Rather Be High” – Como en casi todas las piezas del disco, Bowie no se anda con rodeos y empieza con un riff muy directo y pegadizo que nos lleva directamente a la entrada del músico, de nuevo, con la voz ligeramente distorsionada, algo que ocurre en varias ocasiones a lo largo del trabajo. Los coros finales suenan casi a un homenaje a los Beatles.

“Boss of Me” – Firmada a dúo con el guitarrista Gerry Leonard, es, quizá, la canción más floja del trabajo a pesar del gran trabajo de Tony Levin al bajo, lo más rescatable del tema.

“Dancing Out in Space” – Otra canción optimista de ritmo alegre que recupera al Bowie rockero que tantas grandes canciones ha dado sin necesidad de artificios de ninguna clase. Quizá por ello nos sobren algunas guitarras y efectos “marcianos” que abundan en la canción, heredera de “Suffraguette City” (del “Ziggy Stardust”).

“How Does the Grass Grow?” – Bowie convierte aquí un riff del “Apache” de los Shadows en un estribillo coral para hacer otra gran canción. Jerry Lordan, autor de la melodía citada, aparece acreditado pero también encontramos guiños a alguna otra composición ajena y es que creemos escuchar algunas notas parecidas a la ya clásica base rítmica del “Billy Jean” de Michael Jackson.

“(You Will) Set the World on Fire” – Comienza el tema con un potente riff de guitarra que nos recuerda (permítasenos la broma) al inicio de cualquier capítulo de la serie televisiva de los 90, “Beverly Hills 90210”. Al margen de esto, la canción nos permite disfrutar una vez más de un Bowie en forma, como jamás creímos que volveríamos a escuchar.

“You Feel So Lonely You Could Die” – Acercandonos al final del disco, encontramos otra balada maravillosa con un aire retro como sacada de los años dorados del rock’n’roll, cuando todavía éramos inocentes e ingenuos. Los arreglos son perfectos y todos los músicos están perfectos. Destacamos los coros cuya aportación sirve para justificar media canción.

“Heat” – Si los primeros cortes del disco tenían algo que nos remitía a esa obra maestra que fue “Heroes”, el que pone fin al trabajo, nos refuerza en esa percepción con paisajes inquietantes que podrían estar sacados de “Neuköln” y también del “Warszawa” de “Low”. Un cierre magnífico para un regreso muy por encima de cualquier expectativa razonable dadas las circunstancias.


David Bowie ha sido muy grande. Tanto que se nos ocurren muy pocos nombres que, en solitario, hayan alcanzado una trascendencia tal en el mundo del rock y el pop. Cada disco suyo era un paso adelante que hacía sonar a sus contemporáneos como las noticias de ayer. Cuando dejó de ser vanguardia y referencia, se amoldó a lo más avanzado del momento (pensamos en sus devaneos junto a Trent Reznor) pero siempre con dignidad, algo cada vez mas escaso entre sus colegas de generación. Es por eso que le podemos perdonar un disco tan auto referencial como “The Next Day” (por eso y porque, qué demonios, es un gran disco). Si las declaraciones de Tony Visconti son ciertas, tenemos que mirar este trabajo como un punto de partida y no como un colofón a una carrera ya que, según el más antiguo colaborador de David, éste tiene escritas canciones de sobra para seguir publicando discos con cierta regularidad aunque los conciertos y las giras siguen vedados para el viejo Ziggy. La repercusión del disco en sí ha sido menor que la propia noticia de su publicación pero eso tiene mucho que ver con la mencionada grandeza del personaje: no importa si lo que publica es bueno o malo, la noticia es que lo publique. Si queréis disfrutar del regreso de Bowie, podéis comprar el disco en los siguientes enlaces:

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