Un lugar donde hablar de música y compartir opiniones con el único ánimo de ampliar gustos musicales y, acaso, descubrir nuevos artistas al eventual lector.
Mostrando entradas con la etiqueta Andrew Fletcher. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Andrew Fletcher. Mostrar todas las entradas
domingo, 2 de septiembre de 2018
Depeche Mode - Music for the Masses (1987)
A mediados de los ochenta, muchas bandas se encontraron en una encrucijada. Los sonidos electrónicos del synth-pop que habían triunfado en los años previos, dejaban de llamar la atención como antes y buena parte de los grupos que abanderaron el movimiento iban desapareciendo de las listas o, directamente, disolviéndose. En la segunda mitad de la década, pocas de las bandas que estuvieron ahí desde el comienzo permanecían en primera linea y, pese a la aparición del alguna de nuevo cuño como los Pet Shop Boys, todo apuntaba a un rápido declinar del género.
Uno de los dinosaurios que contemplaba la caída del meteorito era la banda inglesa Depeche Mode. Su trayectoria había sido ascendente, es cierto, pero siempre a lomos de una popularidad asociada a todo el movimiento en sí. Sin ese impulso para mantenerlos ahí, no estaba nada claro el futuro de la formación. Sorprendentemente, cuando todo parecía apuntar en la dirección contraria, en 1987 grabaron el disco que lo cambió todo. El trabajo que convertiría a una banda más o menos popular en Europa en un tanque que llenaría estadios por todo el mundo incluyendo el siempre complicado mercado de los Estados Unidos. ¿Cómo se llegó a eso? Pues con una afortunadísima combinación de talento, elección de temas y sonidos y con un disco impresionante que supuso un salto evolutivo inmenso en la trayectoria del grupo. Los sintetizadores y las cajas de ritmos seguían siendo parte fundamental de lo que sonaba en el disco pero se redujo drásticamente el uso de “samples” y efectos similares ganando peso las guitarras de Martin Gore hasta crear un sonido diferente y con una personalidad nueva. Quizá el entorno adecuado para que las letras de la banda, mucho más serias y trascendentes de habitual en el pop electrónico, sonasen convincentes.
En cuanto a la trastienda del disco, la principal novedad es que Daniel Miller, fundador de Mute Records y productor habitual del grupo se alejó de las sesiones de grabación para tratar de eliminar ciertas fricciones que habían surgido entre ellos en los últimos tiempos. En su lugar se buscó a un productor de moda como era Dave Bascombe, ingeniero de sonido en el “Songs from the Big Chair” de Tears for Fears o en “So” de Peter Gabriel. Su toque fue la guinda que contribuyó a cambiar definitivamente la marca sonora de Depeche Mode pero también las ganas de probar algo nuevo del resto de la banda, especialmente de Alan Wilder quien estaba ya un poco cansado del sonido industrial de trabajos anteriores: “Creo que ya habíamos alcanzado y superado nuestra cuota de sonidos metálicos. No hay tantas formas de golpear un tubo con un martillo”, afirmaba entonces Wilder. A fe nuestra que lo consiguieron.
“Never Let Me Down Again” - El comienzo del trabajo es tremendo: un breve riff de guitarra seguido de una percusión abrumadora y la irrupción de los sintetizadores. Una ola de fuerza llena de agresividad no exenta de atractivos pasajes electrónicos y melodías de teclado indiscutibles combinadas con motivos llenos de épica y unos excelentes coros en la parte final a cargo de Martin Gore. Un verdadero cañonazo que deja al oyente completamente desarmado de cara a lo que vendría después.
“The Things You Said” - El segundo tema comienza con una maravillosa secuencia electrónica sobre un ritmo constante que va viendo cómo se añaden nuevas lineas de sintetizador continuamente. La voz principal es en este caso la de Gore quedando Gahan para los coros en una combinación exquisita.
“Strangelove” - Continúa el disco con uno de los “riffs” de teclado más conocidos de la banda y que retoma en cierto modo la tradición de discos anteriores, más centrados en este tipo de motivos. El sencillo ritmo al estilo de bandas como Kraftwerk ayudaba a crear esta impresión. Con todo, es otra de las grandes canciones del disco y un fijo en el repertorio de la banda en directo.
“Sacred” - Algo más oscuro es el comienzo de “Sacred” con un ambiente muy extraño en el que irrumpe la voz de Gahan para dar paso a un ritmo contagioso que nos acompañará hasta el final del tema. La variedad de timbres y sonidos utilizados por la banda en todo el disco se pone de manifiesto aquí aunque lo comedido de la producción evita que nos saturen consiguiendo otra canción redonda.
“Little 15” - Uno de los temas más curiosos es esta balada construida sobre una melodía repetitiva a base de “samples” de cuerda y con un interesante tono clasicista, reforzado por la melodía central de piano a cargo de Gore. Más “samples”, ahora vocales, aparecen en la segunda mitad de una canción extraordinaria y muy alejada del tono general del disco. Una de nuestras debilidades sin duda alguna.
“Behind the Wheel” - La segunda cara del disco se abría con otro de esos himnos electrónicos que adornan la carrera de Depeche Mode. En este caso es un poderoso tema a base de secuencias y programaciones que se convirtió en la apertura perfecta de los conciertos de la gira del disco.
“I Want You Now” - Más “samples”, en este caso de respiraciones y jadeos se combinan para formar la base rítmica de una balada clásica de Martin Gore. Es un tema muy llamativo que anticipa en cierto modo los experimentos con el “gospel” que la banda afrontaría más adelante en discos como “Songs of Faith and Devotion” pero que aquí suenan aún poco pulidos.
“To Have and to Hold” - Quizá la única canción prescindible del disco, en el sentido de que no aporta nada especialmente memorable más allá de una percusión muy poderosa. Su corta duración y su estructura repetitiva tampoco ayudan a que cale excesivamente en el oyente.
“Nothing” - No ocurre lo mismo con el siguiente corte en el que las secuencias electrónicas vuelven a ser protagonistas en el inicio construyendo una estructura muy sólida que más tarde dejará desarrollarse uno de los estribillos mejor construidos de todo el trabajo. Otro clásico.
“Pimpf” - Cierra el disco un instrumental minimalista que comienza con una breve melodía de piano que se repite una y otra vez y que se convierte en un auténtico “in crescendo” electrónico, coros apocalípticos incluidos. Un final extrañísimo para un disco magistral que trae además una sorpresa en forma de tema oculto, segundos después de su aparente conclusión.
El título del disco, “música para las masas”, respondía a la encrucijada de la que hablábamos al comienzo. Con el pop electrónico perdiendo presencia en las radios, Depeche Mode sabían que se jugaban mucho con este trabajo. Todo el mundo les animaba a hacer música más comercial para poder sobrevivir y ellos se lo tomaban a broma y, de hecho, escogieron el nombre del trabajo como un chiste porque no pensaban que un disco como este pudiera ser un éxito popular de ningún modo. Irónicamente, no sólo fue así sino que les convirtió precisamente en aquello de lo que se reían: en un grupo de música para las masas que se embarcó en una extensa gira con conciertos en Europa (incluyendo países del este), Japón y Norteamérica y que culminó en el Rose Bowl de Pasadena ante más de 60.000 personas.
“Music for the Masses” fue un disco excepcional y sólo la aparición de “Violator” un poco después impide que le consideremos como el mejor de la banda. Fue también gracias a este trabajo que Depeche Mode escapó del destino de la mayor parte de las bandas de su generación, declinantes en la segunda mitad de los ochenta, para convertirse en una de las grandes referencias de la música a partir de ese momento y una de las pocas cuya influencia llega hasta nuestros días.
Os dejamos con el videoclip de "Behind the Wheel", con un audio notablemente diferente al del disco:
sábado, 8 de abril de 2017
Depeche Mode - Spirit (2017)
Después de varios discos en los que nos parecía que Depeche Mode habían entrado en un declive, quizá irreversible, la noticia de la publicación de un nuevo trabajo de estudio de la banda nos dejó fríos. La noticia de que el productor del mismo iba a ser James Ford en lugar de Ben Hillier podía parecer esperanzadora pero no lo suficiente como para animarnos y conseguir que estuviéramos más pendientes del nuevo disco. Tanto es así, que nos dimos de bruces con el primer single del mismo, de forma inesperada a través de las recomendaciones de youtube. La audición del mismo fue de lo más decepcionante. Ya fuera por la desgana con que la afrontamos o por las escasas expectativas que teníamos, lo cierto es que ni siquiera dejamos que la canción terminase antes de darle al “stop”.
“Where's the Revolution” nos sonó tan convencional, tan parecida a tantas canciones de la propia banda de los últimos años que nos olvidamos de ella casi de inmediato y nuestro interés por el trabajo completo desapareció. Ya con el disco publicado y en uno de esos ratos muertos en los que sabes que no te va a dar tiempo de hacer algo que tienes pendiente pero, aún así, tienes algo de tiempo para rellenar, nos dio por poner de fondo algunos cortes del disco casi como puro muzak, por si acaso nos estuviéramos perdiendo algo.
Será cosa de estados de ánimo o por cualquier otro motivo que se nos escapa pero el caso es que en esa escucha distraída algo nos llamó la atención y decidimos darle una audición algo más atenta y en profundidad al disco. Y aquí estamos, dispuestos a comentar un disco que ni siquiera pensábamos escuchar completo en su momento.
Como comentamos antes, el grupo buscaba un cambio en su sonido y por ello dejaron de contar con Ben Hillier como productor tras tres discos trabajando juntos. El primero de ellos supuso una cierta revitalización del sonido de Depeche Mode que volvieron a alcanzar un nivel cercano al de sus mejores momentos en canciones determinadas. Sin embargo, los dos siguientes trabajos con Hillier bajaron mucho el listón lo que hizo que la banda buscase savia nueva y la encontró en James Ford, miembro de Simian Mobile Disco y The Last Shadow Puppets además de productor de un buen número de artistas emergentes en los últimos años. Su presencia despertó algunas dudas porque no es lo mismo producir a los Artic Monkeys, con todos los respetos, que a una banda de la historia y trayectoria de Depeche Mode. Escuchando el resultado, creemos que todas las dudas quedan despejadas. La relación de fuerzas en la banda seguía siendo la habitual con Martin Gore como compositor principal y Dave Gahan aportando alguna canción, invirtiéndose los papeles a la hora de cantar. Otra novedad la encontramos en los textos, más combativos de lo habitual en el terreno político en muchas de las canciones.
“Going Backwards” - Lo cierto es que el disco comienza muy bien, con un aire entre fronterizo y decadente, marcado por una percusión continua y un piano que ejecuta unos acordes que le dan al tema un tono de banda sonora muy apropiado, por ejemplo, para la primera temporada de “True Detective”. La parte vocal de Gahan no se sale de lo habitual en él, especialmente en los últimos discos de Depeche Mode pero los coros de Martin Gore nos transportan a los mejores momentos del grupo, recordando mucho a los de discos como “Violator”. Por todo ello canción es una de nuestras favoritas, no sólo del disco sino de los últimos años de la banda.
“Where's the Revolution” - El siguiente tema nos recibe con sutiles toques electrónicos más pulidos que los de trabajos anteriores aunque enseguida se “ensucian” al llegar el estribillo con esos sonidos turbios hacia los que giró la banda en los últimos años. Es esa continuidad sin llegar a ninguna parte la que nos decepcionó en la primera escucha de una canción que ha ido ganando en sucesivas audiciones del disco. No llega a ser un clásico pero no está mal del todo.
“The Worst Crime” - El siguiente tema es una balada crepuscular que empieza muy bien con un delicado arreglo de guitarra apenas acompañada de unos teclados nada intrusivos. Gahan la interpreta con convicción con esa voz que año a año se le va rompiendo y que terminará por convertirle en un cantante muy diferente al que era antes en poco tiempo. Una buena canción, con todo.
“Scum” - Algo más afilado es el siguiente corte, con ritmos electrónicos muy incisivos, voces procesadas y una agresividad muy bien lograda. La producción es brillante en algunos momentos y nos acerca a los Depeche Mode de antaño aunque falta algo de gancho en la composición. Sin embargo, como amantes de los sonidos electrónicos que somos, encontramos muchos motivos para el disfrute en esta pieza.
“You Move” - Más aún encontramos en la siguiente, llena de guiños a Kraftwerk que comienzan en la linea de bajo del tema, se prolongan por la que acompaña al estribillo y se hacen evidentes en el “riff” principal. Desde el primer momento fue la canción que más nos sorprendió de todo el disco y sigue siendo nuestra preferida tras varias escuchas.
“Cover Me” - Nueva balada de buena factura en la que los teclados sustituyen a la guitarra a la hora de aportar el toque melancólico en la primera parte. En la segunda escuchamos algunos ritmos sintéticos que vienen muy bien para resaltar lo que no es más que la repetición de las melodías anteriores. De nuevo es la producción uno de los puntos fuertes de un tema que encontramos muy inspirado. La larga coda final basada en una secuencia electrónica de corte clásico es extraordinaria y cierra el tema en lo más alto.
“Eternal” - Llegamos a una clásica balada de las que Martin Gore suele reservarse en los discos para llevar la voz cantante. El texto es emotivo como casi siempre en estos casos y los arreglos electrónicos llegan a ser agobiantes por la continua adición de capas de sintetizadores analógicos en bruto pero funcionan bien.
“Poison Heart” - Mucho menos nos gusta el siguiente corte escrito por Gahan y que se desmarca por completo del estilo del disco hasta este momento. Es una canción sin demasiada trascendencia que remonta algo en el estribillo pero que termina por quedar algo desdibujada.
“So Much Love” - El rápido ritmo inicial nos arrastra desde el comienzo y no nos suelta ya en toda la pieza. Es un tema que sigue la linea de los últimos trabajos de la banda y que, por ello, nos resulta muy prescindible. No es que sea un mal tema (tampoco es ninguna maravilla) pero aporta muy poco en cualquier sentido. Seguro que es de las canciones que funciona bien en directo pero carece por completo de magia, en nuestra opinión.
“Poorman” - Retornamos a la senda más electrónica con una pieza introducida por una interesante secuencia en la linea de los mejores discos de la banda. Luego la cosa cambia con la adición de otro tipo de efectos (guitarras principalmente) y un tono de blues electrónico combativo en linea con la letra, muy política y crítica contra los crecientes beneficios de las grandes empresas que crecen paralelos al empobrecimiento de la población.
“No More (This is the Last Time)” - Seguimos con una canción que diríamos que se mantiene en la media de un trabajo que a estas alturas empieza a perder algo de fuelle. Los arreglos tienen un toque “ochentero” que aporta algo de frescura al tema pero no es suficiente.
“Fail” - Volvemos a escuchar a Martin Gore como cantante en un tema bastante convencional con el que se cierra el disco. Es un tiempo medio de los que abundan en la discografía del grupo. Los arreglos, especialmente los de percusión nos resultan algo discordantes con el resto de la canción pero a pesar de todo tiene algún buen momento.
Hace unos años, un nuevo disco de Depeche Mode era todo un acontecimiento. Hoy, como ocurre con la mayoría de artistas con contadas excepciones, pasa casi desapercibido. Sin estar, en general, a la altura de sus grandes clásicos, creemos que puede ser su mejor disco en un par de décadas, algo que no es poca cosa a estas alturas, tras unos últimos trabajos en linea descendente. El cambio de productor ha sido muy beneficioso para el sonido de la banda y eso siempre es importante en grupos en los que la electrónica tiene un peso fundamental a la hora de construir una identidad propia. Veremos qué ocurre a partir de ahora pero creemos que hay motivos para no perder del todo la fe en los de Basildon.
Como está de moda últimamente, la banda estrenó su disco con un concierto en Berlín del que os dejamos un extracto.
domingo, 12 de abril de 2015
Depeche Mode - Black Celebration (1986)
Los primeros ochenta fueron, entre
otras cosas, un hervidero de grupos que se apuntaron al tecno-pop por
muchas razones, las menores de las cuales no eran precisamente la
sencillez absoluta de las canciones y la extrema facilidad a la hora
de hacer una música atractiva sin apenas tener más que cuatro
nociones muy básicas y un flamante sintetizador.
Se suele decir que la llegada de la
electrónica “democratizó” la música pop facilitando el acceso
de muchos jóvenes a la grabación de sus canciones sin la necesidad
de ser virtuosos de ningún instrumento. El “punk” ya había
servido como forma de expresión para este tipo de aspirantes a
artistas y, de hecho, en la escena británica muchas de las primeras
bandas de pop electrónico procedían de ese ambiente. El movimiento
tuvo su momento de gloria y, ¿por qué no admitirlo? al margen de
consideraciones estéticas indumentarias y algunas actitudes que
bordeaban lo ridículo cuando no el sentimiento de vergüenza ajena,
de él surgieron algunas canciones que aún hoy suenan como
auténticos himnos generacionales. También algunas bandas llegaron a
completar discos notables pero esa fue la excepción. La mayoría de
los grupos surgidos en ese ambiente cayeron en el olvido poco tiempo
después y hoy apenas llegan a la categoría de mal recuerdo.
Hubo, sin embargo, y como termina por
ocurrir en toda corriente artística, algunos supervivientes que
supieron evolucionar para sobrevivir alcanzando el estatus de
estrellas del rock. Decimos “rock” en lugar de “pop” porque
en muchos casos esa evolución estética fue fundamental; ese matiz
fue decisivo para establecerse dentro del imaginario popular como una
banda importante. El ejemplo más evidente nos parece que es el de
Depeche Mode quienes supieron afrontar ese cambio oscureciendo su
música y sus textos, endureciendo su imagen y conservando en el
proceso a sus viejos fans sumando de paso muchos otros nuevos. El
disco clave en el que se inició esa transformación fue “Black
Celebration”.
Ningún cambio de este tipo sucede de
la noche a la mañana en una banda salvo en los casos en los que hay
un cambio de integrantes. En el caso de Depeche Mode, esto tuvo lugar
dos discos antes cuando Alan Wilder sustituía a Vince Clarke quien
optaría por continuar con la vía “fácil” del tecno-pop
inocente y juvenil con varias bandas de (fugaz) éxito. Con Wilder
comenzó el salto a la vida adulta de Depeche Mode sin renunciar al
éxito como atestiguaban canciones de la talla de “Everything
Counts” del disco “Construction Time Again” (1983) o “Master
and Servant” y “Blasphemous Rumours” de “Some Great Rewards”
(1984). En ellas se apuntaba una transición que tomaría forma
definitiva en “Black Celebration” y alcanzaría su máxima
expresión en el disco siguiente del que hablaremos en algún momento
aquí: “Music for the Masses”.
![]() |
Depeche Mode en 1986 |
“Black Celebration” - Se abre la
pieza con una reiterativa secuencia de aire industrial a la que se
suman una serie de acordes electrónicos antes de la primera
intervención vocal de Dave Gahan. Nuevas capas de sonidos sintéticos
se añaden a la mezcla hasta que aparece la base rítmica y
escuchamos por fin juntos todos los elementos de la canción. El
tratamiento de los “samples” propiciado por Wilder (se incorporan
en este discos instrumentos como el “Synclavier” que transforman
casi por completo el sonido del disco) es muy diferente al utilizado
por la banda hasta el momento y eso refuerza el giro hacia la
oscuridad del disco.
“Fly on the Windscreen (final)” - Entre el anterior LP y este, apareció un single con dos cortes nuevos. La cara A era “It's Called a Heart” y la B la ocupaba una primera versión de esta pieza que era la favorita de los miembros que siempre la quisieron como tema principal aunque la discográfica no opinaba igual. Quizá por ello, decidieron incorporarla en una versión revisada a “Black Celebration”. En la canción escuchamos elementos de “hip hop”, un enfoque industrial de las percusiones y un magnífico uso del sampler, así como excelentes juegos de voces y coros a cargo de Martin Gore, autor, por otra parte, de todas las canciones del disco.
“A Question of Lust” - Gore toma la
voz cantante, nunca mejor dicho, en esta balada que pronto se
convirtió en un clásico del grupo, presente en su repertorio en
directo desde entonces. Lo cierto es que se trata de una magnífica
canción con un estribillo inolvidable y una serie de melodías de
sintetizador en su segmento final deudoras de los mejores años de la
“new wave” pero que no caen en lo “naïf”.
“Sometimes” - Una de las grandes
rarezas del disco. Es un tema casi exclusivamente vocal (aunque suena
un teclado, podría no hacerlo y apenas cambiaría nada. Las voces
aparecen dobladas en diversas capas que se mezclan creando
contrapuntos y juegos armónicos muy particulares. En cierto modo,
anticipa los guiños hacia el “gospel” de la banda en discos muy
posteriores (no olvidemos que Fletcher y Gore se convirtieron al
catolicismo en su juventud y llegaron a ejercer tareas de
adoctrinamiento puerta por puerta en un país como Inglaterra,
mayoritariamente protestante.
“It Doesn't Matter Two” - Una
magnífica mezcla de “samples” vocales formando un ritmo en lo
que es un clarísimo homenaje a Philip Glass (Wilder reconoció sin
problemas que en la época estaba obsesionado con discos como
“Koyaanisqatsi”) abre uno de los cortes más experimentales de
todo el disco. Una canción que coincide en título con otra de un
disco anterior pero que no guarda ningún tipo de relación con ella
al margen de ese (de ahí el añadido del “two”). La canción es
notable aunque, como ocurría con la anterior, demasiado breve para
alcanzar un mayor peso en el disco.
“A Question of Time” - Llegamos así a otro de los grandes “himnos” de la banda, una magnífica canción en la que vemos que el grupo ha dejado atrás el pop entregándose por completo al rock con sintetizadores. No es necesario un gran esfuerzo para reemplazar mentalmente cada pista electrónica del tema por otra equivalente de guitarra eléctrica, bajo o batería para encontrarnos en presencia de un poderoso tema digno de las más potentes bandas de rock de los ochenta.
“Stripped” - Quizá la canción
mejor construida de todo el trabajo. A partir de un ritmo mecánico
de fondo van añadiéndose nuevos elementos en forma de secuencias
rítmicas, percusiones robustas (de nuevo de influencia industrial) y
efectos sonoros sobre los que crece un tema explícito que, a cada
nuevo compás, despliega nuevos sonidos, culminando en un
espectacular “lead” que ejecuta una melodía épica que
multiplica la intensidad de la canción, imprescindible como la
anterior en los directos de la banda desde entonces.
“Here is the House” - Aún quedaban trazas del estilo anterior de Depeche Mode y estas se revelan de forma clara en esta canción tecno-pop sin complejos. Podría haber aparecido en cualquiera de los discos anteriores y definitivamente, no termina de encajar del todo bien en este trabajo, salvo como recordatorio del lugar del que procede la banda.
“World Full of Nothing” - Nueva
balada cantada por Martin Gore. Uno de los temas más oscuros y
apesadumbrados del disco, con un aire casi fúnebre en muchos
momentos. La estructura es muy simple y el uso de los sintetizadores
es propio de la etapa anterior de la banda, con melodías muy
sencillas y repetitivas.
“Dressed in Black” - Nadie
mencionaría a Depeche Mode en una lista de grupos “góticos”
pero composiciones como esta podrían formar parte de cualquier
antología del género, tanto por temática como por estética
musical, con una cuerdas ciertamente tétricas y una linea de bajo
que refuerza ese mismo efecto. Los fantasmagóricos coros de Gore
repitiendo “Oh... dressed in black again” una y otra vez.
“New Dress” - Una vuelta al pop de
sus comienzos, quizá algo más sofisticada en una canción crítica
con la prensa británica de la época (el título es una referencia a
la banalidad de buena parte de la misma y el estribillo repite con
voz sintética “Princess Di is wearing a new dress”. No era muy
habitual en la banda una letra con cierto trasfondo político aunque
tampoco la canción tuvo mayor trascendencia.
Existen ediciones en CD en las que el
“tracklist” original del disco se ve incrementado en tres cortes
más añadiéndose los cortes “Breathing in Fumes”, “But Not
Tonight (extended mix)” y “Black Day” como es el caso de la que
nosotros poseemos pero ninguno de los temas aparece acreditado en el
libreto ni en el “artwork” del disco. Las más recientes
reediciones no los incluyen como tampoco lo hacía el LP original por
lo que hemos optado por no incluirlas en el comentario del disco.
Con “Black Celebration”, Depeche
Mode inauguran un nuevo camino que les iba a permitir pasar a la
categoría de “banda de estadios”, algo que jamás habrían
conseguido de haber seguido haciendo “pop” electrónico. Quizá
también aseguró la supervivencia de la banda que se libró así de
unirse al largo grupo de bandas de tecno-pop de los ochenta que hoy
apenas vemos en recopilatorios destinados a los nostálgicos. Aunque
sólo fuera por eso, ya merecería nuestra atención y su
recomendación a los lectores del blog. Contiene además un puñado
de buenas canciones que se cuentan entre las mejores de la banda por
lo que no creemos que nadie se arrepienta de la adquisición del
disco. Al margen de gustos personales, Depeche Mode son ya una de esas bandas que merecen una escucha incluso por parte de oyentes cuyos gustos no se mueven en los terrenos de la música electrónica más popular.
Nos despedimos con "A Question of Time" en directo:
miércoles, 3 de julio de 2013
Depeche Mode - Delta Machine (2013)
¿Es justo pedirle a una banda que mantenga el nivel más alto
treinta años después de que comenzaran su carrera? Seguramente no. Es
importante tener esto en mente a la hora de hablar del último disco de Depeche
Mode. Habría muchos matices que hacer y no es menor el hecho de que, realmente,
tampoco el grupo es ahora el mismo que comenzó a publicar discos allá por 1982
aunque los tres miembros actuales ya estuvieran presentes en aquel disco de
debut y hayan permanecido en la banda de modo ininterrumpido hasta hoy. No
creemos que haya mucha discusión acerca del hecho de que la etapa dorada de la
banda fue aquella en la que fueron un cuarteto con la presencia de Alan Wilder
(siempre habrá algún admirador de Vince Clarke que discrepe con nosotros pero
serán los menos) y no es descabellado afirmar que, desde su salida, la obra de
Depeche Mode ha bajado unos cuantos escalones en cuanto a calidad.
El realidad, la banda prácticamente desapareció en 1995 con
el abandono de Wilder y los graves problemas de Gahan con las drogas y sólo el
empeño de Gore (y un programa de rehabilitación al que fue obligado el
vocalista por un tribunal) consiguió mantener unido al trío que quedaba.
Fletcher, como siempre, estaba ahí aunque, como ocurría con el personaje de
Chandler Bing en la serie “Friends”, nadie sabe muy bien a qué se dedicaba.
Grabaron “Ultra”, disco que fue un éxito a pesar de no ir acompañado de gira
alguna y, años más tarde, “Exciter” tras el que la actividad de la banda volvió
a parecerse a la de un grupo normal.
“Delta Machine” ha sido considerado como la tercera parte de
una trilogía que se inició justo tras “Exciter” y que contó en todos los casos
con la producción de Ben Hillier. Además, cuenta con la participación en las
mezclas de un viejo colaborador como Flood. Con sólo tres excepciones, todos los
temas son obra de Martin Gore. Aunque el resultado final tiene mucho trabajo de estudio, la intención de la banda era grabar los temas a la vieja usanza, con todos los músicos tocando y en una única toma. Ese trabajo más "artesanal" sí que se nota en la producción final, más visceral y orgánica, más cercana al rock de toda la vida que a la supuestamente aséptica música electrónica.
“Welcome to My World” – Se abren las hostilidades con
profundos sonidos electrónicos procedentes de sintetizadores analógicos,
crudos, sin depurar, bastos en suma sobre los que aparece la voz de Dave Gahan
un punto más desgarrada de lo habitual. Un breve apunte rítmico sirve para
introducir las cuerdas y los coros y para llegar de su mano a la parte central,
con secuencias y efectos electrónicos clásicos. Un buen tema para abrir el disco
con cierto regusto a discos anteriores de la banda como “Songs of Faith and
Devotion”
“Angel” – De nuevo los sucios sonidos analógicos nos dan la
bienvenida al corte, un blues electrónico a ritmo lento con la impronta de
Depeche Mode bien presente. La base rítmica da la impresión de ir a su aire en
algunos momentos pero el efecto que provoca es muy interesante.
“Heaven” – Un ritmo monótono como de antigua caja de ritmo
abre la siguiente canción hasta que suenan los primeros acordes que se nos
antojan una versión ralentizada de los del célebre “Seven Seconds” de Neneh
Cherry. Se unen a los ya habituales sintetizadores guitarras distorsionadas y
efectos que le dan a la pieza un toque “vintage” muy atractivo. Destacan
además, las magníficas segundas voces a cargo de un Martin Gore cada vez más
inspirado en esa faceta.
“Secret to the End” – La electrónica secuencial tiene su momento en el disco especialmente en el comienzo de este corte, lleno de fuerza aportada, precisamente, por los sonidos analógicos del comienzo. A partir de ahí el grupo vuelve a explotar la conjunción de las voces de Gahan y Gore en un estribillo dialogado realmente bien construido. Probablemente sea esta una de las mejores canciones de todo el disco. Es interesante señalar que la canción está escrita por Dave Gahan (a duo con Kurt Uenala) quien no suele firmar los mejores temas de los discos de Depeche Mode siendo este Delta Machine el primero en que, a nuestro juicio, se rompe esa regla.
“My Little Universe” – Como si quisieran rendir un pequeño
homenaje a las inocentes cajas de ritmos de los años en los que comenzaron en
esto de la música, escuchamos en el comienzo ese tipo de efectos aunque
enseguida comprobamos que la canción transita por otros derroteros. Quizá sea
la más austera en términos sonoros de todo el trabajo ya que apenas hay un
ritmo constante y unos efectos muy limitados que ejercen como apoyo a las
voces. Hacia el final, la paleta sonora se enriquece algo más con guiños a la
electrónica cosmico-planeadora de los setenta en un tramo instrumental muy
curioso.
“Slow” – Si el título del disco, “Delta Machine”, parecía
sugerir para algunos un acercamiento al “blues”, precisamente, del delta del
Mississippi, los primeros acordes de este corte confirman plenamente esa
suposición y es que, a pesar de su envoltura electrónica, Depeche Mode siempre
han tenido un trasfondo que abarca muchas más músicas y en este disco
aprovechan para profundizar en su relación con el “blues” consiguiendo un
resultado extraño pero atractivo en algunos momentos.
“Broken” – Cambiando completamente de registro respecto al
corte anterior, llegamos ahora a una canción de pop electrónico que, sin estar
del todo mal, no termina de encajar en el contexto del disco. Hecha esta
matización, no podemos negar que “Broken” es una canción que podría haber
formado parte de cualquiera de los discos más populares de la banda aunque
habría encajado mejor en “Playing the Angel”, por ejemplo, que en este “Delta
Machine. Es también la segunda canción de Gahan en el trabajo.
“The Child Inside” – Martin Gore toma las riendas ocupando
el puesto de vocalista en esta balada electrónica tan característica de su
repertorio, repleta de teclados etereos y sonidos ambientales a medio camino
entre el ambient de Brian Eno y las atmósferas mas oscuras de Tangerine Dream.
Otro de los puntos fuertes del disco aunque tenemos la impresión de que es el
clásico tema que pasa desapercibido durante mucho tiempo antes de que alguien
repare en él.
“Soft Touch / Raw Nerve” – Si los sintetizadores del
comienzo de la canción fueran guitarras, estaríamos, sin dudarlo, ante una
canción “punk”, tal es la energía y violencia de la descarga recibida.
Repuestos de la sorpresa inicial, sin embargo, constatamos que no hay mucho más
en una canción que, en una primera escucha puede resultar atractiva pero que se
revela vacía con las sucesivas audiciones aunque, ¿no es eso lo que ocurre
habitualmente con el punk?
“Should Be Higher” – Llegamos a otro de los grandes temas
del disco. Lo apreciamos ya desde el comienzo, mucho más elaborado que el de la
mayoría de las canciones que lo acompañan, con teclados construyendo una
atmósfera densa sólo rasgada por el ritmo electrónico que aparece a
continuación. La producción quizá es la más cuidada y, sobre todo, acertada, de
todo el disco, con un sonido equilibrado entre la deliberada suciedad de los
sintetizadores analógicos y la pulcritud de algunos “leads” escogidos para la
ocasión como el que aparece constantemente a lo largo de la canción acompañando
el estribillo y que es uno de los grandes aciertos. Un gran tema que nos acerca
a los Depeche Mode que todos admiramos en algún momento aunque también a los
trabajos de Dave Gahan en solitario y es que el vocalista es también el autor
de la canción.
“Alone” – Con el siguiente corte volvemos a la que es la
tónica general del disco en una canción cuyo sonido, a poco que hubiera sido
algo más depurado, nos habría deparado un resultado mucho más atractivo. Por lo
demás, es una canción construida con oficio, de esas que te dejan con la
impresión de que ha sido escrita casi sin esfuerzo por sus autores. A pesar de
ello, hacemos hincapié una vez más en la magnífica conjunción entre las voces
de Gahan y Gore, lo mejor de la pieza a nuestro juicio.
“Soothe My Soul” – Probablemente es este un tema construido
específicamente para servir de banderín de enganche para los fans, con una base
rítmica muy cercana a la de “Personal Jesus” y un estribillo agresivo y
pegadizo. A pesar de la evidente comercialidad y los interesantes arreglos, hay
algo de impostado que no nos acaba de dejar disfrutarlo como debería.
“Goodbye” – La despedida de disco es un tema más cuya introducción revela bien a las claras su herencia “blues”. Quizá sea la canción más intrascendente de toda la colección pero sirve para poner un colofón digno al trabajo.
El disco tuvo una acogida positiva aunque sin alcanzar en
ningún momento el reconocimiento de trabajos como “Music for the Masses” o
“Violator”. La opinión general, con la que podemos coincidir en buena parte, sitúa
“Delta Machine” por encima de su predecesor “Songs of the Universe”. Volviendo
a la cuestión con la que empezábamos la entrada, creemos que lo único que se le
puede exigir a una banda de la trayectoria de Depeche Mode en 2013 es que
respete su legado y que, si sienten la necesidad de grabar un nuevo disco, éste
sea digno de su nombre. Si nos olvidamos por un momento de los mejores discos
de la banda y contextualizamos este trabajo en el momento actual, es muy
posible que lo disfrutemos más que comparándolo con los de otras épocas ante
los que, por fuerza, va a salir derrotado con estrépito. Nosotros hemos optado
por ese tipo de acercamiento y así conseguimos pasar buenos momentos con la
escucha de “Delta Machine”. De otro modo, no aconsejamos especialmente su
audición. Confesamos también que este punto de vista no ha sido intencionado: en las primera audiciones del disco, cuando apareció en las tiendas, no nos entusiasmó lo más mínimo; sin embargo, cuando lo escuchamos más recientemente pensando en esta entrada, nuestra percepción cambió bastante. Por ello sugerimos darle más de una oportunidad. Puede haber sorpresas.
Como siempre, os facilitamos un par de enlaces en los que
adquirir el trabajo que, como es habitual en estos tiempos, cuenta con una
edición normal y otra ampliada con varios temas más. Nosotros nos hemos
centrado en el disco en sí, sin prestar atención a los extras.
amazon.es
fnac.es
Os dejamos con una actuación del grupo en el programa de David Letterman:amazon.es
fnac.es
viernes, 10 de febrero de 2012
Depeche Mode - 101 (1989)
"101" era el número de la habitación en la que se encontraba "lo peor del mundo" en la novela "1984" de George Orwell. En ella, los prisioneros se enfrentaban a aquello que más temían como forma de tortura. "101" era el número también del último concierto de la gira "Tour of the Masses" de Depeche Mode en el Rose Bowl de Pasadena, California, recinto con capacidad para cerca de 70.000 espectadores que no se utilizaba para grandes conciertos desde los años 70. No sabemos si esta especie de pánico escénico ante un concierto que muchos auguraban que se celebraría con un estadio medio vacío tuvo algo que ver con la temida habitación "101" del clásico literarario, aunque no parece tener relación alguna.
A finales de la década de los ochenta, el estado de las cosas en el mundo del pop era más bien confuso. Los géneros que habían dominado la música popular en los años más recientes, lease tecno pop, heavy metal, disco, funk, etc. no parecían dar más de sí, especialmente para las grandes bandas. Con la perspectiva del tiempo, parece claro que, con algunas excepciones, aquella fue una década de solistas. No hay más que echar un vistazo a las listas de ventas para encontrar nombres como los de Madonna, Michael Jackson, Whitney Houston, Cincy Lauper, Lionel Richie, George Michael, Bruce Springsteen o Prince. No parece que fuera una gran época para las bandas con contadas excepciones como Dire Straits, algunos representantes del último coletazo del rock duro (Guns’n’Roses, Metallica…) y, por supuesto, U2.
En ese contexto, Depeche Mode, una banda de éxito hasta el momento pero que no parecía haber llegado a esos niveles, había publicado su último trabajo con un título que pretendía ser irónico y terminó por ser premonitorio: “Music for the Masses”. El disco, efectivamente, fue un gran éxito y llegó a donde nunca antes lo había hecho un disco de la banda convirtiendose en un anténtico hit en los Estados Unidos con lo que la proyección de Depeche Mode alcanzaba dimensiones planetarias.
Como consecuencia de lo narrado, la gira “Tour of the Masses” que, curiosamente, comenzó en Madrid, sumó hasta 37 fechas en territorio estadounidense. El concierto que cerró el tour, el que hacía el número 101, fue grabado y publicado posteriormente en video y como doble LP quedando como testimonio para la historia de lo mejor que Depeche Mode dejaron en directo a lo largo de su carrera y como un perfecto resúmen de sus discos anteriores. En un momento en que las bandas capaces de llenar estadios se contaban con los dedos de una mano, y sobraba alguno, los Gore, Wilder, Gahan y Fletcher se conviertieron en el único grupo electrónico que alcazó esa categoría, hasta el punto en que comenzaba a afirmarse que Depeche Mode había pasado de ser un grupo más de tecno-pop a ser considerados una banda de rock que usaba sintetizadores.
El grueso del repertorio de la gira pertenecía a los últimos tres discos de la banda, quedandose con apenas un puñado de canciones de los primeros, la tremendamente simple pero exitosa “Just Can’t Get Enough” escrita por Vince Clark para el disco de debut de la formación, “Speak and Spell” (1981), “Everything Counts” y “Pipeline” (ésta sólo en algunos conciertos) de “Construction Time Again” (1983). El segundo LP de la banda, “A Broken Frame” (1982) quedó sin representación alguna en la gira. En algunos conciertos, la banda incluyó un cover de la canción “Never Turn Your Back on Mother Earth” de The Sparks.
El doble LP que surgió de la gira y que convirtió a Depeche Mode en “La mayor banda enectrónica que el mundo ha conocido” según la revista “Q” se grabó, como ya indicamos anteriormente, en el Rose Bowl Stadium de Pasadena, California en el que fue el último concierto de la gira, el número 101, que fue el título con el que el disco pasó a la posteridad. La lista de temas que integraron la grabación fue la siguiente (entre paréntesis, el disco o single al que pertenece cada uno de ellos:
- Pimpf................................... (Music for the Masses)
- Behind the Wheel................. (Music for the Masses)
- Strangelove.......................... (Music for the Masses)
- Sacred................................. (Music for the Masses)
- Something to Do................... (Some Great Reward)
- Blasphemous Rumours.......... (Some Great Reward)
- Stripped............................... (Black Celebration)
- Somebody............................ (Some Great Reward)
- Things You Said................... (Music for the Masses)
- Black Celebration................. (Black Celebration)
- Shake the Disease................ (Shake the Disease, single)
- Nothing................................ (Music for the Masses)
- Pleasure Little Treasure......... (Never Let Me Down Again, single)
- People Are People................ (Some Great Reward)
- A Question of Time............... (Black Celebration)
- Never Let Me Down Again... (Music for the Masses)
- A Question of Lust................ (Black Celebration)
- Master and Servant............... (Some Great Reward)
- Just Can’t Get Enough........... (Speak and Spell)
- Everything Counts................. (Construction Time Again)
Hay un dato curioso y es que la idea inicial del concierto de Pasadena era la de grabar un documental acerca del día a día de una banda de rock durante una gira alejandose del típico video de concierto al uso. El lanzamiento del disco era algo secundario pero, como tantas veces ocurre, los fans reaccionaron de forma más entusiasta ante éste que ante la película, a pesar de la excelente factura de la misma y sin que esto signifique que el film tuviese una mala acogida, ni mucho menos.
Centrandonos en el disco, su mayor valor es la extraordinaria calidad de las versiones en él recogidas. Todas las canciones del trabajo sin excepción suenan mucho mejor que las originales grabadas en estudio, lo que se hace especialmente notorio en los temas procedentes de los primeros trabajos de la banda cuyo sonido original adolecía de fuerza de modo que las canciones se limitaban a un bonito ejercicio de tecno-pop falto de “punch”. El cambio que experimentan estas canciones en “101” las rescata en cierto modo del cajón de sastre en que se convirtió el pop electrónico de principios de los ochenta, del que poco material sustancioso quedó para la posteridad. El valor doble de "101" permite considerarlo como una magnífica versión del grupo en directo, con las mejores versiones de sus temas y, por otro lado, tomarlo como una excelente recopilación de la trayectoria de la banda en sus primeros discos siendo tan válido para los aficionados al grupo como para aquellos que aún no conocen a Depeche Mode y buscan una buena introducción a la banda.
La formación de Depeche Mode para la grabación la integraban, Dave Gahan (voz), Martin Gore (sintetizadores, voces, percusiones, guitarra), Alan Wilder (sintetizadores, guitarra, voces) y Andy Fletcher (sintetizadores, percusión, voces).
La formación de Depeche Mode para la grabación la integraban, Dave Gahan (voz), Martin Gore (sintetizadores, voces, percusiones, guitarra), Alan Wilder (sintetizadores, guitarra, voces) y Andy Fletcher (sintetizadores, percusión, voces).
Podeis acceder a varios clips de video del concierto en el siguiente enlace a la página oficial de la banda:
depechemode.com
Para haceros con el doble CD, os dejamos un par de sitios:
amazon.es
fnac.es
sábado, 13 de agosto de 2011
Depeche Mode - Violator (1990)
En 1989, Depeche Mode parecían estar en la cumbre de su carrera. Habían publicado dos años antes su "Music for the Masses", un espectacular disco de pop electrónico con una gran aceptación y el disco en directo que surge de la gira correspondiente, titulado "101", que supuso otro éxito de ventas sensacional.
Se diría que en aquel momento, cualquier nuevo trabajo que publicase la banda, no podría estar a la altura de estos antecedentes. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. Martin Gore se sacó de la chistera una colección de canciones magníficas. Además, lejos de acomodarse, la banda quería seguir evolucionando en su sonido. Para ello, contactaron con Francois Kevorkian. En un documental sobre el disco, uno de los miembros de la banda comenta que habían quedado muy impresionados por el sonido del disco "Electric Cafe" publicado por Kraftwerk en 1986 y llamaron a Kevorkian, quien había trabajado en dicho trabajo de los alemanes para decirle: "queremos que nuestro próximo disco suene así".
Anécdotas aparte, "Violator" es considerado por la mayor parte de los fans de la banda como su mejor trabajo. Se trata de una colección de nueve temas realmente magníficos. Hasta cuatro de ellos se extrajeron como singles: "Personal Jesus", "Enjoy the Silence", "Policy of Truth" y "World in My Eyes" pero las cinco canciones restantes no les van a la zaga. El sonido del album es realmente magnífico, con claras influencias de Kraftwerk en muchos momentos pero sin llegar a ocultar el talento de una banda en estado de gracia. Con muchos momentos inspirados en la Escuela de Berlín como la introducción de "Waiting for the Night", que podría firmarla el mejor Klaus Schulze e incluso detalles que nos recuerdan a Pink Floyd como el comienzo de "Clean". No queremos que se entiendan estos comentarios como un menosprecio al trabajo de Depeche Mode en este disco sino todo lo contrario ya que todo el trabajo tiene una personalidad propia inconfundible. En pocos casos encontramos un aprovechamiento tan sutil de otras influencias para crear un trabajo distinto y que hoy podemos afirmar que es por derecho uno de los 5 o 6 discos más importantes, no sólo de su género sino de la música de los años ochenta y noventa.
Si aún no habeis tenido la ocasión de disfrutar de este trabajo, preparaos para disfrutar de una de las obras maestras de la música electrónica que, en nuestra opinión, trasciende las etiquetas del tecno-pop, synth-pop o cualquier otra que le queramos poner. Contribuye a esta opinión el hecho de que artistas tan distintos como Johnny Cash, Marilyn Manson, Hilary Duff, Keane, The Cure o Tori Amos por poner sólo unos ejemplos, han realizado en algún momento sus propias versiones de alguno de los temas de "Violator".
Para comprar el disco teneis varias alternativas. Os dejamos un par de ellas aquí:
fnac.es
play.com
Para alejarnos de los temas más conocidos del disco, os dejamos un video con "Clean":
domingo, 12 de junio de 2011
Depeche Mode - Sounds of the Universe (2009)
Introducimos hoy una nueva banda en La Voz de los Vientos cambiando radicalmente el tono de los últimos días. Hablamos de un grupo que ya se mueve en la categoría de clásico tras más de 30 años (quién lo diría...) de trayectoria. Depeche Mode comenzaron haciendo un tecno-pop más bien facilón como el que se estilaba en los primeros 80's donde eran una banda más entre unas cuantas destinadas a ser olvidadas en poco tiempo. Afortunadamente, no siguieron ese camino que sepultó a la mayoría de sus compañeros de generación y hoy son de los pocos supervivientes de aquellos años que aún siguen en la brecha y nos han dejado un buen número de discos interesantes en el camino como el clásico del género "Violator" que algún día aparecerá por aquí.
Sin embargo, nos queremos centrar hoy en el que, hasta ahora es el último trabajo de estudio de la banda, titulado "Sounds of the Universe" y aparecido hace un par de años. Como sucede en todos los discos del grupo desde la partida de Alan Wilder, la mayoría de las canciones corren por cuenta de Martin Gore, con tres aportaciones del frontman David Gahan. Andrew Fletcher, quien completa la formación, no aporta ninguna composición.
Lo más interesante de este disco es la utilización de sintetizadores analógicos primitivos en busca de un sonido mucho más crudo y sucio que en los discos precedentes, como el pulcro "Playing the Angel". Esta es una tendencia que se ha venido repitiendo en los últimos años en general en las músicas elaboradas con sintetizadores y permite apreciar matices casi desterrados desde la irrupción hace tres décadas del sonido digital. En cierto sentido, esta "moda" sería el equivalente en lo electrónico a los discos "unplugged" tan de moda años atrás en el mundillo del rock y el pop abanderado por la MTV.
No busqueis en este disco los himnos pop que abundaban en los primeros trabajos de la banda ni tampoco los brillantes singles tarareados una y otra vez porque no abundan, aunque canciones como "Peace" podrían haber formado parte sin problemas de cualquiera de los LPs clásicos de Depeche Mode. Tendremos tiempo en un futuro de abordar esos trabajos del grupo que, posiblemente, habrían sido una elección mucho más lógica para presentar a la banda. Creemos, sin embargo, que puede ser muy interesante en este caso comenzar por lo más reciente para ir entrando en mayores profundidades, si toca, más adelante. De momento, si os interesa este disco, lo podeis adquirir en su versión simple aquí:
fnac.es
amazon.fr
Y disfrutar del magnífico video de "Wrong", que es toda una pequeña película comprimida en unos pocos minutos:
Suscribirse a:
Entradas (Atom)